C¨®mo afrontar el confinamiento
Cuando no podemos anticipar el porvenir, nos invade la incertidumbre. Ante el estr¨¦s, hay que pensar que ocupamos el asiento del conductor
La pandemia del coronavirus nos ha impuesto una nueva vida ¡°normal¡±, caracterizada por la incertidumbre y la vulnerabilidad. Cada d¨ªa, nada m¨¢s abrir los ojos, sufrimos un bombardeo de estremecedoras noticias sobre las muertes causadas por el coronavirus, un enemigo invisible que sacude nuestra perspectiva sobre el porvenir.
El sentido de futuro est¨¢ profundamente arraigado en los seres humanos. Desde peque?os, en cada momento, sin darnos cuenta, pensamos con ilusi¨®n y convencimiento sobre lo que vamos a hacer m¨¢s tarde, ma?ana, el mes que viene o dentro de varios a?os. Reflexionamos sobre c¨®mo ser¨¢n nuestras vidas y las de nuestros seres queridos en tiempos venideros. Por eso, cuando nos sentimos incapaces de anticipar el porvenir nos invade la incertidumbre y con ello se agrieta el cimiento vital de la confianza en nosotros mismos y en el mundo que nos rodea. Como un efecto domin¨®, los sentimientos de vulnerabilidad nos mueven a la vigilancia continua y obsesiva e interfieren con la capacidad de relajarnos, de relacionarnos, de disfrutar.
Ante los grandes desastres, la reacci¨®n natural de los seres humanos es acercarnos, unirnos, socorrernos. De hecho, est¨¢ demostrado que la solidaridad aumenta la supervivencia. Sin embargo, en la pandemia actual, sometidos al distanciamiento y confinamiento forzosos, vivimos momentos solidarios y alegres, pero tambi¨¦n otros cargados de un miedo indefinido, latente, inc¨®modo, que nos roba la tranquilidad y nos transforma en personas aprensivas, suspicaces, irritables. Tememos lo que nos pueda ocurrir a nosotros, a nuestros familiares y amigos e incluso a personas que no conocemos y a la humanidad en general.
Ante estas condiciones estresantes de incertidumbre y vulnerabilidad, es importante localizar el centro de control de nuestras decisiones dentro de nosotros mismos. La conciencia de que ocupamos el asiento del conductor, aunque contenga una cierta dosis de fantas¨ªa, nos ayuda a planificar nuestro programa de acci¨®n, a neutralizar los sentimientos de impotencia, a convencernos de que tambi¨¦n hay algo que nosotros podemos hacer contra la adversidad. Lo opuesto es situar el control de nuestras decisiones en fuerzas externas como el destino o la suerte, o abandonarnos al conocido ¡°Que sea lo que Dios quiera¡±.
La confianza y la resiliencia
La confianza en nuestra ?capacidad ejecutiva innata es un ingrediente importante de la resiliencia. Gracias a estas funciones ejecutivas podemos regular las emociones, gestionar las circunstancias y sentar prioridades. ?Pero para tomar decisiones ?adecuadas es fundamental buscar informaci¨®n clara y fiable, porque enterarnos de qu¨¦ es lo que verdaderamente est¨¢ pasando nos ayuda a mantener los pies en la tierra.
Igualmente importante en momentos como los actuales es alimentar la esperanza activa, porque nos anima a confiar en nuestra capacidad para superar las barreras que se interponen en el camino y nos inyecta la ilusi¨®n que necesitamos para neutralizar el fatalismo y no tirar la toalla. Como dijo con acierto un maestro de la medicina, las personas podemos vivir un mes sin comida, tres d¨ªas sin beber agua, siete minutos sin aire, pero solo unos pocos segundos sin esperanza.
Es reconfortante recordar que nuestra especie no solo ha sobrevivido a incontables epidemias y calamidades de todo tipo a lo largo de milenios, sino que adem¨¢s ha salido reforzada de ellas. Y es que nuestra capacidad de adaptaci¨®n y superaci¨®n no es un mito, sino un atributo congruente con nuestra naturaleza. Precisamente por ello, numerosas personas que superan adversidades graves no solo vuelven al nivel previo de normalidad, sino que experimentan cambios positivos.
A lo largo de mi vida profesional he conocido a incontables v¨ªctimas de enfermedades devastadoras y a supervivientes de terribles agresiones y desastres naturales que experimentaron crecimiento postraum¨¢tico. Son hombres y mujeres que en su lucha por superar la adversidad fueron descubriendo rasgos valiosos de su personalidad que desconoc¨ªan; han podido as¨ª reconfigurar sus prioridades y ?afirman haber experimentado cambios favorables en la percepci¨®n de s¨ª mismos, en sus relaciones y en su nivel de satisfacci¨®n con la vida en general.
Luis Rojas Marcos es profesor de psiquiatr¨ªa en la New York University.
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