Los 20 a?os del ascenso al trono de los duques de Luxemburgo, de la discreci¨®n a la pol¨¦mica
Tras dos d¨¦cadas de normalidad, la imagen p¨²blica de Enrique y sobre todo de Mar¨ªa Teresa salt¨® por los aires con el escandaloso informe Waringo, que la acusaba de maltratar al personal de palacio y la apart¨® de su gesti¨®n
En sus 20 a?os de reinado, hito que ahora alcanzan, poco se ha hablado de los duques de Luxemburgo. Poco, hasta este a?o. Desde que el gran duque Juan abdic¨®, el 7 de octubre de 2000, y Enrique y Mar¨ªa Teresa se convirtieron en las cabezas visibles del pa¨ªs, la discreci¨®n y una aparente normalidad han sido la clave de la monarqu¨ªa luxemburguesa. Si aparec¨ªan en los medios era por su riqueza: su fortuna se calcula en 3.500 millones de euros, siendo los sextos soberanos m¨¢s ricos del mundo.
Desde que subieron al trono del pa¨ªs solo un peque?o esc¨¢ndalo les hab¨ªa salpicado. Fue en el a?o 2002, cuando se supo que la madre de Enrique, la gran duquesa em¨¦rita, Josefina Carlota, sol¨ªa tener palabras no precisamente buenas hacia su nuera, a la que se dirig¨ªa como ¡°la peque?a cubana¡±, por haber nacido en esta isla, o incluso ¡°la criolla¡±, descalific¨¢ndola por su falta de or¨ªgenes aristocr¨¢ticos. La filtraci¨®n lleg¨® precisamente de la mano de la propia Mar¨ªa Teresa Mestre, que inform¨® supuestamente de forma personal a algunos medios locales, que r¨¢pidamente filtraron el desencuentro entre ambas. Algo que se vio agravado tanto dentro como fuera de palacio por las supuestas infidelidades de Enrique.
Pero tras ese convulso 2002, todo parec¨ªa en calma para los grandes duques. Casados en 1981 y con cinco hijos, sus tranquilas aguas solo se hab¨ªan visto agitadas por el divorcio de su tercer hijo, Luis, de su esposa, la exsoldado Tessy Antony. Mientras tanto, se les ve¨ªa en bodas reales ¡ªpropias y ajenas¡ª, funerales y alg¨²n que otro viaje oficial. Poco m¨¢s. Hasta que un nombre hizo saltar todo por los aires: Waringo.
Arrancaba 2020 con lo que se presum¨ªa un buen a?o para la casa ducal. Tras siete a?os de matrimonio el heredero, Guillermo, y su esposa, Estefan¨ªa, esperaban el nacimiento de su primer hijo. Sin embargo, en enero se empezaba a barruntar el esc¨¢ndalo cuando se supo que el primer ministro, Xavier Bettel, le hab¨ªa encargado al jubilado exdirector de la Inspecci¨®n General de Finanzas, Jeannot Waringo, un informe sobre el funcionamiento de la monarqu¨ªa luxemburguesa, una radiograf¨ªa con multitud de fuentes que realiz¨® durante m¨¢s de seis meses para saber c¨®mo gastaban la asignaci¨®n de 11 millones de euros anuales y tambi¨¦n como era la relaci¨®n con su personal.
Incluso antes de publicarse, ya se intu¨ªa que la familia real no iba a quedar en buen lugar. Un semanario luxemburgu¨¦s hab¨ªa logrado filtraciones y detallaba que la gran duquesa Mar¨ªa Teresa era la que sal¨ªa peor parada, al ser retratada como autoritaria, dura, caprichosa y exigente. ¡°Ella toma las decisiones y Enrique dice que s¨ª a todo¡±, se le¨ªa en la publicaci¨®n. Al parecer, su car¨¢cter hab¨ªa hecho que una treintena de trabajadores de palacio se marcharan en los ¨²ltimos a?os y que llegaran a reclamar dinero a cambio de silencio.
Si los d¨ªas previos a la publicaci¨®n la tensi¨®n era alta, tanto como para que el gran duque pidiera que no se linchara p¨²blicamente a su mujer (¡°?Qu¨¦ sentido tiene atacar a una mujer? ?A una mujer que defiende a las dem¨¢s mujeres? ?A una mujer a quien ni siquiera le est¨¢ permitido defenderse?¡±, dijo), cuando se conoci¨® el informe todo salt¨® por los aires.
A lo largo de sus 44 p¨¢ginas, Jeannot Waringo no se andaba con rodeos. ¡°Desde los primeros d¨ªas de mi presencia en Palacio, he sentido una cierta ansiedad en los empleados, como el miedo a ser castigados o a perder su trabajo¡±, explicaba. ¡°Sent¨ª un cierto miedo a ser reprobado, sin que fuera necesario que los trabajadores me explicaran abiertamente sus sentimientos¡±. Seg¨²n su texto, entre 2014 y 2019 dejaron su puesto 51 trabajadores, m¨¢s all¨¢ de los que se jubilaron: 16 dimitieron, 11 fueron despedidos y a ocho se les rescindi¨® el contrato.
¡°Hay se?ales que no enga?an. Me he dado cuenta de que en las conversaciones entre colegas, la jovialidad y el humor son raros. Todos est¨¢n en guardia y miden muy bien sus palabras¡±, se?alaba Waringo. Adem¨¢s, afirmaba que las habladur¨ªas y las constantes cr¨ªticas minaban la moral de los casi 90 trabajadores de la casa: ¡°Un elemento central en la vida de una organizaci¨®n es sin duda la moral y la motivaci¨®n del personal, que causan un impacto inmediato sobre sus resultados y bienestar¡±. Adem¨¢s, el asesor gubernamental se?alaba directa y sutilmente a la gran duquesa del peque?o estado centroeuropeo, afirmando que su trabajo hab¨ªa sido obstaculizado al hacer una consulta sobre un trabajador de Mestre.
Las consecuencias fueron r¨¢pidas. El primer ministro Bettel anunci¨® una intensa reforma y modernizaci¨®n de la monarqu¨ªa, que fue investigada por malos tratos contra su personal, incluso de violencia f¨ªsica en algunos casos. Mestre era la primera y gran damnificada, su poder disminu¨ªa y era apartada de la toma de decisiones, quedando fuera de la administraci¨®n de la llamada Casa Gran Ducal, por lo que ya no puede gestionar el personal. De hecho, la Gran Duquesa ni siquiera aparece junto a su marido en el v¨ªdeo conmemorativo de sus 20 a?os de reinado. Por ahora, tendr¨¢ que seguir centr¨¢ndose en sus aficiones (la literatura, el esqu¨ª, el canto o la danza) y en sus tareas ben¨¦ficas con la Cruz Roja o la Unesco, tan publicitadas por la monarqu¨ªa del pa¨ªs. As¨ª como centrarse en ese nuevo nieto, el quinto, heredero de su heredero, que naci¨® en mayo para darles un poco de respiro en este agitado 2020.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.