Capturar, no rescatar
Entrar en un pa¨ªs para pedir asilo incluso sin ?disponer de los necesarios documentos de viaje es un derecho, no un delito
Jonas Grimheden, el abogado sueco encargado desde hace ocho meses de vigilar el cumplimiento de los derechos humanos en Frontex, lleg¨® a una conclusi¨®n terrible: ¡°La agencia puede ser vista en cierta medida como implicada en violaciones de los derechos fundamentales¡±. Lo dijo en una comparecencia en el Parlamento Europeo (v¨¦ase EuObserver, 30-11-2021), donde expres¨® tambi¨¦n su frustraci¨®n por la lentitud con que se implementan las medidas que ha propuesto para garantizar que Frontex ¡°respalde en mayor medida sus obligaciones internacionales y de la UE¡±. Es decir, que ahora no lo hace.
La Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, tambi¨¦n conocida como Frontex, tiene su sede en Varsovia y est¨¢ encargada por la Uni¨®n Europea del control fronterizo del espacio Schengen. Espa?a es uno de los Estados miembros que la integran y financian, aunque nunca se hable del tema. ¡°Frontex no est¨¢ directamente involucrada en tales acciones, pero el mero hecho de que est¨¦ apoyando a las autoridades nacionales implica a la agencia, hasta cierto punto¡±, dijo Grimheden, incapaz de callarse del todo.
El abogado sueco no explic¨® los casos concretos en los que se podr¨ªa considerar que Frontex est¨¢ implicada en violaci¨®n de derechos fundamentales (?quiz¨¢s en delitos que puedan ser calificados de cr¨ªmenes de lesa humanidad?), pero la lectura del extraordinario reportaje elaborado por Outlaw Ocean Project sobre lo que est¨¢ ocurriendo en Libia (EL PA?S, 29-11-2021) puede ayudar a comprender de qu¨¦ se trata.
Se han recogido multitud de testimonios que indican que Frontex, con sus drones y aviones de vigilancia en el Mediterr¨¢neo, detecta embarcaciones repletas de migrantes y avisa a las lanchas de la Guardia Costera de Libia para que capturen a esas personas antes de que alguna embarcaci¨®n humanitaria pueda acercarse. ¡°Capturar¡± es la palabra exacta porque no se trata de rescatarlas, sino de apresarlas, llevarlas a territorio libio y meterlas en una red de c¨¢rceles secretas por tiempo indefinido. En una de ellas, conocida como El Edificio, los reporteros averiguaron que hay 1.500 personas sometidas a palizas, abusos, detenci¨®n ilegal, chantaje, malnutrici¨®n y, en ocasiones, a trabajo esclavo.
Seg¨²n Josep Borrell, responsable de la UE para Asuntos Exteriores, ¡°la decisi¨®n de detener injustamente a emigrantes descansa bajo la sola responsabilidad del gobierno que lo lleva a cabo¡±. Como dir¨ªa lord Kerr de Kinlochard, un diplom¨¢tico brit¨¢nico que habl¨® hace poco en la C¨¢mara de los Lores sobre la pol¨ªtica de inmigraci¨®n de su pa¨ªs, ¡°that is plainly not true¡± (en ingl¨¦s, una manera cort¨¦s de decir que es mentira). Si la Uni¨®n Europea no financiara a la Guardia Costera libia, no la armara y no le pagara las lanchas, no capturar¨ªa a esas personas y no las llevar¨ªa a esos horribles campos de detenci¨®n.
Gran parte del trabajo del llamado Fondo Fiduciario de Emergencia para ?frica se dedica a financiar organismos que hagan cumplir las restricciones de movimientos y que eviten que los migrantes lleguen a Europa. La Guardia Costera libia no es un organismo con mando ¨²nico, sino patrullas locales a las que se ha dado jurisdicci¨®n sobre una ampl¨ªsima zona mar¨ªtima, 150 kil¨®metros m¨¢s all¨¢ de sus costas, en una operaci¨®n promovida por Italia y apoyada por la UE.
Uno de los grandes avances jur¨ªdicos despu¨¦s de la II Guerra Mundial fue la definici¨®n de cr¨ªmenes contra la humanidad, ideada y defendida por el experto en derecho internacional Hersch Lauterpacht (jud¨ªo, nacido en 1897 en un pueblo que era entonces austroh¨²ngaro y hoy es ucranio, y muerto en Londres en 1960). Delito de lesa humanidad es aquel que se comete como parte de un ataque sistematizado contra una poblaci¨®n civil (?podr¨ªan ser los migrantes?) con especial gravedad: el asesinato, la esclavitud, la deportaci¨®n o el traslado forzoso de poblaci¨®n, la privaci¨®n grave de libertad o la tortura.
El pasado 25 de noviembre, un d¨ªa despu¨¦s de que se conociera que al menos 27 personas hab¨ªan muerto al naufragar la embarcaci¨®n en la que pretend¨ªan cruzar el canal de la Mancha, la C¨¢mara de los Lores brit¨¢nica convoc¨® un debate sobre la pol¨ªtica de inmigraci¨®n del Gobierno de Londres (?cu¨¢ndo actuar¨¢ el Parlamento espa?ol con semejante libertad y velocidad?). Lord Kerr de Kinlochard, diplom¨¢tico escoc¨¦s, exembajador en Washington y uno de los autores del Tratado de Lisboa de la Uni¨®n Europea, fue muy claro: ¡°Mientras no aprobemos rutas seguras, somos c¨®mplices de aquellos que llamamos contrabandistas de personas¡±. ¡°Podemos criminalizar a quienes sobreviven y a quienes intentan ayudarles. Podemos deslizarnos por ese camino¡±, a?adi¨®, ¡°pero seamos al menos lo suficientemente honestos para admitir que lo que nos empuja son prejuicios pol¨ªticos, no datos, porque los datos no apoyan la causa de esa crueldad¡±. Entrar en un pa¨ªs para pedir asilo incluso cuando no se dispone de los necesarios documentos de viaje es un derecho, no un delito. El delito, ?de lesa humanidad?, es ¡°endurecer¡± las reglas para la concesi¨®n de asilo, como pretende hacer ahora la UE. Para parar al dictador bielorruso Lukashenko, a Europa no se le ocurre nada m¨¢s que escupir sobre los m¨¢s d¨¦biles. Poco a poco, sin darnos cuenta, acabaremos en la barbarie y ante el Tribunal Penal Internacional.
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