David Mitchell: ¡°Existen dos tipos de escritores: Los que tienen dolor de espalda y los que vamos a clases de pilates¡±.
El escritor y guionista de ¡®Sense 8¡ä o ¡®Matrix Revolutions¡¯ invoca el Londres de los sesenta para contar la historia de una banda de rock que sufre el pacto f¨¢ustico de la fama en ¡®Utopia Avenue¡¯
Dice que siempre ha envidiado a los m¨²sicos. Cree que es algo que ocurre a menudo, que los escritores envidian a los m¨²sicos porque ellos tienen la posibilidad de compartir su obra. Observar la reacci¨®n del p¨²blico en el instante mismo en que producen una pieza. ¡°El escritor tiene que esperar. D¨ªas, semanas, meses, a?os. Y nunca es lo mismo. Porque nadie te ve cuando est¨¢s y no est¨¢s a la vez. Pero t¨² puedes verles a ellos. Cuando Nina Simone interpretaba una canci¨®n al piano, estaba ah¨ª y a la vez estaba en ese otro lugar en el que se est¨¢ cuando se crea. Y eso es magia¡±, dice. Y sin embargo, David Mitchell (Southport, Reino Unido, 53 a?os), el tipo que escribe porque ley¨® a Ursula K. Le Guin y quiso estar en m¨¢s de un lugar a la vez, el autor de artefactos abismales y on¨ªricos como El atlas de las nubes o Relojes de hueso, el mejor amigo de Lana Wachowski ¨Cy guionista para ella y su hermana en Sense 8 y el ¨²ltimo Matrix¨C, jam¨¢s tuvo una banda.
Ni siquiera aprendi¨® a tocar un instrumento. ¡°Lo hice cuando empec¨¦ a escribir Utopia Avenue¡±, confiesa. Est¨¢ en su casa, en Arnfield, Irlanda. Es temprano por la ma?ana. Tiene una hora antes de que d¨¦ comienzo su clase de pilates. ¡°Existen dos tipos de escritores¡±, dice al respecto. ¡°Los que tienen dolor de espalda y los que vamos a clases de pilates¡±. Cuando se r¨ªe sus casi desaparecen. Da un sorbo a su caf¨¦. Al descolgar la videollamada, ha acercado la taza a la c¨¢mara y ha fingido brindar con ella. Acaba de publicarse en Espa?a su mencionada Utopia Avenue (Literatura Random House), la historia de una banda que no existi¨® pero pudo haberlo hecho porque, por entonces, Londres, finales de los 60, las bandas estaban por todas partes, y la Humanidad se revolv¨ªa, tratando de construir algo nuevo, y destruir lo que hab¨ªa entonces.
¡°Hoy es como si las bandas estuviesen en segunda divisi¨®n, o en tercera regional, lo que no quiere decir nada en absoluto. La m¨²sica sigue estando ah¨ª, y sigue siendo un misterio la forma en que nos permite conectar con nosotros mismos. El deseo de crear no va a agotarse nunca¡±, dice. De hecho, la novela, por m¨¢s inventario que sea ¨Ca aquellos que amen el g¨¦nero musical en la ficci¨®n, que sean m¨¢s de Alta fidelidad y Casi famosos que de Juliet, desnuda o Ha nacido una estrella va a devolverles un mundo perdido¨C de la forma en que se monta una banda y en que esa banda llega al ¨¦xito, lo que pretende es arrojar algo de luz sobre en qu¨¦ consiste el arte. O c¨®mo estalla y se organiza para tener sentido, c¨®mo se transforma en algo capaz de cambiar el mundo y a cualquiera que lo habite. Sin olvidarse de echar un vistazo a los peligros del ¨¦xito que, en la m¨²sica, son infinitamente m¨¢s feroces.
Mitchell, que se mud¨® a Hiroshima a dar clases de ingl¨¦s en 1994 ¨Cel mismo a?o en que David Peace, otro tit¨¢n de las letras brit¨¢nicas, se instalaba en Tokyo para hacer lo mismo¨C, se top¨® con esa clase de ¨¦xito una d¨¦cada m¨¢s tarde, cuando public¨® El atlas de las nubes. Ten¨ªa entonces 35 a?os. ¡°La diferencia para un escritor, al menos, para m¨ª, es que te basta con abrir cualquier libro de Alice Munro, de Chejov, Kevin Barry o George Saunders, para que se te pase. El verdadero enemigo de todo artista es el ego. El ego puede acabar contigo. Tienes que aprender a controlarlo. Creo que para un escritor es m¨¢s f¨¢cil, o deber¨ªa serlo. Despu¨¦s de todo, no salimos, como sal¨ªa Freddie Mercury, al escenario ante un estadio en el que decenas de miles de personas corean tu nombre¡±, argumenta. Ni siquiera firmar el gui¨®n de Matrix Resurrections se le acerca. ¡°El escritor empieza de cero con cada proyecto, y eso te salva¡±, a?ade.
