El cazador de nazis con yerno gallego: la extraordinaria vida de Christopher Lee m¨¢s all¨¢ de Dr¨¢cula
El documental ¡®Vida y muertes de Christopher Lee¡¯ repasa la biograf¨ªa de una leyenda disgustada con muchas de sus pel¨ªculas y cuyas vivencias fuera de plat¨® eran, a veces, igual o m¨¢s emocionantes que en el cine
Cuando Christopher Lee (Londres, 1922-2015) fue nombrado caballero por la reina Isabel II en 2009, el int¨¦rprete dej¨® claro c¨®mo le gustar¨ªa que se le recordase. Y, sobre todo, c¨®mo no le gustar¨ªa. Preguntado por una reportera sobre los papeles de los que estaba m¨¢s orgulloso, Lee mencion¨® al conde Dooku de Star Wars: El ataque de los clones (2002) antes que al conde Dr¨¢cula, al que interpret¨® oficialmente en diez pel¨ªculas. Tambi¨¦n aludi¨® al drama Mohammed Ali Jinnah (1998), donde encarn¨® al fundador de Pakist¨¢n, al villano Scaramanga de la entrega de 007 El hombre de la pistola de oro (1974) y al personaje de Saruman en El Se?or de los Anillos (2001-03), y se felicitaba por ser popular entre diferentes generaciones.
Tras sus palabras, la periodista le dio las gracias refiri¨¦ndose a ¨¦l como ¡°Christopher Lee, el rey del terror¡±, expresi¨®n que hizo mutar s¨²bitamente el gesto al aludido: ¡°?El rey de qu¨¦? No soy el rey del terror. No he hecho una pel¨ªcula de terror en 34 a?os. Por favor, no te refieras a m¨ª como el rey del terror¡±.
Las im¨¢genes de la entrevista han sido rescatadas en el documental Vida y muertes de Christopher Lee, dirigido por Jon Spira, que acaba de estrenarse a trav¨¦s de Movistar Plus+. El largometraje no puede evitar traicionar el deseo del actor de no ser asociado directamente al g¨¦nero: con una siniestra marioneta represent¨¢ndole e ingente material de archivo de la cantidad de pel¨ªculas de terror que hizo (por mucho que, en otra entrevista para Photoplay, enervase a los aficionados al lanzar la boutade de que su ¨²nica pel¨ªcula de terror era La maldici¨®n de Frankenstein, de 1957), Spira se aproxima a Lee como el rostro por excelencia de los monstruos de la productora brit¨¢nica Hammer, personajes por los que, con o contra su voluntad, se hizo un hueco y perme¨® en la historia del cine. Fue Dr¨¢cula, fue la momia, fue la criatura de Frankenstein y, al margen de Hammer, tambi¨¦n fue cinco veces Fu Manch¨², sin que ello tuviera por qu¨¦ opacar sus ¨¦xitos tard¨ªos ni viceversa.
La biograf¨ªa de Lee, sin embargo, es lo suficientemente intensa para justificar que sus estramb¨®ticos personajes de ficci¨®n no le impresionaran. El documental Vida y muertes de Christopher Lee est¨¢ narrado por el c¨®mico Peter Serafinowicz, que imita su voz mientras recita extractos de sus memorias. Hijo de una condesa y un teniente coronel, su familia por parte de madre, los Carandini, supuestamente descend¨ªan de Carlomagno. Cuando se divorciaron, ella se cas¨® con un banquero emparentado lejanamente al confederado general Lee y t¨ªo de Ian Fleming, el creador de James Bond.
De peque?o, por las relaciones de su familia, conoci¨® en Inglaterra a los asesinos de Rasput¨ªn (a quien interpretar¨ªa en la pel¨ªcula hom¨®nima de 1966) y presenci¨® en Francia la ejecuci¨®n de Eugen Weidmann, ¨²ltima persona guillotinada en p¨²blico. Tambi¨¦n se cruz¨® con J.R.R. Tolkien. Aunque el elemento que siempre ha suscitado m¨¢s morbo es su rol en la Segunda Guerra Mundial, del que ¨¦l apenas cont¨® nada, ampar¨¢ndose en el acta de secretos oficiales que firm¨®.
Luch¨® en la RAF, la fuerza a¨¦rea brit¨¢nica, y colabor¨® tambi¨¦n con los partisanos italianos (entre los que se encontraba su t¨ªo segundo, Nicol¨° Carandini), nexo por el que se ha llegado a decir que hizo migas con Josip Broz Tito, m¨¢s tarde dirigente de Yugoslavia. Y ayud¨® a dar caza a criminales nazis en operaciones especiales, tema sobre el que no arroj¨® luz. ¡°Particip¨® en numerosos sabotajes y trabaj¨® con partisanos detr¨¢s de las l¨ªneas enemigas, as¨ª como en asesinatos selectivos¡±, llega a afirmar en el documental su amigo John Landis, que le dirigi¨® en La familia Stupid (1996) y Burke & Hare (2010), si bien el cineasta admite que ni emborrach¨¢ndole logr¨® que le revelase nada de su experiencia como cazanazis.
