Vestirse como un himalayista para comprar el pan: por qu¨¦ la ropa t¨¦cnica ha colonizado nuestros armarios
Hay quien les llama ¡°monta?eros de palo¡±. Puede ser Rihanna con botas Salomon; Bella Hadid con forro polar; un ¡®¡®tecno bro¡¯ de Silicon Valley con una chupa de The North Face o el vecino del segundo A con su Patagonia. Est¨¢n por todas partes
En febrero, Rihanna fue la estrella de la actuaci¨®n de la Super bowl, ese acontecimiento global que es al mismo tiempo parque de atracciones, escaparate publicitario y un poquito de deporte. Entre los cientos de titulares que surgieron de su actuaci¨®n -recordemos que esa aparici¨®n sirvi¨® tambi¨¦n para anunciar el segundo embarazo de la cantante- varios de ellos estaban encaminados a sus pies. Concretamente a las zapatillas Salomon que llevaba, una colaboraci¨®n con MM6 Maison Margiela. Lo llamativo, en este caso, era que una marca de material de monta?a hubiese acabado teniendo presencia en el acontecimiento televisivo m¨¢s seguido del a?o, por mucho que fuese a trav¨¦s de una colaboraci¨®n con una firma de moda de lujo. Un momento que ejemplifica hasta qu¨¦ punto la ropa t¨¦cnica ha ido ganando terreno en la moda global.
En los ¨²ltimos a?os hemos asistido a la expansi¨®n de marcas que nacieron para crear equipo de monta?a, esqu¨ª u otras disciplinas deportivas al aire libre hasta infiltrarse en el d¨ªa a d¨ªa y hacerse habituales en cualquier paisaje urbano. Al mismo tiempo, muchas de estas marcas se asociaban a los grandes nombres del lujo: The North Face con Gucci, Columbia y Opening Ceremony, o Salomon con Comme des Gar?ons o la citada colaboraci¨®n con Maison Margiela. Las razones que nos han llevado a vestir un martes cualquiera como si fu¨¦semos a salvar una subida de 500 metros de desnivel no se encuentra solo en el caprichoso p¨¦ndulo de la moda, sino en una combinaci¨®n de distintas tendencias que han confluido, de manera no poco sorprendente, en un mismo punto.
Barritas energ¨¦ticas, zapatillas de padre y Silicon Valley
¡°Voy a comprar el pan y me dice mi mujer: ¡®T¨ªo, parece que vas a subir el Everest¡±. Habla Kike Marina, uno de los mayores expertos de Espa?a en moda urbana y zapatillas. ¡°Yo le he puesto la etiqueta ¡®monta?ero de palo¡¯, y en este caso me tengo que incluir en ella¡±, asume con humor. ?l incluso apunta a una fecha como el nacimiento oficial de esta tendencia: el 25 de mayo de 2017. ¡°Fue cuando se public¨® un texto que se hizo famoso en la web The Cut, en el que se le pone por primera vez el nombre de gorpcore. En ¨¦l se dice que el normcore, que era de lo que se estaba hablando en ese momento, estaba muerto y esto era lo nuevo. Creo que es de las pocas veces que una tendencia se instaura de una forma tan marcada a partir de una fecha concreta¡±, explica.
En el art¨ªculo, firmado por el periodista especializado en moda Jason Chen, se apuntaba a los raperos ASAP Rocky o Drake como ejemplos de una corriente que adoptaba abrigos polares extragrandes, ri?oneras acolchadas y camisetas con logos de marcas como Patagonia, The North Face o Columbia como nuevas referencias de lo que hab¨ªa que vestir. El normcore, esa especie de antiestilo que apostaba por utilizar ropa sobria, sin marcas y un tanto insulsa, dejaba paso entonces a un t¨¦rmino que surg¨ªa de la palabra gorp, la mezcla de frutos secos y frutas deshidratadas que componen las barritas energ¨¦ticas que suelen llevar consigo los monta?eros. Como suele suceder cuando algo recibe un nombre oficial, comenz¨® a crecer, y en los meses siguientes celebrities como Bella Hadid y Kendall Jenner hicieron habitual incluir un forro polar o una chaqueta t¨¦cnica de nieve en sus outfits.
Pero, para llegar al gorpcore, hubo varios pasos previos. Varios de ellos se dieron en Silicon Valley, ese lugar que ha servido, entre otras cosas, para que los nuevos multimillonarios se vistan con ropa aparentemente sencilla pero notablemente cara. Los llamados tech bros convirtieron a marcas como Patagonia, especializada en ropa para actividades al aire libre, en su santo y se?a. Solo hay que pensar en la aparici¨®n de Adrien Brody en la serie Succession para hacer el retrato robot de esta estirpe de nuevos ricos: mientras discute en su isla privada una venta de miles de millones de d¨®lares viste una chaqueta con capucha, gorro y, claro, un chaleco acolchado de Patagonia, convertido para entonces en el fachaleco del 1%.
