¡®Viernes 13¡¯, 40 a?os despu¨¦s: por qu¨¦ disfrutamos (especialmente ahora) viendo matar y morir en el cine
Hace 40 a?os se estren¨® una pel¨ªcula de terror de bajo presupuesto que se convirti¨® en un cl¨¢sico y dio lugar a una saga de beneficios millonarios. Tras su aparente simplicidad se esconde un discurso que nos retrat¨® como sociedad entonces y sigue haci¨¦ndolo hoy, en medio de una crisis mundial
El n¨²mero de mayo ya est¨¢ disponible en formato PDF, y es descargable de forma gratuita haciendo clic aqu¨ª.
Habla Betsy Palmer, actriz curtida en el Actor¡¯s Studio que trabaj¨® con John Ford, Paddy Chayefsky y Tenneessee Williams y, seg¨²n ella, tuvo un romance con James Dean. Recordando un episodio que le sucedi¨® a finales de la d¨¦cada de los setenta, cont¨® lo siguiente: ¡°Tenia un Mercedes y se me estrope¨® en una autopista de Connecticut. As¨ª que me dije: 'Necesito un coche nuevo'. Fui a buscar uno y me enamor¨¦ de un Volkswagen Scirocco. Quer¨ªa un coche peque?o y bonito como ese. Me llam¨® mi agente y me pregunt¨®: ¡®?Quieres hacer una pel¨ªcula?¡¯. ¡®?Estupendo!¡¯, dije. ¡®As¨ª podr¨¦ pagar el coche¡¯. Y a?adi¨®: ¡®Pero tengo que decirte una cosa: es una pel¨ªcula de terror¡¯. Cuando me lleg¨® el gui¨®n y lo le¨ª, pens¨¦: ¡®?Menudo pedazo de mierda!¡¯. Pero tambi¨¦n pens¨¦: ¡®Nadie va a ver esta pel¨ªcula. Se estrenar¨¢, se olvidar¨¢ y yo podr¨¦ comprarme mi Scirocco¡¯.
La trama era tan sencilla como una historia de terror que cualquiera puede contar alrededor de una hoguera: los j¨®venes monitores de un campamento de verano van muriendo a menos de un psic¨®pata con un machete. ?Buscar¨ªa usted tintes freudianos en Viernes 13? Pues los hay, est¨¢n por todas partes
La pel¨ªcula se llamaba Viernes 13, recaud¨® sesenta millones de d¨®lares con un presupuesto de 550.000 y cre¨® una franquicia que tiene, hasta hoy, doce pel¨ªculas, una serie de televisi¨®n, videojuegos y merchandising y ha recaudado m¨¢s de 500 millones en taquilla. En Espa?a se estren¨® un 13 de junio de hace 40 a?os, clasificada "S" por su violencia y con una cr¨ªtica en EL PA?S de ?ngel S. Harguindey bastante graciosa y benevolente: "Lo importante es no dar respiro al espectador. La pel¨ªcula no tiene otra finalidad, es medio y fin en s¨ª mismo. [...] En tiempos del franquismo habr¨ªa sido prohibida. La OJE [siglas de Organizaci¨®n Juvenil Espa?ola, de ideas conservadoras] no habr¨ªa aceptado el mensaje. Los habitantes de El Escorial, tras las experiencias de los j¨®venes nazis y los j¨®venes nuevos y forzudos, se solidarizar¨¢n con el asesino".
Viernes 13, se llamaba: si es importante empezar por su nombre es porque por ah¨ª comenzaron sus creadores. El director Sean S. Cunningham, que m¨¢s que prestigio ansiaba dinero, ide¨® un t¨ªtulo atrayente para una pel¨ªcula comercial sorprendido porque nadie lo hubiera usado antes (se equivocaba: hay una pel¨ªcula brit¨¢nica de 1933 y una novela de Thomas W. Lawson de 1907 llamadas igual). Pag¨® despu¨¦s una p¨¢gina completa en Variety (hist¨®rico semanario sobre la industria del entretenimiento) para promocionarla como ¡°la pel¨ªcula m¨¢s terror¨ªfica jam¨¢s hecha¡±. Todo esto cuando no hab¨ªa ni pel¨ªcula, ni gui¨®n, ni reparto, ni financiaci¨®n. Es posible que fuese avaro y c¨ªnico, pero Hollywood no se construy¨® sobre otros cimientos. La inspiraci¨®n era La noche de Halloween, la pel¨ªcula de John Carpenter de 1978 hecha con 300.000 d¨®lares de presupuesto que acab¨® recaudando 70 millones. ¡°La mayor influencia que saqu¨¦ de esa pel¨ªcula ¨Cdeclar¨® el director Sean S. Cunningham al escritor David Grove en el libro Making Friday the 13th¨C fue el t¨ªtulo. Era un titulo tan bueno que incluso aunque hubieran hecho una mala pel¨ªcula hubiese sido un ¨¦xito¡±.
