Tiempo de escasez
En el periodo m¨¢s consumista del a?o puede haber desabastecimiento de algunos bienes
Ikea, que es mucho m¨¢s que una tienda, lo ha advertido: la escasez de algunos bienes no es moment¨¢nea, sino que va para largo y podr¨ªa agravarse. Esta empresa y otras de gran consumo pueden tardar m¨¢s tiempo del habitual en servir las mercanc¨ªas, los componentes. En algunas plantas de ventas las etiquetas dicen ¡°Disponible pr¨®ximamente¡±, y cuando se pregunta al encargado cu¨¢nto significa ¡°pr¨®ximamente¡±, no se arriesga a apostar. En el momento en que se estaba aprendiendo a conjugar la ¡°recuperaci¨®n justa¡± llegan dos conceptos concatenados, aunque no sean exactamente iguales: la escasez y la subida de precios.
Era dif¨ªcil imaginar que en los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo, en el periodo m¨¢s consumista del a?o (unas Navidades cada vez m¨¢s extensas e, incrustadas en ellas, campa?as de descuentos como el Black Friday), ser¨¢ complicado comprar algunos productos (coches, materiales de construcci¨®n, tecnol¨®gicos, productos qu¨ªmicos, materias primas¡).
El principal problema est¨¢ en la log¨ªstica, un elemento de la cadena de producci¨®n que habitualmente no es tan llamativo como otros. Hasta que lo es. Ahora se ven puertos abarrotados y empresas de transporte ferroviario, por carretera o a¨¦reas que no dan abasto. Hay un desequilibrio entre la demanda, que se ha recuperado m¨¢s r¨¢pidamente, y la oferta. Entre el 80% y el 90% de lo que se consume llega por barco; todos los d¨ªas decenas de miles de buques atraviesan el mundo cargados de millones de contenedores repletos (que est¨¢n multiplicando exponencialmente su precio en estas semanas). No hay suficientes contenedores para transportar todos los bienes que se demandan. Casi el 80% de los puertos tienen tiempos de espera superiores a la media. No es de extra?ar que el presidente Biden haya anunciado que reforzar¨¢ los puertos americanos para que puedan trabajar 24 horas al d¨ªa los 7 d¨ªas de la semana con el fin de eliminar el colapso mar¨ªtimo.
En medio de la recuperaci¨®n pospand¨¦mica, el cuello de botella que estrangula la distribuci¨®n tiene varios efectos al mismo tiempo: la inflaci¨®n de las principales materias primas (industriales y agr¨ªcolas); los retrasos en la entrega de los productos a los consumidores finales debido a la citada congesti¨®n del transporte que, a su vez, lo ha encarecido; la subida de los costes de personal porque hay escasez de trabajadores especializados (camioneros, por ejemplo), y tambi¨¦n mayores exigencias sindicales no solo en salarios, sino en mejores condiciones laborales.
La secuencia es la siguiente: primero, la pandemia y el confinamiento, durante el cual cae el comercio internacional; como consecuencia, las empresas reducen sus costes y mantienen sus inventarios al m¨ªnimo, por lo que se quedan sin productos para satisfacer la demanda; llega la recuperaci¨®n, quiz¨¢ m¨¢s fuerte de lo previsto, y pilla desprevenidas a muchas empresas productoras y distribuidoras. Los expertos indican la posibilidad de un cuarto paso que denominan ¡°efecto l¨¢tigo¡±: los proveedores compensan en exceso la escasez y se cargan de existencias. La paradoja consistir¨ªa entonces en que tras el desabastecimiento habr¨¢ excedentes. Ejemplo de ello ser¨ªan los rollos de papel higi¨¦nico o las mascarillas.
El fen¨®meno del posible desabastecimiento conlleva recuperar aspectos de la econom¨ªa que han sido olvidados en beneficio de otras prioridades (en general, financieras o tecnol¨®gicas). Ya daba indicios de su complejidad desde finales de 2020, cuando el comercio mundial trataba de recuperar su normalidad tras el par¨®n sufrido por el confinamiento. Al alterar la pandemia el flujo del comercio, cuando la mayor parte de los pa¨ªses aumentan a la vez el consumo, los puertos, los trenes y los aviones echan el bofe. Estos cuellos de botella reabren dilemas que parec¨ªan superados, como el de la deslocalizaci¨®n de las f¨¢bricas en busca de g¨¦nero de bajo coste, o la hiperespecializaci¨®n que logra que la fabricaci¨®n de bienes sea cada vez m¨¢s dif¨ªcil de ubicar, ya que los componentes llegan de sitios muy lejanos (los botones, las cremalleras, la tela, el ensamblaje, etc¨¦tera).
La falta de suministros se extiende como una mancha de aceite y amenaza con lastrar la fase de recuperaci¨®n.
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