Francia, entre la lucidez y la ceguera
Un sistema que funciona es capaz de digerir y encauzar cualquier preferencia del electorado, incluso la pura ira
Planteemos la siguiente hip¨®tesis: un alarmante porcentaje del electorado vota en blanco en dos comicios municipales celebrados en semanas consecutivas en una gran capital europea. Esa marea blanca contra el sistema es la trama que el Nobel Jos¨¦ Saramago esboza en su fabuloso Ensayo sobre la lucidez, donde una nebulosa blanca representa metaf¨®ricamente la reacci¨®n al statu quo, conect¨¢ndonos con su anterior obra, Ensayo sobre la ceguera. Ante esa nueva visi¨®n de la realidad que se propaga como una pandemia, la respuesta de los gobernantes ser¨¢ la incomprensi¨®n y el atajo r¨¢pido mediante la negaci¨®n brutal del fen¨®meno.
Pero dejemos de imaginar. Los comicios regionales a doble vuelta celebrados en Francia arrojaron una abstenci¨®n hist¨®rica del 66%. Nada menos que 30 millones de ciudadanos renunciaron a ejercer su derecho a votar en la naci¨®n que representa el coraz¨®n de Europa. El dato podr¨ªa pasar inadvertido salvo que, como ocurre en las novelas de Saramago, la visi¨®n (o ceguera) de un sistema gripado aparezca ante nosotros s¨²bitamente. Por el contrario, podr¨ªamos pensar que el hecho de que la hist¨®rica candidata antiestablishment Marine Le Pen ya no sea capaz de canalizar el voto de protesta, que el populismo ya no capitalice la ira contra el sistema, es tal vez la antesala de algo m¨¢s profundo. Se dice que un sistema funciona cuando los actores que en ¨¦l operan representan de alguna forma las preferencias del electorado, incluso cuando se trata de la pura ira, si las instituciones son capaces de digerirla y encauzarla. El ciclo pol¨ªtico que precedi¨® al terremoto del 15-M se caracteriz¨® tambi¨¦n por esa marea abstencionista: al final, nuestra democracia respondi¨® con la aparici¨®n de nuevos actores, demostrando tambi¨¦n que la Constituci¨®n es mucho m¨¢s flexible e inclusiva de como la presentan algunos autodenominados constitucionalistas.
?Pero qu¨¦ ocurre en Francia? La malaise de los chalecos amarillos vuelve en forma de marea blanca abstencionista ante un sistema incapaz de canalizar las turbulencias antisist¨¦micas. El Frente lepenista es ya parte del establishment a ojos de la ciudadan¨ªa. La estrategia republicana, con su loable cord¨®n sanitario, ha terminado por distorsionar la l¨®gica de confrontaci¨®n entre los diferentes actores. El c¨®digo Gobierno-oposici¨®n se atrofia cuando fuerzas al electorado a optar siempre por el malmenorismo, cuando se blanquea al candidato populista y el del sistema adopta parte de su argumentario. Se llama tecnopopulismo, dos caras de la misma moneda que pueden provocar muchas disfunciones. Quiz¨¢s lo veamos en la Italia de Draghi, el tecnosalvador de la Rep¨²blica, mientras crece la extrema derecha populista de Meloni, convertida en alternativa. En Francia hay que sumar dos factores: un sistema pol¨ªtico que funciona como una monarqu¨ªa civil, relegando a pura an¨¦cdota la discusi¨®n en el Parlamento; y el descontento patol¨®gico franc¨¦s, que lleva sin renovar un mandato presidencial desde el lejano Chirac. La famosa malaise se acomoda en uno de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados del mundo, y hace que su abstenci¨®n nos obligue a pensar en Chile, en la antesala de un profundo cambio institucional. Son futuros posibles, aunque parezcan ilusorios como en las novelas de Saramago, que est¨¢n precisamente ah¨ª tambi¨¦n para advertirnos de que a veces, lo irreal, acaba por presentarse de golpe y sentarse a la mesa.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.