Pronto encontraron inversores (unos tipos que ten¨ªan una cadena de cines en Boston y que, sobre todo, quer¨ªan vender entradas) y un guionista (Victor Miller, que ven¨ªa del mundo de los culebrones y, por lo tanto, manejaba lo m¨¢s importante para una pel¨ªcula de palomitas: la estructura). Miller escribi¨® un gui¨®n que cumpl¨ªa todas las normas y clich¨¦s que le indic¨® Cunningham: unos j¨®venes atractivos en un lugar donde no hay supervisi¨®n adulta mueren de forma horrible. ?Y en qu¨¦ lugar no hay ning¨²n adulto? ?En un campamento! Pero ah¨ª tambi¨¦n hay ni?os, ?qu¨¦ hacemos con los ni?os? ?En un campamento que todav¨ªa no ha abierto sus puertas! Viernes 13, el t¨ªtulo, ya ten¨ªa una trama.
Los miedos de cada generaci¨®n no solo se han representado en la ficci¨®n, tambi¨¦n se han purgado y aplacado en ella. Dentro de unas d¨¦cadas alguien analizar¨¢ qu¨¦ cine sali¨® de la pandemia del covid-19, se estudiar¨¢ c¨®mo un mundo paralizado y confinado reaccion¨® al terror al virus con el terror en la ficci¨®n
Y era tan sencilla como una historia de terror que cualquiera puede contar alrededor de una hoguera: los j¨®venes monitores de un campamento de verano van muriendo a menos de un loco con un machete. Y ya est¨¢. ?Buscar¨ªa usted tintes freudianos en algo tan rampl¨®n como Viernes 13? Pues los hay, est¨¢n por todas partes. Est¨¢n en el aire, por ejemplo: la famos¨ªsima banda sonora de Harry Manfredini que parece imitar unos susurros est¨¢ repitiendo, en realidad, las s¨ªlabas "Kill, kill, ma, ma" (o sea, "?M¨¢talos, mam¨¢!"). Porque aunque el que se llev¨® la fama fue el famoso Jason, esa bestia parda con m¨¢scara de hockey, la asesina de la primera entrega, ese loco del que hablamos, era su madre. Por primera vez en el g¨¦nero slasher (de ¡°slash¡±, corte, que denomina al subg¨¦nero de psic¨®patas trinchando a jovencitos), quien mataba sin remordimiento y con sa?a era una mujer. No solo una mujer: la madre de Jason parec¨ªa una se?ora respetable con jersey de punto azul cielo y peinado de hechuras arquitect¨®nicas rematado con laca, de esas que si hab¨ªan aparecido con un cuchillo alguna vez en la pantalla era solo para cortar un pavo de acci¨®n de gracias.
La asesina de Viernes 13, interpretada por Betsy Palmer (la que pens¨® que nadie ver¨ªa la pel¨ªcula y se podr¨ªa comprar un coche, que falleci¨® en 2015 a los 88 a?os), mata para vengar la muerte de su hijo Jason, que se ahog¨® en el lago del campamento a?os antes al ser desatendido por dos monitores que estaban haciendo el amor. Al final de la pel¨ªcula, tras matar a nueve j¨®venes, la ¨²nica superviviente, Alice, le corta la cabeza. Pero con la pel¨ªcula convertida en un ¨¦xito mundial, los productores quer¨ªan m¨¢s, y con la villana descabezada, la ¨²nica posibilidad era devolver a la vida al propio Jason. ?Acaso no se hab¨ªa ahogado realmente? ?O se hab¨ªa ahogado y hab¨ªa resucitado? Da igual. La intenci¨®n era crear una saga rentable y, tras resucitarlo en la segunda entrega y ponerle una m¨¢scara de hockey en la tercera, naci¨® uno de los iconos definitivos del terror contempor¨¢neo. Jason era hu¨¦rfano, virgen, probablemente asexuado, ed¨ªpico perdido, bruto como un arado, una m¨¢quina de matar y un tipejo oscuro, en resumen, que ha convertido a su madre literalmente en un fetiche (en la segunda parte tiene su cabeza puesta en un altar).
