'Masterchef': pseudociencia y publicidad encubierta en la televisi¨®n p¨²blica
El concurso de TVE vuelve a las andadas haciendo promoci¨®n de unos batidos con propiedades milagrosas. Llueve sobre mojado: el programa ya hab¨ªa defendido en el pasado disparates como la dieta macrobi¨®tica.
Cuando Masterchef lleg¨® a Espa?a hace ya casi una d¨¦cada, ya se intu¨ªa que iba a ser un programa de esos que pegan fuerte. Corr¨ªa el a?o 2013 y la cocina estaba m¨¢s de moda que nunca; si a eso le sumamos un formato din¨¢mico, una producci¨®n muy cuidada, un plat¨® enorme, grabaciones en exteriores y un equipo de cuatro presentadores famosos, era de esperar que se convirtiera en lo que es hoy: uno de los programas m¨¢s vistos de la televisi¨®n. A lo largo de todo este tiempo el programa ha dado mucho que hablar, pero no precisamente por la cocina, sino porque se ha visto envuelto en varias pol¨¦micas, debidas a temas muy diversos (baste recordar el ya m¨ªtico ¡°le¨®n come gamba¡±, entre tantos otros relacionados con el trato del jurado a los aspirantes). La m¨¢s reciente tiene un poco de todo.
Pong¨¢monos en situaci¨®n: hablamos del programa n¨²mero siete de la temporada seis. En un determinado momento, uno de los presentadores, Pepe Rodr¨ªguez, anuncia la entrada de una chica llamada Amelicious, que fue concursante en una de las ediciones anteriores. Concretamente dice de ella que ¡°ha sabido combinar sus conocimientos de nutrici¨®n con la gastronom¨ªa y ahora tambi¨¦n con la belleza¡±. La protagonista entra en escena y se presenta mientras muestra un producto de su creaci¨®n y comenta sus caracter¨ªsticas. Se trata de unas cajas con botellas que contienen pur¨¦s y cremas de diferentes colores. La escena dura apenas un minuto; pero vaya minuto: en ese breve espacio de tiempo suelta un discurso que no tiene desperdicio y a todas luces parece publicidad mal encubierta al estilo El show de Truman. Pero vayamos por partes.
Haz publicidad, pero que parezca un accidente
La ya famosa escena sorprendi¨® a muchas de las personas que ve¨ªan el programa, ya que se supone que no est¨¢ permitido emitir publicidad en Televisi¨®n Espa?ola (TVE). Desde hace m¨¢s de diez a?os, solo se permiten determinados patrocinios o promociones, regulados por la Ley de Financiaci¨®n de TVE, y nunca de forma encubierta: es decir, si hace publicidad, debe indicarse claramente (por ejemplo, con un r¨®tulo).
Al final lo que ocurre en muchos programas es que una buena parte de la publicidad que se hace trata de justificarse bajo el comod¨ªn de ¡°patrocinio cultural¡±, y otra se realiza de forma encubierta. No es algo puntual: RTVE ha sido sancionada por estos motivos en repetidas ocasiones por la Comisi¨®n Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Sin ir m¨¢s lejos, en 2019 fue condenada a pagar casi 730.0000 euros por realizar publicidad encubierta de forma reiterada en programas como Operaci¨®n Triunfo y -sorpresa- Masterchef.
Erre que erre con la macrobi¨®tica
En ese minuto de gloria, la exconcursante suelta tantas perlas que podr¨ªamos hacernos un collar: para empezar, presenta sus productos como ¡°unas cremas macrobi¨®ticas¡±, lo cual ya deber¨ªa encender nuestras alarmas porque la macrobi¨®tica es una supercher¨ªa sin fundamento alguno que puede poner en riesgo la salud. Que s¨ª, que suena muy bien lo que cuentan, en plan rollo milenario oriental, super sano, depurativo, natural, super arm¨®nico y todas esas cosas. A primera vista puede parecer una buena dieta porque entre sus propuestas se encuentra la de evitar productos insanos como los embutidos, y aumentar el consumo de vegetales saludables como cereales integrales y hortalizas. Pero si rascamos un poco, nos daremos cuenta de que hace aguas.
Para empezar, se basa en una serie de disparates sin fundamento inventados por un se?or japon¨¦s all¨¢ por la d¨¦cada de 1960 (de milenaria, nada de nada). Concretamente se centra en la idea de clasificar los alimentos por su ¡°energ¨ªa interior¡±, seg¨²n los principios del tao¨ªsmo, que establece ¡°la existencia de dos fuerzas, una pasiva y otra activa, que aparentemente son opuestas, pero que se complementan entre s¨ª: el yin y el yang¡±. En otras palabras, cuando la macrobi¨®tica entra en casa, el pensamiento racional salta por la ventana.
