Tacos, heces y esperma en el flequillo: el humor que hizo millonarios a los hermanos Farrelly ya no encaja en 2023
El d¨²o que firm¨® comedias como ¡®Algo pasa con Mary¡¯ en los noventa est¨¢ hoy art¨ªsticamente separado y han tomado caminos muy diferentes: uno de ellos tiene un Oscar y el otro est¨¢ a punto de estrenar un ¡®remake¡¯ de ¡®Campeones¡¯
Juntos perpetraron comedias groseras de tanto ¨¦xito como Dos tontos muy tontos (1994), Algo pasa con Mary (1998) o Vaya par de idiotas (1996). Entrado ya el siglo XXI se dijo de ellos que eran la respuesta desvergonzada y populachera a la comedia arty de un David O ¡®Russell, el surrealismo zafio de un Judd Apatow o el delirio cu¨¢ntico de Charlie Kaufman y Spike Jonze.
Los Farrelly, qu¨¦ duda cabe, mantuvieron bien erguido el estandarte de la comedia visual an¨¢rquica, del chiste parvulario y el genuino slapstick en una era en la que el humor se estaba sofisticando a marchas forzadas. Suyos son algunos de los gags m¨¢s desquiciados e irresistibles de las ¨²ltimas d¨¦cadas, como el de la viscosa sustancia que pasa de la oreja de Ben Stiller al tup¨¦ de Cameron Diaz en Algo pasa por Mary.
Por fin, tras m¨¢s de 30 a?os de estrecha colaboraci¨®n, Bobby Farrelly ha acabado emancip¨¢ndose de su hermano mayor, Peter, y firmando su debut como director en solitario. Se trata de Champions, un no del todo inspirado remake de Campeones (2018), el canto de Javier Fesser a la diversidad funcional y la ¨¦pica cotidiana del deporte, y se estrena en Espa?a el 15 de diciembre, siete meses despu¨¦s de su decepcionante paso por los cines estadounidense.
Viene a ser, sin m¨¢s pretensiones, una traducci¨®n a la sensibilidad estadounidense del humor costumbrista y amable de Fesser, convirtiendo el extrarradio madrile?o en un ignoto rinc¨®n de Iowa y sustituyendo a Javier Guti¨¦rrez por Woody Harrelson o al guionista valenciano David Marqu¨¦s por Mark Rizzo, creador de la serie c¨®mica Huevos verdes con jam¨®n. Pero podr¨ªa convertirse en el comienzo de una nueva etapa, y qui¨¦n sabe si el fin de la f¨¦rtil asociaci¨®n entre Peter y Bobby, hermanos de origen irland¨¦s crecidos en la peque?a ciudad de Cumberland, en el estado de Rhode Island.
Hasta aqu¨ª llegaron las aguas
Le ocurri¨® a las Wachowski, a los Coen y a los Zucker. Y los Farrelly no iban a ser una excepci¨®n. Una pareja de hermanos convierte las complicidades tejidas en la primera infancia en fundamento para una carrera en com¨²n, triunfa y persiste en el empe?o hasta que, pasado un cierto tiempo, uno de los dos decide volar solo. Los Farrelly separaron sus caminos por vez primera en 2014, tras el relativo fracaso de una de sus ¨²ltimas operaciones comunes, la nost¨¢lgica e intempestiva secuela Dos tontos todav¨ªa m¨¢s tontos.
Peter fue el primero en asomarse a la experiencia de ser Lennon sin McCartney, y lo cierto es que no le fue nada mal. Concibi¨® y dirigi¨® las tres temporadas de la comedia dram¨¢tica Loudermilk (2017-2020, en Espa?a se puede ver en Prime Video), protagonizada por Ron Livingston, y firm¨®, sobre todo, un debut como solista cinematogr¨¢fico tan exitoso como Green Book, ganador del Oscar a la Mejor Pel¨ªcula en 2018. Tres a?os antes, Bobby se hab¨ªa embarcado en un proyecto sin Peter que no cristaliz¨®, One Night Stan. Por entonces, el menor de los hermanos acababa de padecer una tragedia personal, la muerte de su hijo de 20 a?os, que le forz¨®, en palabras de Peter, ¡°a dar un paso al costado y buscar nuevos horizontes vitales¡±.
Se disolv¨ªa as¨ª una alianza muy s¨®lida, forjada en los d¨ªas en que Peter Farrelly dej¨® sus estudios universitarios para dedicarse a escribir guiones a tiempo completo y llam¨® en su auxilio a su hermano Bobby, ¡°el tipo m¨¢s gracioso que conoc¨ªa entonces y que conocer¨¦ nunca¡±. Juntos vendieron un primer guion que fue ¡°vandalizado y degradado hasta extremos rid¨ªculos por el estudio que lo convertir¨ªa en una de las pel¨ªculas m¨¢s terribles de todos los tiempos¡±. Tanto, que los hermanos se negaron a que su nombre apareciese en los t¨ªtulos de cr¨¦dito y bromearon al respecto: ¡°La firmamos con el nombre de nuestros cu?ados, as¨ª que, si busc¨¢is bien, podr¨¦is descubrir de qu¨¦ aberrante pel¨ªcula se trata¡±.
