Usar servilletas de tela a diario y otros fallos de higiene alimentaria que cometemos sin saberlo
Chupar la cuchara con la que cocinas, meter en el salero la mano con la que has tocado carne o comer todos del mismo plato: esta es la lista negra de pr¨¢cticas caseras tan insalubres como frecuentes
Durante lo peor de la pandemia del Covid-19 todo el mundo desarroll¨® un sentido ar¨¢cnido para detectar pr¨¢cticas de manipulaci¨®n de alimentos poco higi¨¦nicas con las que nos arriesg¨¢bamos a que los virus ajenos llegasen a nosotros. Ejemplos extremos como ¡°limpiar¡± la mesa del bar con la fregona -prometo firmemente que vi las im¨¢genes- ya cantaban mucho antes de esta crisis sanitaria mundial, pero durante unos meses fuimos capaces de identificar errores sutiles, de ver claramente que los pinchos sin proteger en la barra del bar y el trapo de cocina para todo uso eran un poco guarretes.
Superada la crisis, nuestras buenas pr¨¢cticas higi¨¦nicas y la capacidad de detectar imprudencias han quedado en el mismo sitio que la promesa de que los sanitarios iban a tener condiciones laborales dignas: todo al cubo de la basura. Por muy pulcro que creas que eres en la cocina, no me juego nada si apuesto a que alguna de las siguientes gorrinadas forman parte de tu d¨ªa a d¨ªa. No me digas que siempre lo has hecho as¨ª y no pasa nada, porque seguramente no sea verdad -un saludito de esas molestias estomacales; por no llamarlas de otra manera, que no sabes c¨®mo llegaron- y, en todo caso, sigue siendo una asquerosidad.
La cuchara chupada y otras guarrer¨ªas en la cocina
Como toda tecn¨®loga de alimentos, tengo un desfibrilador en casa para que me reanimen cada vez que veo en vivo o en pantalla que quien cocina prueba el guiso con el cuchar¨®n de madera y lo vuelve a meter con un gesto de asentimiento y satisfacci¨®n. ?Por qu¨¦ no escup¨ªs en la olla, que le da m¨¢s sustancia? Hay poco que decir de esta repugnante costumbre extendida universalmente y contra la que he entregado mis armas. No se va a solucionar, soy consciente. Cualquiera que se plante frente a una cazuela va a perpetuar la guarrer¨ªa como si fuese inherente al propio acto de cocinar, una tradici¨®n arraigada en nuestros genes o yo que s¨¦: seguid haci¨¦ndolo; pero lo sabemos, y lo sufrimos.
La cosa no queda ah¨ª. Porque igual me vas a venir con que lavas todos los alimentos bajo el grifo un rato largo y que est¨¢s todo el d¨ªa fregando cacharros y que eso te da la medalla a la asepsia. Pues te garantizo que no pasar¨ªas nuestro an¨¢lisis con visi¨®n l¨¢ser, porque somos un radar de detectar malas pr¨¢cticas higi¨¦nicas. Yo s¨¦, y t¨² sabes, que cuando pones el alimento que sea debajo del grifo -ojito, que ya te hemos contado que algunos como la carne no deben lavarse- no miras lo que hay alrededor.
Tampoco cuando friegas el mont¨®n de sartenes y platos que sobresalen por encima de la pila. Ah¨ª est¨¢s, salpicando con agua, jab¨®n y restos de comida todo lo que haya alrededor. Que puede ser un plato en el que luego vas a comer o la ensalada que ya tienes preparada. Que s¨ª, que tu cocina es peque?a, pero organ¨ªzate un poco y quita al menos los alimentos que tienes cerca para no comer huevos fritos con reducci¨®n de Fairy.
