Cuando Inglaterra se re¨ªa de Espa?a: 40 a?os de t¨®picos en nombre del humor
¡®Hotel Fawlty¡¯, la serie que RTVE dej¨® de emitir en 1981 por el conflicto con el personaje del camarero espa?ol, no es el ¨²nico ejemplo de programa brit¨¢nico que representaba a Espa?a como una rep¨²blica bananera, pero cabe preguntarse si se re¨ªan de nuestro car¨¢cter o de su propia ignorancia
Fawlty Towers, traducida en Espa?a como Hotel Fawlty, es una de las comedias cl¨¢sicas de la televisi¨®n brit¨¢nica. El comediante John Cleese, veterano de Monty Python y en el apogeo de su carrera humor¨ªstica, interpret¨® al due?o gru?¨®n y neur¨®tico de un hotel lleno de personajes exc¨¦ntricos, incluyendo a un camarero torpe e ingenuo que es blanco constante de las vejaciones de Cleese. La misma magia del doblaje que hizo que Rick Blaine de Casablanca peleara contra Hitler en vez de Franco o que en El Pr¨ªncipe de Bel Air el personaje de Will Smith gritase ¡°?Viva el Betis, que est¨¢ en primera!¡±, hizo que este personaje pasase a ser Manuel el espa?ol en la versi¨®n original a Paolo el italiano en la que vimos en nuestro pa¨ªs, para evitar herir al ego ib¨¦rico.
La crisis de identidad del camarero gener¨® una pol¨¦mica cuando Hotel Fawlty se estren¨® en TVE en febrero de 1981. La serie fue retirada del canal tras emitirse un solo cap¨ªtulo. ¡°Los actuales responsables de Televisi¨®n Espa?ola han preferido suspender la emisi¨®n a programar un espacio censurado¡±, inform¨® entonces EL PA?S. La versi¨®n catalana, por su lado, lo transform¨® en mexicano, mientras que el doblaje vasco no cambi¨® ni su nombre ni su nacionalidad. Para mayor confusi¨®n Andrew Sachs, el actor que interpretaba al personaje, ni siquiera proced¨ªa de ninguno de los pa¨ªses mencionados: naci¨® en Berl¨ªn de padre jud¨ªo alem¨¢n y madre austriaca y su familia emigr¨® a Reino Unido cuando era ni?o.
Manuel o Paolo, lo cierto es que la asociaci¨®n del personaje con Espa?a se hizo profunda en su momento en el imaginario anglosaj¨®n. Andr¨¦s Ortega Klein, corresponsal de EL PA?S en Londres en 1981, coment¨® en aquel entonces que el camarero era ¡°uno de los personajes m¨¢s populares de la televisi¨®n brit¨¢nica¡± pero que tambi¨¦n ¡°vino a simbolizar y a mitificar negativamente al emigrante espa?ol en Inglaterra¡±.
El personaje de Sachs no es m¨¢s que un ejemplo m¨¢s de una tendencia que las comedias de la televisi¨®n brit¨¢nica ten¨ªan sobre Espa?a y los espa?oles. El acad¨¦mico escoc¨¦s Kevin James, profesor de Historia de la Universidad de Guelph en Canad¨¢, es un experto en la evoluci¨®n del turismo brit¨¢nico y se?ala a ICON desde Ontario que en aquel entonces Reino Unido ve¨ªa al sur de Europa como ¡°retr¨®grado, no democr¨¢tico y distanciado del proyecto modernizador europeo¡±. ¡°Espa?a, en particular, ocupaba un puesto ambivalente en la narrativa medi¨¢tica brit¨¢nica. Era un lugar de placer y permisividad, pero tambi¨¦n de autoritarismo bajo Franco¡±.
?rboles de espaguetis y ratones que tapean
#OnThisDay 1964: Tonight wasn't impressed by the Spanish's rather un-British attitude towards breakfast, but frankly they're probably just jealous. pic.twitter.com/pNLfdtO8DC
— BBC Archive (@BBCArchive) March 2, 2021
Un segmento emitido en marzo de 1964 del programa informativo Tonight (¡±Esta noche¡±) de la BBC se preguntaba por qu¨¦ Espa?a era diferente a Inglaterra. ¡°Bibliotecas enteras de libros han intentado explicar la personalidad espa?ola a trav¨¦s de la historia, la geograf¨ªa, el clima, la pol¨ªtica y los Pirineos, pero ninguno de esos expertos han se?alado la verdadera raz¨®n del problema: el desayuno¡±, comenta el periodista Julian Pettifer con una expresi¨®n un tanto burlona, que delata que el reportaje no es m¨¢s que una broma. Todos los problemas del pa¨ªs ib¨¦rico se resumen como consecuencia de ser ¡°una naci¨®n que pica entre comidas¡±.
