Alexander Dugin, el pensador que inspira a Putin
El fil¨®sofo nacionalista proporciona al presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, la envoltura doctrinal para el soberanismo imperial y actualmente imperante en las relaciones de Mosc¨² con los pa¨ªses vecinos
El 4 de febrero, con el cierre de un acuerdo de gran trascendencia, el encuentro entre Vlad¨ªmir Putin y Xi Jinping marc¨® el comienzo de un nuevo orden internacional. La divulgaci¨®n de la buena nueva corri¨® inmediatamente a cargo del fil¨®sofo nacionalista ruso Alexander Dugin, que anunci¨® al d¨ªa siguiente el hundimiento del ¡°liberalismo global y de la hegemon¨ªa occidental¡±, vencidos por el bloque emergente del ¡°gran espacio chino y del proyecto euroasi¨¢tico¡±, en la actual ¡°guerra de civilizaciones¡±.
La apariencia del acuerdo entre Putin y Xi es pluralista, ya que invoca el principio de ¡°multipolaridad¡±, la diversidad de focos de poder a escala mundial frente al ¡°unipolarismo¡± de la hegemon¨ªa norteamericana, pero en realidad la alianza chino-rusa configura un nuevo centro de poder mundial, surgido precisamente para enfrentarse al caduco hegemon, Estados Unidos. Encarna una nueva bipolaridad, tanto por el apoyo mutuo a las respectivas orientaciones expansionistas (Taiw¨¢n, impl¨ªcitamente Ucrania) como por dise?ar una alianza estrat¨¦gica entre la Uni¨®n Econ¨®mica Euroasi¨¢tica, propugnada por Putin, y la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, proyectada a escala global, de Xi. Del enlace de las dos autocracias saldr¨ªa nada menos, dicen Putin y Xi, que el establecimiento de la democracia, eso s¨ª, con los rasgos propios de cada naci¨®n.
Aparentemente, el fundamento de la estrategia de Putin ser¨ªa el arsenal ideol¨®gico que culmina con el interminable giro sobre s¨ª mismo de la obra de Alexander Dugin. En el l¨ªmite, ambos convergen: Putin se alimenta de Dugin y luego este dota de argumento a las propuestas de Putin.
El concepto central para Dugin es hoy el de mundo multipolar, encargado de enfrentarse con ¡°la hegemon¨ªa espiritual de Occidente¡±, desechando la democracia, el liberalismo, el parlamentarismo, los derechos humanos, el individualismo. Pero no todo Estado puede, desde su soberan¨ªa, afrontar el reto. Llega el truco: ser¨¢n necesarias coaliciones de Estados y, respecto del pa¨ªs aislado, ¡°un polo debe estar situado en otro lugar¡±. Los centros estrat¨¦gicos desde los cuales construir el mundo multipolar son las civilizaciones, situadas entre ellas en di¨¢logo o conflicto (guerra).
La consideraci¨®n de la OTAN como antirrusa nos trae a lo concreto. Asentada sobre su identidad, Rusia es portadora de una civilizaci¨®n, capaz de ejercer su soberan¨ªa y de proyectarse sobre Eurasia (de ah¨ª la atracci¨®n de Putin sobre Salvini y Le Pen, soberanistas europeos). Cierra el c¨ªrculo la superioridad moral sobre Occidente, fruto de sus tradiciones religiosas.
La construcci¨®n doctrinal de Alexander Dugin proporciona la envoltura a Putin. En su libro pionero, Rusia. El misterio de Eurasia, deudor de Lev Gumilev y te?ido de una m¨ªstica tur¨¢nica pr¨®xima al turco Erdogan ¡ªel turanismo naci¨® en Turqu¨ªa¡ª, dise?a el marco geopol¨ªtico de la grandeza de la Santa Rusia, h¨¢bil cortina del actual imperialismo. Y signo de la ¡°asiaticidad¡± que esgrimi¨® Stalin contra el europe¨ªsmo de Lenin. M¨¢s tarde trazar¨¢ la visi¨®n hist¨®rica, partiendo de la Rusia de Kiev (¨²til para el presente), hasta la expansi¨®n de los zares, impregnada de los valores tradicionales de ese ¡°pueblo ruso, pueblo ortodoxo¡±, que tras la contradictoria fase comunista, puede consumarse con Putin. Lo esperaba desde 1990, con acentos de Carl Schmitt: la ¨¦lite espiritual, tras acabar con la Bestia Roja, rehar¨¢ al pa¨ªs ¡°al borde del abismo¡±. En ese momento, la influencia central ser¨¢ el neofascista Julius Evola, al que luego sustituir¨¢ la reacci¨®n mejor amueblada del fil¨®sofo franc¨¦s Alain de Benoist. Siempre extrema derecha y nacionalismo radical, soberanismo. Hasta acabar en Heidegger.
