Frente a la debacle, gimnasio: por qu¨¦ hacemos ejercicio para sobrellevar (o evitar) el fin del mundo
Clima Fitness, una gran instalaci¨®n del centro cultural Matadero Madrid, vincula nuestro anhelo por tener un cuerpo atl¨¦tico con la urgencia de frenar la crisis clim¨¢tica
John F. Kennedy ten¨ªa un sentido de la prioridad muy particular. En diciembre de 1960, al mes de haber ganado las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos y sin haber pasado a¨²n por el tr¨¢mite de la investidura, public¨® un art¨ªculo titulado The Soft American (El americano blando) en la revista Sports Illustrated. Con un tono entre ¨¦pico y admonitorio, JFK lamentaba que los hombres norteamericanos ¨Cpor lo visto, la mitad femenina de la poblaci¨®n quedaba excluida del mensaje¨C se hubieran abandonado al sedentarismo, lo que supon¨ªa ¡°un peligro para la seguridad¡± frente a la amenaza comunista.
El texto comenzaba con la a?oranza de los cuerpos duros y atl¨¦ticos de los ciudadanos de la antigua Grecia y terminaba con el anuncio de inminentes medidas destinadas a conducir a la juventud de su pa¨ªs hacia aquel ideal. ¡°Solo si nuestros ciudadanos est¨¢n f¨ªsicamente en forma ser¨¢n del todo capaces de semejante esfuerzo¡±, afirmaba. A continuaci¨®n, un fotorreportaje de seis p¨¢ginas mostraba al presidente electo predicando con el ejemplo, lo que en su caso implicaba surcar los mares en un velero y pasear por la playa con un atav¨ªo ¨Camericana de tweed, polo y pantalones chinos¨C, m¨¢s o menos informal para la ¨¦poca, pero que dif¨ªcilmente podr¨ªa calificarse como deportivo.
En aquellos d¨ªas, la obsesi¨®n por el monstruo de dos cabezas del comunismo y la debacle nuclear estaba en m¨¢ximos: en 1962 llegar¨ªa la crisis de los misiles de Cuba, que tuvo al mundo en vilo y redefini¨® el modo en que las dos grandes potencias gestionaban sus relaciones. Quiz¨¢ no por casualidad, esto coincid¨ªa con los inicios de la cultura del fitness, que desde entonces ha crecido de forma imparable. A cambio, en las ¨²ltimas d¨¦cadas el terror nuclear ha perdido preminencia, sustituido por el cambio clim¨¢tico, otro desaf¨ªo global capaz de reactivar el imaginario apocal¨ªptico. Quiz¨¢ sea el momento de pensar en qu¨¦ forma f¨ªsica se requiere para adaptarnos a esta otra amenaza. O para hacer frente a ella.
De eso trata Clima Fitness, un proyecto del espacio Intermediae del centro cultural Matadero Madrid, que incluye una exposici¨®n y un programa de actividades que se desarrollar¨¢n hasta el mes de julio de 2024. Su comisaria, Maite Borjabad, lo define como ¡°una forma de pensar en c¨®mo llegar a nuevas maneras de adaptabilidad al medio que no sean extractivistas, que reflejen el cambio clim¨¢tico, pero tambi¨¦n las barreras culturales y sociales que nos han llevado hasta la situaci¨®n actual¡±. Es importante se?alar que la palabra inglesa fitness tiene dos significados: uno hace referencia un estado f¨ªsico fuerte y saludable, y el otro, m¨¢s general, a la aptitud para adecuarse a un determinado fin o entorno. Esa dualidad es lo que canaliza el contenido de Clima Fitness.
