¡°?Qu¨¦ m¨¢s da que canten o no?¡±: sin m¨²sicos y con voces pregrabadas, ?qu¨¦ es exactamente un concierto en 2024?
La discusi¨®n vuelve a surgir tras cada macrogira de una estrella global o los principales festivales de verano: ?ha cantado en directo? ?D¨®nde estaban los instrumentos? ?Buscamos autenticidad y sonido directo en un concierto o solo pedimos una experiencia colectiva?
El del sonido en directo es un debate que reaparece cada poco tiempo y que divide tanto a la cr¨ªtica como al p¨²blico, aunque quiz¨¢ no importa tanto a los artistas. Por ejemplo, durante la ¨²ltima gran gira de Rosal¨ªa, en el verano de 2022, Fernando Neira (cr¨ªtico musical de este peri¨®dico) opin¨® en su cuenta de X que el espect¨¢culo que la catalana dio en el Wizink Center, sin un solo m¨²sico sobre el escenario, era m¨¢s de karaoke que concierto. Juli¨¢n Garc¨ªa, jefe de Cultura de elPeri¨®dico, defendi¨® que aquella puesta en escena fue ¡°experimental y futurista¡± y que quienes echaron de menos a los m¨²sicos lo hicieron a partir de una concepci¨®n de la m¨²sica en directo demasiado ¡°purista y arcaica¡±, cuando no ¡°rancia¡±.
Taylor Swift, que casi nunca ha levantado sospechas de playback durante sus giras, se ha librado de este tipo de cr¨ªticas gracias a una banda poco visible pero estrat¨¦gicamente colocada en las esquinas de sus escenarios; pero sobre la otra gran estrella rubia del espect¨¢culo universal, es decir, sobre Madonna, s¨ª que ¨²ltimamente se ha dicho de todo. Algunos videos de la cantante y cientos de testimonios de fans que se quejan, parad¨®jicamente, de que su voz suena demasiado bien en directo, levantan algo m¨¢s que una sospecha: que hay en sus shows demasiadas partes con voz pregrabada.
En escenarios algo m¨¢s peque?os la discusi¨®n se dispara en determinados g¨¦neros (hay quienes se preguntan si lo que hacen Sleaford Mods o La ?lite, sin guitarras a la vista, puede ser considerado punk) y desaparece entre los fans de la m¨²sica urbana y el hip-hop, acostumbrados al formato de rapero m¨¢s DJ o productor y, m¨¢s recientemente, a que su artista favorito lance sus temas desde una mesa de mezclas, pista vocal incluida. En estos ¨²ltimos casos, traperos y drillers como Tommy Cash solo se ocupan, sobre el escenario, de hacer coros a su propia voz, de a?adir ¡°ad-libs¡± (esas peque?as onomatopeyas caracter¨ªsticas de cada figura, como ¡°praw¡± para Cecilio G) y de animar al p¨²blico. Algo parecido hizo Charli XCX durante el ¨²ltimo Primavera Sound seg¨²n muchos asistentes: pinchar sus canciones y cantar encima en ocasiones, en otras no.
Para Aar¨®n S¨¢ez, miembro de Varry Brava y de Carey (un proyecto, precisamente, m¨¢s org¨¢nico y artesanal), no tiene sentido medir qu¨¦ porcentaje de lo que suena durante un directo est¨¢ siendo interpretado en ese momento, y es que, seg¨²n el tambi¨¦n compositor: ¡°La m¨²sica es en directo porque la vives en directo. Entrar a discutir qu¨¦ grado de programaci¨®n deja de hacer que la m¨²sica sea real o no es como discutir cuantas piezas de tu cuerpo puedes cambiar hasta considerarte un c¨ªborg¡±. Eso s¨ª, reflexionar sobre estas cuestiones puede ayudarnos a saber qu¨¦ es lo que vamos a ver ¡ªo a escuchar o a sentir¡ª cuando acudimos a un concierto y c¨®mo ha evolucionado a medida que han cambiado los medios tecnol¨®gicos y las condiciones materiales de los artistas.
