Enormes casas abandonadas buscan due?o: la pareja que busca y vende caserones cl¨¢sicos por menos de 150.000 d¨®lares
Elizabeth y Ethan Finkelsteinn decidieron convertir su pasi¨®n por las grandes casas de campo en un negocio que busca los mejores ejemplares por todo el mundo y garantiza venderlas por un precio justo. S¨ª, tambi¨¦n las hay en Espa?a
Muebles tapados con s¨¢banas, un espejo roto y el crujido de las escaleras que conducen al desv¨¢n de una casa antigua. Estos elementos ambientan muchas pel¨ªculas de terror, pero tambi¨¦n pueden contar historias de amor¡ y negocios. Como la de los Finkelstein. En sus primeras citas en Nueva York, la ciudad donde se conocieron, Ethan le hablaba continuamente a Elizabeth de la vieja granja de su familia en New Hampshire. Su abuela hab¨ªa muerto y la finca acababa de salir a la venta. ?No ser¨ªa genial comprarla, arreglarla juntos, y perder de vista a estos ocho millones de individuos que nos estrujan en el metro y nos arrebatan la ¨²ltima mesa disponible en nuestro restaurante preferido?
Al final no pudo ser y aquel barco zarp¨® sin ellos (entonces no ten¨ªan bastantes ahorros para comprarla) pero el sue?o de hacerse con una casa antigua y restaurarla encontr¨® en Elizabeth un puerto donde fondear: la infancia de esta historiadora de la arquitectura en un casopl¨®n neocl¨¢sico de Saratoga Springs le hab¨ªa inculcado el cari?o a los edificios viejos. Elizabeth Finkelstein se lanz¨® a la busca de casas antiguas y asequibles en internet y, como ocurre siempre que el entusiasmo por algo nos desborda, un d¨ªa le dieron ganas de compartir su afici¨®n con los dem¨¢s.
En 2018, cre¨® Cheap Old Houses, una p¨¢gina web y cuenta de Instagram donde muestra sus hallazgos a los casi dos millones y medio de usuarios que siguen sus publicaciones en esta red social. La mayor¨ªa de las casas que comparte se sit¨²an en peque?as ciudades de Estados Unidos y recuerdan por su aspecto a las que aparecen en las pinturas de Edward Hopper. Sin embargo, tambi¨¦n ense?a otras de tipo moderno (como una vivienda mid-century que los Finkelstein ayudaron a vender en Wisconsin) o situadas en lugares de Europa como D¨®lar, un pueblo de Granada donde hace unos meses, tras peinar el mercado inmobiliario espa?ol, Elizabeth encontr¨® una casa de dos plantas con las paredes de azulejos.
¡°Nuestro ¨²nico requisito para mostrar una casa en Cheap Old Houses es que est¨¦ arquitect¨®nicamente intacta¡±, explica Elizabeth Finkelstein por email. ¡°En el caso espec¨ªfico de Espa?a o de otros pa¨ªses europeos nos solemos decantar por la arquitectura vern¨¢cula. La mayor¨ªa de nuestra audiencia es americana y el estilo de estas casas tradicionales es muy distinto de las nuestras, as¨ª que llama mucho la atenci¨®n¡±.
Lo m¨¢s importante es el precio. Todas las casas que aparecen en Cheap Old Houses est¨¢n a la venta por menos de 150.000 d¨®lares, una cantidad que en Nueva York se agota en apenas tres a?os de alquiler y que est¨¢ muy por debajo del precio medio de la vivienda en Estados Unidos, establecido en 396.100 d¨®lares en mayo de este a?o. Es el factor que distingue a Cheap Old Houses de otras p¨¢ginas y cuentas de Instagram de porno inmobiliario (ese vicio de poseer con la mirada casas que no podemos permitirnos con el bolsillo) o a lo que toda la vida ha sido so?ar despierto mirando las casas de los ricos en el ?Hola!: para comprarse una Cheap Old House quiz¨¢ se necesite una hipoteca, pero no apellidarse Rothschild.
¡°Acceder al mercado inmobiliario es cada vez m¨¢s complicado. En Estados Unidos los j¨®venes suelen estar asfixiados por las deudas que contrajeron para pagar sus estudios en la universidad y a muchos la posibilidad de comprarse una casa les parece inalcanzable. ?Por qu¨¦ no darle la vuelta a esa creencia de que la meta es vivir en ciudades y casas grandes? En los pueblos y ciudades peque?as o medianas de Estados Unidos hay muchas casas antiguas con precios asequibles. Es cierto que la mayor¨ªa necesita alg¨²n tipo de reparaci¨®n o inversi¨®n, pero no hay por qu¨¦ apresurarse¡±.
Los Finkelstein tienen otra plataforma, Circa Old Houses, en la que a cambio de una tarifa publicitan viviendas hist¨®ricas sin ese l¨ªmite de 150.000 d¨®lares; por ejemplo, una tipo Bauhaus que ha salido a la venta en Minnesota por 372.900. Muchas de las que aparecen en Cheap Old Houses se venden tambi¨¦n gracias a su apoyo sin que Elizabeth y Ethan obtengan por ello un beneficio directo, aunque el matrimonio (Ethan se encarga del marketing) aprovecha el tir¨®n de su Instagram con proyectos paralelos.
