Gucci corta una calle de Los ?ngeles por amor al cine
El dise?ador Alessandro Michele presenta una colecci¨®n inspirada a partes iguales en el Hollywood cl¨¢sico y en el legado de la marca que dirige, que este a?o cumple su centenario
Hollywood Boulevard apareci¨® cortada por la polic¨ªa este martes por la noche. Unos enormes ca?ones de luz se?alaban el camino hacia el cielo de Los ?ngeles y los luminosos de los teatros proyectaban sobre fondo rosa una torturada entrada de 1955 en el diario de Marilyn Monroe, que termina as¨ª: ¡°Mi cuerpo es cada parte de ¨¦l¡±. Los turistas, que habitualmente caminan con los ojos clavados en el suelo en busca de las estrellas del paseo de la fama, hab¨ªan sido desalojados por la desaforada puesta en escena del ¨²ltimo desfile de Gucci: un canto de amor de su dise?ador, el romano Alessandro Michele, a la ciudad californiana, al cine, a la moda callejera y a la historia de una firma que este a?o celebra su centenario.
Michele bautiz¨® Gucci Love Parade su primer evento presencial tras la interrupci¨®n de la pandemia, porque, explic¨®, su intenci¨®n era presentar una parada, algo mucho m¨¢s grande que un desfile al uso. Los asistentes se sentaron en sillas de director estampadas con el anagrama de la marca. Estaban dispuestas en una gigantesca primera fila, que, repartida entre ambas aceras del famoso bulevar, permit¨ªa admirar de cerca a los modelos que sal¨ªan del interior del Teatro Chino, el m¨¢s bello icono de una calle que cada a?o se corta al tr¨¢fico para otra gran celebraci¨®n: los premios Oscar.
La est¨¦tica hablaba de erotismo culpable, del Hollywood cl¨¢sico y de su reverso tenebroso. De Elizabeth Taylor haciendo de Cleopatra y de Gloria Swanson bajando por las escaleras al final de El crep¨²sculo de los dioses. De la imagen cl¨¢sica de Gucci como se?a de identidad de la jet-set o del viaje que hicieron los sombreros de cowboy de las pel¨ªculas del Oeste a los clubes gais. Y Michele volvi¨® a jugar con los conceptos de fluidez de g¨¦nero o inclusividad que han hecho de su trabajo una aportaci¨®n siempre relevante desde que tom¨® los mandos de la casa en 2015.
Una m¨²sica extra?a, de esas que ponen banda sonora de film noir a los traumas de la protagonista, recibi¨® a los invitados, entre los que hab¨ªa famosas como las cantantes Billie Eilish y Miley Cyrus, actrices como Gwyneth Paltrow, Diane Keaton o Dakota Johnson, y deportistas como la tenista Serena Williams. Algunas, como Anjelica Huston, estaban por partida doble: en carne mortal y con su nombre impreso con letras doradas en el suelo. Entre los muchachos y muchachas andr¨®ginos que caminaban sobre la m¨²sica de Bj?rk tambi¨¦n se colaron rostros conocidos, como los de los actores Jared Leto o Macaulay Culkin, la escritora Miranda July o la guitarrista St. Vincent.
Para entonces, Los ?ngeles, con su relajada y paranoica encarnaci¨®n del alma estadounidense, ya parec¨ªa un sitio indicado para celebrar el centenario de una marca que naci¨® como el sue?o de Guccio Gucci, rudo florentino hecho a s¨ª mismo que empez¨® en 1921 a vender maletas de cuero para la peque?a burgues¨ªa viajera en la primera tienda de Via Tornabuoni. Si aquella empresa familiar se ha convertido en una de las marcas m¨¢s ubicuas del planeta, hoy propiedad del conglomerado Kering, es tambi¨¦n por el recibimiento que este pa¨ªs y sus estrellas de cine y primeras damas dispensaron a las ambiciones de su hijo Aldo, que, tan pronto como en 1953, supo ver que el futuro de la moda estaba en su globalizaci¨®n y abri¨® un negocio cerca de la Quinta Avenida de Nueva York.
¡°Cuando pensamos en Am¨¦rica no pensamos inmediatamente en moda¡±, explic¨® a la prensa Michele despu¨¦s del desfile sobre el escenario del Teatro Chino. ¡°Pero es un pa¨ªs tremendamente influyente, gracias la proyecci¨®n est¨¦tica de la imagen de sus grandes movimientos sociales y pol¨ªticos. Al venir a Los ?ngeles quer¨ªa hacer un homenaje a esta ciudad que en cierto modo siento como mi casa, y tambi¨¦n reivindicar que la moda est¨¢ tanto o m¨¢s en las calles que en las pasarelas. Mi Hollywood, desde luego, est¨¢ en las calles¡±.