La experiencia decidi¨® a los Farrelly a insistir en ser los directores del pr¨®ximo guion cinematogr¨¢fico que vendiesen. En 1992 debutaron oficialmente como t¨¢ndem creativo con un cap¨ªtulo de la cuarta temporada de Seinfeld y un a?o m¨¢s tarde dirigieron codo con codo su debut en el cine, Dos tontos muy tontos, aunque el director oficial fuese Peter y a Bobby se le acreditase solo como guionista.
Fue un ¨¦xito. Convirti¨® los 17 millones de d¨®lares que hab¨ªa costado en una imponente recaudaci¨®n de 247 millones y encumbr¨® a un d¨²o c¨®mico por el que solo los Farrelly apostaban: un Jim Carrey en la c¨²spide de su popularidad como histri¨®n desbocado y un Jeff Daniels que estaba harto de que le encasillasen en papeles dram¨¢ticos y acept¨® participar en la pel¨ªcula por una cantidad irrisoria, apenas 50.000 d¨®lares, decisi¨®n de la que nunca ha tenido que arrepentirse.
?Los l¨ªmites del humor?
En opini¨®n de Liam Gaughan, redactor de MovieWeb, en el divorcio profesional entre Peter y Bobby influy¨® tambi¨¦n, al margen de factores an¨ªmicos, ¡°el profundo descr¨¦dito en que hab¨ªa ca¨ªdo ya la etiqueta hermanos Farrelly¡±. Su sello personal, basado en ¡°la excentricidad, la desmesura y la exaltaci¨®n creativa del mal gusto¡±, hab¨ªa pasado de moda. Intentos de adaptarse a nuevos registros, como la comedia rom¨¢ntica convencional en Amor en juego (2005) o la restauraci¨®n pura y dura del slapstick televisivo en Los tres chiflados (2012), se hab¨ªan saldado con resultados desiguales.
M¨¢s a¨²n, tal y como confesaba Peter en 2015, la vieja fuente de la que manaban los gags estaba empezando a secarse. Los hermanos se enfrentaban a un dilema que ya afligi¨® en su d¨ªa incluso a Charles Chaplin o Buster Keaton: ?c¨®mo seguir viviendo del humor cuando tus circunstancias vitales son cada vez menos divertidas? O, en otras palabras las de Bob Dylan, c¨®mo seguir estando a la altura del list¨®n que t¨² mismo te has marcado cuando ya no sientes ¡°galaxias en combusti¨®n¡± en tu interior.
Es probable que los Farrelly nunca contuviesen multitudes ni llevasen dentro galaxias en combusti¨®n. Pero s¨ª atravesaron en sus inicios por un periodo inusualmente fecundo en el que encadenaron, sin esfuerzo aparente, toda una ristra de comedia muy populares y muy en sinton¨ªa con el signo de los tiempos. De su debut, la ya citada Dos tontos muy tontos, hasta Pegado a ti 2003 pasando por Vaya par de idiotas, Yo, yo mismo e Irene (2000) y, por supuesto, el inolvidable tup¨¦ de Cameron Diaz.
Gaughan argumenta, adem¨¢s, que el suyo fue un ¨¦xito ¡°muy merecido y que no tuvo nada de azaroso o de coyuntural¡±. Para el cr¨ªtico estadounidense, ¡°la ausencia de los Farrelly explica, en parte, el declive de la comedia popular estadounidense, que impulsaron de manera decisiva hace m¨¢s de 20 a?os, demostrando la eficacia de f¨®rmulas que otros se encargaron despu¨¦s de explotar hasta la extenuaci¨®n¡±. Gaughan a?ade que ¡°basta con ver La burbuja, lo ¨²ltimo de Judd Apatow en Netflix¡±, para comprender que tampoco a los coet¨¢neos de los Farrelly les est¨¢ yendo demasiado bien en esta ¨¦poca en que ¡°la correcci¨®n pol¨ªtica ha anestesiado el humor¡±, desactivando gran parte de sus recursos m¨¢s eficaces y estrechando sus horizontes.
Hace falta un cierto coraje para reivindicar a los Farrelly a estas alturas. JM McNab, redactor de Cracked, acaba de hacerlo con un vigor y una inventiva encomiables, tras reconocer, de entrada, que sus mejores pel¨ªculas resultar¨ªan ¡°inconcebibles¡± en 2023, porque ning¨²n gran estudio dar¨ªa luz verde a sus ocurrencias m¨¢s genuinas y osadas. McNab considera que la peor pel¨ªcula de los Farrelly es, sin duda, Green Book. Entre otras cosas, por la ausencia de Bobby, que deja a Peter aparentemente hu¨¦rfano de humor y le conduce a una trascendencia y una solemnidad del todo inapropiadas. Tambi¨¦n por ¡°ser una pel¨ªcula antirracista cuyo guionista principal es un hombre blanco con evidentes prejuicios raciales, Nick Vallelonga¡±. McNab la describe como ¡°un desastre moral y cinematogr¨¢fico de tal calibre¡± que no es extra?o que la Academia de Hollywood, ¡°en uno de los alardes de ceguera colectiva a los que nos tiene tan acostumbrados¡±, decidiese premiarla.
