Una copia in¨²til de 100 millones de d¨®lares: por qu¨¦ se atrevieron a rehacer ¡®Psicosis¡¯
Hace 25 a?os unos ejecutivos le preguntaron a Gus Van Sant qu¨¦ quer¨ªa hacer para su siguiente pel¨ªcula, ¨¦l respondi¨® que copiar plano a plano una obra maestra universalmente conocida y los ejecutivos le dijeron: vale
El 4 de diciembre de 1998 se estren¨® Psicosis, una pel¨ªcula con un guion preciso como un reloj suizo y una direcci¨®n magistral llena de secuencias y planos que se estudian en todas las escuelas de cine y de arte del mundo como ejemplo de virtuosismo cinematogr¨¢fico. Poco despu¨¦s apareci¨® en las listas de peores pel¨ªculas estrenadas aquel a?o. El motivo es que ya hab¨ªa una Psicosis, una mundialmente conocida y reverenciada. Cr¨ªtica y p¨²blico pensaron que hacer otra igual no ten¨ªa ning¨²n sentido. El film fue un fracaso. Este art¨ªculo podr¨ªa terminar aqu¨ª, pero las notas al pie son lo que hacen de este fracaso el experimento m¨¢s interesante y valioso de la historia del cine.
Para entender c¨®mo llegamos hasta ese punto hay que retroceder unos diez a?os. En 1989 el director Gus Van Sant (Kentucky, 71 a?os) hab¨ªa estrenado Drugstore Cowboy, que la cr¨ªtica encumbr¨® y que, con un presupuesto ajustado, consigui¨® ser un peque?o ¨¦xito al doblarlo. El director cont¨® en el podcast WTF, con Marc Maron, que cuando alg¨²n ejecutivo de la industria del cine le preguntaba entonces qu¨¦ querr¨ªa hacer a continuaci¨®n, ¨¦l respond¨ªa: ¡°Me gustar¨ªa rodar Psicosis de nuevo igual, plano a plano¡±. Los ejecutivos se re¨ªan. Se siguieron riendo durante a?os hasta que en 1997 su El indomable Will Hunting, se convirti¨® en un gran ¨¦xito, se llev¨® nueve nominaciones a los Oscar y cuando le hicieron de nuevo la pregunta y ¨¦l dio la misma respuesta, le dijeron que era una idea brillante y le dieron 60 millones de d¨®lares para llevarla a cabo (hoy, ajustada la inflaci¨®n, ser¨ªan m¨¢s de 113).
Una puesta al d¨ªa de Psicosis ten¨ªa sentido cuando se anunci¨® en 1998. El g¨¦nero de asesinos enmascarados hab¨ªa resucitado gracias a la saga Scream y todas su hijas bastardas, y Psicosis est¨¢ considerada la madre (?ja!) de todas ellas. Adaptar un cl¨¢sico a una nueva generaci¨®n, con estrellas de entonces que la juventud adoraba (Vince Vaughn, Viggo Mortensen o Julianne Moore) parec¨ªa una gran idea y justificaba la inversi¨®n. Rodarla exactamente igual era una excentricidad comprensible: ?qui¨¦n se atrever¨ªa a tocar precisamente esa pel¨ªcula, probablemente la m¨¢s ic¨®nica de la historia del cine?
Joseph Stefano, guionista del original, bendijo el proyecto y escribi¨® de nuevo el guion. Bueno, m¨¢s que escribir, a?adi¨® un par de cosas. Sus cambios son muy pocos, pero dejan una modernizaci¨®n necesaria en dos vertientes. Una es econ¨®mica: su protagonista, Marion, no roba 40.000 d¨®lares, que en 1998 no le hubiesen dado para llegar muy lejos, sino 400.000. Otra es de sensibilidad adaptada a los tiempos: en la secuencia final, donde un psic¨®logo explica a los protagonistas (y al p¨²blico) lo que ha ocurrido, se elimina la observaci¨®n de uno de los polic¨ªas sobre Norman: ¡°?Es un travesti!¡±. Durante unos meses, la Psicosis de Gus Van Sant fue una de las pel¨ªculas m¨¢s comentadas y esperadas del a?o. Entonces se estren¨®, la gente la vio y todo el mundo la odi¨® porque era exactamente lo que su director hab¨ªa dicho que iba a ser: una copia.
