Cat¨¢logo de los mayores referentes LGTB de la arquitectura (por fin)
Un nuevo libro engloba casi un centenar de espacios y nombres en todo el mundo, biografiados por 50 arquitectos, historiadores, escritores y activistas
Vista por fuera, la casa que el profesor e historiador brit¨¢nico Mansfield Forbes reform¨® en Cambridge a finales de los a?os veinte no parec¨ªa muy distinta de las dem¨¢s. Dentro, el pasillo forrado de vidrio y pan de plata que la atravesaba como una espada evocaba el palacio de cristal de lady Finella, la legendaria noble escocesa a la que este profesor homosexual hab¨ªa consagrado su hogar. Las luces del abovedado pasillo rebotaban de noche en sus paredes transform¨¢ndolo en una corriente de agua iridiscente, un trasunto de la cascada a la que, seg¨²n la leyenda, se arroj¨® lady Finella despu¨¦s de asesinar al rey Kenneth II de Escocia para evitar que la capturasen.
Dise?ada por Forbes junto al arquitecto moderno Raymond McGrath, la casa Finella es uno de los espacios que el dise?ador Adam Nathaniel Furman y el historiador de la arquitectura Joshua Mardell han reunido en Queer Spaces, un atlas de lugares LGTBIQ+ con el que se han propuesto cubrir un hueco en la bibliograf¨ªa arquitect¨®nica que cre¨ªan inexcusable. El libro ha sido publicado por la editorial del Royal Institute of British Architects (la organizaci¨®n profesional de arquitectos de Reino Unido), lo que facilitar¨¢ que los estudiantes de arquitectura puedan referenciar la villa de Mansfield Forbes y el resto de los espacios incluidos en el atlas en sus proyectos acad¨¦micos. Furman se define como queer y asegura que durante la carrera no tuvo esa suerte.
¡°En arquitectura, los estudiantes solo pueden presentar sus trabajos si utilizan como referencia precedentes que vengan de una fuente que los tutores reconozcan como reputable¡±, explica el dise?ador por tel¨¦fono. ¡°Algunos de mis compa?eros presentaban garabatos a carboncillo y maquetas de muy mala calidad, pero citaban El elogio de la sombra o a Peter Zumthor y los tutores les daban el visto bueno. Por el contrario, yo usaba de referencia a artistas y escritores queer que los tutores no conoc¨ªan ni consideraban dignos de aparecer en un proyecto de arquitectura, as¨ª que mi trabajo, que al igual que yo era profundamente queer, era objeto de burlas y siempre me ridiculizaban. No hab¨ªa estudios de arquitectura queer que pudiera utilizar como fundamento¡±.
Queer Spaces engloba casi un centenar de estos espacios en todo el mundo, biografiados en el libro por los cincuenta arquitectos, historiadores, escritores, activistas y dem¨¢s colaboradores que Adam Nathaniel Furman y Joshua Mardell han reclutado para su misi¨®n. El primero de los tres cap¨ªtulos del libro se centra en los espacios de tipo dom¨¦stico, ¡°peque?os mundos queer en los que aquellos cuyo estilo de vida era desaprobado en la esfera p¨²blica encontraban un lugar donde acumular sus recuerdos, celebrar los hitos de sus vidas, y contar como seres humanos¡±.
Los lugares m¨¢s conocidos dentro de este primer grupo son el castillo de Neuschwanstein y los palacios que Luis II de Baviera mand¨® construir en pleno siglo XIX para (seg¨²n en el que eligiera retirarse con sus favoritos) huir de su ¨¦poca y vivir como el Rey Sol o el h¨¦roe de una ¨®pera de Richard Wagner. El escritor ingl¨¦s William Beckford tambi¨¦n utiliz¨® la arquitectura para escapar de la mediocridad de su tiempo. Despu¨¦s de que un esc¨¢ndalo sexual le descubriera como homosexual ante sus vecinos, el autor de Vathek construy¨® Fonthill Abbey, una impresionante mansi¨®n de estilo neog¨®tico derruida a los pocos a?os. En Italia, la clave del ¨¦xito de Capri y otros lugares tur¨ªsticos hay que buscarlo en casas como Villa Lysis, construida en la isla por el poeta franc¨¦s Jacques d¡¯Adelsw?rd-Fersen cuando, a principios del siglo pasado, tuvo que exiliarse al sur de Italia para poder vivir su sexualidad igual que hab¨ªan hecho Oscar Wilde y otros artistas homosexuales.
