El patrimonio arquitect¨®nico en peligro, ?otra vez no, por favor!
La venta y amenaza de demolici¨®n de la zapater¨ªa que Paco Alonso proyect¨® en Madrid, una obra maestra de la arquitectura comercial de finales de los a?os ochenta, reabre el debate sobre la deficiente protecci¨®n de edificios relevantes
Parece que va a volver a suceder, pero esta vez viene con aviso. Existe una creciente inquietud sobre la intervenci¨®n, prevista para inicios de este septiembre, en la zapater¨ªa que el arquitecto Francisco Alonso de Santos construy¨® entre 1987 y 1989 en el n¨²mero 55 de la c¨¦ntrica calle madrile?a de Jorge Juan, en pleno barrio de Salamanca. Hace poco que hab¨ªa cambiado de manos despu¨¦s de que el antiguo propietario, el cliente original, Manuel Losada, la vendiera a dos empresarios, el espa?ol Manuel Rodr¨ªguez Aseijas y la boliviana Ximena Alborta, para crear una franquicia de la inmobiliaria estadounidense de lujo Coldwell Banker.
Pero ?a qu¨¦ viene tanta alarma? ?Qu¨¦ tiene de particular esta zapater¨ªa del barrio de Salamanca? Antes de hablar de ella, unas breves notas sobre el autor. Paco Alonso, arquitecto por la Escuela de Madrid, trabaj¨® en su juventud en diversos proyectos con dos de los grandes arquitectos de la ciudad: Alejandro de la Sota y Francisco Javier S¨¢enz de O¨ªza. Despu¨¦s de haber trabajado en la empresa de vidrio Saint-Gobain (lleg¨® incluso a publicar un manual de soleamiento en 1980), sus primeros trabajos ya apuntaban hac¨ªan una rara e ins¨®lita intensidad en el manejo de las t¨¦cnicas y las tecnolog¨ªas de la construcci¨®n, que llevaba a unos l¨ªmites casi exagerados, como puede verse en los sillares cicl¨®peos que revisten la fachada principal de su casa en Puerta de Hierro, en Madrid.
Tras unos c¨¦lebres proyectos no construidos presentados a concurso ¨Ccomo los de la torre de San Isidro y la Plaza de Castilla, ambos en Madrid, o el centro social de Alc¨¢zar de San Juan y el Piazzale Roma en Venecia¨C, en la d¨¦cada de los noventa se celebr¨® una exposici¨®n monogr¨¢fica sobre su obra en el Museo del Traje. Desde entonces, y quiz¨¢s ya pasado el punto ¨¢lgido de su producci¨®n, se ha convertido en una figura casi m¨ªtica, en un personaje que el propio arquitecto se ha encargado de construir. Y, sin dejar nunca de trabajar, desde entonces ha dedicado sus esfuerzos a diversos concursos ¨Clos m¨¢s recientes del Guggenheim de Helsinki o la Plaza del Sol de Madrid¨C, a una obra en ruinas que lleva a?os intentando acabar en El Molar (Madrid) y al portal de la casa de vecindad de su propio estudio.
Con una trayectoria de obras casi entregadas (que no acabadas), Paco Alonso lleva a?os intentando sin ¨¦xito que sus trabajos no se conviertan en unas ruinas. Aun as¨ª, su escasa obra contiene una rara intensidad y es fruto de un quehacer extremo que rara vez encontramos en la arquitectura contempor¨¢nea. Pese a haber construido tan poco, su obra tiene repercusi¨®n internacional, pues, adem¨¢s de haber sido incluida en la Bienal de Arquitectura de Venecia de 2016, pronto se celebrar¨¢ una exposici¨®n monogr¨¢fica en la Trienal de Mil¨¢n.
Este ser¨ªa el caso de la zapater¨ªa que nos ocupa. Encargada por Manuel Losada como la tienda insignia y de alta gama de su cadena de zapater¨ªas en Madrid, existe toda una leyenda acerca de su construcci¨®n, desde el dilatado tiempo de ejecuci¨®n, pasando por el excesivo coste de las obras hasta llegar a una m¨¢s que conflictiva relaci¨®n con el cliente.
