Regios y rebeldes: la influencia brit¨¢nica en la moda europea, de los cuadros escoceses al esp¨ªritu libre de Lady Di
Una muestra en La Haya homenajea a Vivienne Westwood e ilustra la mezcla de tradici¨®n, renovaci¨®n y rebeld¨ªa de los dise?os creados por otros dise?adores del Reino Unido. El resultado es un paseo tem¨¢tico iniciado en el siglo XVIII, que va del campo a la ciudad hasta llegar a los palacios y la actualidad
Cuando el cantante ingl¨¦s Harry Styles, de 29 a?os, antiguo miembro del grupo One Direction, se pone una camiseta con estampado de fresas, pantalones color verde parch¨ªs o un collar de perlas no solo muestra un estilo personal. Su guardarropa acaba creando tendencia. Desde los modelos deportivos y los cuadros escoceses hasta el ropero de la monarqu¨ªa brit¨¢nica, el sello del Reino Unido es reconocible en la moda. Una de sus dise?adoras m¨¢s famosas, Vivienne Westwood, fue, adem¨¢s, una activista adelantada a su tiempo que proclam¨® desde temprano el vegetarianismo y el da?o ambiental causado por la producci¨®n masiva de ropa. La moda brit¨¢nica ha influido en Europa por la calidad del corte y confecci¨®n, pero tambi¨¦n por la valent¨ªa de la minifalda de Mary Quant o la mezcla de tradici¨®n y renovaci¨®n de dise?adores como Alexander McQueen. El Kunstmuseum (Museo de Arte) de la ciudad holandesa de La Haya ha buceado en sus fondos en busca de Royals & Rebels. Del chic al punk, esta muestra ¨²nica homenajea a Westwood ¨Dfallecida en 2022 a los 81 a?os¨D y permanecer¨¢ abierta hasta el 7 de enero de 2024.
El museo tiene un total de 50.000 piezas de ropa y accesorios, adem¨¢s de 15.000 ilustraciones. Ahora exhibe cerca de 150, varios de ellos de colecciones particulares y otras salas de arte. El resultado es un paseo tem¨¢tico y de contrastes iniciado en el siglo XVIII, que va desde el campo a la ciudad hasta llegar a los palacios y el siglo XXI. Un recorrido que cruza jardines llenos de flores con damas envueltas en sedas, pasa por las carreras de caballos de Ascot y sus damas de largo y visita la competici¨®n de tenis de Wimbledon, con faldas de longitud media. A lo largo de ese recorrido, desfilan a su vez las estridentes chaquetas de rayas usadas para seguir regatas como la Cambridge-Oxford y gabardinas de larguras, texturas y hechuras diversas. Y tambi¨¦n desde opulentos vestidos con cors¨¦ hasta sencillos delantales floreados de la galesa Laura Ashley, que hizo furor en los a?os setenta y ochenta con sus estampados. Sin olvidar el metro de Londres, lleno de minifaldas y telas de motivos geom¨¦tricos de la d¨¦cada de los sesenta.
Junto a todo ello, discurre el estilo de Vivienne Westwood, ¡°una rebelde que empez¨® con el punk y pas¨® luego por los nuevos rom¨¢nticos de la d¨¦cada de los ochenta y el denominado British Heritage, este ¨²ltimo con inter¨¦s por el estudio de la historia y el uso del cuadro escoc¨¦s¡±, explica Madelief Hoh¨¦, conservadora de la exposici¨®n. ¡°Muchos de sus vestidos se han convertido en cl¨¢sicos y ha influido en sus colegas, incluso los m¨¢s j¨®venes. Pero ella mantuvo el elemento punk en s¨ª misma. Incluso regresaba a su hogar siempre por una ruta distinta para mantener fresca su curiosidad¡±, asegura. La ropa de Westwood refleja al principio el contexto pol¨ªtico y social de los setenta, con una juventud desilusionada en el Reino Unido. En ese ambiente, experimenta, provoca e irrita al tiempo que inspira. ¡°Con el tiempo, sus camisetas con lemas reivindicativos se han vuelto cl¨¢sicos y la reutilizaci¨®n de la ropa que promov¨ªa es un hecho¡±. Un ejemplo de la recuperaci¨®n de un vestido famoso es el traje de novia lucido por la actriz estadounidense Sarah Jessica Parker en su papel de Carrie Bradshaw en la pel¨ªcula Sexo en Nueva York (2008). Su personaje se queda plantado en el altar y el modelo volvi¨® a aparecer en la serie And Just Like That¡ (2023), ambientada una d¨¦cada despu¨¦s del filme. Figura en una de las salas y sorprende por su peque?o tallaje.