?Lo escucha? La famos¨ªsima banda sonora de Harry Manfredini para Viernes 13 dice, en realidad, 'Kill, Kill, ma, ma', o sea, "?M¨¢talos, m¨¢talos, mam¨¢!".
En el olimpo de los iconos de terror contempor¨¢neos, Jason tiene un lugar especial. Freddie Krueger (de la saga Pesadilla en Elm Street), tan locuaz y socarr¨®n, era un asesino consciente de su autoparodia que se dir¨ªa que le¨ªa a Kafka en sus ratos libres. Michael Myers (de la saga Halloween), con una m¨¢scara completamente blanca y movimientos lentos y elegantes, tenia cierta flema british, era el asesino que hubiesen imaginado Merchant e Ivory de haber creado un slasher. En este sentido, Jason es el asesino m¨¢s efectivo, r¨¢pido y placentero para los sentidos del espectador del g¨¦nero. Y a su manera, el m¨¢s estadounidense: libre de un pasado cultural o mitol¨®gico (de Freddie o de Michael se hartaron de contarnos su vida y ¨¢rbol geneal¨®gico en sus franquicias respectivas), libre de molestos intervencionistas como los padres o la polic¨ªa (que apenas aparecen en toda la saga), Jason solo exist¨ªa para matar r¨¢pido, bien, rentable y espectacularmente.
¡°Uno debe preguntarse si el ritual compartido por las pel¨ªculas de horror de subcategor¨ªa slasher no es, en ¨²ltima instancia, el castigo de adolescentes activos sexualmente, sino m¨¢s bien un rito de iniciaci¨®n disfuncional: la contemplaci¨®n y representaci¨®n colectiva del asesinato de la infancia a trav¨¦s del sexo prematuro impulsado por los medios¡±
En la franquicia entera se ha cargado (hasta ahora) a m¨¢s de 190 personas. Freddie mataba en sue?os y dejaba un poso shakesperiano. Michael mataba en esas casas perfectas y alineadas tan propias del triunfo en los suburbios, y dejaba, si acaso, una relectura propia de Polanski sobre los demonios de la comunidad. Pero Jason mata en el bosque, sin sentido, sin motivos, sin estilo propio. De todos, es el m¨¢s at¨¢vico. Y, de acuerdo a los n¨²meros (fue hasta 2018 la saga de terror m¨¢s rentable de la historia) el que m¨¢s nos gusta. ?Por qu¨¦?
Pasar miedo es divertido
El an¨¢lisis de por qu¨¦ nos gusta el terror es uno de los m¨¢s fecundos de la teor¨ªa cinematogr¨¢fica y el g¨¦nero, desde luego, es el que habla de forma m¨¢s fiel sobre un lugar y un momento. Asistir al horror en un entorno controlado y ficticio es una experiencia bals¨¢mica en medio de un horror real. "El modo en que nuestro cerebro se relaja tras ver una pel¨ªcula de terror es enormemente placentero desde un punto de vista neuroqu¨ªmico", declar¨® a Bustle la?Katherine Brownlowe, de la Universidad de Ohio. "Eso se debe a que la liberaci¨®n de dopamina relacionada con la respuesta cerebral del sistema parasimp¨¢tico provoca una gran sensaci¨®n de bienestar".
Esa es una explicaci¨®n cient¨ªfica, pero siempre da m¨¢s de s¨ª la sociol¨®gica. Los miedos de cada generaci¨®n no solo se han representado en la ficci¨®n, tambi¨¦n se han purgado y aplacado en ella. Wes Craven, maestro del g¨¦nero, dedic¨® a esta posibilidad una pel¨ªcula entera, La nueva pesadilla de Wes Craven (1994), una especie de Ocho y medio delirante donde el reparto de la Pesadilla en Elm Street original se daba cuenta de que, con el villano Freddie Krueger muerto en la ficci¨®n, el terror que hab¨ªa estado controlado y contenido en la pantalla se extend¨ªa por el mundo real.
Dentro de unas d¨¦cadas alguien analizar¨¢ qu¨¦ cine sali¨® de la pandemia del covid-19, se estudiar¨¢ c¨®mo un mundo paralizado y confinado reaccion¨® al terror al virus con el terror en la ficci¨®n. Y no ser¨¢ con pel¨ªculas precisamente sobre virus ni pandemias, porque el g¨¦nero de terror, como los sue?os, codifica, ritualiza y transforma todo lo que nos espanta para devolv¨¦rnoslo estetizado y digerible.