No todo el mundo la odia. ¡°Este experimento con Psicosis es la prueba de que Van Sant es un gran artista, ya que se permiti¨® la libertad de lanzarse al vac¨ªo sin red con el riesgo de ser apedreado por la cr¨ªtica¡±. Lo dice Diana Larrea (Madrid, 1972), artista que ha trabajado con el apropiacionismo hitchcockiano en varias de sus obras. ¡°Gus van Sant podr¨ªa tener con Psicosis los mismos prop¨®sitos que nos gu¨ªan a las artistas apropiacionistas cuando queremos evocar en la mente del espectador un icono atemporal para transgredir el concepto de originalidad y deconstruirlo. Se trata de plantear un discurso alrededor del concepto de copia, tan posmoderno, que desmitifica la idea moderna de original para ensalzar el de r¨¦plica¡±.
Tal vez lo m¨¢s punk de la Psicosis de Gus Van Sant es que en los cr¨¦ditos iniciales se lea ¡°dirigida por Gus Van Sant¡±. El director admiti¨® ante Marc Maron que s¨ª, que algo de transgresi¨®n hab¨ªa. ¡°En realidad no se trataba de aprender de Hitckcock. Era, m¨¢s bien, que durante los noventa exist¨ªa una broma constante sobre que los ejecutivos prefer¨ªan hacer una segunda parte que una pel¨ªcula original, porque hab¨ªa menos riesgo. Prefer¨ªan continuar con una historia ya conocida entre el p¨²blico y no dejaban de buscar formas de hacerlo¡±. De todos modos, Psicosis no es una broma ni una parodia: todos los que estuvieron envueltos en ella se lo tomaron enormemente en serio (y pocos financian bromas de 100 millones de d¨®lares). Van Sant nunca ha explicado qu¨¦ es exactamente su Psicosis: se dir¨ªa que quiere mantener alrededor de este experimento un misterio, y se dir¨ªa que hace bien. Todo el mundo tiene una opini¨®n sobre por qu¨¦ lo hizo. La m¨¢s interesante es tal vez la de la web especializada SlashFilm: ¡°Lo hizo solo para demostrar que pod¨ªa hacerlo¡±.
¡°No hay que olvidar que Gus van Sant siempre ha sido un director extra?o y capaz de mezclar lo cl¨¢sico con lo experimental¡±, opina Andr¨¦s R. Paredes (A Coru?a, 1989), autor de una de los m¨¢s completos estudios sobre la saga Psicosis en espa?ol, Yo soy Norman Bates (editorial Applehead). ¡°Ven¨ªa de hacer una de las grandes ganadoras de los Oscar en El indomable Will Hunting, despu¨¦s hizo la correcta Descubriendo a Forrester, a los dos a?os volvi¨® con una cinta rar¨ªsima como Gerry... Mi conclusi¨®n: Van Sant es un ejemplo claro de director que hace una pel¨ªcula para la audiencia y la cr¨ªtica y despu¨¦s hace una m¨¢s experimental para ¨¦l mismo. A veces le sale mejor, como con Elephant, y a veces peor, como en Paranoid Park. El remake de Psicosis entra dentro de esa categor¨ªa de cinta extra?a, hecha para si mismo¡±. Larrea a?ade: ¡°Recrear una obra de arte con suma fidelidad manifiesta, por un lado, un amor profundo por aquello que se reproduce y, al mismo tiempo, provoca en el p¨²blico al reconocerlo una sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu muy poderosa, que nos traslada en nuestra memoria a otro tiempo y lugar y nos devuelve una emoci¨®n del pasado. Adem¨¢s, creo que cuanto m¨¢s se utiliza un mito, m¨¢s conserva su sentido esencial y su poder en el mundo de nuestras ilusiones colectivas¡±.
