¡°En esa ¨¦poca, esperaba morir joven de sida¡±: historia de la (largu¨ªsima) obra maestra de The Magnetic Fields
La banda del prol¨ªfico Stephin Merritt visita Espa?a meses antes de que su obra maestra, ¡®69 Love Songs¡¯, cumpla 25 a?os
Stephin Merrit lanz¨® el primer sencillo de The Magnetic Fields en 1991, y antes de que acabase la d¨¦cada, ya era admirado como compositor y letrista tanto por la prensa musical como por un buen n¨²mero de sus compa?eros de profesi¨®n. 69 love songs iba a ser, inicialmente, un disco con 100 canciones de amor que presentar¨ªa en formato de teatro de revista, pero se dio cuenta que el resultado final no bajar¨ªa de las cuatro horas y se dej¨® seducir por una cifra mucho m¨¢s asumible y juguetona. El disco, publicado en 1999, permiti¨® a Merritt alcanzar a una audiencia mucho m¨¢s amplia que sus anteriores trabajos, en los que predominaba el synthpop, y mostraron a un artista capaz de saltar prodigiosamente entre g¨¦neros: folk, jazz, spoken word y hasta cabaret.
69 love songs fue saludado casi desde su lanzamiento como una obra maestra. Su tremenda personalidad y lo excepcional de una propuesta con tantas y tan buenas canciones repartidas a lo largo de tres ced¨¦s generaron un estatus que se ha mantenido y ampliado a lo largo de los a?os. Tambi¨¦n supusieron un hito casi imposible de igualar, hasta el punto que solo la vuelta a proyectos conceptualmente fara¨®nicos como 50 song memoir (2017), en la que dedicaba una canci¨®n a cada uno de sus primeros 50 a?os de vida, o Quickies (2020), que recopilaba 28 canciones de un m¨¢ximo de 2:35 minutos, ha conseguido poner fin a unos a?os en un discreto segundo plano. Su gira espa?ola, que pasar¨¢ por Barcelona (4 de noviembre), Zaragoza (5 de noviembre) y Madrid (6 de noviembre) promete rescatar canciones de todas sus ¨¦pocas. Habr¨¢ que esperar hasta 2024 para que Merritt y compa?¨ªa celebren el 25 aniversario 69 love songs en una gira que, por el momento, solo tiene anunciadas fechas en Estados Unidos.
El hombre que escrib¨ªa todas las canciones
The Magnetic Fields no se entienden sin la figura de Stephin Merritt y viceversa. Este menudo neoyorquino cuenta con una de las personalidades m¨¢s llamativas y especiales de la historia de la m¨²sica pop, que le ha servido para cimentar una manera de escribir y componer reconocible al instante. Y la principal caracter¨ªstica es que escribe y compone mucho. Adem¨¢s de los 12 discos con The Magnetic Fields, ha publicado dos ¨¢lbumes con The 6ths, un proyecto en el que ha colaborado con solistas como Marc Almond, Gary Numan o Neil Hannon; otros dos discos como The Gothic Archies; y dos ¨¢lbumes con Future Bible Heroes, banda compuesta por ¨¦l, su compa?era en The Magnetic Fields Claudia Gonson y el DJ y productor Chris Ewan. Adem¨¢s, Merritt ha adaptado ¨®peras chinas, musicado piezas teatrales como la adaptaci¨®n off Broadway de Coraline de Neil Gaiman, ha compuesto bandas sonoras de pel¨ªculas, y ha escrito un libro de poemas sobre palabras de dos letras con ilustraciones de la dibujante Roz Chast.
Nada de lo que rodea al menudo Stephin Merritt resulta usual. Se crio dando tumbos por distintas comunas y refugios de gur¨²s a lo largo y ancho de Estados Unidos acompa?ando a una madre en continua b¨²squeda espiritual con un padre, el cantautor folk Scott Fagan, al que no conoci¨® en persona hasta 2013. Enciclop¨¦dico en su inter¨¦s por los sonidos m¨¢s a?ejos, Abba o el bubblegum pop, atesora discos, sintetizadores e instrumentos musicales de todo tipo en el estudio de grabaci¨®n que ha ido construyendo a lo largo de los a?os en su casa de Manhattan. Ha llegado a tocar hasta 100 instrumentos distintos en alguno de sus discos.
Otra colecci¨®n a su pesar, es un amplio cat¨¢logo de enfermedades. Afirma tener Asperger (¡°me niego a pedir un diagn¨®stico, pero mis varios amigos con Asperger juran que s¨ª tengo¡±, ha afirmado) y, entre otras afecciones, le ha afectado especialmente es la hiperacusia, una sensibilidad aguda a ciertos sonidos, que condiciona mucho el tipo de actuaci¨®n en directo que el artista puede ofrecer. Merritt cree que esta condici¨®n apareci¨® tras un concierto de la banda berlinesa de rock industrial Einst¨¹rzende Neubauten en Nueva York a principios de los 80. ¡°Estaba demasiado cerca de una sierra circular que raspaba acero corrugado, escuchando sonidos incre¨ªbles que, ahora me doy cuenta, era mi propio o¨ªdo destroz¨¢ndose¡±, rememor¨® en una entrevista a la influyente revista queer Butt, en la que, adem¨¢s, posaba desnudo.