Menos conocida que las casas anteriores es Dracula¡¯s Den (La guarida de Dr¨¢cula), construida en los a?os noventa en la ciudad japonesa de Chiba y llamada as¨ª porque, al carecer su fachada de ventanas, recordaba a un ata¨²d. La hizo el arquitecto Osamu Ishiyama para que un pintor y su novio pudieran ¡°sentirse protegidos del entorno y las miradas de sus vecinos¡±, escribe la arquitecta japonesa Alyssa Ueno. La luz del ventanal del techo ca¨ªa sin obst¨¢culos en el interior de la casa, dise?ada sin apenas compartimentar por considerar sus propietarios que no necesitaban ni un dormitorio separado ni un sal¨®n como otras familias.
El concepto de espacio dom¨¦stico que presenta Queer Spaces est¨¢ tan abierto como el que ten¨ªa esta pareja. As¨ª, el primer lugar que aparece en el libro no es una casa sino el vag¨®n de un tren: el del cercan¨ªas en el que la escritora transexual Ailo Ribas aprovechaba para colocarse sus primeras pr¨®tesis mamarias mientras viajaba entre su ciudad, Premi¨¤ de Mar, y Barcelona.
En el segundo cap¨ªtulo y el ¨²ltimo, Queer Spaces se ocupa de aquellos espacios ¡°comunales¡± y ¡°p¨²blicos¡± que la gente queer ha utilizado para reunirse de una manera m¨¢s o menos segura a lo largo de la historia. Aparecen una librer¨ªa de Glasgow especializada en t¨ªtulos de tem¨¢tica queer (Category Is Books), la ciudad siciliana de Taormina (parada obligada para los viajeros homosexuales del Grand Tour en el siglo XIX), o New Sazae, uno de los bares preferidos de Yukio Mishima en el barrio gay de Tokyo.
De todos estos espacios, solo algunos fueron creados con la comunidad LGTBQ en mente. Un ejemplo es Homomonument, el monumento de Amsterdam que desde 1987 conmemora a aquellas personas asesinadas por su orientaci¨®n sexual. Otro caso es el Victorian Pride Centre, un edificio de Melbourne inaugurado el a?o pasado para servir de sede a distintas organizaciones LGTB. Por el contrario, la mayor¨ªa de las veces la gente queer ha tenido que adue?arse de espacios preexistentes. As¨ª, la comunidad LGTBIQ+ de Managua (Nicaragua) ocup¨® la catedral de Santiago Ap¨®stol despu¨¦s de que en 1972 un terremoto dejara el edificio sin su uso religioso original. Por su parte, los homosexuales del Mosc¨² de Stalin practicaban cruising en el ba?o del viejo Museo Central de Lenin. El artista ruso Yevgeniy Fiks explica en su texto que tambi¨¦n sol¨ªan encontrarse alrededor de las estatuas y monumentos de Lenin, ya que mientras que Stalin castig¨® la homosexualidad al llegar al poder, los bolcheviques de ¡°la abuela Lena¡± (as¨ª se refer¨ªan a Lenin en camp) la hab¨ªan despenalizado.
La inclusi¨®n en el libro de estos lugares tan variopintos y heterodoxos refleja la mir¨ªada de maneras que los queers han tenido que ingeniarse para conseguir su espacio. Ahora, podr¨¢n figurar en el mundo acad¨¦mico, algo que seg¨²n Furman ya ha empezado ocurrir: durante las ¨²ltimas semanas, varios estudiantes de arquitectura le han enviado fotos de los proyectos que han presentado en la carrera con Queer Spaces como referencia. ¡°De los compa?eros queer que empezaron a estudiar arquitectura conmigo, o bien abandonaron la carrera y terminaron meti¨¦ndose a interioristas o acabaron produciendo el tipo de proyectos heteronormativos que los tutores nos forzaban a hacer. Los j¨®venes de ahora pertenecen a un mundo m¨¢s pol¨ªtico y abierto y se cuestionan el sistema de valores que rige la arquitectura profesional y su brazo acad¨¦mico. Este libro es para ellos¡±.
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