Vicente Navarro, m¨²sico: ¡°No idealizo el campo. He visto a mi t¨ªo pastor levantarse a las cuatro de la ma?ana¡±
El cantautor madrile?o de ra¨ªces manchegas lleva hoy su sonido intimista y electr¨®nico, inspirado en esa Espa?a vaciada con tanto encanto como demonios, a los Teatros del Canal
En un rinc¨®n del sal¨®n de casa de Vicente Navarro, un piso compartido en el Madrid de los Austrias, hay una butaca. Es su puesto de trabajo, el lugar donde apunta las letras o graba las melod¨ªas de las canciones que despu¨¦s desarrolla en un piano el¨¦ctrico situado justo enfrente. Pero lo importante no es tanto eso como las vistas: el sill¨®n est¨¢ junto al balc¨®n desde el que se ve una de las arterias del barrio de La Latina. Navarro cuenta que fue aqu¨ª, en esta ventana al mundo, donde compuso durante la pandemia la mayor¨ªa de los temas de Las manos, su segundo largo de estudio, lanzado en noviembre de 2022. El tema que lo cierra, Los mayos, es una suerte de historia de amor confinada, el relato de un idilio de balc¨®n a balc¨®n, ¡°una evoluci¨®n de la historia de Romeo y Julieta¡±, cuenta.
Sin embargo, en esa butaca, Navarro a menudo ve o imagina un r¨ªo muy concreto, el Guadiana a su paso por el estrecho de las Hoces, cerca de Fontanarejo, el pueblo de Ciudad Real donde Navarro ha pasado los veranos desde su infancia. Fue all¨ª a donde llev¨® a la cantaora Roc¨ªo M¨¢rquez para acabar de componer Aunque se apaguen las luces, el tema que han estrenado juntos en febrero. ¡°El r¨ªo no tiene ninguna connotaci¨®n negativa para m¨ª¡±, explica cuando le preguntamos por la persistencia de ese s¨ªmbolo, que ya estaba presente en Casi tierra, su primer ¨¢lbum. ¡±Siempre lo he asociado a la libertad. En las hoces, el r¨ªo es muy bonito y nunca me ha dado miedo. Muchas de mis canciones las visualizo all¨ª¡±.
Desde que irrumpi¨® en la m¨²sica en 2019 de la mano del sello independiente El Tragaluz, con un primer ¨¢lbum delicado y que no se parec¨ªa a pr¨¢cticamente nada de lo que ofrec¨ªa el panorama indie, es casi imposible hablar de Navarro sin aludir a lo rural, al campo, a esa Espa?a vaciada pero que durante d¨¦cadas ha acogido las vivencias de muchos espa?oles nacidos en los setenta, los ochenta y los noventa: el pueblo como punto de contacto con una Espa?a sin asfaltar para bien y para mal, un espacio de libertad y de constricci¨®n. ¡°Del folclore, del campo, lo que m¨¢s me interesa es la gente¡±, dice aludiendo a ciertos gestos o costumbres que la vida urbana ha erradicado. ¡°Es una sensaci¨®n de cercan¨ªa, una forma de relacionarse. La se?ora que cruza la calle y entra sin llamar para preguntarte a gritos que c¨®mo est¨¢s, o el modo en que te saluda alguien que pasa con un caballo. Es ah¨ª donde conecto¡±.
Ahora que el debate sobre lo rural vuelve con fuerza, de las tractoradas a las visiones sat¨ªricas del tema, Navarro asegura que se acerca a este terreno con honestidad. ¡°No idealizo el campo nada porque lo he conocido y vivido. S¨¦ lo que es salir a la calle y que los chavales te insulten, o que mi t¨ªo pastor se levantara a las cuatro de la ma?ana¡±, explica, y enumera recuerdos propios. ¡°En mi casa del pueblo no hab¨ªa ba?o, solo un orinal. Me escond¨ªa cuando mi abuela retorc¨ªa el pescuezo a las gallinas. Un domingo me levantaba y me encontraba siete jabal¨ªes tirados a la puerta de casa, porque era d¨ªa de caza. Mi nivel de idealizaci¨®n es cero. Y mi visi¨®n est¨¢ marcada tambi¨¦n por esa crueldad. ?Es que Espa?a es muy Espa?a! Para m¨ª es algo que tiene mucha violencia. Por ejemplo, cuando yo era peque?o recuerdo que colgaban los corderos para pesarlos y saber si ten¨ªan el peso exacto para la mejor carne. Creo que ahora no me quedar¨ªa parado mir¨¢ndolo, lo soltar¨ªa y le abrir¨ªa la puerta¡±.
