¡°Make Castilla Cool Again¡±: el colectivo que reivindica el costumbrismo como motor creativo
Con la intenci¨®n de reivindicar todo lo mesetario que ocurre fuera de Madrid, el joven equipo de La Perdiz Roja publica una revista y fabrica una camiseta que cada vez se ve por m¨¢s lugares
Castilla mola, pero todav¨ªa no lo sabes. El hist¨®rico desafecto territorial de una regi¨®n azotada por la despoblaci¨®n y con el agujero negro de Madrid engullendo su juventud ha empezado a revertirse con una camiseta a modo de bandera. La prenda, blanca con letras rojas aunque disponible en m¨¢s colores. Lo gordo, a la espalda, en letras grandes: un mensaje medio imperativo desde quien la porta, medio reivindicativo para quien tenga capacidad de mando. Make Castilla Cool Again, en castellano, ¡°Hacer (o haced) que Castilla Mole de Nuevo¡±. Debajo, un lema: ¡°Nadie es m¨¢s que nadie¡±. Para remachar, la filosof¨ªa del asunto: ¡°Costumbrismo castellano. La Perdiz Roja Mag. [magazine]. Cultura contempor¨¢nea por la identificaci¨®n de lxs j¨®venes castellanxs con su regi¨®n. Un regionalismo de supervivencia, desde la Espa?a Vac¨ªa. Crear nuevos c¨®digos para generar nuevos apegos¡±. Por delante, un peque?o Make Castilla Cool Again encima de un modesto ¡°Nadie es m¨¢s que nadie¡±.
La camiseta est¨¢ en todas partes. Quiz¨¢ se deba al reflejo mental de pensar en ella, como podr¨ªa ocurrir con los calvos o las embarazadas, pero de pronto se la ve constantemente, sobre todo en encuentros con abundancia de juventud castellana. Tras el envoltorio, un sentimiento latente y creciente, celebra el equipo de La Perdiz Roja. Con ella ganan visibilidad para su revista, donde entremezclan cultura, con folclore, con moda, con usos rurales, con gastronom¨ªa, con feminismo, con profesiones en riesgo, con talento local, con proyectos regeneradores¡ y con gamberradas como organizar fiestas en castillos para Todos los Santos.
La ¡°revista castellanista (en plan bien)¡± va mucho m¨¢s all¨¢ de la prenda, con unas 3.000 unidades vendidas para regocijo del grupo y de sus finanzas, t¨ªmidamente al alza y a falta de espaldarazos para permitirles vivir de este sue?o. Los polares corporativos -y a la venta- protegen de los no tan sorprendentes escalofr¨ªos en una terraza a la sombra en pleno junio de Valladolid. ¡°?Chupito!¡±, exclaman Carmen Abril, Miguel Seisdedos y Alejandra Espaillat, ellas de 27 y ¨¦l de 29 a?os, cuando por la calle o en cualquier evento se encuentran con estas camisetas. El polar cuenta como dos; la bota de vino recientemente puesta a la venta a¨²n no tiene calificaci¨®n.
El terceto valora el ox¨ªgeno econ¨®mico proporcionado por sus productos propios, desde textiles hasta tazas, sin olvidar el alma de La Perdiz Roja: las publicaciones de la revista. ¡°Hemos dado con un s¨ªmbolo asequible, la camiseta, para canalizar un sentimiento y hemos agitado el panorama castellanista, mola reivindicar Castilla¡±, exclama Abril, emocionada al describir la criatura engendrada en 2020 entre los barrotes del coronavirus como Trabajo de Fin de M¨¢ster en Sociolog¨ªa. Despu¨¦s, el esfuerzo y el talento coral han permitido que coja vuelo el ave literaria tan glosada por el inolvidable Miguel Delibes.
El huevo empollado por Carmen ha echado plumas y ha sido acogido en el nido de quienes echaban en falta ¡°referencias¡±, seg¨²n explica Seisdedos, dise?ador, para articular esa emoci¨®n perceptible al viajar por la vasta Castilla, de desbordante patrimonio cultural y patrimonial muchas veces agrietado por el olvido popular y el abandono administrativo. ¡°Estamos ayudando a que la gente descubra que aqu¨ª hay gente que hace cosas, gente joven muy guay en el territorio con marcas que nos ayudan¡±, agradecen a los patrocinadores, desde los quesos de Pico Melero a los especialistas en lavanda Tiedra de Lavanda o cervezas Astr¨®mona. La consigna: apego al territorio y retroalimentaci¨®n para crecer entre todas. El entusiasmo de la fundadora la ha llevado a que pr¨®ximamente dejar¨¢ su trabajo en la Universidad de Valladolid para volcarse en La Perdiz Roja ¡°y si no funciona, que me quiten lo bailao, pero estoy segura de que ir¨¢ bien. ?Me ayudar¨¢n mis padres, como siempre!¡±.
