Ensalada caprese con higos y lim¨®n

Querida Italia:

Lo sabemos. Sustituir los tomates de su emblem¨¢tica ensalada caprese es una ofensa, un sacrilegio, un pecado. Le pedimos disculpas de antemano. En nuestra defensa, diremos que no han sido reemplazados por cualquier ingrediente; por respetar la analog¨ªa crom¨¢tica que existe entre su bandera y el plato en cuesti¨®n, los hemos sustituido por higos, uno de los frutos con m¨¢s carga simb¨®lica de la historia.

En muchas culturas antiguas representaban la abundancia, la fertilidad y la fortuna. En la cultura hel¨¦nica, por ejemplo, eran sin¨®nimo de vigorosidad y honor. Cuando los atletas ol¨ªmpicos ganaban se les coronaba con hojas de higuera y se les premiaba con higos. Tampoco faltaban en los banquetes de Dioniso/Baco. En el Imperio Romano, igual que en las culturas mesopot¨¢micas, la higuera era el ¨¢rbol de la sabidur¨ªa. Seguro que recuerda c¨®mo R¨®mulo y Remo fueron amamantados por una loba bajo su sombra. La iluminaci¨®n espiritual que experiment¨® Buda tambi¨¦n sucedi¨® bajo una higuera y, seg¨²n la Biblia, fue el primer ¨¢rbol del Ed¨¦n. Sus hojas sirvieron para tapar las partes ¨ªntimas de Ad¨¢n y Eva.

Por cierto, ?qu¨¦ hubiera pasado si en vez de morder la manzana, hubieran mordido un higo? ?Vivir¨ªamos todos en el Ed¨¦n? ?Y qu¨¦ decir de las connotaciones sexuales del higo? Rescate el bodeg¨®n de Caravaggio Naturaleza muerta con canastilla de frutas, melones y calabazas sobre un plinto de piedra (1630), f¨ªjese bien d¨®nde apunta el tallo de la calabaza verde y saque sus propias conclusiones. Simbolog¨ªas aparte, muchos cient¨ªficos creen que plantar higueras masivamente podr¨ªa ser una de las soluciones para paliar con la desforestaci¨®n del planeta porque, ag¨¢rrese fuerte, se calcula que m¨¢s de 1.300 especies de aves y mam¨ªferos se alimentan de higos.

Asimismo, somos conscientes de que nuestros a?adidos a su caprese tradicional, el lim¨®n y las nueces, pueden hacer que el mism¨ªsimo rey italiano V¨ªctor Manuel II, padre de la patria, se revuelva en su tumba. Y Giuseppe Garibaldi, tambi¨¦n. Lejos de parecer unos irrespetuosos y con la intenci¨®n de evitar que la presente receta se convierta en un conflicto diplom¨¢tico insalvable, nos gustar¨ªa recalcar que ambas adiciones son perfectamente omisibles. Por favor, acepte nuestras m¨¢s sinceras y humildes disculpas.

Si haces esta receta, comparte el resultado en tus redes sociales con la etiqueta #RecetasComidista. Y si te sale mal, qu¨¦jate a la Defensora del Cocinero enviando un mail a defensoracomidista@gmail.com?