No es la primera vez que se da cabida a la dieta macrobi¨®tica en Masterchef. En su edici¨®n de 2015 uno de los programas se grab¨® en un ¡®centro de bienestar¡¯ de Alicante; aunque en realidad lo presentaron como un wellness center, que suena m¨¢s cool. All¨ª se anim¨® a los concursantes a preparar un men¨² basado en la dieta macrobi¨®tica, mientras el vicepresidente del centro contaba que no utilizaban l¨¢cteos -algo que no est¨¢ ni mal, ni bien, ni lo contrario, pero si est¨¢ motivado por la superstici¨®n, entonces ya no-, y lo que es m¨¢s sorprendente a¨²n, que procuraban evitar el tomate ¡°porque si se toma en exceso puede perjudicar las articulaciones¡±. T¨®cate los pies.
En otro momento del programa, los concursantes acud¨ªan a una especie de academia macrobi¨®tica, donde una chica les contaba que unos alimentos eran ¡°yin¡± y otros eran ¡°yang¡±, entre otra serie de pinceladas m¨¢s propias de la escuela de Magia y Hechicer¨ªa de Harry Potter. Ya en aquel momento esos mensajes fueron criticados por una de las concursantes, Lidia Folgar -que es dietista-nutricionista de las de verdad-, y afirm¨® que ¡°clasificar los alimentos como yin o como yang se aleja totalmente de la evidencia cient¨ªfica y de cualquier fundamento s¨®lido¡±. Parece que estas sensatas declaraciones -y muchas otras de las que hizo durante su participaci¨®n en el concurso-, no le sirvieron de mucho; no solo porque fue expulsada posteriormente sin motivo aparente, sino porque Masterchef sigui¨® coqueteando con tan magufa dieta.
M¨¢s all¨¢ de la carencia de fundamento, lo verdaderamente preocupante de esta dieta es que puede representar un grave riesgo para la salud (hay que aclarar que eso de la ¡®dieta macrobi¨®tica¡¯ no est¨¢ bien definido ni categorizado, as¨ª que cada vendehumos la promociona a su estilo). Pero en su versi¨®n original propone 10 niveles, en cada uno de los cuales hay que eliminar un grupo de alimentos, de modo que en el nivel superior solamente se puede comer arroz integral. Obviamente esto implica importantes restricciones nutricionales que pueden llegar a resultar fatales; de hecho se han registrado varios fallecimientos asociados a ella. Afortunadamente la mayor¨ªa de las personas no llega tan lejos, pero en cualquier caso, este tipo de dieta supone una amenaza para la salud, entre otras cosas porque favorece el d¨¦ficit de algunos nutrientes -especialmente vitamina B12, prote¨ªnas y calcio- y la deshidrataci¨®n.
Adem¨¢s, a la hora de promocionarla se le suelen atribuir propiedades curativas; as¨ª que muchas personas con enfermedades graves como el c¨¢ncer se aferran a ella como a un clavo ardiendo mientras los desaprensivos de turno sacan tajada. Es lo que le ocurri¨® por ejemplo a Steve Jobs, con fatales consecuencias, como ya sabemos.
M¨¢s madera
Otra de las maravillas que nos cuenta la exconcursante de Masterchef a la hora de presentar su producto es que est¨¢ formado por cinco botellas de cremas, que ¡°representan las cinco comidas del d¨ªa¡±. Seg¨²n ella ¡°solo comes eso en todo el d¨ªa¡± y es como un ¡°batch cooking saludable¡±. Si nuestras alarmas no se encendieron con lo de la macrobi¨®tica, esta es otra ocasi¨®n para que lo hagan. Lo de proponer zumos, cremas, batidos, pur¨¦s o lo-que-sea, como sustituto de una alimentaci¨®n normal, formada por alimentos de los que tenemos que masticar y esas cosas, deber¨ªa hacernos sospechar.
A menos que padezcamos un problema espec¨ªfico, como un periodo postoperatorio o similar, ning¨²n profesional que se precie nos har¨¢ una recomendaci¨®n parecida (y en caso de hacerlo ser¨¢ personalizada y supervisada). Y no solo por las implicaciones para la salud que puede tener, ya que sin masticaci¨®n nos saciamos menos y metabolizamos los alimentos m¨¢s r¨¢pidamente, lo que puede favorecer el sobrepeso y la obesidad, entre otras cosas. Tambi¨¦n porque est¨¢ prohibido por la legislaci¨®n, que no permite la promoci¨®n del consumo de alimentos con el fin de sustituir el r¨¦gimen de alimentaci¨®n o nutrici¨®n comunes.
Tambi¨¦n deber¨ªa llamarnos la atenci¨®n otro de los productos que promociona, llamado ¡®fat for fuel¡¯, ¡°indicado para deportistas¡±, ¡°alto en prote¨ªnas y grasas saludables¡± y con ¡°cero hidratos de carbono¡±. S¨ª, los deportistas necesitan una dieta espec¨ªfica pero personalizada, adaptada tanto a sus caracter¨ªsticas, como a la actividad que desarrollan -no es lo mismo correr una marat¨®n que practicar tiro con arco- y, dicho sea de paso, es muy probable que esa dieta requiera una alta proporci¨®n de hidratos de carbono.
