Carmen Gim¨¦nez, la mujer discreta que creaba grandes museos
La prestigiosa curadora impuls¨® el Museo Nacional Reina Sof¨ªa en Madrid, el Picasso de M¨¢laga y el Guggenheim de Bilbao, de cuya inauguraci¨®n se cumplen 25 a?os
Pocos expertos hay en el mundo que entre sus logros puedan sumar la puesta en marcha de tres important¨ªsimos museos de arte contempor¨¢neo. En el caso de Carmen Gim¨¦nez (Casablanca, Marruecos, 79 a?os), al Guggenheim de Bilbao, del que ahora se cumplen 25 a?os, hay que sumar la creaci¨®n del Museo Nacional Reina Sof¨ªa y el Museo Picasso de M¨¢laga. Entregada a la transformaci¨®n cultural espa?ola, sent¨® tambi¨¦n las bases para la operaci¨®n que acab¨® con la compra de la colecci¨®n Thyssen y su venida a Madrid. Y m¨¢s importante a¨²n que esas infraestructuras es la labor que ejerci¨® promocionando el arte contempor¨¢neo en la Espa?a democr¨¢tica. Gracias a ella, muchos artistas espa?oles pudieron dar a conocer su obra dentro y fuera de Espa?a a la vez que coleccionistas y creadores extranjeros aceptaban venir encantados a un pa¨ªs ansioso por conocer lo que se hac¨ªa en el mundo.
De aspecto menudo, una mirada azul siempre atenta y un acentazo franc¨¦s que el tiempo sigue sin suavizar, Carmen Gim¨¦nez recuerda que naci¨® en Casablanca porque su padre estaba comprometido con la Rep¨²blica. En aquel Marruecos que ya hab¨ªa pasado a manos aliadas, la familia apenas not¨® el impacto de la guerra y, de manera sencilla, disfrutaban de la ventaja de vivir en una sociedad cosmopolita y muy culta. En Par¨ªs estudi¨® Ciencias Pol¨ªticas en la Sorbona y Arte en la Escuela del Louvre, una elecci¨®n que ser¨ªa fundamental en su vida porque ya en la capital francesa conect¨® con numerosos artistas y coleccionistas gracias a una t¨ªa del empresario John Trafford, su entonces amigo con el que acabar¨ªa cas¨¢ndose y luego divorci¨¢ndose.
Carmen Gim¨¦nez decidi¨® venir a Espa?a en 1968. Empez¨® a trabajar para el taller de grabado Grupo 15, un espacio en el que pudo organizar exposiciones para Antonio Saura, Antoni T¨¤pies, Jim Dine y artistas posminimal: Sol LeWitt, Robert Mangold o Robert Ryman. Entre idas y venidas por todo el mundo, como comisaria de exposiciones independiente, organiz¨® en septiembre de 1982 junto a Juan Mu?oz una exposici¨®n absolutamente rompedora. Titulada Correspondencias, confrontaba la obra de cinco arquitectos frente a otros tantos escultores. Francisco Calvo Serraller cay¨® deslumbrado ante la exposici¨®n que se mostraba en el Palacio de las Alhajas. El cr¨ªtico public¨® en este peri¨®dico un encendido elogio y se convirti¨® en uno de los mejores amigos de Gim¨¦nez. La muerte de Calvo, como la reciente de su tambi¨¦n amigo y c¨®mplice Jos¨¦ Guirao, son dos p¨¦rdidas que ensombrecen sus recuerdos.
En medio de una lista de exposiciones memorables, Javier Solana, ministro de Cultura del primer Gobierno socialista de Felipe Gonz¨¢lez, llam¨® a Gim¨¦nez para encargarle una doble misi¨®n: promocionar el arte espa?ol en el extranjero y traer arte internacional moderno y contempor¨¢neo a Espa?a. El actual presidente del patronato del Museo del Prado no recuerda qui¨¦n le habl¨® de Gim¨¦nez, pero no tiene m¨¢s que palabras de elogio. ¡°Lo que hizo solo merece agradecimiento. Es muy inteligente, trabajadora, cult¨ªsima. Uno de mis m¨¢s gratos recuerdos ocurri¨® cuando ella ya estaba en el Guggenheim de Nueva York. Era domingo y seguro que yo iba a pedirle algo. Carmen estaba apurada de tiempo instalando una exposici¨®n y acabamos los dos colocando cuadros en las paredes. F¨ªjese cu¨¢nto la admiro que me la he tra¨ªdo de patrona al Prado¡±, bromea el exministro. Desde Lugano, ciudad que alterna con Madrid y donde preside el patronato del Museo d¡¯Arte della Svizzera Italiana, Gim¨¦nez reconoce que siempre tuvo el apoyo de Solana, aun en proyectos que para la Espa?a de entonces eran complicados.
La promoci¨®n de los artistas era una de sus misiones, pero ha sido (y es) una de sus m¨¢s queridas. Quiz¨¢ la obra de Barcel¨®, Sicilia, Garc¨ªa Sevilla, Juan Mu?oz o Cristina Iglesias no se hubieran consolidado internacionalmente sin ella. Iglesias califica el paso de Carmen Gim¨¦nez por Cultura como una etapa memorable por su apoyo al arte espa?ol: ¡°Su trabajo hizo que muchos directores de museos, comisarios, artistas y coleccionistas internacionales vinieran a Espa?a y conocieran lo que est¨¢bamos haciendo aqu¨ª¡±.
Cuando ya se hab¨ªan dado todas las batallas posibles por el Reina Sof¨ªa, en 1989 Gim¨¦nez recibi¨® una envidiable oferta de Thomas Krens, el poderoso director del Guggenheim, para convertirse en conservadora de arte del siglo XX, ocupaci¨®n que desempe?¨® durante 23 a?os y desde la que compatibiliz¨® proyectos como el Picasso de M¨¢laga.
Gim¨¦nez, enemiga de la burocracia, nunca ha querido dirigir ninguno de los proyectos cuyo nacimiento ha hecho posible. Es lo que puede llamarse una directora a la fuga. En cuanto el museo est¨¢ listo, ella se marcha. ¡°He sido muy feliz y me he divertido mucho trabajando¡±, dice.
Fue Krens el primero en hablar de su deseo de expansi¨®n para los museos Guggenheim. Hab¨ªa otras propuestas, pero Gim¨¦nez crey¨® que ten¨ªa que ser Bilbao y empez¨® a desplegar sus envolventes ma?as hasta que todos tuvieron claro que Frank Gehry esculpir¨ªa su palacio de titanio en la capital vizca¨ªna. Para Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, ¡°no se entiende el mapa actual del arte contempor¨¢neo en Espa?a sin su figura. En mi opini¨®n, Carmen Gim¨¦nez se merece tres monumentos: en Madrid, en Bilbao y en M¨¢laga¡±.
Ap¨²ntate aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.