William Burns, el jefe de la CIA que pis¨® el fango
El lunes se reuni¨® en Kabul con el l¨ªder pol¨ªtico talib¨¢n. Se le conoce sobre todo por ser el art¨ªfice del acuerdo nuclear con Ir¨¢n en 2015
Ni el m¨¢s inspirado guionista de Homeland, la veterana serie sobre el espionaje estadounidense, habr¨ªa sido capaz de imaginar la escena. Kabul, 23 de agosto. En plena desbandada de occidentales y afganos, el director de la CIA se re¨²ne con el l¨ªder pol¨ªtico de los talibanes, que acaban de asaltar el poder dos d¨¦cadas despu¨¦s de haber sido desalojados por la fuerza. El alto funcionario -uno de los puestos clave de la Administraci¨®n estadounidense- frente a un barbudo que abandera a mesnadas de fan¨¢ticos dispuestos a imponer su oscura visi¨®n del mundo; una interlocuci¨®n tan desigual, tan forzada, que suena a episodio de ficci¨®n. Pero la escena es real. William Burns, director de la principal agencia de inteligencia de EE UU, ha debido descender al fango ante la convulsa repatriaci¨®n de Afganist¨¢n de estadounidenses y excolaboradores locales.
Cabe preguntarse qu¨¦ habr¨ªan hecho en esta tesitura sus predecesores de la CIA, sobre todo en tiempos de Donald Trump; si habr¨ªan estado dispuestos como ¨¦l a ensuciarse los zapatos o a pulsar el mando de un dron. Porque la misi¨®n encomendada a Burns (Fort Bragg, Carolina del Norte, 65 a?os) parece hecha a medida, dada su amplia experiencia en pol¨ªtica exterior y en la Administraci¨®n. De lo hablado en Kabul, naturalmente, ni una palabra, que para eso Burns es el esp¨ªa en jefe. Pero tambi¨¦n un acreditado diplom¨¢tico de carrera, con m¨¢s de tres d¨¦cadas de experiencia en el servicio exterior de EE UU y capaz de encarar las negociaciones m¨¢s adversas. Sus destinos han estado siempre en el ojo del hurac¨¢n, as¨ª que lo de Afganist¨¢n es solo un dato m¨¢s en su apabullante expediente.
Burns debut¨® en la diplomacia en 1982, en los a?os m¨¢s tensos de la Guerra Fr¨ªa bajo la presidencia de Ronald Reagan, los mismos que refleja otra serie de esp¨ªas de culto, The Americans. Primero fue consejero de la Embajada en Jordania, m¨¢s tarde asistente de la Oficina de Asuntos de Oriente Pr¨®ximo en Washington. Desde el principio intercal¨® destinos en el extranjero con tareas m¨¢s pol¨ªticas en el Departamento de Estado. Pero el rumbo que iba a tomar su carrera estuvo claro desde el inicio: el proceloso Oriente, esa ci¨¦naga en la que a menudo naufragan los m¨¢s agudos pron¨®sticos de Occidente, como demuestra el fracaso de la intervenci¨®n aliada en Afganist¨¢n. Entre 1986 y 1989 -v¨ªsperas de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y de la implosi¨®n del bloque comunista-, Burns ya asesoraba a tres consejeros de seguridad nacional, incluido el general Colin Powell.
Durante el mandato del republicano George H. W. Bush, Bush padre, consolid¨® su experiencia como asesor y analista gracias a las lecciones del colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en 1991. Dos a?os despu¨¦s viaj¨® a Garmisch (Alemania) para estudiar ruso; tambi¨¦n habla franc¨¦s y ¨¢rabe. Sin llegar al nivel de erudici¨®n de sus colegas brit¨¢nicos, los diplom¨¢ticos estadounidenses destacan por su conocimiento exhaustivo, muchas veces fruto de sus estudios universitarios, del contexto en que trabajan. As¨ª que Burns hinc¨® los codos, aprendi¨® la lengua de Tolst¨®i y desembarc¨® en la legaci¨®n de EE UU en Mosc¨² como consejero pol¨ªtico entre 1994 y 1996. A?os m¨¢s tarde volver¨ªa como embajador.
En el a?o clave de 2001 -el de los atentados del 11-S y la declaraci¨®n de la guerra contra el terrorismo por el presidente George W. Bush hijo- consolid¨® su relaci¨®n con Powell, a la saz¨®n secretario de Estado. La confianza depositada en ¨¦l por Administraciones dem¨®cratas y republicanas confirma su solvencia, ajena a veleidades partidistas; prueba de ello es su nombramiento como embajador en Mosc¨², entre 2005 y 2008, por el republicano Bush. Pero la pol¨ªtica le ten¨ªa reservadas metas m¨¢s altas. Entre 2011 y 2014 fue subsecretario de Estado con los dem¨®cratas Hillary Clinton y John Kerry.
Al dejar la Administraci¨®n recal¨® en el centro de estudios Fondo Carnegie para la Paz Internacional. Esa visi¨®n prospectiva de la pol¨ªtica exterior, a largo plazo, antes incluso de que eclosionen los hechos, la desarroll¨® en an¨¢lisis sobre el auge del fundamentalismo nacionalista en la India, as¨ª como en advertencias acerca del ¡°peligroso vecindario¡± de Asia. Sigui¨® muy de cerca el desarrollo de la hostilidad entre Pakist¨¢n y la India, tambi¨¦n la aparici¨®n en la regi¨®n del ISIS, al que calific¨® en 2015 de ¡°perversi¨®n del islam¡±, seg¨²n las citas recogidas por el Centro Contempor¨¢neo de Investigaci¨®n Estrat¨¦gica.
Pero por encima de todo, Burns pasar¨¢ a la historia como el arquitecto de las negociaciones que condujeron al acuerdo nuclear con Ir¨¢n, suscrito en 2015 por la Administraci¨®n de Obama. De la experiencia sac¨® una lecci¨®n que hoy suena especialmente prof¨¦tica: que la aparici¨®n de nuevas ¡°grandes potencias¡± es un abierto desaf¨ªo ¡°a la primac¨ªa geopol¨ªtica de los actores establecidos¡±; tambi¨¦n que ¡°ning¨²n pa¨ªs podr¨¢ navegar por las dif¨ªciles corrientes globales por s¨ª solo o por la fuerza. Eso es especialmente cierto para Estados Unidos, que ya no es el ¨²nico grandull¨®n en el bloque geopol¨ªtico¡±. Afganist¨¢n se lo recuerda hoy, a ¨¦l y a su multilateralista Administraci¨®n, a diario.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.