El experimento deja una sensaci¨®n rara. En primer lugar, en una era en la que los remakes y secuelas inundaba la taquilla (el a?o anterior se hab¨ªa estrenado Scream 2, el a?o siguiente se estrenar¨ªa Scream 3 y ese mismo a?o Hitckcock tambi¨¦n era revisitado en una nueva versi¨®n de Crimen Perfecto), Psicosis cae como un jarro de agua fr¨ªa y parece preguntar directamente al espectador si eso que est¨¢ viendo tiene alg¨²n sentido para ¨¦l, parece poner a toda la audiencia frente al absurdo de ver una pel¨ªcula que ya exist¨ªa previamente y a la que pod¨ªan acudir sin necesidad de que nadie la rodase de nuevo. ¡°El p¨²blico cinematogr¨¢fico no est¨¢ habituado a este tipo de juegos mentales¡±, opina Larrea. ¡°[Psicosis de 1998] es una pieza art¨ªstica contempor¨¢nea que encaja mejor en un museo que en una sala de cine. Sin embargo, s¨ª que creo que es una hija de su tiempo porque es muy postmoderna¡±.
¡°Creo que Van Sant busca crear el caos, desorientar al espectador¡±, a?ade Paredes. ¡°Si nos fijamos, ocurre a lo largo de toda la pel¨ªcula. Hay peque?os detalles que no son exactamente iguales, efectos de sonido que est¨¢n fuera de lugar, gestos que no tienen sentido en donde est¨¢n¡ Van Sant fuerza la maquinaria una y otra vez para que el espectador se sienta inc¨®modo. Si lo recordamos es porque lo ha hecho bien¡±. Efectivamente, esta Psicosis [extra?amente titulada en Espa?a como Psycho (Psicosis), con su nombre original y el nombre traducido] no est¨¢ calcada del todo de la original. Hay una serie de planos, gui?os y situaciones que var¨ªan y son clave para entenderla.
Pese a estar situada en el presente (o sea, en 1998), la cadencia, los decorados, los di¨¢logos y la moral de algunos personajes siguen estando en los sesenta (el guion, recordemos, es el mismo). Anne Heche viste y habla como una mujer de los sesenta pero Julianne Moore viste y habla como una de los noventa. Marion pide a su amante que se vean ¡°de forma respetable¡±, ¡°con la foto de mi madre en la chimenea¡±, evocando una moral anticuada, pero a continuaci¨®n Van Sant muestra el cuerpo desnudo de Viggo Mortensen de forma deliciosamente gratuita, devolvi¨¦ndonos a la liberaci¨®n sexual del presente. Y si bien Vince Vaughn como Norman Bates exhibe una pluma mucho m¨¢s elegante y expl¨ªcita que nos invita al principio a pensar que Van Sant est¨¢ aproximandose a su protagonista como un homosexual atormentado y armarizado, de repente va y en la secuencia en la que esp¨ªa a Marion a trav¨¦s de un agujero se hace una (auditivamente expl¨ªcita) paja.
Lo m¨¢s comentado de los a?adidos de Van Sant est¨¢ en las dos escenas clave del film: el inserto de un cielo tormentoso en el asesinato en la ducha y una mujer con una venda en los ojos y una oveja en una carreta en el asesinato del detective privado en las escaleras. En su d¨ªa algunos cr¨ªticos opinaron, despectivamente, que eran ¡°im¨¢genes para satisfacer a un p¨²blico acostumbrado a la MTV¡±. Van Sant nunca ha aclarado qu¨¦ son. Lo m¨¢s cerca que ha estado es el documental Psycho Path, detallada y divertid¨ªsima cr¨®nica del rodaje: ¡°Mientras trabaj¨¢bamos en la pel¨ªcula se volvi¨® m¨¢s y m¨¢s claro que no se trataba de seguir una l¨®gica, sino de la l¨®gica incontrolable y simb¨®lica de una pesadilla¡±. Y ya.
