Enganchados al teletexto: qui¨¦nes son los dos millones de espa?oles que lo mantienen con vida
Accesible, seguro y c¨®modo de utilizar, el servicio lleva cuatro d¨¦cadas siendo ¨²til a sus fieles y, por lo general, venerables usuarios. Espa?a, Italia y Alemania son los ¨²nicos pa¨ªses de Europa que lo conservan
Juan Marcos Iniesta, de 60 a?os, llega del almac¨¦n de hierros al mediod¨ªa, enciende la televisi¨®n y lo primero que hace es leerla. Abre el teletexto de RTVE. ¡°Voy a la portada, veo entre las primeras noticias si ha habido algo excepcional y luego me meto en la p¨¢gina deportiva. Ah¨ª a lo mejor me recreo con los campeonatos, el atletismo, las medallas¡¡±, cuenta en el sal¨®n de su casa, mando a distancia en mano, mientras, sin pensar, teclea con el pulgar los d¨ªgitos que acostumbra a recorrer todos los d¨ªas desde hace d¨¦cadas. 135: noticias de deportes. 202: resultados de la ¨²ltima jornada de Liga de f¨²tbol. 203: clasificaci¨®n. Forofo del Atl¨¦tico de Madrid, celebra la neutralidad de las as¨¦pticas cr¨®nicas que, por la concisi¨®n obligada del formato, ofrece el servicio. ¡°No se nota que el t¨ªo [que lo ha escrito] sea del Real Madrid, como pasa en programas de televisi¨®n o de radio¡±. Tambi¨¦n se mete en la 416 para ver el estado de las carreteras de Castilla-La Mancha cuando planea ir a Gredos, menester cuya otra pata informativa son los grupos de Facebook. ¡°Yo de WhatsApp no soy¡±, confirma.
Se estima que cerca de dos millones de espa?oles conservan la rutina de informarse mediante el teletexto, de acuerdo a consultas difundidas por el ente p¨²blico. No hay datos precisos de audiencia, puesto que no se trata de una emisi¨®n al uso. ¡°Sabemos algunos puntos fuertes de consumo, pero los datos que podemos obtener de la plataforma con la que gestionamos el servicio son limitados¡±, explica David Sanz Verjano, director de Estrategia Digital, OTT (transmisi¨®n libre), Informaci¨®n y Deporte de Mediaset Espa?a. En el caso del teletexto de las cadenas del grupo, como Telecinco y Cuatro, Verjano dice que las p¨¢ginas de m¨¢s ¨¦xito son las de informaciones relativas a servicio p¨²blico, como tel¨¦fonos de emergencia, tiempo o tr¨¢fico. Fuentes de Atresmedia, grupo propietario de Antena 3 y LaSexta, destacan los resultados de sorteos, las competiciones deportivas y la programaci¨®n, ¡°esta ¨²ltima en menor medida desde la llegada de la gu¨ªa de programaci¨®n digital a los televisores a trav¨¦s de la TDT¡±.
Las razones por las que este canal de informaci¨®n sigue conservando un n¨²mero tan significativo de usuarios (a mediados de los noventa, seg¨²n la Asociaci¨®n para la Investigaci¨®n de los Medios de Comunicaci¨®n, eran 2,8 millones) parecen responder a un simple factor generacional: su p¨²blico tiene el h¨¢bito muy integrado. ¡°Para m¨ª es muy f¨¢cil y pr¨¢ctico. Lo que yo consulto fundamentalmente cuando puedo son las noticias nacionales e internacionales, el baloncesto y el tiempo. Me es m¨¢s c¨®modo hacer eso en el teletexto que ir al ordenador y sentarme a hacer eso mismo con los titulares de los peri¨®dicos digitales¡±, cuenta Chema Soria, talaverano jubilado de 67 a?os, que se confiesa, adem¨¢s, reacio a ver los telediarios. ¡°Me parecen muy tr¨¢gicos todos, prefiero no amargarme. No es que yo quiera vivir aislado del mundo, pero me basta con ese flash informativo, salvo que haya algo en lo que yo quiera profundizar¡±. Soria tambi¨¦n acredita destreza y experiencia en el medio al recordar los c¨®digos de RTVE donde encuentra lo que quiere: en la 102, portadas nacionales; en la 120, las internacionales.
En el estilo crudo y seco de las noticias del teletexto, casi a modo de teletipos, sin enfoque marcado ni componentes opinativos, parece radicar uno de sus filones. ¡°Siempre me ha parecido fiable la informaci¨®n que he visto en ¨¦l¡±, dice Celeste Casas, almeriense de 60 a?os, que lo emplea adem¨¢s para leer ¡°argumentos de pel¨ªculas¡± y ¡°recetas que puedan ser interesantes¡±, como las de Argui?ano. En el caso del servicio ofrecido por RTVE, que es el que suele visitar, Juan Marcos Iniesta destaca ¡°su amplitud¡± y vocaci¨®n p¨²blica en las informaciones que cubre: ¡°Tampoco en pol¨ªtica nadie es de uno de ni de otro¡±. Lo considera m¨¢s representativo que la televisi¨®n, al menos, en el plano deportivo. ¡°Te pones a ver tertulias a nivel nacional y parece que no existen m¨¢s equipos aparte del Atleti, el Bar?a y el Real Madrid. ?Los del Celta, el Villarreal o el Rayo Vallecano querr¨¢n ver tambi¨¦n lo que ha hecho su equipo!¡±, arguye.
