Sophie Calle: mirar y ser visto es un arte
La creadora francesa, de 68 a?os, tan ¡®voyeur¡¯ como exhibicionista, protagoniza una gran retrospectiva en el Centre Pompidou M¨¢laga
Artista conceptual, exhibicionista, voyeur, trotamundos, precursora de las redes sociales que abri¨® una ventana a su intimidad para hablar de sentimientos universales¡ Sophie Calle (Par¨ªs, 68 a?os) parece que se desnuda ante el espectador, pero en realidad utiliza su propia vida solo como punto de partida para sus creaciones. ¡°Todo mi trabajo gira en torno a la ausencia. Lo que ya no est¨¢. Un hombre que se va, un cuadro robado que deja un hueco, los ciegos, la muerte de mi madre¡ La muerte es parte del tema por el vac¨ªo que dejan los que se van, pero no es el centro¡±, comenta la artista por tel¨¦fono desde Par¨ªs, en un casi perfecto castellano que aprendi¨® en M¨¦xico. Ese fue uno de los pa¨ªses en los que recal¨® en un gran viaje que comenz¨® en 1971 (con 18 a?os) y que le llev¨® por buena parte de Am¨¦rica y Europa hasta 1978. Fue despu¨¦s de esta gran experiencia de trotamundos, que realiz¨® gracias a los peque?os trabajos que consegu¨ªa en cada destino, cuando Calle comenz¨® su carrera art¨ªstica.
Calle, figura imprescindible en el arte europeo del ¨²ltimo tercio del siglo XX, supo adelantarse a los tiempos y anticip¨® esa necesidad de compartir la intimidad que hoy inunda las redes sociales. Y lo hizo cuando internet no era ni siquiera un sue?o. Supo construir una Sophie Calle p¨²blica a trav¨¦s de retazos de su propia vida y de momentos robados a sujetos que colocaba en su objetivo, casi siempre desconocidos que le brindaba el azar.
Aunque, en un primer acercamiento a su trabajo, el espectador pueda pensar que lo sabe todo sobre Calle, la realidad es otra. As¨ª ocurre con las seis series realizadas en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas que re¨²ne la retrospectiva de su obra del Centre Pompidou M¨¢laga, que estar¨¢ en cartel hasta el 22 de abril de 2022. Por ejemplo, El marido, diario fotogr¨¢fico que narra la historia con su exesposo Greg Shephard; Dolor exquisito, en el que, tras la ruptura con una pareja, pregunta a desconocidos: ¡°?Cu¨¢l fue tu mayor dolor?¡±. O Souris Calle, una grabaci¨®n homenaje a su gato muerto con composiciones de 40 amigos, entre ellos Bono, Jean-Michel Jarre o Laurie Anderson.
Calle ha repetido en multitud de ocasiones: ¡°Mi trabajo surge de mi intimidad, pero nunca la revela¡±.
¡°Ella es tan artista como estrella. Su obra habla de experiencias personales, pero no revela mucho de su vida privada. Es ¨²nica, en ella hay mucho misterio¡±, explica Christine Macel, jefa del departamento de creaci¨®n contempor¨¢nea y prospectiva del Centre Pompidou Par¨ªs y comisaria de la muestra de M¨¢laga. Macel, que conoce a la artista hace m¨¢s de 20 a?os, destaca su capacidad para empatizar con el p¨²blico a trav¨¦s de las emociones. Sophie Calle vive para trabajar y su vida es su trabajo.
Maestra en el arte de un aparente exhibicionismo que no hace sino plantear situaciones que afectan a todos los seres humanos desde su propia experiencia, es una ¡°curiosa obsesiva capaz de desnudarte con una mirada¡±, como la define el galerista Pepe Cobo, quien en 1990 mostr¨® su serie Les Tombes (Las tumbas) en Sevilla. A trav¨¦s de la fotograf¨ªa, las palabras, el cine y la performance, Calle cuenta historias sobre el dolor por la p¨¦rdida, historias que se centran en la ausencia m¨¢s que en la presencia y que forman parte de las colecciones de grandes museos como el Metropolitan y el Guggenheim, ambos en Nueva York; el MCA Chicago, la Tate de Londres o el Pompidou de Par¨ªs. Este ¨²ltimo le dedic¨® en 2003 una gran retrospectiva titulada ?M¡¯as-tu vue? (?Me has visto?).
Les Tombes, fotograf¨ªas de l¨¢pidas de piedra con textos, fue uno de los primeros trabajos que de ella se vieron en Espa?a. ¡°Trajo las obras enrolladas en el vuelo¡±, recuerda Cobo, ¡°pero el avi¨®n tuvo un problema mec¨¢nico, lo desviaron y acab¨® aterrizando en Zaragoza. Fue un drama, se sinti¨® culpable por volar con las fotograf¨ªas de las tumbas. Estaba convencida de que su equipaje fue el responsable de todo¡±.
Durante 17 a?os seguidos, Calle fue todas las Semanas Santas a Sevilla. Segu¨ªa los pasos muy de cerca, a veces caminaba durante 12 horas detr¨¢s del Cachorro, o de la Virgen del Valle, por su banda de m¨²sica. ¡°No soy religiosa¡±, sostiene, ¡°pero me atra¨ªa participar en algo tan complejo, que se mov¨ªa entre la alegr¨ªa y el dolor, hasta que se volvi¨® demasiado tur¨ªstico¡±. En 2000 dej¨® de acudir. ¡°Era algo que estaba en mi vida, aunque no en mi obra¡±, comenta la artista, gran aficionada a los toros ¡ª ¡°fueron parte importante de mi vida y ya no lo son, no tengo tiempo para todo ¡ª¡±. De esa afici¨®n taurina naci¨® su pasi¨®n por los animales disecados. En su casa en la regi¨®n de Camarga, al sur de Francia, ha reunido un centenar. Toros, pero tambi¨¦n una jirafa, un tigre, perros, monos, p¨¢jaros¡
La directora de cine mexicana Victoria Clay, quien en 2021 realiz¨® un documental sobre el proceso creativo de la artista, Sophie Calle, sin t¨ªtulo, la describe como ¡°una persona curiosa, con muchas ganas de estar en el presente y mucho sentido del humor¡±.
¡°Incluso cuando parte de algo malo que le ha ocurrido a ella¡±, reflexiona la cineasta sobre su amiga desde hace 30 a?os, ¡°le da la vuelta y lo muestra sin exponerse¡±. Para su documental, Clay tuvo acceso ilimitado al universo de la artista. Incluso a esos armarios en los que Calle guarda cuidadosamente todos los regalos que recibe en cada cumplea?os y que inspiraron a su amigo Paul Auster en Leviat¨¢n. La novela es, de hecho, otra forma de acercarse al poli¨¦drico universo Calle.
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