Empieza de cero, y a la vez no lo hace. Al menos, en su caso. Cada novela de David Mitchell est¨¢ conectada con el resto de una forma que pasa desapercibida al lector de una sola pero que intriga, sobremanera, al de todas ellas. ¡°Mis novelas est¨¢n formando una especie de Transformer¡±, dice. Los personajes se cruzan, y a veces est¨¢n por todas partes, como el doctor Marinus, al que el escritor le dar¨¢ el papel protagonista en una de sus pr¨®ximas novelas. ¡°Es la tercera. Mis novelas esperan, hacen cola. Las tengo todas aqu¨ª¡±, dice, y se se?ala la cabeza. Y algo que ocurre en todas ellas es que borran la frontera entre lo real y lo irreal ¨Ca veces, como en Utopia Avenue, de forma epid¨¦rmica pero igualmente tenebrosa¨C, y las gu¨ªan sus personajes, universos completos que permiten al lector desaparecer mientras lee. ¡°Es algo que me ocurre mientras escribo. Que desaparezco¡±, dice tambi¨¦n.
Elf, Dean, Griff, Jasper, los componentes de la banda, y tambi¨¦n Levon, su manager, podr¨ªan protagonizar su propia novela, y de hecho, lo hacen, porque la mente de Mitchell funciona como una colmena cuando crea. Y la diversidad le importa mucho. Tambi¨¦n la neurodiversidad. La raz¨®n por la que Mitchell vive en una granja en mitad de alg¨²n tipo de nada en Irlanda tiene que ver con algo que por fin empieza a aparecer en sus novelas, y no como acostumbra, sino como deber¨ªa, dice. Su hijo Nic, de 15 a?os, tiene un autismo severo, no verbal. Percibe el mundo de una forma ¡°que no podemos llegar ni a imaginar¡±, dice. En la novela, Jasper De Zoet, a¨²n y siendo aparentemente como el resto, no lo es en realidad. Percibe el mundo como podr¨ªa estar haci¨¦ndolo su hijo, y el lector nota c¨®mo de lejos de todo puede llegar a sentirse. ¡°No es un elemento de trama, ni un clich¨¦ o motor sin escr¨²pulos, sino alguien que piensa de forma distinta¡±, asegura.
Mitchell tradujo al ingl¨¦s, junto a su mujer, Keiko, el libro de Naoki Higashida, The Reason I Jump (La raz¨®n por la que salto, Roca Editorial), la historia en primera persona de un ni?o con el mismo autismo severo que su hijo que jam¨¢s, como ¨¦l, ha llegado a hablar pero que se comunica con su profesora con una serie de s¨ªmbolos que le han permitido desde escribir relatos hasta contar c¨®mo es estar en un cuerpo ¡°en el que el director de pensamientos, sentidos y reconocimiento de emociones ha desaparecido¡±, como relata el propio Mitchell en la introducci¨®n. ¡°Descubrir que pod¨ªa existir el mismo deseo por crear en mi hijo y que ten¨ªa una manera de hacerlo, me devolvi¨® la esperanza. A veces pienso que tiene una especie de s¨²per poder, y que todo el tiempo nos est¨¢ ense?ando cosas. Es un sabio. Pero su sabidur¨ªa es una sabidur¨ªa dolorosa porque paga un precio muy alto por ella¡±, dice.
Que a Stephen King ¨Cque s¨ª estuvo en una banda, pero una que mont¨® con otros escritores cuando ya era escritor¨C le haya entusiasmado Utopia Avenue no es algo que le emocione especialmente, porque nunca fue un gran lector de sus novelas, aunque lo considera ¡°un honor, por supuesto¡±. ¡°Supongo que en el tiempo que deber¨ªa haber estado leyendo It, prefer¨ªa irme a otro siglo. De adolescente le¨ªa novelas del siglo XIX¡±, dice. Su obsesi¨®n por el tiempo y por la posibilidad de alterarlo es una constante en su obra. Por eso le encanta pensar que una de sus novelas, From Me Flows What You Call Time, est¨¦ viajando el tiempo como parte del proyecto de la Future Library de Oslo. La novela se editar¨¢ en 2114, junto con el centenar de otras novelas que se habr¨¢n recopilado, a una por a?o, hasta entonces. ¡°?Qu¨¦ m¨¢s puedo pedir? Soy un tipo afortunado¡±, sentencia, se r¨ªe y sus ojos empeque?ecen.
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