De sociedades ideales a pesadillas catastrofistas: as¨ª es como llevamos siglos imaginando el futuro
La exposici¨®n ¡®La Gran Imaginaci¨®n, historias del futuro¡¯ se dedica a explorar las im¨¢genes del porvenir, positivas o catastr¨®ficas, que ha ido concibiendo, a trav¨¦s de la historia, la humanidad
El Estado de Piria ha decidido, despu¨¦s de consultar a la ciudadan¨ªa en un refer¨¦ndum, tirar la toalla y autodestruirse en vista del colapso que se avecina. ¡°Estimado ciudadano: el sistema actual ya no es viable¡±, dice el gobernador de la naci¨®n. ¡°No hay nada que hacer, la civilizaci¨®n no tiene remedio. El gobierno ha dimitido, se ha enviado al espacio en un cohete todo el conocimiento, se han cerrado todas las infraestructuras de producci¨®n y transporte, y se han repartido entre sus habitantes kits de supervivencia, para el reinicio que se avecina (incluye una botella de champ¨¢n). Se distribuir¨¢ la tierra entre todas las personas para que preparen su nuevo hogar y se labren un futuro confortable en comunidad. A partir de ahora los pirianos ser¨¦is los ¨²nicos responsables del sistema que hay¨¢is elegido implementar en vuestra comunidad local¡±, sentencia el gobernador.
El estado autodestructivo de Piria no existe, pero es el protagonista de una imaginativa instalaci¨®n de Raph?el Stevens, coautor del libro Colapsolog¨ªa (Arpa Editores), y el estudio NORMALS, que se puede ver en la exposici¨®n La Gran Imaginaci¨®n, historias del futuro, comisariada por Jorge Camacho, hasta el 17 de abril de 2022 en el Espacio Fundaci¨®n Telef¨®nica, en Madrid. La muestra se dedica a explorar las im¨¢genes del futuro que, a trav¨¦s de la historia, la humanidad ha ido concibiendo y mostrando en sus productos culturales, y que han sido muy dependientes de cada presente.
¡°Las primeras imaginaciones sobre el futuro eran muy optimistas, buscaban representar sociedades ideales, con el tiempo van surgiendo ciertas preocupaciones y se producen, ya no tanto sue?os, sino posibles pesadillas, como si hubi¨¦ramos perdido la inocencia¡±, explica el comisario, que es experto en dise?o de futuros. En tiempos de crisis como estos, tras la pandemia y con los diferentes riesgos existenciales que se presentan, imaginar el futuro se torna m¨¢s interesante.
El futur¨®logo pionero Jim Dator clasific¨® los futuros que el ser humano imagina en cuatro categor¨ªas: crecimiento sostenido, transformaci¨®n, disciplina y colapso, cada una con sus propios ganadores y perdedores. ¡°Queremos animar a dejar de pensar en el futuro en t¨¦rminos de optimismo y pesimismo, de utop¨ªa y distop¨ªa¡±, dice Camacho. El colapso es la categor¨ªa que ejemplifica el citado estado de Piria, y tambi¨¦n pel¨ªculas dist¨®picas como Contagio, Mad Max o Blade Runner, en las que la civilizaci¨®n se enfrenta a grandes desastres y escenarios dist¨®picos de diversa ¨ªndole, ya sea medioambiental, tecnol¨®gica o econ¨®mica.
El escenario disciplina presenta un porvenir de autoritarismo y control social, como en la serie y novela El cuento de la criada o en Los juegos del hambre. El de transformaci¨®n propone un punto de inflexi¨®n radical como el que relata la singularidad tecnol¨®gica (teor¨ªa que sostiene que el avance de la tecnolog¨ªa y la rob¨®tica podr¨ªa acabar super¨¢ndonos y elimin¨¢ndonos) y la posthumanidad. O sea, que la tecnolog¨ªa curve el curso de la historia hacia consecuencias insospechadas.
El m¨¢s halag¨¹e?o es el escenario de crecimiento sostenido, donde la civilizaci¨®n progresa como se espera, para bien o para mal, como se ve en pel¨ªculas como Elysium o Matrix Revolutions, o en las prospectivas de empresas, gobiernos o medios de comunicaci¨®n. Todo cambia, pero todo sigue m¨¢s o menos igual. Los cuatro casos de Jim Dator son representados en la muestra con diferentes instalaciones expresamente ideadas para la ocasi¨®n por diferentes artistas y estudios.
?C¨®mo era el futuro antes?
No siempre la humanidad pens¨® en el futuro, hubo ¨¦pocas en las que los cambios eran m¨ªnimos y lentos, las personas nac¨ªan y mor¨ªan y nada parec¨ªa evolucionar. Especular sobre posibles futuros parec¨ªa no tener sentido. Las ucron¨ªas inauguraron el pensamiento sobre otras posibilidades de civilizaci¨®n, como es el caso de la Utop¨ªa de Tom¨¢s Moro, La ciudad del sol, de Tomasso Campanella, La nueva Atl¨¢ntida de Francis Bacon o Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift. En la exposici¨®n son interpretadas por el Premio Nacional de Ilustraci¨®n Javier S¨¢ez Cast¨¢n. ¡°Sin embargo, se trataba de relatos que no suced¨ªan en el futuro sino en otros lugares del presente, como en islas perdidas o al final de viajes ex¨®ticos¡±, dice Camacho.