¡°Comen una sucesi¨®n interminable de sobras, a la cual llaman tapas. Trozos de salchicha, ostras, huevas, gambas y dem¨¢s horrores de la marisquer¨ªa. Aceitunas, langostinos, ensaladilla rusa. Esa es una diminuta porci¨®n de la amplia variedad de tapas que les mantendr¨¢ distra¨ªdos hasta que sean las dos, la hora de la comida¡±, narra Pettifer, quien resume la vida de un espa?ol como ¡°un buf¨¦ perpetuo y, si se vive en plenitud, no se puede malgastar el tiempo en el trabajo¡±. Al final se advierte que el mal de las tapas se ha expandido al reino animal, con ratones en una bodega mordisqueando queso y bebiendo vino.
No era la primera vez que la BBC hac¨ªa una broma a costa de la ignorancia de la poblaci¨®n sobre el sur de Europa. El canal emiti¨® el 1 de abril de 1957 un reportaje en el programa Panorama sobre la cosecha de los ¨¢rboles de espaguetis en el sur de Suiza que result¨® en cientos de llamadas telef¨®nicas por parte de ingleses entusiasmados por la idea de cultivar sus propios fideos. La gran diferencia es que la idea de los espa?oles como haraganes y con una vida que gira alrededor de la comida, la bebida y la siesta permanecer¨ªa por varias d¨¦cadas m¨¢s en el imaginario anglosaj¨®n.
Spain was different
El nexo del pa¨ªs ib¨¦rico con el veraneo ya hab¨ªa echado ra¨ªces en los a?os sesenta. ¡°Hay una asociaci¨®n duradera de Espa?a y el ocio brit¨¢nico, lo cual ha producido una visi¨®n distorsionada¡±, comenta James, quien opina que esa imagen de Espa?a fue ¡°el resultado de un esfuerzo consciente del Gobierno franquista para atraer divisa extranjera¡± al focalizar el turismo en burbujas hedonistas, distintas a Gran Breta?a pero tambi¨¦n ajenas a buena parte de la pen¨ªnsula. ¡°Esto cosific¨® a la cultura del pa¨ªs e hizo ver a la costa mediterr¨¢nea como un campo de juego para la gente de Reino Unido¡±, indica el acad¨¦mico escoc¨¦s.
Un sketch de la tercera temporada de Monty Python¡¯s Flying Circus de 1972 hace cr¨ªtica a este fen¨®meno. Un personaje interpretado por Eric Idle va a una agencia de viajes y se lanza una diatriba sobre viajar solo para encontrarse a compatriotas quej¨¢ndose de que todo es distinto, espa?oletes flacuchentos que dan clases de flamenco, hoteles a medio construir sin agua, el martilleo constante de la construcci¨®n de nuevas edificaciones para visitantes, veraneantes reaccionarios que afirman quedarse si ganan los laboristas y guardias civiles que agreden a cualquiera que le caiga mal Franco.
¡°El ¨²ltimo d¨ªa todos est¨¢n en la terminal del aeropuerto comparando quemaduras, bebiendo un asqueroso [vino italiano] Asti Spumante, comprando cigarrillos en el duty free y gastando sus ¨²ltimas pesetas en espantosas figurillas con trajes folcl¨®ricos, burritos de paja, carteles de toreros donde ponen tu nombre ?Ord¨®?ez, El Cordob¨¦s y Brian Pules de Norwich? y fotos tridimensionales del papa, Kennedy y Franco¡±, concluye el personaje de los Monty Python. La cr¨ªtica est¨¢ dirigida a otros ingleses pero tampoco hay mucho amor hacia el sur de Europa.
La lista de quejas de Idle parecen reflejar un malestar com¨²n de los visitantes a Espa?a, ya que pr¨¢cticamente forman la base de Don¡¯t Drink The Water (1974-1975), un spin-off [o sea, una serie centrada en un personaje de una serie ya existente] de 13 cap¨ªtulos de la popular comedia On The Buses. La serie se centra en dos ingleses conservadores de edad madura que se mudan a la Costa Brava solo para descubrir que el piso est¨¢ sin acabar, no tiene vista al mar porque construyeron un hotel justo enfrente y tampoco lo pueden vender porque el mercado est¨¢ saturado de apartamentos tur¨ªsticos.