Desde 2021, los Finkelstein son los protagonistas de un programa de la cadena HGTV en el que ayudan a restaurar y rehabilitar casas de al menos un siglo de antig¨¹edad y adquiridas por menos de 150.000 d¨®lares. El programa (llamado tambi¨¦n Cheap Old Houses) ha sido renovado recientemente para una segunda temporada que se emitir¨¢ la primavera del a?o que viene. En octubre los Finkelstein publicar¨¢n tambi¨¦n un libro en el que compradores de casas antiguas y baratas ense?an c¨®mo las restauraron, y en el que Elizabeth, quien hace tres a?os cumpli¨® su versi¨®n del sue?o americano al adquirir junto a Ethan una antigua granja del siglo XVII en los confines del estado de Nueva York (por menos de 150.000 d¨®lares, claro), dar¨¢ consejos sobre la mejor manera de preservar este tipo de viviendas.
Porque el furor por las Cheap Old Houses no solo se explica por el subid¨®n que producen los chollos inmobiliarios. Buena parte de la gracia de este tipo de casas antiguas y baratas est¨¢ en las obras que hay que llevar a cabo en las mismas para arreglar su deterioro, un trabajo a menudo laborioso y costoso pero que muchos propietarios emprenden con entusiasmo. As¨ª, los defensores del patrimonio arquitect¨®nico como los Finkelstein que adquieren este tipo de casas no dicen que las hayan comprado, sino que ¡°las han salvado¡±, y mientras las arreglan profundizan en unos conocimientos sobre conservaci¨®n de casas antiguas que a muchos les gusta divulgar a trav¨¦s de las redes sociales.
Un ejemplo de este fen¨®meno es la Kimble House. En 2020, despu¨¦s de verla anunciada en Cheap Old Houses por 59.000 d¨®lares, Nick Weith y Damian Mordecai compraron esta casa de estilo Segundo Imperio en Gowanda (Nueva York) y abrieron una cuenta en Instagram para relatar su experiencia restaur¨¢ndola. La pareja no solo actualiza su perfil con fotos de sus progresos restaurando el tejado de pizarra o v¨ªdeos explicativos de sus motivos para elegir un papel de pared determinado, sino que adem¨¢s comparte las historias que va descubriendo sobre los anteriores due?os: hasta los a?os setenta, Kimble House fue el hogar de Anthony y Margaret Nell¨¦, una pareja de bailarines de ballet bastante conocida en la ¨¦poca.
¡°La experiencia les ha gustado tanto que Nick le ha dado un giro a su carrera profesional para centrarse en el trabajo con casas antiguas. Ahora es un especialista en restauraci¨®n de tejados de pizarra hist¨®ricos¡±, cuenta Elizabeth. En Espa?a, a los Finkelstein tambi¨¦n les gusta mucho el Instagram de Casa de Pueblo, el proyecto de restauraci¨®n de una casona del siglo XVII en Used (Zaragoza) por parte del arquitecto Alberto S¨¢nchez S¨¢nchez. ¡°Alberto ha involucrado a universidades en el proceso de restauraci¨®n de su casa y est¨¢ invitando a estudiantes internacionales a que participen en talleres sobre patrimonio hist¨®rico. Es un buen ejemplo de c¨®mo las casas antiguas pueden beneficiar a la comunidad¡±.
Por supuesto, hay a quienes el coste y el tiempo de las obras que requieren la mayor¨ªa de estas casas les desanima. A algunos compradores potenciales tambi¨¦n puede intimidarles el tener que enfrentarse a estructuras con materiales antiguos que, por no trabajarse ya, pueden parecer muy dif¨ªciles de reparar o mantener. ¡°Lo que m¨¢s echa para atr¨¢s a la gente es la idea de que solo hay una manera correcta de vivir y poseer una casa antigua¡±, reconoce Elizabeth Finkelstein. ¡°Creo que se equivocan. En Cheap Old Houses hacemos todo lo posible para ense?ar la gente las mejores pr¨¢cticas, pero al final lo m¨¢s importante es que quien se mude a una de estas casas antiguas encuentra la mejor manera de ser feliz en ella¡±.
No se trata, a?ade Elizabeth, de convertir este tipo de casas en museos, aunque su arquitectura y materiales originales merecen un poco de respeto. ¡°Os lo imploro, considerad todas las opciones que haya disponibles para reparar los materiales originales antes de dar por hecho que hay que reemplazarlos. Las ventanas, por ejemplo. Bien reparada y cuidada, una de madera puede durar siglos, mientras que un reemplazo de PVC sirve unos 20 a?os y luego se convierte en una carga para el medioambiente como un residuo m¨¢s en el vertedero¡±.
Seg¨²n Elizabeth, lo m¨¢s sensato es recabar toda la informaci¨®n posible sobre la casa antes de comenzar las obras. ¡°Llamad a un contratista o especialista que pueda revisar el suelo, escalar al tejado, y daros una opini¨®n honesta acerca del trabajo que necesita la casa. Hacedles preguntas, muchas preguntas. ?Qu¨¦ obras son urgentes y necesarias para la seguridad del ocupante? ?Qu¨¦ otras son solamente cosm¨¦ticas y pueden aplazarse? Trabajar con una hoja de ruta y un cronograma puede aliviar mucho el proceso¡±, aconseja. Y cuidado con las tendencias decorativas. No vaya a molestarse el fantasma de la casa y decida aparecerse. ¡°No hay nada peor que entrar una casa de 1850, quedar deslumbrado por su carpinter¨ªa original, pasar a la cocina¡ ?y ver que est¨¢ chillando ¡®2012¡ä!¡±.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram,o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.