Dos hombres pr¨®ximos a Gorbachov acu?aron las bases de Dugin. El reformista Ambarzumov introdujo el concepto de ¡°el extranjero pr¨®ximo¡±, el entorno independiente al disolverse la URSS, sobre el cual Rusia deber¨ªa conservar la tutela. M¨¢s que ideas, en Transnistria para Moldavia y en Abjacia para Georgia. Y sobre todo el expremier Yevgueni Primakov, cuya estatua se erige hoy frente al Ministerio de Asuntos Exteriores en Mosc¨², creador del concepto de ¡°multipolaridad¡±. Servir¨ªa de ant¨ªdoto frente a la unipolaridad, el monopolio de poder americano a escala mundial. Lo esgrimir¨¢ Putin en su discurso de ruptura de 2007, pronunciado en la Conferencia de Seguridad de M¨²nich, apoy¨¢ndose entonces en la emergencia econ¨®mica de pa¨ªses exteriores a Estados Unidos. Ahora, sobre esa plataforma, elabora su proyecto de poder.
Tales ideas, reunidas en un patchwork por Dugin, son la vestimenta de un ideario de trazos m¨¢s simples. Vlad¨ªmir Putin, oficial de la KGB en Alemania, ve el fin de la URSS como una cat¨¢strofe, y dedicar¨¢ su vida pol¨ªtica, desde su acceso al poder en 2000, a repararlo. Con prudencia y determinaci¨®n. Primero, reconquista Chechenia, sin retar al enemigo que es siempre el binomio USA-OTAN. Desde el discurso-manifiesto de 2007, aun proclamando que solo la ONU puede autorizar el uso de la fuerza entre Estados, emprende acciones de recuperaci¨®n territorial, en Georgia, primero, luego la costa de Ucrania. Exhibe su oposici¨®n, no solo al poder, sino a los valores occidentales, y cada vez m¨¢s se centra en la grandeza hist¨®rica de Rusia. La revisi¨®n del estalinismo, posible desde 1991, con la apertura parcial de los archivos, ser¨¢ anulada paso a paso, hasta que sea prohibida la emblem¨¢tica Asociaci¨®n Memorial, que desde su fundaci¨®n por Andr¨¦i S¨¢jarov en 1989 se hab¨ªa entregado a ello.
No se trata de restaurar formalmente la URSS, sino de constituir a Rusia como centro pol¨ªtico, cultural y militar de los pa¨ªses desgajados. Con miras a su agregaci¨®n. Las intervenciones militares en Bielorrusia y Kazajist¨¢n prueban su utilidad para los tiranos locales. Por eso es Lukashenko quien nos informa sobre el objetivo actual de Putin: la Uni¨®n de Estados, con Bielorrusia y Ucrania, integrando sus instituciones en las rusas. Sabemos que para Putin la condici¨®n rusa de Ucrania es irrenunciable. En un c¨ªrculo sucesivo de tutela, los pa¨ªses del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO), encabezados por Kazajist¨¢n y Armenia, domesticada esta tras experimentar en la guerra de Nagorno Karabaj el coste del europe¨ªsmo de su presiente, al perder la protecci¨®n rusa. Putin lo explic¨® con la f¨¢bula del oso imperante en la taiga siberiana, quien nunca permitir¨¢ que otro entre en su territorio.
El repliegue sobre los supuestos valores tradicionales, en fin, no es nada nuevo en la historia rusa. El fogonazo de un reformismo de ra¨ªz ilustrada fue l¨®gicamente sofocado, no solo por los zares, sino por una aristocracia asentada sobre el trabajo de los siervos. Al cr¨ªtico ilustrado Radishchev le sucedi¨® con ¨¦xito el historiador Karamz¨ªn, inspirador de una visi¨®n de Rusia donde la desgracia del pueblo se ve compensada por su grandeza espiritual. Antieurope¨ªsmo, que llegar¨¢ desde Rusia y Europa, de Danilevski a Solyenitsin al afirmar que ning¨²n ruso debiera confiar en Occidente. En las ¨®peras del populista Mussorgski, el arca¨ªsmo de los ¡°viejos creyentes¡± ¡ªpresentes en Dugin¡ª es ensalzado frente a los malvados jesuitas latinos. El nuevo fogonazo de 1990 fue sofocado por el desplome econ¨®mico. Vuelta al pasado. Una encuesta fiable de 1994 daba un 80% favorable a la resurrecci¨®n de la URSS, al orgullo de ser ruso y al regreso a valores y tradiciones propias. Frente al parlamentarismo, un 63% prefer¨ªa un poder fuerte, personalizado. Lo tienen.
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