Normalidad democr¨¢tica
Conviene recordar que la democracia se abre paso en Espa?a con un espect¨¢culo de transfuguismo institucional
Creo que hay que felicitarse. Pese a una crisis tan abrumadora como la pandemia de coronavirus y pese a unas circunstancias econ¨®micas acongojantes, Espa?a mantiene de forma plena, dir¨ªa que casi ¡°ostent¨®rea¡± por citar a un cl¨¢sico, esa normalidad democr¨¢tica que la caracteriza.
Aclaremos para empezar los conceptos l¨¦xicos. Si nos atenemos a la Constituci¨®n, Espa?a es ¡°un Estado social y democr¨¢tico de derecho¡±. O sea, lo que venimos llamando una democracia. En cuanto a la ¡°normalidad¡±, es, seg¨²n el diccionario de la Real Academia de la Lengua, ¡°lo que se ajusta a cierta norma o a caracter¨ªsticas habituales o corrientes¡±.
Ahora d¨ªganme que no constituyen ¡°caracter¨ªsticas habituales o corrientes¡± esos esforzados tr¨¢nsfugas que corrigen la aritm¨¦tica parlamentaria cuando ¨¦sta ofrece un resultado insatisfactorio para quien puede contratar sus servicios. No me refiero a aquella nebulosa de conspiradores que destruy¨® UCD desde dentro y luego sali¨® de estampida hacia Alianza Popular o el PSOE, sino al tr¨¢nsfuga que domina el oficio y sabe actuar en el momento exacto.
No me obliguen a ser exhaustivo. Desde los tr¨¢nsfugas que dieron Galicia al PSOE (1987) y mantuvieron a Joaqu¨ªn Leguina al frente de Madrid (1989) hasta los que en 2003, con tanto talento que dieron un nombre, ¡°tamayazo¡±, a la sutil maniobra, convirtieron a Esperanza Aguirre en presidenta de los madrile?os, pasando por los que dieron al GIL de Gil el poder en Ceuta (1999) o la alcald¨ªa de Benidorm a Zaplana (1991), esas personas constituyen un rasgo esencial de la normalidad democr¨¢tica espa?ola.
Conviene recordar que la democracia se abre paso en Espa?a con un fastuoso espect¨¢culo de transfuguismo institucional: el18 de noviembre de 1976, las Cortes franquistas votaron la Ley para la Reforma Pol¨ªtica y lo que era una dictadura comme il faut, de las de antes de la guerra, con sus gerifaltes, sus correajes y su Tribunal de Orden P¨²blico, emprendi¨® alegre el camino de la normalidad democr¨¢tica.
Se?oras, se?ores, seamos conscientes de lo que viene siendo normal. Este es el pa¨ªs que tiene un rey em¨¦rito cargado de comisiones y pufos fiscales en una remota suite ar¨¢biga. Este es el pa¨ªs de los GAL, la cal viva, Luis Rold¨¢n y el capit¨¢n Khan. Este es el pa¨ªs de Filesa, G¨¹rtel, B¨¢rcenas y el misterioso ¡°M. Rajoy¡±. Este es el pa¨ªs en que los partidos se reparten los tribunales. Este es el pa¨ªs en que los terroristas excarcelados son saludados como h¨¦roes. Este es el pa¨ªs de las privatizaciones para amigos, del saqueo en las cajas de ahorros, de los cohechos urban¨ªsticos. Este es el pa¨ªs en que Eduardo Inda pasa por periodista e Irene Montero pasa por ministra. Este es el pa¨ªs donde en Catalu?a pasa lo que pasa. Este es el pa¨ªs cuyo Estado dispone de unas cloacas con seis carriles, centro comercial y pista de p¨¢del.
Este es el pa¨ªs donde manda m¨¢s quien miente con m¨¢s desparpajo. O sea, que Isabel D¨ªaz Ayuso y Pedro S¨¢nchez (da igual que una parezca loca y el otro disimule mejor) acabar¨¢n benefici¨¢ndose del l¨ªo que han montado.
Tenemos por delante unas semanas de much¨ªsima normalidad democr¨¢tica. De lo que es nuestra normalidad y nuestra democracia.
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