Su origen es un art¨ªculo que publicaron en 2019 los arquitectos Igor Bragado y Miles Gertler, socios de la oficina de dise?o e investigaci¨®n Common Accounts, en la revista especializada Log, titulado Planet Fitness: Anthropo-Frontierism and the Survival of the Fittest (Planeta fitness: el antropofronterismo y la supervivencia de los m¨¢s aptos, o los que est¨¢n m¨¢s en forma). Aquel texto fue la base del informe Planet Fitness, que?los mismos autores hicieron p¨²blico en junio de 2020, donde se recogen varios ejemplos para ilustrar la relaci¨®n entre la voluntad por alcanzar un cuerpo atl¨¦tico y la emergencia clim¨¢tica. Quiz¨¢ el m¨¢s representativo sea el caso de la cadena internacional de gimnasios Les Mills, creada por el atleta y pol¨ªtico neozeland¨¦s Leslie Roy Mills, que bajo el lema Fitter you, fitter planet (¡°cuanto m¨¢s en forma est¨¦s, m¨¢s en forma est¨¢ el planeta¡±) se ha implicado en iniciativas como la plantaci¨®n de ¨¢rboles o la instalaci¨®n de sistemas de aguas movidos por energ¨ªa solar en pa¨ªses africanos.
Otro de los casos se?alados por los miembros de Common Accounts es el de la artista musical Grimes, que fuera pareja del empresario Elon Musk, m¨¢ximo inversor de la compa?¨ªa de coches el¨¦ctricos no contaminantes Tesla y de la empresa aeroespacial SpaceX, destinada en ¨²ltima instancia a enviar humanos a otros planetas ante la delicada situaci¨®n del nuestro. En un tuit de marzo de 2019, Grimes explicaba con gran detalle su extenuante rutina diaria de fitness, revelaba que dorm¨ªa con un humidificador para paliar la sequedad ambiental y mencionaba alguna de las modificaciones quir¨²rgicas a las que hab¨ªa sometido su cuerpo, que inclu¨ªa una intervenci¨®n en sus globos oculares para protegerlos de la luz azul.
¡°Existe una voluntad individual por salvarse de esta crisis, y de ah¨ª salen estos casos de estudio¡±, explica Igor Bragado. La idea de que cuanto m¨¢s saludable est¨¢ nuestro cuerpo m¨¢s lo estar¨¢ el planeta, o viceversa, abarca un espectro muy amplio de opciones que va desde la pr¨¢ctica del veganismo ¨Cque se fundamenta en razonables argumentos ecol¨®gicos y de salud, adem¨¢s de ¨¦ticos¨C hasta los citados programas de entrenamiento Les Mills, donde la relaci¨®n no se formula dentro de un orden racional, sino que casi entra en el terreno de lo m¨ªstico. ¡°Todos estos casos apuntan hacia una nueva relaci¨®n cuerpo-planeta que la crisis clim¨¢tica pone sobre la mesa¡±, concluye Bragado.
Bragado y Gertler destacan en su ensayo la contradicci¨®n que subyace entre el objetivo de salvar nuestro mundo, cuyo ¨¦xito requiere que se acometa como tarea colectiva, y el creciente empe?o por obtener una forma f¨ªsica normativa, deseo en esencia individualista que las redes sociales han contribuido a agudizar. ¡°Esta actitud habita en la l¨®gica del propio capitalismo del carbono y exacerba una preocupaci¨®n por el yo que solo puede apuntar a su propia desaparici¨®n. Se?ala una obsesi¨®n con una est¨¦tica del cuerpo como un bote salvavidas, cuando en ¨²ltima instancia puede que no haya ninguno disponible¡±, afirman.
