Batido muy verde

Art¨ªculo publicado originalmente en la revista 'Tentaciones'.

Como voy de progre, tengo por costumbre no mostrar p¨²blicamente mis simpat¨ªas hacia normas que restrinjan la libertad de opini¨®n, de conducta o de vestimenta, y me revuelvo como un anarquista ante cualquier intento de penalizar las ofensas al decoro o a la religi¨®n. Sin embargo, una alcaldesa del PP va a lograr sacarme del armario del autoritarismo expresando mi apoyo a una de sus medidas: la de prohibir la exhibici¨®n en la v¨ªa p¨²blica de mu?ecas hinchables y diademas con penes en las despedidas de soltero.

Ha ocurrido en Moj¨¢car, localidad almeriense que con su ordenanza pone un m¨ªnimo coto a la deleznable pr¨¢ctica de montar romer¨ªas humillantes a los que se van a casar. En mis fantas¨ªas de d¨¦spota que ha sojuzgado a la humanidad y promulga leyes locas, uno de los primeros decretos suele ser el de Deportaci¨®n Instant¨¢nea a Gulag de los Participantes en Despedidas Callejeras. Imagino a los despidientes y al despedido despert¨¢ndose de resaca en Siberia y ri¨¦ndose por la haza?a, hasta que sus sonrisas quedan congeladas por la noticia de que se quedar¨¢n all¨ª para siempre.

Exagero, obviamente. Mientras no moleste, cada cual debe poder celebrar lo que le d¨¦ la gana y como le d¨¦ la gana, sin que carcamales moralistas como yo lo impidan. Pero no me dig¨¢is que este rito venido del infierno, con sus rid¨ªculos disfraces de flamenca, torero, vikingo o prostituta, no es grotesco, y pone en evidencia el lado m¨¢s ga?¨¢n del ser humano. En las despedidas no se dice adi¨®s a la solter¨ªa. Se dice adi¨®s a la dignidad.

Para asimilar la bilis segregada escribiendo estas l¨ªneas, y tambi¨¦n para aquellos que padezcan los efectos de un festejo prebodorrio, propongo un batido bien verde que sentar¨¢ las bases de la recuperaci¨®n.

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