En los temas de Navarro hay estrofas que recuerdan a la jota o la tonada, escalas arm¨®nicas prestadas de la m¨²sica ¨¢rabe ¡ªque surgen cuando compone al piano, cuenta¡ª y una producci¨®n minimalista y casi desnuda que hace de la necesidad virtud. La mayor¨ªa de los temas de Las manos se resuelven con una base r¨ªtmica que procede de su pasi¨®n por el hip hop y arreglos de guitarra basados en los acordes arpegiados y en ciertos gestos del flamenco. Hay loops procedentes del Concierto de Aranjuez de Joaqu¨ªn Rodrigo, estribillos donde el instrumento dobla la l¨ªnea mel¨®dica de la voz, como en el r&b, y fragmentos casi recitados. ¡°Mi visi¨®n de la composici¨®n se parece a la dramaturgia¡±, apunta, aludiendo a sus inicios como actor. ¡°Mi m¨¦todo es escribir mucho, y luego eliminar hasta quedarme con lo esencial¡±. De ah¨ª que sus letras sean en ocasiones fragmentarias, o que retuerzan la gram¨¢tica en hallazgos ling¨¹¨ªsticos que recuerdan, de nuevo, al folclore, a las nanas o las canciones populares. ¡°Me voy acercando a un cierto realismo m¨¢gico que me interesa mucho, y la influencia del folclore me lleva a saltarme el castellano, a usar adverbios que en principio no encajan, pero luego funcionan¡±, desarrolla. Pero tambi¨¦n reconoce que, desde su primer ¨¢lbum, ha aprendido a depurar las letras para hacerlas m¨¢s aut¨¦nticas y naturales.
La primera vez que le entrevistamos en ICON, semanas antes del brote de la pandemia, Vicente Navarro a¨²n no hab¨ªa estrenado su espect¨¢culo en directo. Cuando finalmente lo hizo fue puliendo un espect¨¢culo donde las canciones dan lugar a la improvisaci¨®n y a ciertos momentos cat¨¢rticos. El directo que presentar¨¢ hoy en los Teatros del Canal de Madrid se enmarca en el FIAS, un festival de arte sacro que congrega a muchas de las propuestas, sacras y profanas, m¨¢s interesantes y minoritarias de la m¨²sica actual. Para este concierto, Navarro ha acudido a fondos audiovisuales para rescatar im¨¢genes de la guerra y la posguerra, de la generaci¨®n del 27 o de los paisajes que le inspiran. Puede que los debates sobre pureza y autenticidad no vayan con ¨¦l, pero a Navarro s¨ª le interesa la memoria. Su irrupci¨®n en la m¨²sica, vestido invariablemente con camisa blanca, barba de tres d¨ªas y ojos oscurecidos con perfilador, ten¨ªa algo de h¨¦roe tr¨¢gico lorquiano; no en vano Los dientes, uno de los temas m¨¢s impactantes de su primer trabajo, era el relato en primera persona de un fusilado.
Cuenta Navarro que se ha acercado a la memoria hist¨®rica y al legado del folclore desde la curiosidad y la falta de prejuicios. ¡°En los a?os noventa y dosmil se llevaba lo anglosaj¨®n y se olvidaba todo lo que ten¨ªa que ver con la tradici¨®n. Pero yo no hab¨ªa vivido la dictadura, y mi llegada al flamenco o la copla fueron resultado de una b¨²squeda personal, sin ver nada peyorativo en ellos. Eso lo aprend¨ª cuando estudiaba arte dram¨¢tico: t¨² no decides qu¨¦ te emociona y qu¨¦ no. Y para m¨ª es un orgullo formar parte de una generaci¨®n que est¨¢ recuperando el folclore desde un punto de vista personal¡±.
Es en esa colisi¨®n entre la cultura adquirida y la experiencia vivida donde surge su lenguaje, que se nutre de sus lecturas surrealistas y sus recuerdos de adolescencia. Por ejemplo, del verano que pas¨® en su pueblo a los 17 a?os, ¡°dos meses m¨¢gicos¡±. Navarro se crio en Madrid pero, cuenta, tard¨® mucho en comprender hasta qu¨¦ punto sus vivencias en el pueblo de su familia le hab¨ªan definido. Al fin y al cabo, aunque nadie elige las experiencias que le dejan huella, hacer bandera de lo vivido en primera persona es un rasgo tan generacional como tener cuenta en Instagram o componer con el iPad.
De Roc¨ªo M¨¢rquez a Rodrigo Cuevas, de Casapalma a Palomo Spain, la relaci¨®n emocional con el pasado y la memoria de las generaciones precedentes encuentra formas de superponerse a las contradicciones. En los temas de Navarro, lo rural se entremezcla con lo confesional, la salud mental, la disidencia de g¨¦nero, la espiritualidad o el desencanto pol¨ªtico. ¡°Yo llevo esa tierra por bandera, porque son las im¨¢genes que me obsesionan y que me vienen al crear mi m¨²sica. Por ejemplo, La casa de Bernarda Alba no me la imagino en Andaluc¨ªa, sino en Ciudad Real¡±, afirma. ¡°Me encanta compartir mi pueblo, ense?¨¢rselo a todo el mundo, porque es de verdad muy bonito. Me gusta aprenderme caminos para ir con el todoterreno, nadar en el r¨ªo y estar con la gente. Aunque hay ciertos elementos que me siguen chocando mucho, la edad y la cabeza te ayudan a superarlos. Por ejemplo, me cuesta mucho entrar en un bar y pedirme un botell¨ªn, pero aun as¨ª lo hago¡±.
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