Silicon Valley tambi¨¦n tuvo un papel importante en otra tendencia que precedi¨® y prepar¨® el camino al gorpcore, los dad shoes. Cuando Steve Jobs adopt¨® las New Balance 990 grises como parte de su uniforme oficial no ¨¦ramos conscientes de que aquella elecci¨®n meramente funcional iba a tener consecuencias en la moda global. Lo que en un primer momento se llam¨® ir¨®nicamente como ¡°zapatillas de padre¡± para representar una cierta desidia de estilo acab¨® siendo un estilo en s¨ª mismo. De ah¨ª a utilizar de manera diaria unas zapatillas Salomon pensadas para hacer senderismo o unas botas Columbia para la monta?a hab¨ªa un solo paso.
¡°La b¨²squeda de normalidad en ciertos contextos te lleva a vestir con ropa t¨¦cnica, pero que no se vea que es demasiado t¨¦cnica¡±, apunta Kike Marina. ¡°Son productos que esconden mucha tecnolog¨ªa, pero no tratan de ense?arla todo el tiempo, sino simplemente que sea funcional. Lo veo como una evoluci¨®n del normcore: optar por una normalidad sin estridencias¡±.
La conexi¨®n con el lujo
Desde el bautismo del gorpcore han pasado m¨¢s de seis a?os, tiempo suficiente para que una tendencia haya sido enterrada y olvidada, pero en este caso no solo no se ha ido sino que se ha asentado en la manera de vestir de personas ajenas a las tendencias, al mismo tiempo que su relaci¨®n con el lujo se ha ido estrechando. ¡°Claro, yo llevo desde 2017 diciendo que esto es una modita que se acabar¨¢ pronto, y no, no se acaba¡±, confiesa Marina. ¡°De hecho, hay muchas marcas de este estilo que ya se han instaurado en una situaci¨®n en la que es dif¨ªcil que pasen de moda. Moncler es un ejemplo¡±.
Para ese paso de tendencia a constante, al menos por el momento, tambi¨¦n influye la asociaci¨®n de la ropa t¨¦cnica al mundo del lujo, con todo lo que conlleva: crear una imagen aspiracional y situarlo como un objeto de deseo m¨¢s all¨¢ de su car¨¢cter pr¨¢ctico original. ?C¨®mo se produjo esta alianza? Por un lado, Marina apunta a una antigua relaci¨®n entre la ropa de monta?a y el lujo. ¡°Especialmente el mundo del esqu¨ª y los deportes de nieve han tenido siempre una asociaci¨®n directa con el lujo. De hecho, muchas de las marcas que consideramos de lujo han empezado como ropa t¨¦cnica de monta?a, como Moncler.
Otras, como Salomon, han explorado la v¨ªa que llega al lujo a trav¨¦s de la moda urbana. ¡°La marca cuenta que se pusieron en contacto con ellos de The Broken Arm, una tienda de Par¨ªs, porque hab¨ªa gente que les ped¨ªa zapatillas Salomon. A partir de ah¨ª han desarrollado una colaboraci¨®n y fue la primera vez que la marca aparec¨ªa en un contexto de moda. Al mismo tiempo, Salomon tambi¨¦n estaba haciendo colaboraciones con 11, la marca de Boris Bidjan, un dise?ador medio persa medio alem¨¢n afincado en Barcelona¡±, cuenta. Este auge de la ropa t¨¦cnica llevada al streetwear tambi¨¦n explica la creciente popularidad de firmas como las japonesas Nanamica o White Mountaineering, marca esta ¨²ltima que desde 2022 mantiene una colaboraci¨®n anual con el gigante textil de su pa¨ªs, Uniqlo. En clave local, tambi¨¦n explica que una marca como Pedro G¨®mez, que en los 80 pas¨® de las pistas de esqu¨ª a ser un s¨ªmbolo de la escena bakala de Madrid, haya resurgido en una nueva etapa.
Ahora, seis a?os despu¨¦s de ser bautizada, la tendencia no solo sigue viva, sino que ha logrado infiltrarse en la vida diaria de personas que no siguen las tendencias de la moda. Marina lo resume as¨ª: ¡°Hace ya mucho que esto deber¨ªa haber muerto si hubiera sido una tendencia como todas, y se ha convertido en otra cosa¡±.
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