La elecci¨®n del lugar tambi¨¦n responde a una obsesi¨®n infantil. Los asistentes al desfile recibieron, dentro de una de esas carpetas que archivar¨ªan los casos criminales en una novela negra de James Ellroy, un texto en el que Michelle explicaba que fue criado por una madre que trabajaba en la industria del cine romana como asistenta de producci¨®n. Y esa factor¨ªa de sue?os (¡°la palidez de alabastro de Marilyn Monroe y su voz di¨¢fana, el pelo de terciopelo de Veronica Lake, el subyugante encanto de Rock Hudson y el cautivador poder transformador de Kim Novak¡±) le proporcion¨® ¡°un cuento de hadas¡± clave para forjar su personalidad. Una personalidad que parece ser la gran apuesta de ¨¦xito de su consejero delegado, Marco Bizzarri, que pase¨® su alt¨ªsima figura embutida en un traje de terciopelo verde, y de su presidente, Fran?ois Henri-Pinault: en cinco a?os, las ocurrencias de Michele han triplicado los ingresos de Gucci hasta los 9.600 millones de euros de ingresos generados en 2020.
Ese romance entre la casa de moda y Hollywood est¨¢ a punto de dar otro rentable fruto con el estreno de la pel¨ªcula House of Gucci, que cuenta la historia de ambici¨®n, avaricia y d¨¦cadas de enfrentamientos (con asesinato incluido) de la familia, que perdi¨® el control de la firma en 1988. Dirigida por Ridley Scott, cuenta con estrellas como Lady Gaga, Adam Driver o Al Pacino. Su estreno est¨¢ previsto para el 24 de noviembre en Estados Unidos y las primeras im¨¢genes parecen la jugada maestra de alguien preocupado por convertir el legado de la marca en un fenomenal negocio.
Antes del comienzo del desfile, un despistado Scott cont¨® a EL PA?S que estaba a punto de presenciar ¡°el primer evento de moda¡± de su vida, y que se siente ¡°muy satisfecho¡± con la pel¨ªcula, ¡°un proyecto de casi veinte a?os¡±. ¡°Me he decidido a hacerla ahora no por el centenario, sino porque por fin di con el escritor adecuado para la historia [Roberto Bentivegna]¡±, a?adi¨® el director de Blade Runner. La familia, por su parte, ha mostrado desagrado con el retrato cinematogr¨¢fico de sus desdichas.
Michele, que ya hizo hace seis a?os un desfile en las calles de Nueva York, explicar¨ªa despu¨¦s a la prensa que no hab¨ªa tenido nada que ver con el filme, y que solo hab¨ªa le¨ªdo ¡°partes del guion¡±. ¡°Cuando rodaron en Roma estuve adem¨¢s en contacto con mi amigo Jared [Leto, que interpreta a Paolo Gucci, la oveja negra] y algo me fue contando. Con pel¨ªcula o sin pel¨ªcula, nosotros volvemos siempre sobre el archivo de la marca; es una constante fuente de inspiraci¨®n¡±.
La ¨²ltima colecci¨®n, presentada en abril, fue otra prueba de ello, al plantear con ¨¦xito la revisi¨®n de algunos de los t¨®picos de la casa, como la inspiraci¨®n ecuestre, basada en un supuesto pasado caballeroso de los Gucci, burdo invento del patriarca; o el glamour sexualizado con el que Tom Ford hizo historia de la moda en el cambio de siglo. Otro de los proyectos de Michele para este a?o de celebraci¨®n ha consistido en abrir durante la semana de la moda de Mil¨¢n, en la que no participa por convicci¨®n, una tienda virtual de segunda mano con prendas de la firma escogidas por ¨¦l y puestas a punto por los artesanos de la compa?¨ªa.
Aunque este creativo extravagante que parece apa?¨¢rselas a?o tras a?o para conectar con el esp¨ªritu de unos tiempos sin esp¨ªritu no es de los que se conforman con solo mirar atr¨¢s. El espect¨¢culo de Los ?ngeles es tambi¨¦n una reflexi¨®n acerca del futuro de una industria a la que la pandemia golpe¨® duro. La misma log¨ªstica del evento demuestra que algo ha cambiado: solo 42 periodistas pudieron asistir presencialmente a la celebraci¨®n (el resto lo sigui¨® virtualmente): volaron (invitados por Gucci, como este corresponsal) desde distintos puntos de Estados Unidos, pues las fronteras con Europa siguen cerradas desde hace a?o y medio y hasta que se levante la prohibici¨®n la pr¨®xima semana.
El evento, que acarrea una donaci¨®n de un mill¨®n de euros a seis organizaciones de ayuda a personas sin hogar, uno de los problemas m¨¢s acuciantes de la ciudad, ahonda en un replanteamiento propuesto por Michele desde hace alg¨²n tiempo del sistema de los desfiles, que varias veces al a?o pon¨ªa a una tribu global de profesionales a trotar por el mundo de una semana de la moda en otra. Conceptos como ropa masculina y femenina, Par¨ªs-Mil¨¢n-Nueva York y primavera-verano y oto?o-invierno son para ¨¦l cosa del pasado. Si justo antes de la pandemia algo as¨ª parec¨ªa perder sentido, Michele dej¨® de v¨¦rselo del todo durante el confinamiento en su apartamento romano.
Ah¨ª abraz¨® definitivamente la idea de crear experiencias, como un festival de cine con la colaboraci¨®n de Gus Van Sant, fuera del calendario y de los formatos. Eventos capaces de generar impacto global, acontecimientos como esta desmesurada demostraci¨®n de amor al cine que cort¨® en la noche del martes una de las calles m¨¢s emblem¨¢ticas de Los ?ngeles.
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