Prince vs Andy Warhol: la demanda que amenaza con reinventar c¨®mo la ley entiende el arte pop
La diversidad de procedimientos del arte contempor¨¢neo en el uso de materiales ajenos pone en entredicho ¡®Prince¡¯, trabajo del rey del ¡®pop art¡¯ creado a partir de una fotograf¨ªa tomada por Lynn Goldsmith
Afirma una conocida cita de Andy Warhol que el arte es todo aquello en lo que puedes salirte con la tuya. Pero ahora los tribunales de su pa¨ªs quieren enviarle un mensaje contundente al rey del pop art: todo indica que no va a seguir sali¨¦ndose con la suya despu¨¦s de muerto.
La Corte Suprema estadounidense decidir¨¢ pr¨®ximamente si una de las obras de Warhol es o no un plagio. El 26 de marzo de 2021, el tribunal de apelaciones del segundo circuito de los Estados Unidos emiti¨® una sentencia seg¨²n la cual la serie Prince, conjunto de 16 retratos del m¨²sico Prince realizada por Warhol en 1984 a partir de una foto previa tomada por Lynn Goldsmith, vulneraba los derechos de autor de esta ¨²ltima. Seg¨²n su propia declaraci¨®n, la fot¨®grafa no hab¨ªa sido consciente de que su obra se hab¨ªa utilizado para generar las de Warhol hasta el a?o 2016. Al enterarse, inform¨® de la supuesta infracci¨®n a la Fundaci¨®n Andy Warhol, que a su vez interpuso una demanda para solicitar que se declarase que tal infracci¨®n no exist¨ªa, ampar¨¢ndose en el uso leg¨ªtimo de la imagen original. Una primera sentencia dio la raz¨®n a los herederos de Warhol. Pero el tribunal de apelaci¨®n consider¨® que no hubo uso leg¨ªtimo al no haberse realizado una transformaci¨®n suficiente de la imagen de Goldsmith.
La abogada Blanca Cort¨¦s, socia del despacho Roca Junyent y especializada en propiedad intelectual, aclara: ¡°El sistema americano se rige por ese fair use, que opera como una excepci¨®n a los derechos de autor en la que entra la interpretaci¨®n del juez. Uno de estos usos justos se da si la apropiaci¨®n responde a una finalidad art¨ªstica sustancialmente nueva y diferente. El sistema europeo impone la necesaria autorizaci¨®n del autor, salvo un listado cerrado de excepciones como la parodia, la cita o el pastiche que resulta hoy insuficiente ante la diversidad de procedimientos del arte contempor¨¢neo en el uso de materiales ajenos o anteriores. As¨ª que un juez espa?ol podr¨ªa haber llegado a la misma conclusi¨®n que el estadounidense¡±.
En vida, Warhol ya fue objeto de un litigio por otro caso similar. En 1966 la fot¨®grafa Patricia Caulfield le demand¨® por usar una fotograf¨ªa suya como punto de partida en su serie Flowers. Warhol hab¨ªa recortado y girado la imagen original antes de colorearla, y de las obras resultantes extrajo un suculento beneficio econ¨®mico gracias a su venta en la galer¨ªa Leo Castelli. El caso se cerr¨® con un acuerdo extrajudicial por el que Warhol no solo abon¨® los correspondientes derechos de autor, sino que entreg¨® sendos cuadros de la serie a Caulfield y su abogado.
¡°Como abogada puedo entender la sentencia, pero como aficionada al arte contempor¨¢neo me cuesta compartir sus conclusiones porque solo veo un warhol, no la obra original¡±, valora Blanca Cort¨¦s sobre el caso de los retratos de Prince. ¡°Entre estas dos realidades se abre un vac¨ªo al que nos enfrentamos los profesionales obligados a compaginar los tecnicismos del derecho con el entendimiento de c¨®mo funciona el arte contempor¨¢neo¡±.