Estudiosos de la historia militar han cuestionado, no obstante, algunos relatos de Lee (que tambi¨¦n asegur¨® haber luchado de voluntario en Finlandia contra la URSS siendo menor), acus¨¢ndole de magnificar sus haza?as o dejar que otros lo hicieran al guardar un interesado silencio.
En el rodaje de la muerte de Saruman para El Se?or de los Anillos: El retorno del rey (2003), su discusi¨®n con Peter Jackson acerca de c¨®mo deb¨ªa fallecer el personaje fue, en ese sentido, muy sonada. ¡°Le dije a Peter, ¡®?Tienes idea de qu¨¦ clase de sonido emite alguien cuando es apu?alado por la espalda? Porque yo s¨ª lo s¨¦¡¯. No es un grito, el aliento sale del cuerpo¡±, explicaba Lee en una entrevista en los extras del DVD. ¡°Empez¨® a hablarme de algo muy clandestino en la Segunda Guerra Mundial¡±, contaba Jackson por su parte. ¡°Parec¨ªa tener un conocimiento bastante exacto de qu¨¦ sonido hacer. As¨ª que no insist¨ª¡±.
Dr¨¢cula nunca muere
La pel¨ªcula de Spira se detiene tambi¨¦n en la conflictiva relaci¨®n del brit¨¢nico con su obra. Mientras Peter Cushing (eterno compa?ero de reparto, ¨¦l como humano y Lee como monstruo) o su contempor¨¢neo Vincent Price se encontraban c¨®modos y felices en su condici¨®n de estrellas del g¨¦nero, el hombre que tuvo en Dr¨¢cula y Fu Manch¨² sus particulares trabajos de S¨ªsifo no ocultaba el malestar que sent¨ªa con muchas de sus pel¨ªculas y envidiaba el aura de prestigio de Michael Caine.
¡°Le dije que hab¨ªa visto todas sus pel¨ªculas y respondi¨® que sent¨ªa l¨¢stima de m¨ª¡±, cuenta en otro momento el director Joe Dante, que trabaj¨® con ¨¦l en Gremlins 2: La nueva generaci¨®n (1990). En 2007, por poner en perspectiva la determinaci¨®n con la que Dante estudi¨® a su ¨ªdolo, a Lee se le concedi¨® el r¨¦cord Guinness al actor con m¨¢s papeles acreditados en pantalla, por los 244 que acumulaba en ese momento.
Las heridas de guerra de Christopher Lee iban m¨¢s all¨¢ de sus cruzadas contra los nazis: luc¨ªa como reliquia una cicatriz de cuando Errol Flynn casi le cercen¨® un dedo de la mano derecha en el rodaje de El pr¨ªncipe negro (1955). Experimentado en esgrima, en sus comienzos tuvo que bregar en el cine de aventuras con figuras como Flynn, Gregory Peck o Burt Lancaster, tan soberbias a la hora de dejarse aconsejar como faltas de pericia para representar peleas con espada.
Su participaci¨®n en escenas de riesgo le dej¨®, durante toda su trayectoria, un reguero de secuelas f¨ªsicas, por ejemplo a ra¨ªz de los explosivos y cristales del enfrentamiento con Peter Cushing en La momia (1959) o las espinas en las que tuvo que revolcarse en el desenlace de Los ritos sat¨¢nicos de Dr¨¢cula (1973).
Lee, cuyo hartazgo y encasillamiento estuvo cerca de llevarle a una decadencia como la de su predecesor vamp¨ªrico, B¨¦la Lugosi (el austroh¨²ngaro se pas¨® su carrera lamentando no recibir las oportunidades de su rival, Boris Karloff), fue un pilar de la Hammer a su pesar. La maldici¨®n de Frankenstein, primera pel¨ªcula de terror de la productora en color, forj¨® un sello de identidad que combinaba espectaculares ambientaciones, violencia y una recuperaci¨®n del g¨®tico que terminar¨ªa de asentarse con Dr¨¢cula (1958).
Sus actuaciones fueron determinantes para la conformaci¨®n de la serie de pel¨ªculas y la evoluci¨®n del g¨¦nero. ¡°No se puede entender la edad de oro del cine de terror de los a?os sesenta sin la presencia de Lee¡±, dice a ICON Juan Manuel Corral, autor de Christopher Lee: M¨¢s all¨¢ del terror (2013, T&B Editores). ¡°Fue pieza indispensable para transformar al monstruo cl¨¢sico que d¨¦cadas antes hab¨ªan impuesto las pel¨ªculas en blanco y negro de la Universal, presentando criaturas m¨¢s agresivas, sangrientas, sibilinas e incluso er¨®ticas¡±.