Si despu¨¦s de disponer los filetes de lo que sea sobre un plato o una tabla; preferimos pensar que no lo hac¨¦is en la encimera, para sazonarlos, metes la misma mano en el salero -el grande de la cocina, habitualmente de madera, que a veces pasa de generaci¨®n en generaci¨®n y tal y como se vac¨ªa, se llena- recuerda que parte de lo que tienes pegado se quedar¨¢ a vivir all¨ª. Si lavarte las manos te da tanta pereza que te da igual lo que pueda proliferar en algo que usas a diario, simplemente recuerda que posiblemente tienes dos, a derecha e izquierda: usa una para tocar los alimentos crudos y mant¨¦n la otra limpia para sazonarlos.
En la mesa: servilletas y manteles dudosos
No est¨¢s en Downton Abbey ni en un desayuno propagand¨ªstico del ?bex 35, as¨ª que deja las servilletas de tela para las ocasiones especiales. Puede que sean m¨¢s sostenibles -entiendo que el coste medioambiental del lavado es menor que el de las de papel de usar y tirar, aunque habr¨ªa que verlo-, pero estoy segura de que puedes hacer otras cosas para reducir el impacto de tu alimentaci¨®n sin caer en la guarrez (?qu¨¦ tal comer menos carne?).
Si llevar pa?uelos de tela llenos de mocos y usarlos hasta que se sostienen de pie es evidentemente un asco, no entiendo por qu¨¦ parece una idea fant¨¢stica usar servilletas de tela en las que vas acumulando restos de saliva, comida y grasa d¨ªa tras d¨ªa. Eso, contando con que vivas solo o tengas servilleteros para identificar las de cada comensal de la casa: si no es as¨ª, disfruta de la suciedad ajena. Servilletas de tela, en Navidad o si quieres impresionar en tu cumple, y a la lavadora en cuanto se vaya el ¨²ltimo invitado. Tela con la tela: doy por hecho que lavas los manteles peri¨®dicamente (aunque solo sea porque no hay manera de disimular las manchas).
?Qu¨¦ pasa con la tela de la panera? Eso, en el mejor de los casos, porque hay paneras sin tela, de materiales que no pueden limpiarse como el mimbre, que llevan acumulando mierda desde 1975 (ni te cuento si en lugar de verlas por casa est¨¢n en un restaurante). Pero volvamos a las paneras decentes, a las que tienen su forrito de tela con lacitos todas monas: esa tela se mancha, se llena de polvo, microorganismos y suciedad en general. Lo mismo se puede decir de las bolsas para el pan, si es que las usas: acu¨¦rdate de ellas de vez en cuando y ¨¦chalas a la lavadora. O, mejor, busca una panera que se pueda limpiar con un trapo y esfuerzo que te ahorras (para que no digas que te amargo la vida).
Compartir (pero no demasiado) platos y salsas
Hay un t¨¦rmino medio entre estar en la recepci¨®n del Embajador y estar abandonado en el monte en unas jornadas de supervivencia de El Yunque. Vale que estamos en familia -o no- y hay platos comunitarios, como las ensaladas, pero no hay necesidad de que todo Zeus meta su tenedor chupado para pillar verde. Se arregla poniendo cubiertos para servir: nadie los chupa -espero- y la lechuga viaja as¨¦pticamente hasta tu plato, donde ya puedes hacer con ella lo que te plazca.
El punto anterior se aplica corregido y aumentado a las salseras -si eres fino y las usas- o al bote de mayonesa o salsa de tomate que pones directamente sobre la mesa (si la vida no te da para delicadezas). ?No metas tu cucharilla, tenedor o cuchara directamente! No solo llevar¨¢ tus restos biol¨®gicos, es probable que tenga tambi¨¦n restos de otros alimentos que est¨¢s comiendo. El horror se multiplica si piensas que cuando acabes de comer, al contrario de lo que pasa con la ensalada, el bote no se habr¨¢ terminado, se cerrar¨¢ con su tapita e ir¨¢ al frigo -espero- con todos esos restos macerando a gusto en su interior. El pr¨®ximo d¨ªa que lo cojas, en tu ensaladilla tendr¨¢s saliva de tres personas distintas, quiz¨¢ alg¨²n tropez¨®n de tortilla de antes de ayer y los microorganismos asociados a esa combinaci¨®n: delicioso buqu¨¦.