Andy Warhol es uno de los artistas que de manera m¨¢s reconocible y sistem¨¢tica han recurrido al apropiacionismo, una de las estrategias creativas m¨¢s caracter¨ªsticas del arte del ¨²ltimo siglo. El apropiacionismo consiste en realizar una obra de arte a partir de otra preexistente. Se distingue del plagio porque el artista plagiario pretende hacerse pasar por el autor de la obra ajena, mientras que el apropiacionista ejecuta una acci¨®n m¨¢s parecida a la cita o al homenaje, aunque a menudo la autor¨ªa original quede solo impl¨ªcita. Se trata de una pr¨¢ctica inherente al posmodernismo, donde lo nuevo y lo antiguo se ubican en el mismo plano, a veces de manera indistinguible. Dentro del ¨¢mbito del cine, dos directores t¨ªpicamente apropiacionistas son Quentin Tarantino y Pedro Almod¨®var, cuyas referencias son tan literales que nadie podr¨ªa interpretarlas como plagios.
En el arte, se abri¨® la veda al apropiacionismo a principios del siglo XX, cuando Picasso o Braque entendieron que una pintura no ten¨ªa por qu¨¦ representar nada si pod¨ªa presentarlo directamente, por ejemplo insertando en ella un objeto extra¨ªdo del mundo cotidiano (en el caso m¨¢s c¨¦lebre, un fragmento de hule con un estampado de rejilla) a modo de collage. Artistas posteriores recurrieron con fines similares a las im¨¢genes publicitarias, los productos del supermercado o incluso, en un momento dado, a otras obras de arte. Despu¨¦s de Warhol, ha sido el caso de Sherrie Levine (las obras de la serie After Walker Evans, por ejemplo, eran fotos disparadas sobre las p¨¢ginas de un cat¨¢logo del conocido fot¨®grafo americano), Richard Prince o Cindy Sherman. En 2009, una exposici¨®n del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York titulada The Pictures Generation, 1974¨C1984 reuni¨® a varios de estos artistas en lo que por momentos parec¨ªa una oda a la apropiaci¨®n.
De nuestro pa¨ªs pueden a?adirse nombres como los de Equipo Cr¨®nica, Antoni Muntadas o Rogelio L¨®pez Cuenca. Tambi¨¦n Cristina Garrido (Madrid, 36 a?os), que en la serie El color local es un invento extranjero reun¨ªa fragmentos de los cielos pintados por grandes artistas del pasado como Turner, Monet o Vermeer. ¡°Hoy en d¨ªa, casi todos los artistas en mayor o menor medida nos servimos de estrategias de apropiaci¨®n¡±, afirma, citando precisamente los artistas de la Pictures Generation y en concreto a la norteamericana Louise Lawler, famosa por sus fotos de cuadros colgados en museos. Fuera del contexto de las artes visuales, a?ade: ¡°El ¨²ltimo trabajo con momentos apropiacionistas que me ha interesado ha sido Motomami, el disco de Rosal¨ªa, donde el tema CUUUUuuuuuute incluye la voz de la estrella de las redes sociales Soytiet¡±.
Nadie en el mundo del arte se rasgar¨¢ las vestiduras ante cualquier ejercicio de apropiacionismo. Dado que su pr¨¢ctica est¨¢ tan extendida y asumida en el sector, Blanca Cort¨¦s considera que el sistema de derechos de autor vigente deber¨ªa flexibilizarse para garantizar un escenario creativo libre, pero tambi¨¦n respetuoso con los intereses leg¨ªtimos de los artistas: ¡°La Ley de Propiedad Intelectual espa?ola y la normativa europea son muy limitadas cuando se enfrentan a la diversidad del arte contempor¨¢neo. Plantear que el artista deba solicitar la autorizaci¨®n al autor salvo que concurran las excepciones que hemos comentado hace sobre el papel inviables las obras completas de artistas esenciales de los ¨²ltimos cien a?os. Deber¨ªa haber m¨¢s excepciones¡±.