Comedias sin cinismo
Para McNab, resulta evidente que Green Book, con toda su pompa insufrible, es incluso peor que pel¨ªculas de los Farrelly tan maltratadas por la cr¨ªtica como su cinta de 2001 Amor ciego (¡°dos horas de chistes crueles sobre gordos en una pel¨ªcula que pretende ser una cr¨ªtica a la superficialidad de los que se dejan guiar por las apariencias en sus relaciones sentimentales¡± o Movie 43 (2013), la cinta epis¨®dica de la que Peter dirigi¨® tres fragmentos y que nos muestra a ¡°Hugh Jackman con un escroto colg¨¢ndole de la papada¡±. El n¨¦ctar Farrelly, el pu?ado de pel¨ªculas con que los herman¨ªsimos de la cofrad¨ªa del humor grotesco se ganaron de verdad el jornal y un rinc¨®n preferente en el recuerdo, son, c¨®mo no, Algo pasa con Mary (¡°una comedia con mucha personalidad repleta de detalles de una extravagancia deliciosa, como ese narrador musical interpretado por Jonathan Richman¡±), Dos tontos muy tontos (¡°la obra maestra que lanz¨® su carrera, una marat¨®n c¨®mica que alterna gags inteligentes y alardes de abyecci¨®n est¨²pida, incluida la mejor diarrea de la historia del cine¡±) y Vaya par de idiotas, la que McNab considera uno de los grandes papeles de Bill Murray y ¡°una excepcional comedia deportiva rebosante de geniales chistes de muy duduso gusto¡±.
Liam Gaughan a?ade a esta cascada de elogios que los Farrelly hicieron, para bien o para mal, ¡°comedias revolucionarias que exploraron resortes de comicidad con los que nadie se hab¨ªa atrevido hasta los a?os noventa¡å. Demostraron el enorme partido humor¨ªstico que se puede extraer de las secreciones corporales, del esperma a las heces pasando por las ventosidades o el sudor. Pusieron en ¨®rbita la carrera de ases de la comedia contempor¨¢nea que muy rara vez volver¨ªan a resultar tan graciosos, como Jim Carrey, Ben Stiller, Cameron Diaz o el citado Bill Murray, por no hablar de la insospechada vis c¨®mica que supieron sacar a flote en actores dram¨¢ticos como Matt Dillon o Jeff Daniels.
Apostaron, aunque fuese de manera parad¨®jica, por la inclusi¨®n de la diversidad en Champions. Despu¨¦s de todo, Bobby exhibe una mirada no complaciente ni blanda, pero s¨ª muy emp¨¢tica, hacia los discapacitados que ya estaba en Dos tontos muy tontos. Y suyas son algunos de las l¨ªneas de di¨¢logo m¨¢s recordadas de la comedia contempor¨¢nea. Como esta, extra¨ªda de un m¨ªtico intercambio entre Jim Carrey y Lauren Holly. Pregunta ¨¦l: ¡°?Qu¨¦ posibilidades tengo contigo?¡±. Responde ella: ¡°Muy pocas¡±. ?l insiste: ¡°?Digamos que una entre cien?¡±. Ella remarca: ¡°Digamos m¨¢s bien que una entre un mill¨®n¡±. Y ¨¦l, optimista irredento, concluye: ¡°?Me est¨¢s diciendo que tengo una posibilidad?¡±.
Ty Burr, redactor de Entertainment, ya dijo en su d¨ªa que los Farrelly hab¨ªan dado con una f¨®rmula de ¨¦xito que no resultaba en absoluto obvia hasta que ellos se decidieron a explorarla. Sencillamente, se atrevieron a ir un paso m¨¢s all¨¢, a llevar sus intuiciones c¨®micas al extremo, sin inhibiciones y autocensura. Y apostaron por personajes exc¨¦ntricos y con un punto de inocencia pueril. Tipos, en palabras de Peter, ¡°que saben un poco menos sobre la vida que el resto de personas¡±, y se comportan, en consecuencia, con el mismo tipo de inocencia c¨®mica que hizo grandes a Abbott y Costello o Laurel y Hardy.
En cierto sentido, los Farrelly propusieron comedias exentas de cinismo en una era muy c¨ªnica, voluntariamente desprovistas de sofisticaci¨®n en los que tal vez fuesen los a?os m¨¢s culturalmente sofisticados de la historia de Occidente. Devolvieron a la mirada del espectador una cierta virginidad sin pretensiones y nos concedieron de nuevo la licencia para re¨ªrnos con cosas que otros nos dec¨ªan que ya hab¨ªan dejado de tener gracia. Sus tres primeras pel¨ªcula, vistas una tras otra, dar¨ªan pie, en opini¨®n, de Burr, ¡°a todo un festival que podr¨ªa titularse: Historia abreviada de los fluidos corporales en la farsa cinematogr¨¢fica contempor¨¢nea¡±. No es mal legado.
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