La mentalidad cerrada de los brit¨¢nicos ante un ambiente nuevo es la principal fuente de humor y conflicto de la serie. El d¨²o interpretado por Stephen Lewis y Pat Coombs, por ejemplo, se queja por tener que usar el sistema m¨¦trico o ver la serie Upstairs, Downstairs (o sea, la popular Arriba y abajo) con doblaje. No obstante, a pesar de la mofa a los guiris, tampoco se escapan comentarios sobre c¨®mo la poblaci¨®n local huele a sudor y ajo (un comentario ap¨®crifo que tambi¨¦n perseguir¨ªa a?os despu¨¦s a Victoria Beckham cuando su marido David jug¨® en el Real Madrid), se toma dos horas de almuerzo y otras dos de siesta y que la comida est¨¢ conformada platos desbordados de aceite de oliva en donde flotan las partes menos apetitosas de los animales.
El elenco est¨¢ completado por Carlos, un p¨ªcaro conserje espa?ol que siempre se muestra amable y servicial a la par que busca sacarle unos duros a los extranjeros. Si el falso espa?ol de Hotel Fawlty era alem¨¢n, el de aqu¨ª es interpretado por Derek Griffiths, nacido en las afueras de Londres con ra¨ªces en Ghana y, por lo que se ve, no sabe decir ¡°paella¡±. Producciones m¨¢s nuevas, como la comedia de ITV Benidorm (2007-2018), tambi¨¦n har¨ªan humor a costa de los veraneantes brit¨¢nicos en Espa?a pero sin usar (o al menos sin abusar) de los estereotipos mediterr¨¢neos.
Euro in, UK out
Cuando el programa c¨®mico The Fast Show se estren¨® en la BBC en 1994, la imagen de la Espa?a tercermundista era ya bastante caduca. Franco estaba muerto, una Constituci¨®n democr¨¢tica se hab¨ªa aprobado y el pa¨ªs era un pujante miembro de la OTAN y de la reci¨¦n formada Uni¨®n Europea. No obstante, quedaba el recuerdo. Un ejemplo de esto es Chanel 9, una serie de sketches descritos por los realizadores de The Fast Show como ¡°una combinaci¨®n de televisi¨®n mediterr¨¢nea de bajo presupuesto, como la que uno suele entrever durante las vacaciones¡±.
La programaci¨®n de Chanel 9 se centra principalmente en un telediario en donde los presentadores con trajes anticuados sueltan una jerigonza que mezcla las zetas espa?olas con palabras seudogriegas y anglicismos al gusto para sazonar con humor. El pa¨ªs imaginario tiene un mapa que bien pudiera ser Portugal o Israel y del que se deduce que es una rep¨²blica bajo un r¨¦gimen militar, mientras que la poblaci¨®n est¨¢ distra¨ªda con telenovelas machistas y revistas musicales llenas de brillantina. El reporte del clima siempre es soleado y se declara el estado de alarma cuando aparece una nube solitaria sobre la costa.
James se se?ala que, m¨¢s all¨¢ de ser una mera fuente de divisas, el turismo ha servido para integrar a Espa?a al resto de Europa. Algo que, ir¨®nicamente, Reino Unido ha rehuido. ¡°Espa?a es un miembro entusiasta del proyecto europeo mientras que los anglosajones se han retirado, a pesar del acercamiento de sus turistas al continente y en espacial a Espa?a¡±, concluye Kevin James, que insiste en a?adir que los m¨¢s de 260.000 brit¨¢nicos residentes en el pa¨ªs ib¨¦rico son ejemplo del nexo perdurable entre ambas naciones. Y ojo: un sector que tampoco ha quedado libre de ser retratado con t¨®picos en la ficci¨®n espa?ola. Las turistas n¨®rdicas eran representadas en las pel¨ªculas del landismo como unas frescas y pel¨ªculas contempor¨¢neas como Fuga de cerebros (2009) o Perdiendo el norte (2015) tambi¨¦n recurren a t¨®picos y brocha gorda a la hora de hacer humor con los choques culturales entre sus protagonistas espa?oles y los estadounidenses y alemanes con los que se encuentran en el camino.
Al final queda claro que Monty Python ten¨ªa raz¨®n: el verdadero chiste eran los brit¨¢nicos de mente estrecha quej¨¢ndose porque, simplemente, en otros pa¨ªses se hacen las cosas de manera diferente.
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