Casa encantadas, vampiros, posesiones diab¨®licas, alien¨ªgenas o monstruos han reflejado el miedo a la crisis inmobiliaria, al colapso econ¨®mico, al sida, al aborto, al auge del feminismo, a los comunistas o al desastre medioambiental. ?Pero qu¨¦ reflej¨® exactamente esta moda del slasher que, a finales de los setenta, durante los ochenta y a finales de los noventa hizo triunfar en el cine a asesinos enmascarados que mataban de forma cruel y aleatoria a adolescentes calientes como el palo de un churrero? La teor¨ªa m¨¢s sencilla es que representan un castigo del sexo: en Halloween, La matanza de Texas, Viernes 13, El tren del terror, Un San Valent¨ªn sangriento, Prom Night, El asesino de Rosemary y dem¨¢s joyas del g¨¦nero, el que folla muere. As¨ª de sencillo. La hero¨ªna que sobrevive es la que ha permanecido casta.
Viernes 13 es una de las primeras pel¨ªculas comerciales en las que al miedo se une el gore. En Psicosis, La matanza de Texas o La noche de Halloween la muerte era estilosa, r¨ªtmica, a veces incluso bella, pero en Viernes 13 es sanguinolenta, expl¨ªcita y dolorosa. Los cuerpos se mutilan, sangran, se deforman, sufren
Es tentador caer en ese an¨¢lisis un tanto puritano. En el ensayo Monster Show, de David J. Skal (uno de los dos mejores libros que se ha publicado sobre el asunto), el autor le da una vuelta: ¡°Uno debe preguntarse si el ritual compartido por las pel¨ªculas de horror de subcategor¨ªa slasher no es, en ¨²ltima instancia, el castigo de adolescentes activos sexualmente, sino m¨¢s bien un rito de iniciaci¨®n disfuncional: la contemplaci¨®n y representaci¨®n colectiva del asesinato de la infancia a trav¨¦s del sexo prematuro impulsado por los medios¡±.
Stephen King es m¨¢s pr¨¢ctico. En su ensayo Danza Macabra (el otro mejor ensayo sobre el terror, ambos fueron editados en Espa?a por Valdemar) ensalza el miedo como algo que existe por encima de an¨¢lisis e interpretaciones y reitera que una historia cl¨¢sica y sencilla de terror como Viernes 13 ¡°no aspira a reflejar una belleza simb¨®lica, ni a retratar su ¨¦poca, ni la mente o el esp¨ªritu humanos. El horror sencillamente est¨¢ ah¨ª, al margen de toda definici¨®n o racionalizaci¨®n¡±. Efectivamente no aspira a hacerlo: Viernes 13 solo aspiraba a hacer ricos a sus creadores (finalmente, gracias a los royalties de todas las secuelas y del merchandising, no los hizo solo ricos, los hizo millonarios), pero la historia acaba reescribiendo cualquier producto cultural de ¨¦xito, incluso uno con tan pocas intenciones de trascender como ten¨ªa este.
Tal vez la miga de Viernes 13 no est¨¢ en su trama, sino en algo tan peregrino y secundario como el maquillaje y los efectos especiales. Una de las claves del ¨¦xito de esta pel¨ªcula, y uno de los aspectos en los que m¨¢s se invirti¨® (nadie cobr¨® demasiado por trabajar en ella, ni unos actores debutantes entre los que se encontraban Kevin Bacon y uno de los hijos de Bing Crosby), fueron los efectos visuales. Eso permiti¨® crear im¨¢genes impactantes como la de una joven con la garganta sesgada y sangrante, otra con un hachazo en medio del rostro, a Kevin Bacon con un cuchillo sali¨¦ndole de la garganta (la asesina lo clava desde debajo del colch¨®n en el que est¨¢ escondida, qu¨¦ punter¨ªa) o la propia asesina, al final, decapitada por Alice, la hero¨ªna de la pel¨ªcula. Todo fue obra de Tom Savini, leyenda de los efectos de maquillaje en Hollywood y cuya historia nos ayuda a sacar una tercera teor¨ªa sobre qu¨¦ quiere decir realmente todo este n¨²mero y por qu¨¦ tuvo tanto ¨¦xito.
