Hollywood en huelga, d¨ªa 1: piquetes de cientos de actores y guionistas toman los estudios

Ya es oficial: Hollywood est¨¢ en huelga. No hay vuelta atr¨¢s. A las 12 de la noche del viernes entraba en vigor el anuncio que el sindicato de actores (SAG-AFTRA, por sus siglas en ingl¨¦s) hab¨ªa hecho horas antes: al no alcanzar un acuerdo para renovar su contrato colectivo con los estudios, sus 160.000 componentes decid¨ªan parar. Y lo han demostrado ampliamente despleg¨¢ndose por media docena de estudios de Los ?ngeles y, tambi¨¦n, por Nueva York.

Los piquetes (pickets line, en ingl¨¦s, porque siempre son en fila y en la gente camina constantemente) se han dejado ver y sentir bajo la ola de calor de Los ?ngeles, que este viernes supera los 31 grados, una temperatura muy alta para la ciudad. Pero no ha echado atr¨¢s a las miles de personas que han gritado, caminado y hecho sonar sus proclamas y silbatos a las puertas de los estudios. Las oficinas de Netflix, situadas en Sunset Boulevard, en el coraz¨®n de Hollywood, han sido las m¨¢s concurridas a primera hora de la ma?ana, porque hasta all¨ª llegaban sobre las 9.20 de la ma?ana las caras visibles del sindicato, con su presidenta, Fran Drescher, a la cabeza, seguida de su discreta y h¨¢bil mano derecha, el negociador jefe, Duncan Crabtree-Ireland.

La actriz conocida por la serie de los noventa La ni?era ha sido la estrella de unas manifestaciones sin duda multitudinarias, con cientos de personas caminando arriba y abajo de las puertas de los estudios, entre ellos muchos guionistas que, tras dos meses en huelga, han querido apoyar a sus compa?eros, y con los coches pitando constantemente a su paso en se?al de apoyo, pero en las que se han echado de menos a las caras conocidas. La presencia de actores, como estuvieron cuando arrancaron la huelga de guionistas famosos como Mark Ruffalo, Cynthia Nixon o Pete Davidson, que les llev¨® pizzas. En las primeras horas de la huelga, y ya en plena temporada vacacional, no hab¨ªa demasiado famoso que se dejara ver. En la sede de Disney, por ejemplo, ha estado parte del elenco de la serie This Is Us.

Pero Drescher compensaba todo con su entusiasmo y su carisma. Puro magnetismo para los medios de comunicaci¨®n estadounidenses, que no han parado de buscar sus jugosas declaraciones en tono encendido desde ayer, a su llegada a las puertas de Netflix a primera hora de la ma?ana volv¨ªa a repetir lo decepcionada que estaba con los estudios, pero tambi¨¦n que se sent¨ªa ¡°tremendamente emocionada¡± por el apoyo que hab¨ªa recibido de todas partes del mundo. Drescher ha sabido insistir en una idea con la que evitar el posible rechazo que los ciudadanos de a pie pueden sentir por esta huelga: que este es un paro de gente normal, que no gana millones de euros, sino de personas normales. Un mensaje que se intenta transmitir desde todos los flancos para evitar que esta parezca una guerra entre las ¨¦lites. Como tuiteaba con ¨¦xito la actriz Caroline Renard, ¡°como miembro de SAG-AFTRA, tienes que ganar 26.000 d¨®lares al a?o [23.000 euros] para poder tener derecho a un seguro de salud. El 87% de los miembros del sindicato no llegan a esa cantidad anual¡±.

Casi sin voz, portando una gorra que la calificaba como miembro del equipo negociador, Drescher no se ha cortado al criticar a los m¨¢s poderosos de la industria. Si Bob Iger, consejero delegado de Disney, asegur¨® que las exigencias actorales eran ¡°poco realistas¡±, ella ha calificado esas declaraciones del jefe de la multinacional (que en 2021 gan¨® 45 millones de d¨®lares y en 2022 otros 15, y que pretende recortar 7.000 empleos) como ¡°repugnantes y faltas de tacto¡±.

Drescher ha estado acompa?ada por parte de ese equipo que la acompa?a en las negociaciones, entre ellos algunos rostros conocidos, como Frances Fisher, Ben Whitehair, Michelle Hurd, Joely Fisher o Sean Astin, quien interpret¨® a Sam Sagaz Gamyi en El se?or de los anillos. En la segunda parada del sindicato en la ma?ana, a las puertas de los estudios Paramount, en Melrose Avenue, Astin afirmaba en una charla con los medios que los int¨¦rpretes acud¨ªan a la huelga ¡°con toda la humildad¡±, pero que calificarles ¡°como ¡®incivilizados¡¯ es una gran falta de respeto¡±: ¡°Es el p¨²blico quien realmente pone en valor a los actores¡±.

En los carteles de la huelga, algunos negros con el logo de SAG, otros muchos personalizados con fotograf¨ªas, dibujos y mensajes, se le¨ªan proclamas como ¡°no hay contrato [colectivo], no hay actores¡±, ¡°Somos irreemplazables¡±, ¡°Nos necesit¨¢is¡±, ¡°Sin actores no hay superh¨¦roes¡±, ¡°Haznos una oferta que no podamos cerrar¡±, o ¡°Dadles a los actores su final feliz¡±. Una de ellas la portaba Katherine Ko, acompa?ada por su marido y su hija, de pocos meses, en el carrito. Hab¨ªa venido a manifestarse en su pausa de la comida, porque ella, como tantos otros, adem¨¢s de ser actriz tiene un segundo trabajo. ¡°Porque si no, no es sostenible¡±, afirmaba. ¡°Esto es importante, y este es el momento¡±.

Grupos de amigos, personas solas, familias con beb¨¦s y ni?os, parejas de guionistas y actores... y tambi¨¦n de actor y actriz, como la formada por Karyna Shackelford y Chris Pecchenino, protestaban en los estudios. En Paramount, el matrimonio lamentaba c¨®mo hab¨ªan llegado hasta aqu¨ª por el que calificaban de ego¨ªsmo por parte de los estudios. ¡°Como la mayor¨ªa, muchos tenemos dos trabajos, hay gente que tiene que conducir coches de Uber... La clase media est¨¢ cayendo en todo el mundo, tambi¨¦n entre nosotros¡±, se lamentaba Shackelford, int¨¦rprete y guionista, que aseguraba que acudir¨¢n a las protestas tanto como puedan, probablemente un par de veces por semana, ¡°porque hay que pagar las facturas¡±. ¡°No queremos hacer huelga¡±, afirmaba Pecchenino, ¡°pero debemos¡±. ¡°Si los m¨²sicos tienen royalties, los actores tambi¨¦n deber¨ªamos tenerlos, porque con nuestro trabajo, nuestra voz, nuestro cuerpo, creamos personajes que si no no existir¨ªan¡±, afirmaba el matrimonio. Ella iba un paso m¨¢s all¨¢: ¡°La gente tiene que cancelar sus suscripciones a plataformas. Debemos empezar ya. El dinero... Es lo ¨²nico que les preocupa¡±.