La transici¨®n desde las ideas hasta los hechos les han enfrentado al desaf¨ªo de presentar, en los c¨®digos y los m¨¦todos del siglo XXI, un legado centenario. Alg¨²n purista critica en redes sociales ese lenguaje inclusivo o esa aparente frivolidad para hablar de los reba?os, las cosechas, los aperos o las tradiciones castellanas. ¡°Hacemos costumbrismo contempor¨¢neo. Lo tradicional pierde si lo muse¨ªzas, no hay que romantizar ni demonizar los pueblos, no es incompatible lo pasado con lo presente¡±, contraataca Abril, soci¨®loga de formaci¨®n, con p¨ªldoras que va soltando durante la charla.
Su compa?ero ejemplifica con la matanza. En El Burgo de Osma (Soria) se celebran unas jornadas anuales sobre este rito sobre el cerdo, a priori muy distinto a los actuales gustos juveniles: ¡°Lo tuvimos que pensar un poco, pero no deja de ser un rito de supervivencia, se hace para comer. No pretendemos aleccionar a nadie, sino decir: mira c¨®mo mola esto¡±. Su socia prosigue: ¡°Hemos saltado de la est¨¦tica a las realidades, somos una revista cultural de j¨®venes, no somos etn¨®grafos y hacemos lo que nos da la gana, miramos al patrimonio con otra mirada¡±. Alejandra Espaillat, trabajadora en marketing, luce una falda a base de camisetas corporativas rotas e insiste en que hay vida cultural m¨¢s all¨¢ de Madrid y Barcelona. Muchos colegas de generaci¨®n recalaron en las grandes urbes en busca de empleo y ahora anhelan sus patrias chicas, con mayor calidad de vida pero no tantas oportunidades.
¡°?Ojo La Seca (Valladolid)!¡±, recuerda de repente Alejandra, para risas del clan. A continuaci¨®n, desgrana c¨®mo una amiga suya, de visita por La Toscana (Italia) para ver a una colega de Erasmus, tras tanto viaje por esas cacareadas maravillas, se dio cuenta de que el patrimonio de su tierra tampoco desmerec¨ªa al italiano: Castilla y Le¨®n es la comunidad del mundo con m¨¢s bienes Patrimonio de la Humanidad, con ocho, contra los seis toscanos. La acogida que perciben mediante sus contenidos y proclamas la comparan con cuando un amigo de Madrid viene a las fiestas de cualquier pueblo castellano y flipa con la verbena, las pe?as, los quintos y el buen ambiente: quiz¨¢ a priori no mole mucho, pero al sumergirse en este oc¨¦ano hay mucho por descubrir. La inmersi¨®n cultural ali?ada con la locura les ha llevado a organizar fiestas en el castillo de Villalonso (Zamora), donde unas 350 almas disfrutan con diversas salas de m¨²sica entre buen rollo y disfraces: primero fue Todxs Lxs Santxs; luego han abordado diversas tem¨¢ticas: ¡°Empezamos de jajas y ahora nos llena un mont¨®n ver que la gente lo agradece tanto, con disfraces currad¨ªsimos¡±.
La pr¨®xima parada de La Perdiz: una publicaci¨®n impresa, en papel, de toda la vida, con los mejores textos de estos a?os combinados con las fotograf¨ªas que plasman experiencias inolvidables e imprevisibles al comenzar. Para ello necesitan mecenas. Las instituciones auton¨®micas, destaca Carmen Abril, no son bienvenidas: ¡°Yo paso, que luego tienes que andar ci?¨¦ndote. Yo prefiero ser directamente libre¡±. ¡°Se aceptan patrocinadores o planes de suscripci¨®n y apoyo¡±, anuncian, y lanzan directamente, entre carcajadas: ¡°?Se puede poner un n¨²mero de cuenta al final del art¨ªculo?¡±. Todo bajo una consigna con mucho coraz¨®n y algo de cara dura para volar alto: ¡°El castellanismo est¨¢ empezando a resurgir¡±.
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