Las idas y venidas del cada vez m¨¢s impopular rey de Tailandia
El pol¨¦mico jefe de Estado reduce al m¨ªnimo su tiempo en el pa¨ªs mientras las protestas estudiantiles contra el gobierno toman las calles
M¨¢s que un monarca, Maha Vajiralongkorn parece el Guadiana. En una ¨¦poca de reyes en el extranjero, ninguno hay m¨¢s ducho en este arte que el tailand¨¦s, dispuesto a surcar los cielos para aparecer y desaparecer en suelo patrio ¨Cora celebraci¨®n mon¨¢rquica, ora rito budista¨C, dejando entre medias el tiempo m¨ªnimo para cumplir con el protocolo imprescindible antes de regresar a su har¨¦n en Alemania. Su r¨¦cord est¨¢ por debajo de las 24 horas. No en vano modific¨® la Constituci¨®n para poder residir fuera del pa¨ªs, pues quien fue coronado como Rama X solo se afana en el incordio de gobernar si es para hacerlo menos.
La ¨²ltima de sus visitas tuvo lugar la semana pasada, cuando se materializ¨® por sorpresa en Bangkok. Como acostumbra, el monarca dej¨® el hotel en Garmisch-Partenkirchen, al sur de Baviera, que reserva por entero desde hace meses para su s¨¦quito y se subi¨® a bordo de un avi¨®n. La nave hizo una primera parada en Z¨²rich, donde reside su esposa oficial, la reina Suthida, tambi¨¦n en un hotel. Entre las m¨¢s benignas de sus excentricidades se cuenta un particular estilo de la moda: im¨¢genes tomadas en el aeropuerto le muestran ataviado con lo que parece un top femenino de color rojo, una prenda que ha vestido en numerosas ocasiones.
Una vez aterrizado en la capital, presidi¨® la toma de posesi¨®n de seis nuevos miembros del Gabinete, entre ellos el ministro de Finanzas y el de Energ¨ªa, quienes llenar¨¢n el hueco dejado tras varias dimisiones en el seno del gobierno el mes pasado. El rey les extendi¨® su bendici¨®n, dese¨¢ndoles ¡°buena salud y sabidur¨ªa para tener la fortaleza de llevar a cabo sus labores de acuerdo a su juramento¡±. Vajiralongkorn tambi¨¦n aprovech¨® el viaje para visitar a Sirikit, la reina madre, quien el pasado jueves cumpli¨® 88 a?os, ingresada en el hospital del que entra y sale desde que en 2012 un infarto la incapacitara.
Sirikit siempre se erigi¨® en valedora de su primog¨¦nito frente a las muchas voces que contemplaban con preocupaci¨®n la posibilidad de que un hombre famoso por su vida disoluta llegara a sentarse en el trono. Como consecuencia, lleg¨® a encargarse personalmente de lavar su imagen organizado, por ejemplo, un viaje oficial a Estados Unidos en 2003. El cisma entre ambos lleg¨® en 2007, cuando sali¨® a la luz un v¨ªdeo dom¨¦stico en el que se ve¨ªa al por entonces pr¨ªncipe heredero celebrando el cumplea?os de su caniche, de nombre Mariscal Jefe del Aire Fuf¨², en compa?¨ªa de su tercera mujer, la princesa Srirasmi, quien iba ataviada con nada m¨¢s que un tanga en presencia del servicio.
Imaginativas protestas
Esta vuelta a casa llega en medio de unas protestas estudiantiles que han tomado las calles desde hace m¨¢s de tres semanas en varios puntos del pa¨ªs, exigiendo reformas legales que retiren poderes a los militares y a la Casa Real. El monarca llam¨® a mantener ¡°la paz y el orden¡± durante su intervenci¨®n frente al Gabinete, aunque no lleg¨® a hacer referencia expl¨ªcita a las movilizaciones.
La monarqu¨ªa, pilar de la arquitectura pol¨ªtica tailandesa, est¨¢ protegida por una ley de lesa majestad que castiga con cuantiosas multas y hasta 35 a?os de c¨¢rcel todo comentario negativo vertido sobre cualquier miembro de la familia real. Por ese motivo, los manifestantes han tenido que recurrir a la imaginaci¨®n para expresar su descontento con el rey. Uno de sus subterfugios ha consistido en organizar una marcha ambientada en los libros de Harry Potter, en la que Vajiralongkorn estaba representado por el malvado Voldemort, a quien los personajes del mundo de ficci¨®n se refieren como El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado para no pronunciar su nombre, empleado como alegor¨ªa de los l¨ªmites impuestos a la libertad de expresi¨®n.
El descontento social ha ido creciendo en Tailandia desde que en 2016 el monarca sucediera a su padre, el rey Bhumibol, quien siempre cont¨® con la veneraci¨®n generalizada de sus s¨²bditos. Durante estos ¨²ltimos a?os ha llevado a cabo pol¨¦micas decisiones que evidencian su falta de compromiso con el pa¨ªs y la instituci¨®n, como dejar de pagar impuestos por sus terrenos, poner bajo su control la Oficina de Propiedad Real o tomar la primera concubina oficial en casi un siglo para repudiarla meses despu¨¦s. A todo esto se a?ade la recesi¨®n econ¨®mica y el estado de emergencia a causa de la pandemia, lo que coloca al pa¨ªs en una situaci¨®n l¨ªmite a la que, quiz¨¢, Vajiralongkorn prestar¨¢ atenci¨®n desde su hotel alem¨¢n. Al fin y al cabo, para quien vive para los placeres m¨¢s que para el trono el mejor lugar para ser rey de Tailandia es cualquier otro sitio.
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