Econom¨ªa de medios y digitalizaci¨®n
En Stop Making Sense, el concierto de los Talking Heads grabado en 1984 por Jonathan Demme, si algo suena es porque hay alguien haci¨¦ndolo sonar sobre el escenario. Es la misma l¨®gica que sigue Neil Young cuando, al interpretar Harvest Moon, pone a alguno de sus m¨²sicos a barrer el escenario (en este tema, el sonido de una escoba de paja forma parte de la percusi¨®n). Pero si hace varias d¨¦cadas ten¨ªa sentido que se intentase reproducir ante el p¨²blico todo lo que hab¨ªa sucedido durante la grabaci¨®n del tema en estudio, hoy la informatizaci¨®n de estos estudios (que se han reducido hasta convertirse, en muchos casos, en un port¨¢til con el software adecuado) lo ha cambiado todo y abre puertas a actuaciones muy distintas. ¡°Yo he visto c¨®mo se ha acortado el camino entre la producci¨®n y la publicaci¨®n¡±, comenta Dani Cant¨®, confundador del sello Snap! Clap! Club. ¡°Muchas veces la producci¨®n se hace sin intervenci¨®n de instrumentos reales, a trav¨¦s de procesos sint¨¦ticos. Antes se forzaba a que las bandas reinterpretasen lo que hab¨ªan hecho en un ordenador a trav¨¦s de instrumentos reales porque si no, fallaba algo o se pensaba que no era m¨²sica, pero eso ya no tiene sentido¡±.
El cr¨ªtico brit¨¢nico Simon Reynolds ha dedicado su ¨²ltimo libro, Futuromania, a la m¨²sica electr¨®nica. En la introducci¨®n a su ensayo, Reynolds escribe sobre c¨®mo la m¨²sica programada o creada mediante sintetizadores, cajas de ritmos o secuenciadores genera en el oyente la ilusi¨®n de estar ante algo ¡°inhumano, alien o posthumano¡±, pero nada m¨¢s lejos de la realidad: detr¨¢s de esa ¡°apariencia y brillo inorg¨¢nicos¡±, siempre est¨¢n las ideas y las manos de una persona. El uso del autotune en el pop contempor¨¢neo (el debate a su alrededor se puede dar por superado incluso por los m¨¢s recalcitrantes) ilustra bien esta idea: son precisamente las decisiones de cada artista sobre cu¨¢ndo y cu¨¢nto usarlo las que lo convierten en una herramienta m¨¢s y en un rasgo de estilo.
La informatizaci¨®n de la m¨²sica en directo, por tanto, responde a dos motivos que muchas veces convergen: por un lado, tiene sentido econ¨®mico, porque, tal y como recuerda Cant¨®, ¡°es muy caro tener un grupo grande, tener un backline, gestionar cach¨¦s¡ y muy complejo hacer sonar todos tus elementos mediante una banda. La digitalizaci¨®n ayuda a que el artista no tenga que repetir cosas que ya se han hecho perfectas en el terreno de producci¨®n y no necesitan volver a ser tocadas¡±; y, por otro, permite desarrollar sonidos y est¨¦ticas nuevos o da libertad sobre el escenario. ¡°Hay pe?a a la que le gusta m¨¢s reinterpretar sus propios temas contando con m¨¢s m¨²sicos y jugando con otras sonoridades¡±, comenta Javier Aguilar, del grupo Chill Chicos. ¡°Hay otros que prefieren que todo suene m¨¢s parecido a la grabaci¨®n y tiran m¨¢s de las pistas originales. Nosotros podemos darle ese toque de banda un poco m¨¢s cl¨¢sica f¨¢cilmente. Pero lanzamos siempre todos los sintetizadores y los coros que no son la voz principal para apoyar. Al final nuestro proyecto no destaca por su pureza musical, m¨¢s bien por lo contrario, y tampoco tenemos ese pudor rockero¡±.
Virtuosismo frente a sentimiento
En 2011 se produjo un peque?o esc¨¢ndalo en los c¨ªrculos indie madrile?os. La actuaci¨®n de John Maus, parte del festival Primavera Club, fue recibida con abucheos y lanzamiento de objetos. Maus hizo lo que por aquel entonces sol¨ªa hacer en todos sus conciertos: poner a sonar sus canciones y gritar sobre ellas, mostrando algo m¨¢s parecido a una performance que a un concierto de rock. El p¨²blico no se lo tom¨® nada bien y el artista, a?os m¨¢s tarde, reconoci¨® en una entrevista a Mondo Sonoro que aquella mala experiencia le marc¨® hasta el punto de ¡°tener mucho que ver con por qu¨¦ tengo ahora mismo a tres t¨ªos tocando conmigo¡±. Entonces ya se habl¨® de un p¨²blico sorprendentemente intransigente, pero hoy una situaci¨®n as¨ª de desagradable ser¨ªa impensable. ¡°Ahora hay raperos o artistas que se dedican solo a jalearnos, es decir, a que vivamos la m¨²sica de determinada manera¡±, explica Cant¨®. ¡°Podemos considerarlos como queramos: animadores de hotel o monitores de spinning, qu¨¦ m¨¢s da, lo importante es su tarea: que haya comuni¨®n con el p¨²blico, que tengan la capacidad de crear una vibraci¨®n y que se nos aceleren las pulsaciones¡±.