Uno de los primeros relatos propiamente futurista podr¨ªa ser el de Louis-S¨¦bastien Mercier, titulado El a?o 2440 y publicado en 1771, con una diferencia entre realidad y ficci¨®n de 669 a?os. El autor se duerme y se despierta en un futuro donde pervive la monarqu¨ªa en Par¨ªs, pero la econom¨ªa es m¨¢s justa, escasean las guerras, se ha limado la desigualdad y se trabaja menos. Eran los tiempos de la Ilustraci¨®n, cuando las cosas empezaban a cambiar con mayor rapidez, aupadas en la ciencia y en la raz¨®n, y se generaba la idea de progreso: la humanidad comenzaba a echar la vista hacia delante. ¡°Se empieza a ver la utilidad a pensar en el futuro, porque el futuro se puede construir desde el presente¡±, explica el comisario. Es la filosof¨ªa de los actuales ejercicios de prospectiva, como el reciente informe Espa?a 2050 del gobierno de Pedro S¨¢nchez, cuyo fin quiz¨¢s no fue entendido por ciertos sectores del arco pol¨ªtico y social.
Un diagrama muestra una cronolog¨ªa de la aparici¨®n de este tipo de obras (abundan cada vez m¨¢s seg¨²n avanza el siglo XX), y compara la fecha de concepci¨®n de la obra con la fecha que imagina en el futuro. Se comprueba que los relatos del futuro cada vez se sit¨²an en fechas m¨¢s cercanas. Series como Black Mirror o Years and years tratan de futuros posibles en un pu?ado de a?os y los problemas que plantean en cuestiones como el desarrollo tecnol¨®gico, la emergencia ambiental, la crisis migratoria o el auge del totalitarismo resultan tan veros¨ªmiles que dan miedo. Es dif¨ªcil hoy en d¨ªa imaginar un futuro tan lejano como el que imaginaba Mercier o H.G. Wells en La m¨¢quina del tiempo, que situaba la acci¨®n en el remot¨ªsimo a?o 802.701. Aunque autores como el chino Cixin Liu en su trilog¨ªa El problema de los tres cuerpos se aventuran tambi¨¦n cientos de miles de a?os en el futuro.
Un motivo para esta reducci¨®n en la distancia especulativa puede deberse a la Gran Aceleraci¨®n que tambi¨¦n trata la muestra: en la segunda mitad del siglo XX muchos par¨¢metros de la civilizaci¨®n han comenzado a crecer forma exponencial, sobre todo por la acci¨®n de la actividad humana en el entorno, lo que algunos han calificado como una nueva era, el Antropoceno, que hunde sus ra¨ªces en la Revoluci¨®n Industrial. Crece dram¨¢ticamente la poblaci¨®n mundial, la temperatura del planeta, el Producto Interior Bruto, la concentraci¨®n de CO2 en la atm¨®sfera, el consumo de agua, el turismo, el uso de energ¨ªa, de fertilizantes o de telecomunicaciones. La Gran Aceleraci¨®n tambi¨¦n ha fomentado y acelerado el pensamiento sobre el porvenir, aunque quiz¨¢s tambi¨¦n ha hecho que tenga miras m¨¢s cortas, porque todo puede cambiar muy r¨¢pido. ¡°En otras ¨¦pocas se pensaba que el futuro estaba escrito y que se pod¨ªa predecir¡±, dice Camacho, ¡°ahora pensamos que no es tan predecible y que lo m¨¢ximo que podemos hacer es plantear diferentes posibilidades de futuros alternativos¡±.
El futuro en la vida cotidiana
M¨¢s all¨¢ de perspectivas macro, la muestra tambi¨¦n se centra en lo micro, en la vida cotidiana de las personas y c¨®mo esta se imagin¨® en el porvenir. Por ejemplo, es com¨²n encontrar alusiones a la videoconferencia en muchos productos culturales del siglo XX: hoy las futuristas videoconferencias, con las que se hablaba entre naves espaciales de ciencia ficci¨®n, son comunes, sobre todo despu¨¦s de los confinamientos pand¨¦micos. Casi no valoramos el prodigio. Las ciudades son el territorio m¨¢s com¨²n de la imaginaci¨®n futurista (Metr¨®polis de Fritz Lang es un referente ineludible) y numerosos modelos de ciudades futuras se han planteado, superpobladas, automatizadas, con edificios cada vez m¨¢s altos. Algo similar ocurre con los coches y otros medios de transporte.
En el pasado se imagin¨® un futuro de autom¨®viles voladores, mayordomos rob¨®ticos y ciudades ideales, decadentes o abarrotadas. No todo esto ha ocurrido como se imagin¨®, pero a veces s¨ª de manera similar, aunque en su momento parecieran ideas rid¨ªculas. Los roles de g¨¦nero tambi¨¦n se imaginaron de ciertas maneras, como se aprecia en la muestra: en las cocinas superautomatizadas que se esperaban, las mujeres siempre eran las que conviv¨ªan felices con los electrodom¨¦sticos m¨¢s avanzados. Aunque tambi¨¦n se ven ejemplos de versiones de mujer futura m¨¢s integrada en la vida profesional o en el ej¨¦rcito.
La imaginaci¨®n sobre el futuro no es solo un experimento mental: ¡°Es un factor que participa en la creaci¨®n del futuro. Muchas de lo que imaginamos anima a la gente a hacer cosas nuevas, a idear cosas, a cambiar cosas, de modo que se forma un bucle que se retroalimenta entre lo que imaginamos sobre futuro y el futuro que construimos¡±, concluye el comisario.
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