Edel Rodr¨ªguez, posiblemente el ilustrador m¨¢s odiado por Trump: ¡°Parte del trabajo del artista es ofender a quienes se debe ofender¡±

A Edel Rodr¨ªguez (La Habana, 1971) nadie le puede quitar el m¨¦rito de encontrarse entre los artistas gr¨¢ficos m¨¢s se?alados y tambi¨¦n m¨¢s controvertidos de estos primeros decenios del siglo XXI. En su tarjeta de presentaci¨®n se suelen sumar los grados de artista, ilustrador profesional y activista pol¨ªtico sin que la suma de los factores altere el producto, en este caso, unas creaciones gr¨¢ficas que pueden dejar KO. Desde hace m¨¢s de 20 a?os sus ilustraciones se han convertido en un revulsivo para la sociedad americana. La conciencia gr¨¢fica de un pa¨ªs agitado con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

El 20 de enero de 2017 Trump se proclamaba el 45 presidente de los Estados Unidos. Unas semanas despu¨¦s, la revista alemana Der Spiegel publicaba una portada que har¨¢ historia: el dibujo de Donald Trump con un cuchillo ensangrentado en una mano y en la otra mano, la cabeza cortada de la Estatua de la Libertad. Era el inicio de una nueva etapa en Estados Unidos cuyo pre¨¢mbulo recogi¨® la revista Time en otra m¨ªtica portada de Rodr¨ªguez, ¨Cde agosto de 2016, en plena campa?a electoral¨C, en la que se puede ver el rostro de Donald Trump derriti¨¦ndose.

El magazine recuper¨® la ilustraci¨®n en octubre de ese mismo a?o a ra¨ªz de las cintas de Hollywood, en las que se escucha a Trump alardear de los abusos sexuales que presuntamente hab¨ªa cometido. La imagen, seg¨²n explic¨® la directora de Time, Nancy Gibb, cuando recogi¨® el premio a la mejor portada del a?o de la Asociaci¨®n de Editores de Estados Unidos, quer¨ªa representar a un candidato en guerra contra todos, desde las familias ricas hasta los l¨ªderes de su propio partido; y en ambos casos era un s¨ªmil con el Meltdown, un problema de protecci¨®n de los sistemas inform¨¢ticos, cuyo logo es un escudo de seguridad tambi¨¦n derriti¨¦ndose.

Son dos de los ejemplos que hacen que la revista The Hollywood Reporter no pueda dejar de preguntarse: ¡°?Es Edel Rodr¨ªguez el artista m¨¢s odiado por Donald Trump?¡±. ¡°Me han llegado cientos de mensajes con insultos, muy extremos", responde el ilustrador en ICON DESIGN. "Es parte del trabajo y entiendo que algunas cosas ofenden a alguna gente. Parte de la responsabilidad de un artista que trabaja con temas pol¨ªticos es ofender a los que se debe ofender¡±. O como resume Gibb: ¡°Lo que hacemos es ¨²til, tiene valor y a veces es peligroso¡±.

Con el horizonte cercano de las pr¨®ximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, las predicciones ocupan una primera plana y, de nuevo, Trump es el objetivo de su pincel. ?Qu¨¦ cree que va a pasar? ¡°Mucha gente le tiene asco a Trump, es una cosa visceral. Pero es dif¨ªcil pronosticar lo que va a pasar en las elecciones. El tema del voto por adelantado es un factor nuevo [la participaci¨®n en esta modalidad de voto est¨¢ logrando r¨¦cords hist¨®ricos, con m¨¢s de 30 millones de votantes], y de momento, parece ser que le favorece a Biden. Aparte de los dem¨®cratas, Biden tiene el apoyo de muchos independientes y hasta entre los propios republicanos¡±, analiza. ¡°Lo que pasar¨¢ despu¨¦s de que se conozcan los resultados ser¨¢ interesante. Si Trump pierde, me parece que no se va a marchar muy f¨¢cilmente¡­ La cosa es seguir trabajando y creando, para m¨ª ese es el ¨²nico compromiso que tiene un artista para poder llamarse artista¡±.

Para Rodr¨ªguez es un compromiso con la sinceridad y la coherencia: "Un artista debe expresar lo que siente o piensa en cierto momento¡±, afirma. A ra¨ªz de la masacre en un cine de Colorado en el a?o 2012, donde se proyectaba El caballero oscuro de la saga de Batman, la revista The Hollywood Reporter public¨® el rostro del superh¨¦roe enmascarado con una l¨¢grima roja. ¡°Creo que lo m¨¢s importante es la comunicaci¨®n. Si el cartel no comunica la idea, entonces es un fracaso. Lo dem¨¢s, los colores o la calidad del dibujo, es algo secundario. La imagen puede ser cualquier cosa, desde una fotograf¨ªa peque?a, un dibujo hecho por un ni?o o hasta un cartel en blanco. Si logra comunicar, con emoci¨®n y de forma clara, entonces es un ¨¦xito¡±.

