Caterina de la Portilla: ¡°A los arquitectos nos forman para ser genios renacentistas. La realidad es mucho m¨¢s precaria¡±
Abandon¨® un estudio de arquitectura de Nueva York para volver a empezar en Las Palmas y hacer del trabajo algo a su medida. Ahora esta joven canaria ha escrito un libro para intentar ayudar a sus compa?eros de profesi¨®n
Caterina de la Portilla (Las Palmas, 31 a?os) se recuerda con apenas siete u ocho a?os pidi¨¦ndole a su padre un regalo de Reyes que aunase sus cuatro grandes pasiones infantiles, ¡°el dibujo, la ciencia, las matem¨¢ticas y las casas grandes¡±. Su progenitor, un hombre con recursos, le regal¨® una obra maestra de la ingenier¨ªa l¨²dica, el S¨²per Castillo de Lego, y lo acompa?¨® con una nota que acabar¨ªa siendo premonitoria: ¡°?Sabes que existe una profesi¨®n que combina todo lo que a ti te gusta? Se llama arquitectura¡±.
De la Portilla recuerda ahora c¨®mo esa intuici¨®n paterna sobre su futuro se ir¨ªa confirmando paso a paso. Con diez a?os devoraba los cap¨ªtulos de la versi¨®n brit¨¢nica de Art Attack, ¡°un curso acelerado de creatividad y pragmatismo¡±, y dise?aba sus primeras casas del ¨¢rbol. Una vez superado ¡°el agujero negro de la adolescencia¡± acab¨® siguiendo el sendero de ladrillos amarillos (de Lego) que conduc¨ªa a la facultad de Arquitectura de la Universidad de Las Palmas.
All¨ª se encontr¨® con una carrera de alta exigencia, pr¨®diga en obst¨¢culos como un alto nivel de f¨ªsica, matem¨¢ticas y dibujo t¨¦cnico y en la que, adem¨¢s, ¡°te asoman a una tradici¨®n elitista que es un continuo masaje para el ego¡±. Ella reconoce que anduvo ¡°un par de a?os un tanto perdida¡± hasta que la asignatura de proyectos del tercer curso puso su cerebro en ¨®rbita: ¡°Una profesora a la que admiro mucho hizo una cr¨ªtica demoledora, pero muy bien fundamentada, de uno de mis bocetos. Yo soy de car¨¢cter muy competitivo, as¨ª que esa reacci¨®n negativa al fruto de mi esfuerzo se convirti¨® en un est¨ªmulo. Empec¨¦ a leer por mi cuenta, a empaparme de conceptos nuevos con una actitud de m¨¢xima apertura mental, y lecturas como los Escritos, di¨¢logos y discursos de Mies van der Rohe transformaron por completo mi perspectiva¡±.
El ba?o de realidad de los genios renacentistas
Ah¨ª acab¨® de enamorarse de su futura profesi¨®n: ¡°Te sientes como si te estuvieses introduciendo en una logia mas¨®nica, en un conocimiento oculto, la secta de los que saben c¨®mo construir¡±. Sin embargo, una vez obtenida la matr¨ªcula de honor para su proyecto de fin de carrera y completado su ciclo formativo en Nueva York, De la Portilla sufri¨® ¡°el aterrizaje forzoso en la realidad¡± que tarde o temprano aguarda a todos los arquitectos licenciados: ¡°Te forman para ejercer tu profesi¨®n al m¨¢ximo nivel, para ser una especie de genio renacentista y construir edificios de alto impacto que expresen tu personalidad y tu talento. Pero no te preparan para las condiciones reales en que nueve de cada diez arquitectos, y me quedo corta, ejercen su profesi¨®n en el siglo XXI, que es mucho m¨¢s precaria y m¨¢s prosaica¡±.