Otro caso interesante es el de David Trullo (Madrid, 52 a?os), artista que en su serie Gender Bender Covers reproduc¨ªa portadas de conocidas revistas internacionales con nombres alusivos al g¨¦nero (desde Elle hasta Lui) para reflexionar sobre los roles sexuales, y en Fauxtographies realizaba fotomontajes a partir de im¨¢genes de personajes conocidos: la falsa imagen de unos acaramelados Lorca y Dal¨ª lleg¨® a ser compartida en varios perfiles de redes sociales ¨Ce incluso en medios de comunicaci¨®n- como si fuera aut¨¦ntica. ¡°Como hijos de Warhol que somos, el apropiacionismo es un recurso m¨¢s¡±, reflexiona Trullo. ¡°Yo me apropio hasta de cosas m¨ªas de los a?os noventa. Y el caso de la demanda a Warhol se produce, como siempre, porque alguien puede sacar dinero del asunto. Habr¨ªa que preguntarse por qu¨¦ no pasa con la propia Marilyn Monroe de Warhol, cuya foto sali¨® del material promocional de un estudio de cine que cerr¨®, y que a lo mejor ya no puede pedir cuentas¡±.
De demandas judiciales y complejos equilibrios entre plagio y apropiaci¨®n algo sabe otro artista, Mateo Mat¨¦ (Madrid, 58 a?os). En 2010 consider¨® que su instalaci¨®n Viajo para conocer mi geograf¨ªa ¡ªexpuesta en el centro de creaci¨®n contempor¨¢nea Matadero¡ª, en la que un coche de juguete recorr¨ªa diversos paisajes de la Comunidad de Madrid, fue plagiada en una campa?a publicitaria por una conocida marca de automoci¨®n y su empresa de publicidad. Y los tribunales espa?oles estuvieron de acuerdo con esta interpretaci¨®n: ¡°Hay ya dos sentencias a mi favor, y la ¨²ltima es firme y no cabe recurso. En este caso lo que hicieron no fue quedarse con mi obra sino con el lenguaje, utilizando un concepto innovador. Quien plagia no ha necesitado hacer una investigaci¨®n que el artista s¨ª hace. El artista investiga para desarrollar un lenguaje propio. Y aquellas empresas no pudieron presentar ning¨²n boceto ni nada similar como s¨ª hice yo, porque no hab¨ªan investigado nada¡±. Sobre este caso, la abogada Blanca Cort¨¦s completa: ¡°Aqu¨ª el da?o no era solo econ¨®mico sino moral, al producirse un desgaste de un lenguaje que era propio del artista¡±.
Mat¨¦ ha practicado en otros trabajos lo que puede definirse como un apropiacionismo arqueol¨®gico. En las esculturas de su serie Canon interven¨ªa conocidas obras de la antig¨¹edad grecolatina para reflexionar sobre los conceptos de original y reproducci¨®n y desvelar los saltos cualitativos que han experimentado nuestros sistemas de valores: por ejemplo, el Disc¨®bolo de Mir¨®n se convert¨ªa para Mat¨¦ en un hombre negro, y su versi¨®n de la Venus Esquilina estaba embarazada. ¡°En el fondo es una muestra de respeto hacia aquello de lo que te apropias, porque reconoces su fuerza simb¨®lica¡±, explica. ¡°Yo act¨²o como un tenista que aprovecha la energ¨ªa cin¨¦tica de esas obras, y de un golpe les doy otro contenido. En el caso de las obras de Canon, la idea era quitar ese componente moral de los originales y adaptarlas a otra sociedad en la queremos vivir. Con esos leves cambios ampl¨ªo su rango de conceptos morales, ¨¦ticos y est¨¦ticos¡±.
Hasta cierto punto, puede considerarse que la propia historia del arte se ha convertido en un almac¨¦n inagotable de recursos donde los nuevos artistas buscan y reutilizan los elementos que m¨¢s les convienen en cada momento. ¡°En este contexto, la funci¨®n del artista pasa de ser de un fabricante a un selector que, como un dj, genera significados nuevos a partir de material encontrado¡±, resume Cristina Garrido. ¡°Me interesa el reciclaje de estas im¨¢genes como un acto de ecolog¨ªa visual en coherencia con la sociedad en la que vivo¡±. O, dicho de otra manera, como lo expone David Trullo: ¡°Para qu¨¦ voy a hacer nuevas fotos si ya existen otras y yo no las voy a hacer mejor. El mundo est¨¢ lleno de fotos, igual que est¨¢ lleno de ni?os. Pues se adoptan y ya est¨¢¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.