Implantado en Espa?a definitivamente el 16 de mayo de 1988, con emisiones en pruebas ya durante el Mundial de 1982, el teletexto surgi¨® por primera vez en el Reino Unido. Fue una invenci¨®n del dise?ador brit¨¢nico John Adams para la BBC, televisi¨®n pionera en incorporarlo, en 1972, y que lo retir¨® en 2012. Espa?a es uno de los pa¨ªses donde resiste, al igual que Italia y Alemania. ¡°Es un servicio seguro, s¨®lido ante problemas t¨¦cnicos o crisis y que ofrece informaci¨®n de utilidad para el ciudadano. La poblaci¨®n en nuestro pa¨ªs es adulta o muy adulta, por lo que es totalmente entendible que haya personas que por cultura, edad o posibilidad de acceso hagan uso de ¨¦l¡±, opina Sanz Verjano. ¡°La sociedad va con m¨¢s calma que el mercado¡±.
Ocho colores, 24 renglones
Dionisio San Miguel Quevedo, coordinador de contenidos multimedia de Atresmedia, cuenta que los contenidos del teletexto, herramienta que lleg¨® a rivalizar con la prensa escrita en el momento de su surgimiento (y que tambi¨¦n era la ¨²nica v¨ªa de acceso al subtitulado para personas con dificultades auditivas), ¡°en un principio se eleg¨ªan como en cualquier redacci¨®n, seleccionando lo m¨¢s importante¡±. Sin embargo, esta visi¨®n id¨ªlica que uno podr¨ªa formarse con periodistas al estilo de una serie de Aaron Sorkin discutiendo apasionadamente por los contenidos del teletexto no se corresponde con la realidad; al menos, no ahora. ¡°Actualmente, casi todos los contenidos se vuelcan de manera autom¨¢tica desde distintas fuentes: agencias de noticias, bases de datos de resultados deportivos o burs¨¢tiles, el tiempo¡¡±, explica San Miguel.
Su emblem¨¢tico dise?o tiene para algunos un encanto vintage, pero es mera consecuencia de una configuraci¨®n que no permite demasiadas florituras. ¡°Los escasos 24 renglones de 40 caracteres, m¨¢rgenes aparte, y una paleta de 8 colores que solo incluye blanco, negro, rojo, verde, azul, amarillo, cian y magenta no ofrece demasiadas posibilidades a la hora de dise?ar o maquetar p¨¢ginas¡±, dice el responsable de Atresmedia. Pero para sus visitantes, esa limitaci¨®n es, qu¨¦ duda cabe, otra fortaleza. ¡°No me gustar¨ªa que cambiase, tengo localizado todo por n¨²meros y por colores y me resulta muy sencilla la forma en la que est¨¢ todo distribuido. Tendr¨ªa que adaptarme, pero no me gustar¨ªa¡±, manifiesta Celeste, opini¨®n que ratifica el diagn¨®stico de Sanz Verjano en Mediaset: ¡°Considerando su p¨²blico objetivo, la evoluci¨®n ha de mantenerse en este momento m¨¢s en t¨¦rminos de rendimiento en velocidad y accesibilidad que en dise?o¡±. ¡°Quiero que siga as¨ª¡±, coincide Juan Marcos. ¡°Seg¨²n est¨¢, est¨¢ perfecto. Es un estilo f¨¢cil de entender y los n¨²meros llevan siendo los mismos toda la vida. A las personas mayores nos viene muy bien¡±.
Es osado aventurar que se vaya a dar ning¨²n repunte del teletexto en j¨®venes, cuyos dedos se han hecho ya al teclado del m¨®vil como medio de b¨²squeda m¨¢s eficaz. En muchos casos, ni siquiera han o¨ªdo hablar del servicio o no lo tienen identificado en el mando a distancia. Pero la nostalgia da, en estos tiempos, una segunda (y tercera) vida a todo. En la web de RTVE, para incondicionales del formato que busquen exactamente eso y no otra cosa, se puede leer un equivalente al teletexto, con noticias de igual extensi¨®n, misma est¨¦tica e id¨¦nticos n¨²meros de referencia. ¡°Es el recuerdo de mi infancia, siempre que lleg¨¢bamos de la parcela era lo primero que mi padre pon¨ªa¡±, evoca Marcos Iniesta, hijo de 28 a?os de Juan Marcos, tambi¨¦n presente en la conversaci¨®n. Asimismo, Christian P¨¦rez, a sus 27 a?os, se reconoce como usuario recurrente: ¡°Ya solo lo uso para mirar el hor¨®scopo por las ma?anas y entretenerme mientras desayuno, pero antes lo usaba para ver la programaci¨®n o enterarme por encima de las noticias¡±.
¡°Desde mi punto de vista es como una versi¨®n m¨¢s antigua de Google. Hay una gran parte de nostalgia [en el hecho de seguir us¨¢ndolo], pero lo consulto desde que era peque?o y lo quiero seguir haciendo muchos a?os m¨¢s¡±, asevera P¨¦rez. Chema Soria, lamentablemente, no consigue dar con la manera de abrirlo desde que cambi¨® el televisor de su domicilio principal. No lo calificar¨ªa de ¡°trastorno¡±, pero s¨ª ha alterado su rutina: ¡°Lo echo de menos. Es f¨¢cil seguir otros caminos para encontrar la informaci¨®n, pero en el teletexto est¨¢ todo muy resumido y actualizado constantemente. Si pasa algo como lo del volc¨¢n de La Palma o los terremotos en Turqu¨ªa, entras un par de veces al d¨ªa y ya est¨¢s puesto de todo lo que ha ido sucediendo¡±. ¡°Que no lo quiten, que me vale mucho¡±, declara por su parte Juan Marcos, con firmeza. Sucinto, como un titular de teletexto.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram, o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.