Los componentes de Common Accounts han dise?ado la gran instalaci¨®n que ocupa la Nave 17 del Matadero, en cuyos elementos se integran las esculturas y las pantallas con videoarte que componen la muestra. Unos elementos que consisten en plataformas met¨¢licas dotadas de ruedas, adem¨¢s de brazos hidr¨¢ulicos, pesas, cables o agarraderas. Los textos de la muestra aparecen impresos en toallas que cuelgan de toalleros, los asientos son sacos de boxeo depositados en el suelo y los espacios se delimitan con barras dise?adas como paralelas de gimnasia. ¡°Son unos dispositivos adaptables que se ejercitan por s¨ª mismos, para ensayar los movimientos de tirar, empujar, levantar, rodar, rotar, en apoyo de una carga art¨ªstica que considera de manera similar el cuerpo en relaci¨®n con el planeta y el medio ambiente¡±, describe Miles Gertler. La est¨¦tica imperante es la que resultar¨ªa de fusionar un gimnasio high-tech con una feria de automoci¨®n. En el centro se ha situado un escenario circular con bicicletas est¨¢ticas y bolsas de suero para albergar algunas de las actividades del programa. ¡°Su forma remite a la propia din¨¢mica de los entrenamientos, que tienen a repetirse una y otra vez¡±, explica Igor Bragado. ¡°Pero adem¨¢s tiene ruedas, con lo que es m¨®vil, pero no puede avanzar, igual que les ocurre a muchas de las pol¨ªticas clim¨¢ticas que est¨¢n implant¨¢ndose¡±.
Las piezas art¨ªsticas, firmadas por eI creador turco Faysal Altunbozar, la brit¨¢nica Ibiye Camp, la chinoamericana Mary Maggic y las espa?olas Itizar Barrio e Irati Inoriza, que tambi¨¦n plantean cuestiones interrelacionadas entre s¨ª y con el tema central como la masculinidad t¨®xica, el colonialismo, la resignificaci¨®n de los espacios que habitamos, la adaptaci¨®n conflictiva al medio o la relaci¨®n entre trabajo, cuerpo e identidad, parecen competir con la potencia visual de la estructura dise?ada por Common Accounts para acogerlas.
Sin embargo, en algunos casos se logra una interesante coherencia entre forma y contenido, como en la pieza Faster, Higher, Stronger, de Mary Maggic, en la que los visitantes pueden pedalear sobre una bicicleta est¨¢tica para suministrar energ¨ªa a un biorreactor que genera SCOBY, un cultivo de bacterias y levaduras que forma parte de la kombucha, bebida considerada saludable por excelencia de los tiempos contempor¨¢neos. Se sugiere as¨ª la posibilidad de una cooperaci¨®n constructiva y sostenible entre especies.
¡°Pero esta exposici¨®n no trata sobre sostenibilidad¡±, aclara Miles Gertler. ¡°Trata sobre c¨®mo estamos lidiando con el cambio clim¨¢tico a escala del cuerpo. C¨®mo ese cambio clim¨¢tico est¨¢ afectando nuestra vida diaria y c¨®mo estamos cambiando a causa de ¨¦l¡±.
Existe el riesgo de que este tronco tem¨¢tico central tambi¨¦n se difumine ante la multiplicidad de temas invocados por la exposici¨®n. La comisaria Maite Borjabad considera Clima Fitness como un espacio de reflexi¨®n sobre todas estas cuestiones, por lo que las actividades programadas son un factor esencial. ¡°Se trata de llevar a cabo un ejercicio de exploraci¨®n para ver todas las ramificaciones que se ponen en juego. Por ejemplo, vamos a lanzar una convocatoria de obras de videoarte que se integrar¨ªan despu¨¦s en la exposici¨®n, adem¨¢s de una serie de conferencias y performances que tendr¨¢n lugar en dos momentos, uno en noviembre y otro en febrero. Queremos generar conversaciones que re¨²nan varias voces del mundo art¨ªstico y acad¨¦mico¡±.
Clima fitness aspira a promover la generaci¨®n de propuestas para hacer frente a las exigencias de un cambio clim¨¢tico que parece una amenaza inabarcable, pero que no deber¨ªa llamar a la inacci¨®n. As¨ª lo expresa Borjabad en el texto comisarial: ¡°Parece que estamos m¨¢s preparadas para visualizar el fin del mundo que para imaginar un mundo diferente¡±.
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