Lola Herrera: ¡°Encaro mis 85 a?os intentando hacer lo que me da la gana¡±
La actriz regresa tras la pandemia con ¡®Cinco horas con Mario¡¯, la obra que ha canalizado la catarsis de su vida y le descubri¨® las heridas sin cerrar de su matrimonio
Quien haya visto a Lola Herrera actuar sobre esas tablas de las que es reina y se?ora conoce su porte distinguido, su dominio de la escena y la facilidad con la que el p¨²blico reflexiona, r¨ªe o llora con sus personajes. De esa actriz que se enamor¨® del teatro en 1957, cuando se le pas¨® el susto de tener que hacer su primera funci¨®n en el Teatro de la Comedia de Madrid, se sabe casi todo pero de la mujer que lleva m¨¢s de seis d¨¦cadas dedicada a la interpretaci¨®n mucho menos, porque ha sido elegante dentro y fuera del escenario y las heridas de la vida las ha cicatrizado de puertas adentro.
Sigue en activo y sin ganas de retirarse ni del trabajo ni de lo que el d¨ªa a d¨ªa est¨¦ dispuesto a ponerle por delante. ¡°Mis hijos me dicen con la mejor intenci¨®n ¡®no hagas esto, ten cuidado...¡¯, y pobres lo hacen porque se asustan de ver las velocidades que tengo, pero yo encaro la vida intentando hacer lo que me da la gana y puedo, porque si no lo haces con 85 a?os, ?cu¨¢ndo va a ser?¡±, afirma ri¨¦ndose durante una conversaci¨®n realizada trav¨¦s de videoconferencia. ¡°No tienes un futuro para decir ¡®bueno, m¨¢s tarde¡¯. Mira ahora por ejemplo con los viajes, ah¨ª estoy loca por ir a los fiordos noruegos y sin encontrar el momento porque queremos ir los tres juntos¡±, dice sumando al plan a Natalia y Daniel, de 58 y 54 a?os respectivamente, los dos hijos que tuvo durante su convulso matrimonio con el actor Daniel Dicenta, fallecido en 2014 a los 76 a?os.
Actriz y cantante la primera, realizador, fot¨®grafo y ¡°todoterreno¡±, el segundo, ellos son una de las anclas que han sujetado a esta mujer a la que le toc¨® vivir a contracorriente pero que decidi¨® hacerlo libremente hasta convertirse, con o sin intenci¨®n, en un icono para muchas f¨¦minas. ¡°Me parece que es una gloria ver a las mujeres en la calle, peleando¡±, dice Herrera, ¡°porque s¨¦ bien lo que es que no se te pudiera ocurrir siquiera hacerlo. Quedan muchos pasos y debemos hacernos firmes porque yo, cuando oigo hablar a ciertos pol¨ªticos, tengo muchas veces la sensaci¨®n de que a lo mejor tienen intenciones de arrebatarnos algo y hay que estar alerta¡±.
Dice que va acusando el paso del tiempo pero cuesta imaginarlo manteniendo con ella una charla vibrante que salta de un tema a otro y en la que demuestra que tiene una excelente memoria. ¡°He notado mucho los bajones pero no en la cabeza, esa va a una velocidad que no va mi cuerpo¡±, cuenta desde el sal¨®n de la casa que comparte desde hace tres a?os con su hija Natalia. Y as¨ª, como resisti¨¦ndose, explica que accedi¨® volver al nido familiar por sus hijos: ¡°Est¨¢n un poco preocupados porque ven que me voy haciendo mayor¡±. All¨ª ha pasado el confinamiento. Tranquila, ganando ese tiempo que, confiesa, le faltaba pero en un ambiente ¡°empa?ado por todo lo que pasaba alrededor¡±.
¡°Ha sido duro por lo inesperado y lo encaj¨¦, supongo como todo el mundo, primero como algo imprevisible que se iba agrandando y nos dejaba sin perspectiva y despu¨¦s como algo que me fue haciendo mella. No poder ir al teatro... Para m¨ª es una cura diaria. Te vac¨ªas, te llenas, vas al milagro del reciclaje. Es un descanso muy grande ser otra persona, un personaje. Me ha costado no poder hacerlo¡±, reflexiona sobre el encierro al que ha obligado la pandemia y a su efecto en el sector en el que trabaja. ¡°A m¨ª no me da miedo morirme, pero lo ¨²nico que me asusta de este virus es el proceso para irse o no irse. Yo dej¨¦ de fumar en 1988 porque un m¨¦dico que conoc¨ªa a mi familia me dijo que si segu¨ªa a ese ritmo me ahogar¨ªa en la vejez. Y se acab¨® el tabaco. Lo de morirse es una parte de la vida pero oye, ?que sea de la forma m¨¢s natural posible!¡±.