Savini (Pensilvania, 1946), obsesionado desde peque?o con Lon Chaney, estrella de las pel¨ªculas de terror de Universal de los a?os treinta, so?aba con crear maquillaje y efectos especiales, pero acab¨® estudiando fotograf¨ªa en Fort Monmouth y siendo enviado a la Guerra de Vietnam como fot¨®grafo de combate. ¡°Vietnam me dej¨® jodido, como a todos los que estuvimos all¨ª, pero contribuy¨® a mi trabajo¡±, reconoci¨® a David Grove en Making Friday the 13th. ¡°Cuando hice Viernes 13 mi cabeza estaba llena de im¨¢genes que hab¨ªa visto en Vietnam, de esas heridas de guerra que no eran el tipo de heridas y sangre que ve¨ªas en las pel¨ªculas de terror. Creo que por eso el p¨²blico se qued¨® tan impresionado con lo que vio¡±.
Viernes 13 es una de las primeras pel¨ªculas comerciales en las que al miedo se une el gore. En Psicosis, La matanza de Texas o La noche de Halloween la muerte era estilosa, r¨ªtmica, a veces bella, pero en Viernes 13 es sanguinolenta, expl¨ªcita y dolorosa. Los cuerpos se mutilan, sangran, se deforman, sufren. La juventud que vio Viernes 13 no era la misma que vio la elegante Psicosis: eran los que hab¨ªan visto por televisi¨®n las im¨¢genes sangrientas de Vietnam, que disfrutaban con la parafernalia s¨¢dica del punk y crecieron oyendo hablar en su casa del terror nuclear. En ese ambiente, Viernes 13 no resulta exactamente escapista (una comedia musical es escapista, no esto), pero s¨ª reconfortante: ante un futuro incierto, estas pel¨ªculas mostraban a la juventud que conociendo las reglas uno pod¨ªa sobrevivir.
As¨ª, todas las pel¨ªculas de Viernes 13 son un lugar c¨®modo y conocido para el espectador, un lugar feliz y seguro, de alguna manera. Es f¨¢cil conocer las reglas porque en todas ellas ocurre exactamente lo mismo. Va a haber un asesinato, de media, cada siete minutos, y la muchacha que aparece en la primera escena es la que va a sobrevivir en la ¨²ltima porque es la ¨²nica lista como el espectador. Esa previsibilidad y esa cadencia son adictivas. Los seres humanos somos adictos a la rutina, moldeamos nuestra vida en torno a ella, y lo que nos ofrece cualquier entrega de Viernes 13 es pura rutina: un chiste, un polvo, una muerte. Un chiste, un polvo, una muerte. As¨ª durante 90 minutos. La saga Viernes 13 descubri¨® adem¨¢s algo vital para la industria cinematogr¨¢fica contempor¨¢nea: que lo que desea el aficionado al cine de g¨¦nero es ver la misma pel¨ªcula una y otra vez. Y la saga de Viernes 13 es exactamente eso: la misma pel¨ªcula rodada doce veces.
Con un presupuesto medio por entrega de apenas tres millones de d¨®lares, todas las pel¨ªculas de la saga recaudaban solo en Estados Unidos unos quince o veinte. No hac¨ªa falta ni promoci¨®n: la base de fans que ansiaba volver a ver a Jason hacer lo mismo de siempre era suficiente. Era un negocio redondo. No hay nada m¨¢s fiel que un perro y, despu¨¦s de eso, un fan del g¨¦nero de terror.
?Hay futuro para la franquicia Viernes 13? Ya hace once a?os que se estren¨® su ¨²ltima entrega, que m¨¢s que una secuela era una versi¨®n. Mucho se ha hablado de una nueva entrega, pero nunca se lleg¨® a formalizar. Halloween, la saga que siempre fue la segunda en t¨¦rminos monetarios, adelant¨® a Viernes 13 por la derecha con el ¨¦xito mundial de su ¨²ltima entrega en 2018 (que le otorg¨® el t¨ªtulo de saga de terror m¨¢s exitosa de la historia). Pero aquello ten¨ªa sentido: con el regreso de la gran estrella del g¨¦nero Jamie Lee Curtis y un subtexto nada disimulado sobre un grupo de mujeres que se defienden de un acosador y alzan la voz tras cuarenta a?os de silencio, fue definida como la gran pel¨ªcula de terror de la era post-me too.
?Cabe Jason, un asesino sin conciencia, pasado ni futuro, en el siglo XXI? Hoy el mundo es otro y el enemigo es invisible y microsc¨®pico, pero el terror at¨¢vico que representa un asesino enmascarado y una historia de este tipo es atemporal. Tambi¨¦n lo es su conclusi¨®n: que se puede sobrevivir conociendo unas reglas b¨¢sicas. Tal vez la gran pel¨ªcula de terror sobre el coronavirus surja cuando conozcamos las suyas.
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