T¨¦cnicamente, la pel¨ªcula tambi¨¦n juega a dos bandas: comienza con un espectacular traveling a¨¦reo de la ciudad de Phoenix que, desde el cielo, se mete en una habitaci¨®n de hotel (algo que Hitchcock quiso hacer, pero no dispon¨ªa de los medios). Sin embargo, cuando muestra a personajes conduciendo, recurre a la rudimentaria t¨¦cnica de un actor en un coche parado ante una pantalla que proyecta una carretera en marcha (y se encarga, adem¨¢s, de que se note mucho). Paredes habla de la pel¨ªcula como ¡°un experimento en metacine. Tras el ¨¦xito de Scream, que parodia del propio cine de terror, Van Sant decide ir un paso m¨¢s all¨¢ y no s¨®lo habla del cine de terror desde fuera sino que hace la propia cinta sea un an¨¢lisis de ese terror¡±. En el documental Psycho Path se muestra c¨®mo todos los actores y t¨¦cnicos ven continuamente la Psicosis original en un monitor instalado en el set de la Psicosis nueva, lo cual tiene tintes indudablemente c¨®micos. La montadora Amy Duddlestone aporta la declaraci¨®n m¨¢s sincera y valiosa sobre todo esto: ¡°No sab¨ªa qu¨¦ hacer. ?Deb¨ªa copiar el modo en que todo se mont¨® en la original? Y cuando lo haces, cuando lo montas exactamente igual que la primera, lo miras y te dices: ?qu¨¦ lenta es!¡±.
Tiene raz¨®n, y esa es la lecci¨®n m¨¢s valiosa que deja esta Psicosis: la misma pel¨ªcula cambia si la situamos con 40 a?os de diferencia porque los que hemos cambiado somos nosotros como espectadores. Psicosis, la de 1998, parece mucho m¨¢s lenta que la original, a veces se hace hasta tediosa, aunque duren lo mismo y en ellas ocurra lo mismo. Tiene una explicaci¨®n: la original deb¨ªa dejar que su p¨²blico, de 1960, respirase tras cada escena horripilante, darle un tiempo para asumir lo que hab¨ªa ocurrido. Eso explica la existencia de una secuencia m¨¢s larga que un d¨ªa sin pan (casi ocho minutos) tras el asesinato de Marion en la que Norman limpia detenidamente el ba?o. Hitchcock us¨® esa secuencia para dejar reponerse al espectador impresionable de los sesenta de la muerte brutal de la estrella de la pel¨ªcula. Pero en 1998 el p¨²blico ya hab¨ªa visto infinitas escenas sangrientas donde mor¨ªan estrellas y desconocidos por igual, ya no quedaba sensibilidad que herir. As¨ª, la escena se hace mucho m¨¢s larga e incomprensible que en la original.
¡°No creo que sea una buena pel¨ªcula y no creo que el producto final deje claras sus intenciones¡±, opina Paredes, ¡°pero es una cinta vital para comprender el cine de terror y un ejemplo de c¨®mo el tiempo lo pone todo en su sitio. Ya nadie se acuerda del remake de Crimen perfecto que se estren¨® el mismo a?o, pero cualquier fan del terror que se precie al menos conoce la existencia del remake de Psicosis. Y si alguien se sienta a verlo con detenimiento apreciar¨¢ las diferencias, las innovaciones, ese pulso entre lo moderno y lo cl¨¢sico que Van Sant hace¡±.
Psicosis acaba siendo una pel¨ªcula fallida y un experimento formidable. Demuestra como unos personajes excelentemente construidos y escritos no son nada sin actores con el carisma adecuado, como un film en blanco y negro cambia completamente si se ve en color y da al espectador un bofet¨®n de realidad al ponerlo frente al vicio m¨¢s perpetuado de la industria del entretenimiento: contar cien veces la misma historia. Demuestra que seguir los pasos exactos de un genio no sirve de nada si el genio no eres t¨². Que con Psicosis robaron una idea para demostrar lo feo que es robar. El error fue estrenar esta car¨ªsima performance en las salas de cine. Su lugar est¨¢ en el MoMA. Este mismo a?o Robert Downey Jr. ha amenazado con rehacer V¨¦rtigo. Ojal¨¢ se atrevan.
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