Vox y la pulsi¨®n de?Mortadelo
Los heter¨®nimos de Pessoa me recuerdan, salvando distancias siderales, a los de Vox, pero si hubiera titulado ¡®Los heter¨®nimos de Vox¡¯, esto no lo hubiera le¨ªdo nadie
Con ese t¨ªtulo, quiz¨¢ les sorprenda que empiece hablando de Fernando Pessoa. No s¨¦ si puede haber algo m¨¢s alejado de Vox, un poeta bueno, no malo, y tan inseguro de todo, nada rotundo. El 8 de marzo de 1914, Pessoa rumiaba inventarse otro alter ego suyo, un pastor metaf¨ªsico y elemental que se pasaba el d¨ªa en el campo d¨¢ndoles vueltas a las cosas. De repente se puso a escribir de pie treinta y pico poemas del tir¨®n, transformado en el pastor Alberto Caeiro. ¡°Fue el d¨ªa triunfal de mi vida y nunca volver¨¦ a tener otro igual¡±, cont¨® luego. Son poemas cristalinos, de pura normalidad. ¡°Un d¨ªa excesivamente n¨ªtido, d¨ªa en que daban ganas de haber trabajado mucho para no trabajar nada¡¡±, comienza uno. En fin, les parecer¨¢ que ya estoy fatal, pero todo esto me llev¨® a la campa?a electoral de Castilla y Le¨®n.
Los heter¨®nimos de Pessoa me recuerdan, salvando distancias siderales, a los de Vox, pero si hubiera puesto de t¨ªtulo Los heter¨®nimos de Vox, esto no lo hubiera le¨ªdo nadie. Es decir, a¨²n menos gente de lo habitual. La ultraderecha padece una pulsi¨®n de Mortadelo, una pasi¨®n por el disfraz, y ah¨ª van de se?oritos camperos en los m¨ªtines, que parece que acaban de aparcar el Patrol. No veo la hora de que lleguen las elecciones vascas para que aparezcan de aizkolaris, o de falleros en las valencianas. Les comparan con Peaky Blinders, que ni idea de qu¨¦ es, pero siempre que me pasa eso ya s¨¦ que debe de ser una serie. A m¨ª me parecen m¨¢s de Uno de los nuestros, por la frase en s¨ª: vestidos de ganaderos de sal¨®n, o como creen en las ciudades de provincias que se visten los de verdad, est¨¢n diciendo que ellos son la gente de orden de toda la vida que har¨¢ que las cosas sigan como siempre.
Crec¨ª en Castilla y Le¨®n y la conozco un poco. Los que se vest¨ªan as¨ª eran los pijos o los que quer¨ªan aparentar ser como ellos, y algunos ten¨ªan tierras y vacas, pero los otros eran paniaguados que identificaban esa imagen con los amos del cotarro. Los ganaderos sol¨ªan ser gente m¨¢s normal. Esto es una especie de caricatura, que en Madrid, no s¨¦ por qu¨¦, llega a degenerar en tirol¨¦s. En realidad, la idea es sublimar el estereotipo del se?or de derechas, y es una lucha con el PP, porque es verdad que a estos ya cuesta distinguirlos de los socialistas, todos de empleado con corbata que se relaja el domingo y se permite ir en vaqueros.
Pero es que tambi¨¦n se disfrazan de moteros. Abascal y Olona se presentaron en pepinos con ruedas en la concentraci¨®n de los Ping¨¹inos en Valladolid. Olona llevaba un gorro ruso con el escudo imperial de los zares, porque si bien ven invasiones de inmigrantes por todas partes, la de Ucrania parece que les alarma algo menos. Putin, ese defensor de la libertad, les cae simp¨¢tico. Esta pulsi¨®n ser¨ªa un caso cl¨ªnico de disgregaci¨®n de la personalidad si no fuera puro morro, porque se disfrazan de todo a la vez. En Le¨®n proclaman que eso no es Valladolid y al mismo tiempo piden la anexi¨®n de Cantabria, siendo adem¨¢s uno de los partidos m¨¢s anticonstitucionales, pues pretenden abolir las comunidades aut¨®nomas. Con todo este l¨ªo, es un b¨¢lsamo para el esp¨ªritu regresar corriendo a leer a Alberto Caeiro, que confiesa ser ¡°El mismo siempre, gracias al cielo y a la tierra / y a mis ojos y o¨ªdos atentos / y a mi clara sencillez de alma¡±.
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