Placeres de verano | El olor de una higuera
Con el calor, las hojas de este frutal desprenden un olor que es imposible desligar de los recuerdos estivales de infancia
Hubo una ¨¦poca en que la higuera fue un icono oficioso del verano. Todav¨ªa hoy los ejemplares de este frutal que sobreviven en solares y descampados recuerdan que, durante siglos, este ¨¢rbol nudoso y compacto fue el invitado estrella de todo huerto, como una concesi¨®n aristocr¨¢tica al verano que deb¨ªa proporcionar frutos y sombra, dulzor y siesta. ¡°Volver¨¢s a mi huerto y a mi higuera¡±, escribi¨® Miguel Hern¨¢ndez en su eleg¨ªa a su amigo Ram¨®n Sij¨¦. La higuera a la que se refer¨ªa todav¨ªa sigue en la casa del poeta en Orihuela, y est¨¢ acabando su ciclo natural de vida. Por eso, desde hace pocos a?os, un grupo de bot¨¢nicos cultiva esquejes para que el s¨ªmbolo de Hern¨¢ndez, s¨ªmbolo de tantas cosas, no muera.
La higuera, procedente de Asia, se acomod¨® en el Mediterr¨¢neo porque requiere pocos cuidados ¡ªaguanta bien el sol, no exige mucha agua¡ª y, en verano, da frutos y tambi¨¦n sombra. Bajo una higuera como la que aprovechaba Hern¨¢ndez para sestear recibi¨® Buda sus revelaciones, y Fra Angelico pint¨® un ejemplar espl¨¦ndido en el jard¨ªn de La anunciaci¨®n del Prado que, como recuerda el bot¨¢nico e historiador del arte Eduardo Barba, est¨¢ inmortalizado entre mayo y junio, que es cuando sus ramas se llenan de verde y sus frutos se forman.
Tambi¨¦n es entonces cuando surge su olor, que no procede tanto de los higos o la madera como de las hojas, que en verano transpiran con el calor y dejan escapar un perfume vegetal y dulce, verde, casi floral y con acentos c¨ªtricos. Para percibirlo es necesario acercarse, como bien saben las numerosas generaciones que aprendieron a trepar en estos ¨¢rboles que se ramifican desde la base. El explorador en busca de frutos se lleva, sin preverlo, su aroma fijado en la memoria, igual que el del incienso en una iglesia vieja o el de ciertas casas deshabitadas. En el futuro, su olor lo asaltar¨¢ de cuando en cuando, como uno de esos recuerdos a los que siempre se regresa.
La dise?adora textil Christiane Montadre-Gautrot, por ejemplo, guard¨® durante a?os en su apartamento de Par¨ªs una caja que sus socios y amigos Yves Coueslant y Desmond Knox-Leet le trajeron, en un lejano verano de los a?os sesenta, de sus vacaciones en el monte Tesalia, en Grecia. La caja era en realidad un cofre del tesoro que conten¨ªa varios fragmentos de piedra, m¨¢rmol y cer¨¢mica procedentes de los sitios que hab¨ªan visitado, y una hoja de higuera silvestre de un bosquecillo que atravesaban a pie cada d¨ªa para llegar a la playa. Aquella caja, le dijeron, era la ¡°esencia de la felicidad¡±. Y, en las d¨¦cadas siguientes, cada vez que la abr¨ªa, Christiane se encontraba con el olor casi intacto de la hoja. Por eso, tras la muerte prematura de Desmond en 1993, decidi¨® crear un perfume en homenaje a su amigo para Diptyque, la firma de perfumes que hab¨ªan fundado entre los tres.
El resultado, Philosykos, se lanz¨® en 1996 y cambi¨® el sector para siempre. En aquellos a?os, marcados por el trauma del sida y los estragos de la droga, el mercado de la perfumer¨ªa hab¨ªa sustituido los aromas pesados y especiados de los ochenta por perfumes limpios, higi¨¦nicos, que hablaban de agua y naturaleza. Aquel acorde de higuera, sin embargo, era m¨¢s que un juego de paisajismo. Su creadora, la perfumista Olivia Giacobetti, hab¨ªa acudido a sus recuerdos de infancia para recrear la imagen total de la higuera: las hojas, la madera y la savia. Como era imposible obtenerla por m¨¦todos tradicionales, recurri¨® a la qu¨ªmica y mezcl¨® distintos compuestos sint¨¦ticos con notas verdes, de coco, herbales, lechosas y amaderadas.
Aunque Giacobetti ya hab¨ªa ensayado este acorde dos a?os antes en otro perfume (Premier Figuier, para L¡¯Artisan Parfumeur), fue su fragancia para Diptyque la que marc¨® un antes y un despu¨¦s en la industria. Se convirti¨® en un ¨¦xito de ventas hasta hoy, y tambi¨¦n inaugur¨® un nuevo g¨¦nero olfativo que otras firmas no tardar¨ªan en interpretar a su manera. El ingl¨¦s James Heeley, por ejemplo, trat¨® de evocar en Athenean el olor de la savia de la higuera con precisi¨®n de cirujano. A su vez, Francis Kurkdjian se ha estrenado este a?o como director creativo de los perfumes de Christian Dior con Dioriviera, un perfume que traduce una sensaci¨®n muy precisa: la de contemplar desde una higuera los rosales de La Colle Noire, la casa donde veraneaba Christian Dior en la Provenza. Sin embargo, si los perfumes de higuera se han convertido en uno de los olores emblem¨¢ticos del verano, no es por evocar historias ajenas sino propias. Basta con rebuscar en la memoria para encontrar un huerto, un jard¨ªn, un patio o un descampado con una higuera tan persistente como algunos recuerdos.
Cinco perfumes con olor a verano
·Philosykos, de Diptyque
·Premier Figuier, de L'Artisan Parfumeur
·Athenean, de Heeley
·Puro Fico, de Officina delle Essenze
·Dioriviera, de Christian Dior
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