Colleja injusta para ¡°Espa?a¡±
La Real Academia y sus instituciones hermanas de Am¨¦rica no dicen c¨®mo se debe hablar, sino c¨®mo se habla
El Gobierno de la ciudad de Buenos Aires ha prohibido el lenguaje inclusivo en los colegios. Pero el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires se ha manifestado a favor. Y entre medias, Espa?a, que ni siquiera pasaba por all¨ª, ha recibido una colleja.
Axel Kicillof, gobernador de la provincia, incurri¨® el 22 de junio en la costumbre populista de endosar culpas a ¡°Espa?a¡±, tr¨¢tese de lo que se trate. No es de extra?ar, eso sucede tambi¨¦n¡ en Espa?a.
?Y qui¨¦n es esa ¡°Espa?a¡±? No se sabe bien, pero con ese uso simplista nos conceden a los espa?oles una unidad de acci¨®n que ya quisi¨¦ramos.
El pol¨ªtico bonaerense improvis¨® un discurso ante un centenar de alumnos de cuarto grado en un acto de promesa de lealtad a la bandera argentina. Kicillof les dijo que deben ser rebeldes. Rebeldes, se supone, contra el Gobierno de la Ciudad; no contra el Gobierno de la Provincia. Y a?adi¨®: ¡°Rebelarse (...) significa muchas veces no hacer caso, pero no de capricho sino pensando en los otros. As¨ª que hoy tengo para decirles que aqu¨ª en la provincia tambi¨¦n rebelarse es hablar como uno quiere, como una quiere. [Aplausos]. No decir palabrotas, para nada, pero s¨ª expresar lo que uno piensa; y hoy, a tanto tiempo de la revoluci¨®n de Mayo, no va a ser desde Espa?a que nos van a explicar cu¨¢les son las palabras que usamos, ?no? No nos gusta ¨Cchicos, chicas¨C, prohibir. Nos gusta que puedan enfrentarse, que puedan ser libres, decir lo que piensen¡±.
Me pregunto en qu¨¦ momento ha visto Kicillof que ¡°Espa?a¡± haya ido a rega?ar a los argentinos por c¨®mo hablan. Si alguna vez alguien los rega?¨®, fue su propio Consejo Nacional de Educaci¨®n, en 1939, cuando prohibi¨® el voseo en la ense?anza para sustituirlo por el tuteo, con la sinraz¨®n de considerarlo m¨¢s prestigioso. Empe?o absurdo: los estudiantes que recitaban ¡°yo amo, t¨² amas¡, vosotros am¨¢is¡± sal¨ªan a la calle y dec¨ªan ¡°vos dec¨ªs¡±, ¡°ustedes vendr¨¢n¡±. Aquel disparatado prop¨®sito demostr¨® que ni siquiera todo un sistema educativo puesto al servicio de un objetivo consigue nada si pretende alterar las estructuras profundas de la lengua que habla una comunidad. Ya se trate del sistema de pronombres o del sistema de g¨¦neros.
Nadie puede gobernar un idioma. La Real Academia y sus instituciones hermanas de Am¨¦rica no dicen c¨®mo se debe hablar, sino c¨®mo se habla, y la Nueva Gram¨¢tica, elaborada por consenso, constituye un ejemplo maravilloso de diversidad y de unidad.
La prensa argentina recab¨® la opini¨®n de Dar¨ªo Villanueva para salir al paso en el litigio. El exdirector de la Academia Espa?ola respondi¨® con criterio, sensatez y conocimiento. Pero debemos preguntarnos por qu¨¦ en un caso as¨ª la persona interpelada suele ser un acad¨¦mico espa?ol y no un acad¨¦mico argentino. Quiz¨¢s siga latente esa extraviada idea de que los espa?oles somos los due?os de la lengua, pese a que apenas sumamos el 8% de quienes la hablan.
Hay que recordar a este respecto que cuando se producen las independencias americanas, a partir de 1810, se expresa en espa?ol menos de un tercio de la poblaci¨®n; y que son las nuevas Rep¨²blicas las que extienden la lengua castellana hasta hacerla general en cada pa¨ªs. Espa?a no oblig¨® a nada. Ni siquiera pod¨ªa.
Si Kicillof se cree que ¡°Espa?a¡± est¨¢ contra el llamado ¡°lenguaje inclusivo¡±, tal vez se deba eso a que ¨¦l no ve los telediarios de aqu¨ª. Pero, en cualquier caso, quien conmine a su uso ser¨¢ tan autoritario como quien pretenda su prohibici¨®n.
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