Bonitos palabros
La cosa no queda ah¨ª: como toda buena receta m¨¢gica, esta tambi¨¦n viene acompa?ada de palabras rimbombantes y superchulis. Nos dice la exconcursante que estas cremas son ¡®antiaging¡¯, ¡®antienvejecimiento¡¯ -por si alguien no lo ha entendido- y que tienen propiedades drenantes y antiinflamatorias. ?Qui¨¦n no las comprar¨ªa? ?P¨®ngame diez! Lamentablemente, la cosa no funciona as¨ª: en realidad se trata de afirmaciones sin fundamento y que adem¨¢s est¨¢n prohibidas. Para hacer este tipo de declaraciones de salud acerca de un alimento, deben haber sido aprobadas previamente por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), y deben existir evidencias cient¨ªficas suficientes que lo justifiquen (no es el caso).
Tampoco se pueden hacer declaraciones de salud gen¨¦ricas, como cuando dice que esas cremas ¡°son saludables y tienen muchas propiedades¡±, sino que deben estar justificadas y referirse a aspectos concretos. Pero aqu¨ª lo ¨²nico que importa es vender, lo que se adivina cuando habla de uno de sus productos, elaborado a partir de caldo de huesos ¡°que ahora est¨¢ muy de moda¡±. ?Una dietista-nutricionista vendiendo caldo de huesos porque ¡°est¨¢ de moda¡±, como si fuera un complemento? Chirr¨ªa un poco, ?no?
Si nos damos una vuelta por su p¨¢gina web no solo veremos muchas m¨¢s barbaridades alegales relacionadas con las declaraciones de salud, sino que adem¨¢s podremos conocer los precios que tienen estos productos, que son de todo menos baratos. Por ejemplo, el pack de cinco botellas ¡®sustitutivos de comidas¡¯ cuesta 53 euros y recomienda tomarlo de uno a nueve d¨ªas -??nueve d¨ªas a base de cremas?!-, as¨ª que si optamos por la opci¨®n m¨¢s prolongada en el tiempo gastaremos 477 euros. Aunque la palma se la lleva el caldo de huesos y verduras, que cuesta 22 euros el litro; obviamente cada uno gasta su dinero en lo que quiere, pero ese precio por un caldo de huesos no tiene demasiado sentido.
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad
Como dec¨ªa Super Rat¨®n hace mil a?os, ¡°no se vayan todav¨ªa, que a¨²n hay m¨¢s¡±. Lo m¨¢s sangrante del caso es que la chica se presenta como farmac¨¦utica y nutricionista, lo cual es verdaderamente chocante; no solo por las patadas que le da a la ciencia en tan solo un minuto, sino porque adem¨¢s la legislaci¨®n proh¨ªbe expresamente que los profesionales sanitarios hagan este tipo de declaraciones, promocionando alimentos sustitutivos de comidas, atribuy¨¦ndoles supuestas propiedades y que en definitiva se sugiera un aval sanitario o cient¨ªfico en la promoci¨®n o publicidad de alimentos.
Por resumir un poco todo esto, lo que hemos visto en el ¨²ltimo programa de Masterchef parece, siempre presuntamente aunque de manera flagrante, una promoci¨®n encubierta de productos poco o nada recomendables para un consumo habitual, basados en una pseudociencia y cuya promoci¨®n incumple varios requisitos recogidos en la legislaci¨®n. Todo ello con el presunto aval de una profesional sanitaria, cosa que tampoco se puede hacer (?he dicho ya que todo esto es una presunci¨®n?).
Lo m¨¢s triste de todo es que esto se hace desde un programa emitido en la televisi¨®n p¨²blica, la que pagamos todos con nuestros impuestos, y a la que ya han impuesto sanciones por cosas como estas (sanciones que tambi¨¦n pagamos todos con nuestros impuestos). Es una pena, porque Masterchef podr¨ªa ser un buen concurso de cocina y cumplir las funciones que se supone que debe cumplir un medio de comunicaci¨®n p¨²blico; ya sabes: eso de formar, informar y entretener. Desgraciadamente parece m¨¢s bien un reality con pinceladas pseudocient¨ªficas y de teletienda, donde adem¨¢s el trato a los concursantes deja a veces mucho que desear y humillaciones y coacciones est¨¢n a la orden del d¨ªa. Todo muy alejado de la televisi¨®n p¨²blica de calidad que merecemos, donde se respeten -entre otras cosas-, el rigor, la legislaci¨®n y la ¨¦tica. Queremos Masterchef, no Masterchof.
Miguel ?ngel Lurue?a es doctor en Ciencia y Tecnolog¨ªa de los Alimentos, responsable del blog Gominolas de Petr¨®leo y autor de libro 'Que no te l¨ªen con la comida'.
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