Rodeada de vestidos de seda, lana y algod¨®n, y de maniqu¨ªes cuyas cabezas llevan peinados y sombreros alusivos al periodo que representan, Hoh¨¦ resalta el peso de la moda brit¨¢nica tambi¨¦n en los modelos masculinos, en especial en el siglo XIX: ¡°Sobrios, pero distinguidos, ya que pasada la Revoluci¨®n Francesa fueron desapareciendo las florituras en la ropa de caballero que hab¨ªan marcado el tono¡±. Los sastres brit¨¢nicos ganaron visibilidad con el tiempo hasta hacerse un nombre en el pa¨ªs vecino. El m¨¢s representativo fue Charles Frederick Worth, que logr¨®, adem¨¢s, una buena clientela americana desde su sede en Par¨ªs. En el siglo XVIII, Francia y el Reino Unido lideraban el estilo e influ¨ªan en la moda de las cortes europeas. ¡°Hab¨ªa robes (vestidos) a la francesa y robes a la inglesa. El corte es el mismo. Cambiaba la silueta y eso se prolong¨® hasta bien entrado el siglo XIX, donde el desarrollo de la moda cambia de horizonte. De cualquier modo, el estilo brit¨¢nico tuvo mucho ascendiente por el corte y confecci¨®n, hecho por sastres¡±, indica C¨¦sar Rodr¨ªguez Salinas, experto en la restauraci¨®n de moda y textiles del mismo museo. Corrieron los a?os y lleg¨® Coco Chanel.
Hay expuesto un vestido de 1966 de la m¨ªtica dise?adora francesa confeccionado en tweed, el tejido escoc¨¦s de lana con mezcla de hilos de colores. Usado en origen para prendas informales y masculinas, ella lo adapt¨® para liberar a la mujer del cors¨¦ con texturas livianas. Para lograrlo, fue decisiva su estancia en el Reino Unido, porque se inspir¨® en los trajes deportivos de su amante, Hugh Grosvenor, duque de Westminster. En 1925 lanz¨® su primera colecci¨®n con la tela. Acompa?ada por piezas de Edward Molyneux, Stella McCartney, John Galliano y Charles Jeffrey Loverboy, entre otros, se han incluido entre las piezas se?eras a otro ¡°esp¨ªritu libre¡±. Es Diana de Gales, ¡°que fue una de las primeras mujeres de la realeza en restar rigidez dando un ejemplo de cercan¨ªa social seguido todav¨ªa hoy por muchas cortes¡±, seg¨²n el restaurador espa?ol. En una vitrina, hay un vestido de Catherine Walker, lucido en el verano del fallecimiento de Lady Di, en 1997. Al lado, un traje de chaqueta de Karl Lagerfeld para Chanel. El primero es corto, luminoso, delicado y con rosas bordadas. El otro, negro, se lo puso en momentos de duelo.
Al final, asoma el jersey rojo de lana con ovejas blancas y una negra que Lady Di llev¨® en varias ocasiones en los a?os ochenta. Ten¨ªa dos y uno se le estrope¨®. El fabricante, Warm & Wonderful, le mand¨® uno nuevo con la oveja negra tejida en otro lugar. ¡°Han pasado 30 a?os y a¨²n se vende. Es ¡®el su¨¦ter de Diana¡¯, que enviaba as¨ª sutiles mensajes a la gente. El original ser¨¢ subastado en breve, y es como ella se sent¨ªa en cierto modo. La que no encajaba en la familia real¡±, dice Hoh¨¦. El museo ha comprado un ejemplar para su colecci¨®n y es inevitable sonre¨ªr ante esos corderos de la ¡°rebelde regia¡± que llevan tres d¨¦cadas en primera l¨ªnea.
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