De ese ba?o de realidad nace C¨®mo vivir de la arquitectura (Arpa Editores), un ant¨ªdoto contra la precariedad y el desencanto profesional. Un manual de uso con un alto grado de rigor y pragmatismo pero no exento de humor, sensatez y reflexiones vitales. El libro parte de un m¨¦todo contrastado, el de L¨ªderes para la Arquitectura, la plataforma cooperativa que cre¨® ella misma en 2018, se profesionaliz¨® en 2021 y hoy re¨²ne ¡°a m¨¢s de 3.000 arquitectos de 30 pa¨ªses¡±. El objetivo es que esta comunidad de arquitectos decididos a ejercer la profesi¨®n ¡°de manera met¨®dica y con sentido de la realidad¡± siga creciendo: ¡°Al menos, hasta llegar a los 100.000. Es una expectativa realista, dada nuestra actual progresi¨®n, y si tenemos en cuenta que en el mundo hay m¨¢s de ocho millones de licenciados en arquitectura¡±.
De la Portilla se dirige sobre todo al cada vez m¨¢s amplio colectivo de ¡°arquitectos independientes o aut¨®nomos¡±, es decir, los que no se someten a ese itinerario de meritocracia imperfecta que consiste en ¡°convertirse en empleados de otros arquitectos¡±. Ella misma tante¨® esa otra v¨ªa, con resultados poco satisfactorios, en su etapa como reci¨¦n licenciada en Nueva York: ¡°Me sent¨ª atrapada en una rutina muy exigente y que no me hac¨ªa feliz. As¨ª que decid¨ª volver a Las Palmas, una decisi¨®n que muchos de mis amigos y compa?eros de promoci¨®n interpretaron como un suicidio profesional, porque pas¨¦ de trabajar como arquitecta en una gran firma con sede en la calle 120 esquina con Broadway, en pleno coraz¨®n del capitalismo mundial, a abrir mi propio estudio en una isla perdida en pleno Atl¨¢ntico¡±.
Le sali¨® bien, porque recurri¨® al ¡°instinto emprendedor¡±, heredado de su padre: ¡°?l se hizo un hueco en el mundo de la construcci¨®n submarina sin ser ingeniero, y siempre ha cre¨ªdo en las virtudes del aprendizaje activo y, sobre todo, de atreverse a hacer cosas¡±. Tambi¨¦n porque fue capaz de hacer un buen diagn¨®stico de las posibilidades laborales que le ofrec¨ªa su entorno: ¡°Mis primeros encargos fueron bastante modestos, reformas casi cosm¨¦ticas en su mayor¨ªa, pero me hicieron darme cuenta de que exist¨ªa un importante nicho para la arquitectura residencial con sensibilidad moderna en Gran Canaria¡±.
Una empresa que dise?a espacios
La primera lecci¨®n, desarrollada de manera exhaustiva en su libro, es que un arquitecto independiente es un peque?o empresario que debe dedicar una parte sustancial de su tiempo a captar clientes. ?Una tarea ingrata? ¡°No tanto si entiendes que de lo que se trata es darle una verdadera utilidad social a tus conocimientos, aptitudes e inquietudes. Se trata de entender lo que la gente necesita y ser capaz de adaptar tu oferta personal a esa demanda. Es simple, pero exige, en primer lugar, aparcar el ego y desarrollar una verdadera vocaci¨®n de servicio. Yo siempre digo que la verdadera diferencia entre un aficionado con talento y un profesional es que el segundo sabe dar a sus cualidades una orientaci¨®n pr¨¢ctica. No tiene sentido crear tus propias llaves y esperar que la gente te traiga puertas en las que encajen. Lo sensato es ver c¨®mo son en realidad las puertas y dise?ar llaves capaces de abrirlas¡±.
