Volverse al pueblo para ser universal
Conduje cientos de veces por delante de un caser¨®n blanco con un torre¨®n en cuya puerta pon¨ªa ¡°Palomo Spain¡±. Nunca sospech¨¦ que en aquel edificio se estaba produciendo un fen¨®meno que lo cambiar¨ªa todo en la moda
A Posadas, C¨®rdoba, he ido a recoger miel, a buscar setas, a la matanza del cerdo y a la saca del corcho. Tambi¨¦n me he casado all¨ª, no muy lejos de donde est¨¢ enterrado el bandolero que inspir¨® el personaje de Curro Jim¨¦nez. Esta comarca poco conocida absorbe a todo aquel que sabe olvidarse del ruido del mundo con el trino de un jilguero, y yo tengo la suerte de pasar tiempo en estas tierras porque mi abuelo compr¨® hace a?os una casa aqu¨ª. Por eso conduje cientos de veces por la carretera CO-431, que pasa por delante de un caser¨®n blanco con un torre¨®n en cuya puerta pone Palomo Spain, pero debo decir que nunca habr¨ªa sospechado que escond¨ªa ese lugar hasta que en 2018 mi amiga, la estilista Beatriz Moreno de la Cova (que es de Palma del R¨ªo, el siguiente pueblo en la CO-431), me revel¨® que en aquel edificio se estaba produciendo un fen¨®meno est¨¦tico que lo cambiar¨ªa todo en la moda masculina y que solo hab¨ªan empezado a entender los ciudadanos m¨¢s vanguardistas de Nueva York.
Me costaba creer que en nuestra querida Posadas pudiera estar ocurriendo algo de alguna trascendencia internacional, como aseguraba Beatriz que es muy tendente al entusiasmo hiperb¨®lico, pero mi hija mayor que por entonces ten¨ªa trece a?os se empe?¨® en que fu¨¦ramos a verlo, ansiaba ver el atelier de un aut¨¦ntico dise?ador. A m¨ª me bastaba con que mi hija viera patrones de costura, alfileres y m¨¢quinas de coser.
Al cruzar la puerta del atelier ca¨ªmos en el universo particular de Palomo como cae Alicia por el hueco de ese ¨¢rbol que le lleva al pa¨ªs de las Maravillas, y lo que nos encontramos super¨® cualquier expectativa. Costureras sexagenarias curtidas en encargos de trajes de madrina de boda trabajaban codo con codo con becarios escandinavos posmodernos. Entre todos ellos, Pol Roig, el jovenc¨ªsimo novio de Alejandro G¨®mez Palomo, una suerte de Ziggy Stardust catal¨¢n, se afanaba en lograr que tanto unas como otros se entendieran y para ello pegaba chuletas en la pared con palabras en ingl¨¦s y su transcripci¨®n al andaluz: Hombrera / shoulder pad / ch¨®lder pat. Lentejuela / sequin / sicuin. Bot¨®n / button / boton. Eran los nombres de los materiales de los vestidos que empezaban a solicitarle los estilistas de estrellas que buscan sorprender con lo que a¨²n no conoce nadie.
Comprend¨ª inmediatamente que aqu¨ª cristalizaba un cambio cultural de enorme magnitud: un chaval gay, de enorme talento, logra salir de su pueblito de seis mil habitantes para estudiar moda en Londres, y en vez de huir para siempre, decide que para conquistar el mundo quiz¨¢s deba volver a casa. Se lo cuentan a Balenciaga y no se lo habr¨ªa cre¨ªdo.
Cinco a?os despu¨¦s, Palomo Spain ya ha vestido desde Posadas a Beyonc¨¦, Harry Styles, Rosal¨ªa o el Ballet de Nueva York, y demostr¨® as¨ª que es posible volverse al pueblo para ser universal.
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