Entonces, si ya casi nadie acude a ver a los m¨²sicos tocar o a escuchar una voz bien afinada, ?Qu¨¦ es exactamente lo que esperamos de la m¨²sica pop en directo? Cant¨® empieza explicando lo que no busca: ¡°Hay artistas que son muy buenos tocando, pero no saben transmitir. A m¨ª de qu¨¦ me sirve tener a un grupo con tres guitarristas si est¨¢n mirando al suelo, no se comunican con el p¨²blico y no tengo una experiencia distinta de la que tengo en casa. Para tener alta fidelidad ya tengo un ced¨¦ o un vinilo que son m¨¢s que suficiente, y si quiero pericia voy al conservatorio; lo que busco en el directo es una cosa mucho m¨¢s gamberra¡±. S¨¢ez est¨¢ de acuerdo y a?ade: ¡°Placebo escond¨ªa a los m¨²sicos que no eran de la banda detr¨¢s del tel¨®n. Para que no los vieran. ?Eso es m¨²sica en directo? Tal vez es m¨¢s real la gente que secuencia toda la m¨²sica, porque en verdad, la m¨²sica ahora se hace m¨¢s as¨ª, lo de toda la gente tocando a la vez en un escenario es algo que ya no ocurre en estudios ni casi en locales de ensayo¡±.
El autor de temas como Raffaella o No gires crees que los m¨²sicos empiezan a cansarse de ciertas exigencias que tienen poco que ver con su verdadera forma de trabajar o con c¨®mo entienden su sonido: ¡°La discusi¨®n sobre lo que importa o no, o lo real o lo fingido en la en m¨²sica, no deja de ser algo para rellenar conversaciones, porque la ¨²nica realidad, para m¨ª, es lo que la gente siente al escuchar la m¨²sica o al ver un concierto. Si a ti te vale, si a ti te emociona, si a ti te hace vibrar, adelante¡±, concluye S¨¢ez. ¡°Vibrar¡± y ¡°emocionarse¡±: por fin nos acercamos a los motivos por los que apagamos los auriculares, hacemos cola bajo la lluvia o el sol y estamos dispuestos a pagar una entrada que no siempre resulta asequible. ¡°Quiero disfrutar de las canciones, subir el volumen y compartir con otros la experiencia de escuchar en un espacio comunitario lo que hab¨ªamos escuchado en nuestros espacios personales. A m¨ª me importa el encuentro cara a cara con el artista¡±, explica Cant¨®, que ha acudido a miles de conciertos durante los ¨²ltimos a?os, tanto como profesional como desde la pista.
As¨ª que un concierto tiene m¨¢s de encuentro cara a cara con un artista que de examen al que se va a comprobar c¨®mo ejecuta sus canciones. Frente a los aficionados cascarrabias, los profesionales tienen claro que la m¨²sica pop trata, sobre todo, de emociones colectivas. ?Y d¨®nde queda el sonido, sea o no en directo? Cant¨® no es muy optimista: ¡°Para que hubiera un buen sonido, lo primero es que no deber¨ªa haber actuaciones en estadios que son imposible de sonorizar. Igual que es imposible sonorizar muchas de las salas en que nos metemos. Al final, se escucha mucho mejor a una persona cantando a capella con una guitarra ac¨²stica que el concierto de Taylor Swift, tan comprimido. Podemos llorar todo lo que queramos, pero ni el show de Bruce Springsteen, da igual el precio de la entrada, va a funcionar a nivel de sonido. Lo vemos en discotecas o festivales donde se solapan escenarios y parece que los m¨²sicos discuten¡±.
Eso, y no la propuesta esc¨¦nica de cada artista, s¨ª que podr¨ªa ser problem¨¢tico. Aguilar, que tambi¨¦n dirige el peque?o sello 4ea, lo resume as¨ª: ¡°Me gustan los proyectos sencillos o minimalistas por coherencia art¨ªstica, pero si pagas una entrada cara lo normal es pedir un?show que est¨¦ a la altura en todos los factores¡±. Y muchas veces, en espect¨¢culos con varios cambios de escenario, decenas de bailarines, varios vestuarios y pirotecnia, el sonido, sea programado o en directo, no lo est¨¢.
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