De momento lo que espera a Lola Herrera, a partir de este martes en el teatro Bellas Artes de Madrid, es retomar una funci¨®n que va apareciendo en su vida desde noviembre de 1979, cuando estren¨® Cinco horas con Mario, la obra de Miguel Delibes en la que una mujer, Carmen Sotillo, se enfrenta a su existencia frente al ata¨²d de su esposo reci¨¦n fallecido. Cuando interpret¨® por primera vez el papel ten¨ªa 44 a?os y hac¨ªa 12 que su propio marido hab¨ªa decidido marcharse de casa un d¨ªa de Reyes despu¨¦s de siete a?os de una uni¨®n salpicada de infidelidades y quiebras econ¨®micas y sentimentales. El personaje y la persona se han ido encontrando a lo largo de estos a?os en distintas ocasiones y la obra fue entonces el eje de su propia catarsis y ahora la riqueza de los descubrimientos.
¡°No sabes lo que agradezco que me convencieran para retomar el personaje, ha sido volver a todo lo que sab¨ªa de ¨¦l pero encontrar otros porqu¨¦s que aparecen desde tu experiencia vital¡±, dice la actriz con sincero entusiasmo. ¡°Cuando vas cumpliendo a?os, todo se concentra mucho y pasar por aquel texto fue como un bombazo de descubrimientos, de penas, de angustias, de desasosiegos de Carmen¡±, cuenta sobre el personaje que interpreta. Para Lola Herrera toparse con la obra fue hacerlo tambi¨¦n con sus heridas: ¡°Yo ten¨ªa problemas interpretando Cinco horas con Mario cuando estrenamos y se lo dije a Josefina Molina y Jos¨¦ S¨¢mano, la directora y el productor de la obra¡±, explica. Despu¨¦s lleg¨® la catarsis, aquella pel¨ªcula ¨CFunci¨®n de noche¨C en la que una c¨¢mara grab¨® el encuentro sin guion con ese marido que solo segu¨ªa si¨¦ndolo porque las leyes de la ¨¦poca no permit¨ªan otra cosa.
¡°Descubr¨ª a trav¨¦s de mi trabajo que las heridas no estaban curadas y creo que es lo m¨¢s positivo que he hecho por m¨ª. Despu¨¦s de Funci¨®n de noche necesit¨¦ ayuda, me qued¨¦ saltando al vac¨ªo, en cueros. Hubo gente que me retir¨® el saludo, me castigaron por decidir vomitar algo que me hac¨ªa da?o y pas¨¦ unos meses muy malos. Entonces yo hab¨ªa comprado una vieja casa de piedra en Galicia y esa casa y yo nos reconstruimos juntas. Estaba tan derribada como ella y luego la casa se puso bell¨ªsima. Fue una etapa llena de color, florida y repleta de olores¡±, explica reflejando en su rostro el recuerdo de esos momentos en los que sal¨ªa al jard¨ªn en camis¨®n a empaparse de lo que ofrec¨ªa la naturaleza.
Lola Herrera reconoce que ha perdido a muchos amigos y gente a la que ha admirado, que naci¨® en una ¨¦poca de luto y que su matrimonio fue casi todo menos un cuento rosa, pero ve su vida ¡°a todo color¡±. Recuerda su infancia de posguerra en un barrio humilde de Valladolid ¡°dura pero feliz, con vecinos que se ayudaban y con una calle entera para jugar con los juguetes m¨¢s bonitos que ninguna ni?a millonaria pudiera tener¡±, porque se los hac¨ªa su abuelo, tornero tallador de profesi¨®n. El descubrimiento de la magia del teatro. El estrecho contacto con sus hijos incluso en los a?os en que se perdi¨® casi todo de ellos porque ten¨ªa que ejercer de madre y padre. Los momentos en los que no ten¨ªa libertad porque no era ¡°ni separada, ni soltera, ni viuda¡± pero se apa?aba para encontrarla. Las muchas noches de trasnochar tras las funciones y de hablar a borbotones con los amigos. El tiempo de cerrar historias y liberarse de rencores. Y ahora, los encuentros ¡°con gente nueva, joven, que quieren saber y me conmueven porque son capaces de abrirse y de querer aprender de otros mundos¡±.
¡°Me siento la abuelita de Caperucita pero estoy encantada. Lo importante es digerir bien lo que te va ocurriendo, no olvidar nada pero no dejar que esos recuerdos est¨¦n empapados de rencores. Hacer los deberes para que la esperanza aparezca y puedan llegar las cosas que deseas¡±. Palabra de Lola Herrera.
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