El paciente cero
El n¨²mero que representa lo que no existe empieza a nombrar lo que se supone que existe
Los griegos se pusieron un d¨ªa a filosofar y concluyeron que la nada es la negaci¨®n del ser. Despu¨¦s lleg¨® Arist¨®teles y aclar¨® que incluso para negar hace falta afirmar: afirmar una negaci¨®n. As¨ª que el no ser no existe, vale, pero puede ser nombrado; y eso ya lo dota de existencia. De ello se deduce que la nada no es para tanto, aun no dejando de ser la nada. Vaya l¨ªo.
En la lengua espa?ola, la idea de la nada est¨¢ representada por la palabra ¡°nada¡±. Y en matem¨¢ticas, la nada se formula con el n¨²mero 0. El cero es la ausencia de medida, de tiempo, de espacio.
Pero el cero, pese a representar la nada, se ha puesto de moda para nombrar lo que no es la nada, sino el ser: eso que aceptamos como lo contrario de la nada.
El cero hab¨ªa venido us¨¢ndose como idea de algo irreal. En filosof¨ªa se habla de ¡°punto cero¡± con sentido metaf¨®rico (es decir, no f¨ªsico) a fin de se?alar el lugar de equilibrio entre diferentes posibilidades. Y en Espa?a conocemos el ¡°kil¨®metro cero¡± de la Puerta del Sol, origen de todas las v¨ªas radiales.
Ese kil¨®metro cero es tambi¨¦n imaginario. Por ¨ªnfimo que fuera el punto de cal que lo se?alase, la primera milmillon¨¦sima de mil¨ªmetro del primer kil¨®metro no ser¨ªa cero, sino algo; y formar¨ªa parte ya del kil¨®metro uno, siquiera fuese como fracci¨®n. No obstante, s¨ª podemos idear un punto imposible, abstracto, del que nace ese primer kil¨®metro. Se acepta, del mismo modo que decimos ¡°cero grados¡± sin que eso signifique la ausencia de temperatura; o ¡°las cero horas¡±, tambi¨¦n como una convenci¨®n de algo que no podemos tocar.
Zona cero
Ahora bien, el sentido figurado del cero ha pasado ya de lo abstracto a lo concreto. En Nueva York se constituy¨® tras los atentados de 2001 la ¡°zona cero¡±, locuci¨®n que anta?o se usaba para referir el sitio donde hab¨ªa ca¨ªdo una bomba nuclear: el lugar en el que habr¨ªa de acometerse una reconstrucci¨®n.
A partir de ah¨ª, el cero se nos ha ido ya de las manos, incluso en su valor figurado. Se oye que algo suceder¨¢ ¡°desde el minuto cero¡±: la nada en el reloj, porque la primera milmillon¨¦sima de segundo estar¨ªa ya dentro del minuto uno.
Adem¨¢s, se anuncian guarder¨ªas para ni?os ¡°de 0 a 6 a?os¡±, y me pregunto qu¨¦ har¨ªan sus responsables si les llevaran un ni?o de 0 a?os. Es decir, un no ni?o.
Ahora el Gobierno ha lanzado distintas fases de la ¡°desescalada¡± mostrando una vez m¨¢s su mala relaci¨®n con el idioma. O, como dir¨ªa cualquier ministro, ¡°con el conjunto del idioma¡±. Porque, vaya por Dios, la primera fase no se ha denominado ¡°fase 1¡±, sino ¡°fase 0¡±. ?Pero c¨®mo va a ser la fase 0, o la no fase, si es una fase? ?C¨®mo va a ser la fase 0 si es la primera, y eso convierte a la fase 1 en la segunda y a la fase 2 en la tercera fase? Creo que ah¨ª no nos vamos a encontrar.
Por si fuera poco, se extiende ya la locuci¨®n ¡°paciente cero¡± para designar al primer contagiado, aunque en medicina se hable de ¡°caso inicial¡±, ¡°caso primario¡± o ¡°caso ¨ªndice¡±. Pero vamos a ver: si se trata del primer paciente, ?c¨®mo puede ser a la vez el cero; o sea, el no paciente?
Imagino la sala de espera de un hospital en la que se oyese decir: ¡°Por favor, que pase el paciente cero¡±. Dudo que se levantara alguien.
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