La ¨¦pica reconstrucci¨®n del Minack, el teatro que levant¨® piedra a piedra Rowena Cade
Este escenario, construido sobre los acantilados de la costa de Cornualles, fue el proyecto vital de una mujer que se dedic¨® en cuerpo y alma a la labor de construcci¨®n y mantenimiento de uno de los teatros al aire libre m¨¢s espectaculares
La historia sobre la construcci¨®n del Minack Theatre nace de la pasi¨®n y tambi¨¦n del azar. El proyecto comenz¨® por casualidad en Cornualles, concretamente en 1929, cuando Rowena Cade (Reino Unido, 1893¨C1983) se encarg¨® de la producci¨®n al aire libre de la obra de teatro Sue?o de una noche de verano. Todos quedaron tan contentos con su trabajo que al a?o siguiente le encargaron la producci¨®n de otra pieza de Shakespeare, La Tempestad, y a Rowena se le ocurri¨® representarla en unos acantilados de su propiedad. Pero para llevar a cabo la obra primero ten¨ªa que hacerlos accesibles. As¨ª empez¨® su labor de construcci¨®n.
¡°Es incre¨ªble pensar que una mujer empez¨® todo esto y lo construy¨® solo con la ayuda de su jardinero¡±, afirma Phil Barnett, de la compa?¨ªa de teatro Kidz R Us, en el documental sobre Rowena CadeThe Story of Minack.
Rowena, que entonces ten¨ªa 36 a?os, trabaj¨® mano a mano con su jardinero, Billy Rawlings, sin ayudarse de maquinaria pesada, tan solo usando dinamita para voladuras en contadas ocasiones. Como elemento principal, emplearon hormig¨®n mezclado con arena. As¨ª relataba ella misma un d¨ªa de trabajo en el escarpado acantilado: ¡°Billy y otro hombre de Cornualles cortaron enormes rocas a mano, como si fueran mantequilla. Algunas piezas cayeron al mar al partirse, pero la mayor¨ªa se colocaron en su lugar con barras, en la pendiente resbaladiza, donde un paso descuidado habr¨ªa significado una ca¨ªda de 30 metros al mar revuelto. Yo iba rellenando tras ellos con tierra y piedras peque?as¡±.
Sin embargo, el estallido de la Segunda Guerra Mundial le oblig¨® a detener su empresa y el Minack fue tomado como zona de vigilancia. ¡°Se levant¨® una torreta, se construyeron fortines y rodearon el lugar con un grueso banco de alambre de p¨²as. En 1945, la guerra hab¨ªa arrasado el teatro. Pero Rowena lo reconstruy¨® piedra a piedra. Quiz¨¢s, para ella, no hab¨ªa otra opci¨®n¡±, opina Amber Massie-BlomField, autora del libro Twenty theatres to see before you die (Veinte teatros que ver antes de morir), en un art¨ªculo para The London Magazine. Phil Jackson, gerente del teatro durante 30 a?os, cuenta a ICON Desgin que Rowena no ten¨ªa intenci¨®n de volver a abrir, ¡°pero sus amigos la animaron a hacerlo en 1949¡å.
Sin conocimientos t¨¦cnicos, Rowena trabaj¨® por instinto. ¡°Desarroll¨® una t¨¦cnica propia que consist¨ªa en mezclar hormig¨®n muy seco en el que dibujaba unos adornos con un viejo destornillador. Pero antes de grabar estos dise?os de estilo celta en el hormig¨®n, practicaba en un trozo de papel¡±, explicaba en el documental Simon Crosse, que dise?¨® los camerinos en la d¨¦cada de los setenta. ¡°Su colaboraci¨®n con Simon fue la ¨²nica vez en que Rowena confi¨® trabajo a un arquitecto¡±, confirma Jackson.
El Minack despliega una serie de terrazas entre los acantilados y descendiendo por su sendero de escaleras se accede a las gradas, talladas y construidas sobre piedra. En ellas, cada plaza tiene grabado el nombre de todas las obras que se han representado en el teatro. El escenario es el ¨²ltimo escal¨®n y tiene como tel¨®n de fondo el mar. ¡°Con un dise?o que parece responder m¨¢s a un ir haciendo que a un plan integral, quiz¨¢ el teatro Minack no se ajuste a cuestiones arquitect¨®nicas t¨¦cnicas y funcionales t¨ªpicas de un teatro, pero s¨ª nos recuerda que tambi¨¦n somos el paisaje que construimos, en el que nos formamos y donde vivimos¡±, explica Marina Fern¨¢ndez Ramos, arquitecta que acaba de publicar el libro Tejiendo la calle (Rua Ediciones).
En los inicios, las instalaciones reflejaban el car¨¢cter amateur de la obra: la taquilla era una mesa de picnic y la iluminaci¨®n de las producciones se hac¨ªa con l¨¢mparas de bater¨ªa o con los faros de los coches. ¡°Seg¨²n pasaba el tiempo y Rowena se iba volviendo m¨¢s ambiciosa, me involucr¨® en varios proyectos de construcci¨®n. Yo estaba encantado de ayudar pero siempre le dec¨ªa: ¡®S¨¦ que cualquier cosa que dibuje, ?la har¨¢s diferente!¡¯. El teatro para ella, era como hacer castillos de arena. Sol¨ªa construir el tel¨®n de fondo y el a?o siguiente volarlo y hacer otro diferente¡±, cuenta Crosse en el documental.
Desde que Rowena dej¨® de construir a los 81 a?os, en 1974, el teatro no ha cambiado. Actualmente, una fundaci¨®n ben¨¦fica vela por preservar el legado de medio siglo. Gracias a su labor, el Minack es uno de los mayores atractivos tur¨ªsticos de Cornualles. ¡°M¨¢s de 80.000 espectadores asisten cada a?o para ver diferentes obras¡±, apunta Amber Massie-BlomField. Al estar en un lugar tan expuesto a las inclemencias del tiempo y los embistes del mar, el mantenimiento y cuidado deben ser constantes.
Como dice la Canci¨®n de las simples cosas, de Mercedes Sosa, uno vuelve siempre a los viejos sitios donde am¨® la vida. ¡°Tambi¨¦n se viaja a otros lugares desde los sitios que se ama. Imagino a la excepcional creadora del teatro Minack, Rowena Cade, y al jardinero Billy Rawlings desplazando rocas y moviendo tierras con el ¨ªmpetu de los entusiastas. De los que aman. Construyendo escenarios y asientos, dise?ando iluminaciones, atrezos y vestuarios, tallando piedras. Proyectando y construyendo a mano, durante a?os, esta maravilla de espacio desde el que viajar a otros lugares a trav¨¦s de representaciones en un teatro vivo al aire libre¡±, imagina Marina Fern¨¢ndez Ramos.
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