Lo que sorprende de esta zapater¨ªa es, en primer lugar, su fachada. Con unas enormes piedras de granito gris apomazado en las zonas m¨¢s bajas, m¨¢s arriba con granito Porri?o y m¨¢rmol Calatorao abujardado a puntero, cuenta con unos balcones de la primera planta de m¨¢rmol de Calatorao con el canto escafilado in situ, de aspecto Picapiedra, que vuelan por toda la longitud la tienda; toneladas y toneladas de piedra para forrar lo que podr¨ªa parecer un cofre. Una vez dentro, m¨¢s m¨¢rmol de Calatorao, rojo Alicante y ¨®nice iran¨ª revisten las paredes, tacos de iroko en el pavimento y un techo de enormes tablas de la misma madera. Pero lo ins¨®lito de todo ello es la exquisita ejecuci¨®n de la construcci¨®n, con un empe?o que raya una perfecci¨®n obsesiva, de encaje al mil¨ªmetro, algo tan inusual como dif¨ªcil de lograr en este pa¨ªs, y fruto de un estudio ofuscado sobre diferentes t¨¦cnicas constructivas. Una obra que pareciera construida por las manos un gigante y que, como tal, parece expandirse a toda la ciudad.
Otro factor que ha contribuido a crear el mito de esta tienda es que nunca lleg¨® a inaugurarse, y el local estuvo cerrado desde el a?o 1990, desde que su arquitecto abandonara las obras sin acabar tras a?os de trabajo. Solo hace unos pocos a?os, en 2017, y gracias al empe?o de algunos profesores de la Escuela de Arquitectura de Toledo, la tienda abri¨® moment¨¢neamente y hubo mucha gente que, entusiasmada, pudo ver esta obra maestra de la arquitectura comercial espa?ola. A ra¨ªz de poder visitar la tienda y del entusiasmo de muchos que la vieron, en 2021 los colegios de arquitectos de Madrid y Galicia, apoyados por el Consejo Superior de Colegio de Arquitectos de Espa?a (CSCAE), iniciaron un expediente para declararla Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC), expediente en tr¨¢mite desde la fecha y que a¨²n est¨¢ sin resolver.
En el peor de los casos, si hubiera una demolici¨®n, seguir¨¢ a otras desgracias que, lamentablemente, estamos acostumbrados a presenciar en este santo pa¨ªs que tan poco inter¨¦s muestra por el patrimonio arquitect¨®nico, tenga este la antig¨¹edad que requieren las leyes o no (?qu¨¦ m¨¢s dar¨¢ todo eso!). La lista de barbaries es interminable, y en un repaso breve de las m¨¢s dolorosas nos encontramos los laboratorios Jorba (Madrid, 1965), conocidos popularmente como la Pagoda, de Miguel Fisac, demolidos en julio de 1999; la conocida galer¨ªa de arte Joan Prats (Barcelona, 1976), de Josep Llu¨ªs Sert, destruida en 2015; la casa Guzm¨¢n (Algete, 1972), de Alejandro de la Sota, destruida sin que nadie se percatara de ello en 2016 para sustituirla por una casa pretenciosa, anacr¨®nica y sin el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s; o, si nadie es capaz de evitarlo, la casa Vallet de Goytisolo (Madrid, 1956), de Jos¨¦ Antonio Coderch, que lleva tiempo bajo la amenaza de la piqueta.
Uno se pregunta por qu¨¦ las mentes neoliberales no son capaces de reconocer el valor y el talento de obras que compran y sobre las que act¨²an (?anda que no habr¨¢ miles de locales anodinos disponibles!) para acabar construyendo espacios mediocres ¨Clo que Rem Koolhaas llamar¨ªa ¡°espacio basura¡±¨C, pero tambi¨¦n por qu¨¦ las administraciones, con su lentitud y su dolorosa pasividad, son incapaces de preservar un patrimonio arquitect¨®nico que es de todos y velar porque podamos seguir disfrutando de ¨¦l.
Mois¨¦s Puente es arquitecto, escritor y editor de la revista 2G y la editorial Puente Editores.
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