Deja de usar el mismo utensilio para servir distintos platos; no cuesta nada, de verdad, solo tienes que fregar un cuchar¨®n m¨¢s. Dejando a un lado la contaminaci¨®n cruzada de manual que supone y, por tanto, la seguridad alimentaria, es bastante desagradable por inesperado que alguien coma ¡°pan aromatizado al Cabrales¡± porque te cortes un trocito de pan con el mismo cuchillo con el que acabas de servirte el queso.
De estrangis: beber de la botella y comer del t¨¢per
Yo te entiendo: lo que m¨¢s apetece cuando subes de la piscina o llegas a casa despu¨¦s de hacer deporte con este calor es agarrarte a la botella de dos litros de refresco o a la jarra de gazpacho y pegarle unos buenos lingotazos directamente. Si es que saben mucho mejor que en un vaso (contra toda l¨®gica, porque en ese formato ni se perciben los aromas que llegan v¨ªa nasal ni nada de nada, pero a nadie le importa la evidencia cient¨ªfica cuando tenemos probado en nuestras carnes que es as¨ª). Pero, de nuevo, es un poco cerdete dejar las babas en la botella comunal. Que somos familia, peores cosas hemos compartido y lo que quieras, pero es una cochinada. Lo mismo si llegas de fiesta a las cinco de la ma?ana y te pones tenedor en ristre a comer las sobras de lo que sea -si es que te da igual, adm¨ªtelo- directamente del t¨¢per y con la puerta del frigo abierta. Gracias por la saliva (y por dejarnos sin comida para ma?ana).
Guarradas permitidas
Para que no me odies much¨ªsimo m¨¢s, como guardiana de la moral higi¨¦nica te voy a decir algunas marranadas que puedes hacer tranquilamente y que cuentan con mis bendiciones. Uno de los problemas gord¨ªsimos de seguridad alimentaria es la contaminaci¨®n cruzada, que ya ha salido en este art¨ªculo y consiste en el paso de microorganismos de unos alimentos a otros bien porque contactan directamente -pones el tomate al lado del pollo crudo- o porque viajan con los utensilios con los que los manipulamos (cortas el tomate en la misma tabla que has cortado el pollo crudo).
Pues hay casos que estrictamente ser¨ªan contaminaci¨®n cruzada pero que no revisten ning¨²n riesgo ni desaprobaci¨®n social. Eso s¨ª, se tienen que dar dos condiciones para poder usar el mismo utensilio con distintos alimentos: que te los comas t¨² y solo t¨² y que lo hagas inmediatamente. ?Complicado? No, cotidiano m¨¢s bien. Por ejemplo, si en una comida pelas una pieza de fruta con el mismo cuchillo con el que has cortado el filete del segundo plato. O si usas el tenedor del pescado para comerte los trozos de mel¨®n cortados. Es m¨¢s, ni siquiera pondr¨ªa el grito en el cielo si te has quedado sin cucharillas y coges la que se us¨® para servir la mayonesa, la rechupeteas y a partir de ese momento la usas para comerte el yogur (sin que vuelva al bote de mayonesa, sobra decirlo).
Tampoco voy a fulminarte con mi mirada si no desinfectas absolutamente todos los vegetales que vayas a comerte con piel. Estrictamente hablando, deber¨ªamos hacerlo, pero es un sufrimiento que solo nos llevar¨ªa a comer menos frutas y verduras: me vale con que las laves bien, durante 20-30 segundos y solo con agua. Pero si el destinatario es una mujer embarazada o una persona de un grupo de riesgo -por ejemplo, pacientes inmunodeprimidos-, la desinfecci¨®n es obligatoria y va as¨ª: hay que lavar bien las frutas y verduras bajo el grifo, sumergirlas durante cinco minutos en agua con lej¨ªa apta para la desinfecci¨®n del agua de bebida -una cucharadita de lej¨ªa por cada tres litros de agua- y aclarar abundantemente de nuevo bajo el grifo.
Sigue a El Comidista en TikTok, Instagram, X, Facebook o Youtube.