Sentado en un bar (gay)
En esa entrevista hablaba largo y tendido sobre su proceso creativo, que inclu¨ªa una libreta de notas, la barra de un bar gay y una determinada combinaci¨®n de bebidas. ¡°solo puedo escribir canciones en bares. Y no cualquier bar, necesito que est¨¦ lleno por un tercio de viejos gays malhumorados charlando sobre m¨²sica disco estruendosa¡±. No es de extra?ar que el confinamiento pand¨¦mico supusiese para ¨¦l un largo periodo de sequ¨ªa creativa. Ni que su contacto con la m¨²sica actual, como el mismo ha explicado, se mantenga en unos par¨¢metros concretos: ¡°La forma en que escucho m¨²sica es, principalmente, varias horas al d¨ªa en bares gay. As¨ª que la gran mayor¨ªa de la m¨²sica que escucho es la m¨²sica pop que a los gays les gusta escuchar en p¨²blico¡±, asegur¨®. De eso, concretaba, ¡°me encanta Robyn y me encanta Goldfrapp. Cuando pienso en la m¨²sica que me gusta, generalmente son vocalistas femeninas con sintetizadores palpitantes de fondo¡±.
Rimar sin repetirse
Legendariamente complicado en sus entrevistas, en las que tiende a divagar, a responder tras largas pausas o, directamente, a eludir respuestas, Stephin Merritt s¨ª es uno de esos artistas que no ponen l¨ªmites a la hora de hablar de todo lo que tiene que ver con sus procesos creativos o hacer gala de su afilad¨ªsimo ingenio cuando quiere ofrecer informaci¨®n sobre sus universos musicales personales.
As¨ª, es notable su inter¨¦s por no repetirse e investigar nuevos caminos sonoros. ¡°Intento rebelarme contra el ¨¢lbum que acabo de hacer¡±, ha afirmado. Merritt contaba en entrevista que, para ¨¦l hay dos modelos: ¡°est¨¢ Roxy Music, que ha hecho el mismo ¨¢lbum una y otra vez, mejorando disco a disco hasta llegar a Avalon¡±, que es el ¨¢lbum perfecto de Roxy Music y es imposible de mejorar. O est¨¢ David Bowie, que intentaba hacer algo diferente cada a?o¡±, ese, destacaba, es el que ten¨ªa sentido para ¨¦l. ¡°Adem¨¢s, como estoy tan alejado de cualquier g¨¦nero en el sentido estricto, siento que probablemente me quedar¨ªa sin cosas que decir muy r¨¢pidamente si solo estuviera haciendo zydeco industrial o cualquier g¨¦nero en el que me encasillaran¡±, a?ad¨ªa.
¡°Lo que m¨¢s me gusta¡±, ampliaba Merritt sobre su cosmos musical, ¡°son los ¨¢lbumes de Frank Sinatra donde hay un t¨ªtulo que explica todas las canciones. Este est¨¢ en Londres, o este es el que est¨¢ con Antonio Carlos Jobim. Me gusta que me digan lo que va a pasar en la pr¨®xima media hora, y luego lo desarrollen, en lugar de decir ¡®aqu¨ª est¨¢ mi nuevo disco¡±. Y recordaba c¨®mo ¡°Nancy Sinatra hizo lo mismo: Nancy en Londres, y Moving with Nancy, las canciones de su especial de televisi¨®n. Country My Way es country a su manera, etc. Me veo haciendo pr¨¢cticamente lo mismo¡±, conclu¨ªa en una entrevista.
El compositor neoyorquino venera la m¨²sica y ha convertido la fabricaci¨®n de gemas pop en serie en un modo de vida y una manera de sobrevivir. Sus discos est¨¢n llenos de t¨ªtulos sard¨®nicos y memorables como (Loco por ti, pero) No tan loco, Demasiado borracho para so?ar, Las tetas m¨¢s grandes de la historia y Ojal¨¢ volviese a ser una prostituta. Composiciones casi siempre por debajo de los tres minutos (tiene canciones de 20 segundos) y que encapsulan una destartalada genialidad en la que caben del pop de c¨¢mara al dance m¨¢s petardo.
¡°Escrib¨ª Punk Love o Plant White Roses en menos tiempo del que lleva cantarlas. La mayor¨ªa de mis otras canciones han tardado al menos una noche en escribirse. Algunas de mis otras canciones, como Ethan Frome o At the Pyramid, he tardado 30 a?os en acabarlas as¨ª que, de promedio, me lleva varios a?os escribir una canci¨®n. Pero la media es m¨¢s bien una o dos noches¡±, contaba en una entrevista.
Para Merritt, la clave de la gran aceptaci¨®n de su particular universo es que todo en sus canciones es cierto. ¡°En el sentido de que digo exactamente lo que quiero decir, sobre el amor o cualquier otro asunto. Y son verdades suficientemente grandes como para que sean igual de v¨¢lidas para ti que para m¨ª¡±, resume.
El l¨ªder de The Magnetic Fields es consciente del ascendente de 69 love songs en su vida (¡°la versi¨®n de Peter Gabriel de The book of love me permiti¨® pagar la entrada de mi casa¡±, recordaba) pero no vive obsesionado con ello. ¡°Soy una persona muy nost¨¢lgica en cuanto a mis gustos musicales y una persona nada nost¨¢lgica en cuanto a mi propia vida¡±, dice.
De hecho, fue as¨ª ya desde el primer momento, como recuerda, con su retranca marca de la casa: ¡°No s¨¦ si tuve la sensaci¨®n de que me quedaba carrera despu¨¦s de 69 love songs, en esa ¨¦poca, esperaba morir joven de SIDA¡±. Casi 25 a?os despu¨¦s, tanto Merritt como su disco siguen muy vivos.
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