Corral no cree que Lee, al margen de discusiones con la Hammer, renuncias a declamar di¨¢logos indignos ¨Ccomo en Dr¨¢cula, pr¨ªncipe de las tinieblas (1966), donde no habla¨C o negativas a volver a interpretar al Conde (muchas veces, neutralizadas por la productora con el chantaje de recordarle cu¨¢nta gente se quedar¨ªa sin trabajo por su culpa), detestase el terror.
¡°En realidad, amaba el g¨¦nero y lo que despreciaba era la actitud de la prensa que insist¨ªa en encasillarlo. Liderar series B provoc¨® que sufriera problemas econ¨®micos durante gran parte de su carrera, y, por eso, cuando se asent¨® en Hollywood y pudo disfrutar ya de una vida holgada, dio la espalda a aquellas cintas baratas para intentar trabajar en grandes producciones comerciales¡±, explica el escritor. ¡°Era un excelente actor de aprendizaje teatral, capaz de explotar cualquier registro incluso solo con la m¨ªmica. Por ejemplo, sus caracterizaciones como la momia o Rasput¨ªn para la Hammer se apoyan ¨²nicamente en su inquietante movimiento de ojos¡±.
Lejos tambi¨¦n de sentir perturbaci¨®n por la tem¨¢tica de sus pel¨ªculas, explor¨® la obra del satanista Aleister Crowley y asegur¨® tener 12.000 libros de ocultismo. Igualmente admiraba el Dr¨¢cula original, la novela de Bram Stoker de 1897, y viaj¨® a Espa?a con el fin de rodar una adaptaci¨®n verdaderamente can¨®nica, El conde Dr¨¢cula (1970), con el menos can¨®nico de los cineastas, Jess Franco (una de sus siete colaboraciones).
Durante su exilio fiscal en Europa, rod¨® con directores de culto como ¨¦l, el italiano Mario Bava o incluso Pere Portabella, gran exponente de la Escuela de Barcelona, con quien coincidi¨® en la inclasificable Vampir Cuadecuc (1970) ¨Cuna especie de making of experimental de El conde Dr¨¢cula¨C y en Umbracle (1972). El cine de derribo y la vanguardia no estaban tan separados. Aunque quiz¨¢ el trabajo m¨¢s pintoresco que rod¨® en Espa?a fue El felino (1979), una pel¨ªcula de kung fu que comenzaba con el Valle de los Ca¨ªdos volando por los aires.
Como productor, busc¨® actualizar la Hammer, y su valent¨ªa y ganas de ampliar los l¨ªmites del g¨¦nero permiti¨® que existiera una pel¨ªcula ins¨®lita como El hombre de mimbre (1973), que consideraba su mejor trabajo de terror.
Un yerno gallego y ¨¦xito en el heavy metal
La recuperaci¨®n de Christopher Lee en la etapa final de su carrera por directores que hab¨ªan crecido admirando sus pel¨ªculas, como Tim Burton, Peter Jackson o George Lucas, le llev¨® a un estatus de reconocimiento in¨¦dito. No ser¨ªa el ¨²nico triunfo tard¨ªo: en 2013, con 91 a?os, se convirti¨® en la persona m¨¢s anciana en entrar en las listas musicales de ¨¦xitos gracias a su villancico Jingle Hell, en clave de heavy metal. Tuvo gran responsabilidad el gallego Juan Aneiros, marido de su hija Christine y, tambi¨¦n, manager, asistente personal y productor discogr¨¢fico del actor en esos ¨²ltimos tiempos.
En 2003, Lee hab¨ªa admitido su arrepentimiento por no haberse dedicado a la ¨®pera, para la que sent¨ªa que hab¨ªa nacido (tuvo una bisabuela soprano), y pudo resarcirse cantando, entre otros, en el d¨ªptico de metal sinf¨®nico Charlemagne (2010-13), consagrado a su presunto antepasado, o el EP Metal Knight (2014), sobre el Quijote.
Aneiros y su mujer cuentan en Vida y muertes de Christopher Lee que el int¨¦rprete entr¨® en El Se?or de los Anillos despu¨¦s de pedir al yerno, tras enterarse de que estaba en producci¨®n, que buscase a los responsables por internet para decirles que quer¨ªa aparecer. Fan¨¢tico de las novelas, que rele¨ªa anualmente, la pel¨ªcula que eligi¨® ver la noche de su muerte en el hospital fue La comunidad del Anillo (2001). Aunque el brit¨¢nico quer¨ªa interpretar a Gandalf, Saruman entr¨® en el podio de sus personajes m¨¢s queridos entre los m¨¢s de 200 que interpret¨®. En el obituario que public¨® EL PA?S, el animador Ra¨²l Garc¨ªa, que trabaj¨® con Lee en Extraordinary Tales (2015), contaba que el actor regalaba aut¨®grafos con una selecci¨®n de tres fotos, sus papeles en El Se?or de los Anillos, Star Wars y El hombre de mimbre. Una ausencia le llamaba significativamente la atenci¨®n: la del conde Dr¨¢cula.
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