De la Portilla puntualiza que se trata, tal y como ya explicita el t¨ªtulo, ¡°de un manual que ayuda a vivir de la profesi¨®n, no a malvivir ni a morirse de hambre o de extenuaci¨®n ejerci¨¦ndola¡±. Ella ha sido capaz de hacerla compatible ¡°con una vida normal, porque la arquitectura no tiene por qu¨¦ ser una especie de sacerdocio o un sobreesfuerzo continuo¡±. Con una gesti¨®n adecuada del tiempo (uno de los aspectos en que m¨¢s incide el libro) se puede ¡°trabajar una media de 35 horas semanales, tener unos ingresos dignos¡± y, como ella misma, ¡°un hijo, una vida de pareja, tiempo que dedicar a la familia, los amigos o aficiones que te acompa?an siempre, como, en mi caso, es el deporte¡±.
?Alquimia? En su opini¨®n, solo m¨¦todo. Pero el m¨¦todo exige disciplina: ¡°No dispersarse, no perder el foco, saber esquivar, minimizar o delegar las tareas que yo llamo ladronas de tiempo, y que acaban suponiendo el grueso de sus rutinas cotidianas para las personas que no encuentran la manera de disciplinarse¡±. A De la Portilla le resulta ¡°simp¨¢tico¡± que se hayan referido a ella como la Marie Kondo de la arquitectura: ¡°Es cierto que una parte sustancial de mi m¨¦todo consiste en introducir orden en pr¨¢cticas profesionales que con frecuencia tienden al caos¡±. Pero hay otras claves, como la perseverancia, la cualidad personal a la que asegura haber sacado el m¨¢ximo partido: ¡°Pas¨¦ por momentos dif¨ªciles, sobre todo en esa fase cr¨ªtica, entre los 25 y los 30 a?os, en que los arquitectos nos vemos arrojados al gran mundo sin haber aprendido a¨²n c¨®mo mantenernos a flote. Pero nunca pens¨¦ en arrojar la toalla, siempre tuve claro que se trataba de hacer que funcionase. Cuando tienes muy claro el qu¨¦, resulta bastante m¨¢s sencillo dise?ar el c¨®mo¡±.
El futuro de la arquitectura
La arquitecta considera que su m¨¦todo puede resultar, hasta cierto punto, extrapolable a otras profesiones ejercidas con independencia. ¡°Los principios vienen a ser los mismos. Despu¨¦s de todo, lo que he hecho ha sido adaptar a las exigencias concretas de mi profesi¨®n las ense?anzas del marketing m¨¢s avanzado¡±. Tambi¨¦n las de (controvertidos) maestros en la materia como ¡°Jordan Belfort, el c¨¦lebre Lobo de Wall Street, que arrastra una leyenda negra y es posible que no fuese la persona m¨¢s honesta del mundo, pero que desarroll¨® una completa teorizaci¨®n de los guiones de venta que yo he aplicado a la arquitectura en mi manual¡±.
De la Portilla a?ade tambi¨¦n que L¨ªderes para la Arquitectura es algo m¨¢s que una plataforma de aprendizaje pr¨¢ctico y asistencia mutua: ¡°Tambi¨¦n constituye un foro de reflexi¨®n muy completo sobre el futuro de la arquitectura en el que han ido aflorando proyectos muy ambiciosos y de notable impacto. Por ejemplo, los relacionados con la creaci¨®n de espacios arquitect¨®nicos en entornos digitales, como los videojuegos, la realidad virtual o aumentada¡ Acabamos de abrir una ronda de financiaci¨®n para este tipo de iniciativas que parten de una idea crucial: que el futuro de la arquitectura no pasa, necesariamente, por construir en el sentido tradicional, que existe mucho margen para dise?ar y redise?ar espacios¡±.
Una vez m¨¢s, es el arquitecto el que debe asumir la responsabilidad de hacerse ¨²til tanto a la sociedad en su conjunto como a potenciales clientes: ¡°Para ello, hay que saber ofrecerse con humildad, sin arrogancia, pero tambi¨¦n poniendo en valor tus conocimientos. No es tanto insistir en tu portfolio y en tu visi¨®n personal de las cosas como en decirle al mundo: ¡°Esto es lo que s¨¦ hacer y esto es lo que podr¨ªa aportarte si trabajamos juntos¡±.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram, o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.