¡°Cuba te vende la revoluci¨®n y EE UU, productos; los dos se parecen"

A los ocho a?os Edel Rodr¨ªguez lleg¨® a los Estados Unidos desde Cuba instal¨¢ndose en Miami con su familia. ¡°He tenido una vida con muchas experiencias. Primero la ni?ez en Cuba, donde me crie con el dise?o y la ilustraci¨®n de los carteles y la propaganda revolucionarios; despu¨¦s, con el dise?o norteamericano. Cuando llegu¨¦ a Estados Unidos estaba fascinado con la iconograf¨ªa del rock and roll, de los grupos de m¨²sica, toda la imaginer¨ªa de la cultura popular, el pop-art... Creo que esa mezcla cubana y americana ha acabado reflej¨¢ndose en mis obras¡±. Curiosamente, los dos pa¨ªses, las dos culturas, tienen para ¨¦l cosas en com¨²n. ¡°Uno trata de venderte la revoluci¨®n y el otro, productos; los dos de forma directa¡±. Y a la hora de se?alar herencias art¨ªsticas: ¡°Los artistas que m¨¢s me han influido han sido gente como Picasso, Matisse, Mir¨®, Van Gogh, Klee, Hockney, artistas que trabajan con la forma, el color, y el dise?o en sus obras¡±.

Las creaciones gr¨¢ficas de Edel Rodr¨ªguez han contado con otros altavoces medi¨¢ticos m¨¢s all¨¢ del mundo editorial, como el grupo U2, que proyect¨® sus carteles en pantallas gigantes durante el Tour Experience+Innocence. Tampoco le han faltado los problemas, empezando por la censura: ¡°A veces, en lugares donde no me lo esperaba. Una universidad no quer¨ªa exponer algunas de mis obras porque, seg¨²n dijeron, no deseaban ofender al p¨²blico. En otra exposici¨®n, uno de mis dibujos que representaba al Ku Klux Klan se dispuso casi escondido en la sala para que no molestara a las personas de color¡±.

?D¨®nde est¨¢ la frontera entre lo pol¨ªtico y lo art¨ªsticamente correcto? ¡°Cuando dibujo portadas para revistas siempre hay una conversaci¨®n sobre el l¨ªmite de lo que se puede publicar. Y siempre trato de luchar contra esas limitaciones. En m¨¢s de una ocasi¨®n, he conseguido publicar un dibujo que ha causado pol¨¦mica, pero, por otro lado, eso tambi¨¦n le ha reportado atenci¨®n a la revista. Hay ciertas cosas que las revistas nunca publicar¨¢n pero para ese tipo de temas utilizo mis redes sociales, y entonces, curiosamente, a ra¨ªz del ¨¦xito de esos dibujos en las redes, algunas solicitan publicarlos¡±.

Todo, menos predicar en el desierto. ¡°El arte de protesta o arte pol¨ªtico debe ser visto por mucha gente, que haya receptores a los que haga pensar, reflexionar sobre lo que ocurre". En ese sentido, las redes sociales han sido un altavoz indispensable: ¡°Yo me dedico al arte editorial, en cierta manera soy como un periodista documentando u opinando sobre la actualidad pol¨ªtica. Creo que todos los periodistas quieren que sus art¨ªculos sean le¨ªdos por la m¨¢xima cantidad de gente. Las redes sociales se han convertido en nuestra propia imprenta¡±.

Jesucristo, el rebelde

Algunas de sus ilustraciones ¨Clas que alertan sobre los peligros del populismo y el auge de los partidos neofascistas en el mundo¨C han servido inlcuso de ense?a durante las manifestaciones del movimiento #BlackLivesMatter contra el racismo y la brutalidad policial. ¡°Es una ola reaccionaria mundial a los avances que han ocurrido en estas ¨²ltimas d¨¦cadas. Cualquier cosa que suponga un avance de los derechos de las minor¨ªas, ya se trate del matrimonio homosexual, los derechos de mujeres, los derechos para inmigrantes, sin duda ser¨¢n atacados, porque desaf¨ªa el poder que ha tenido la sociedad blanca o las instituciones religiosas, y esto es una cosa que seguir¨¢ produci¨¦ndose en los pr¨®ximos a?os o d¨¦cadas. Son centros de poder que no son f¨¢ciles de cambiar¡±, vaticina.

¡°Yo me he criado como cat¨®lico y muchas de las ideas que profeso, que expreso, las aprend¨ª en la iglesia¡±, reconoce. ¡°La figura de Jesucristo como la entendemos y como nos la ense?a la iglesia es la de un rebelde contra el poder, contra la injusticia, que ayuda a los m¨¢s pobres, por eso resulta significativo que aquellos que se dicen cristianos se hayan olvidado o no lo quieran ver¡±.