Andrea Wulf, historiadora: ¡°Viajar en tren deber¨ªa ser mucho m¨¢s barato y, en avi¨®n, mucho m¨¢s caro¡±
La ensayista alemana, conocida por su multipremiado ¡®best seller¡¯ sobre el naturalista Alexander von Humboldt, escribe ahora sobre el C¨ªrculo de Jena, un grupo de visionarios rom¨¢nticos que a finales del siglo XVIII se preguntaron hasta qu¨¦ punto somos libres. Sostiene que la lucha contra la crisis clim¨¢tica est¨¢ siendo un desastre
Andrea Wulf (Nueva De?lhi, India, 1972) le da a cada tema que toca el peso que merece. La historiadora alemana afincada en Londres desmenuza a los personajes hasta que pr¨¢cticamente les da vida. Hace unos a?os, durante el proceso de elaboraci¨®n de su multipremiada biograf¨ªa sobre el explorador Alexander von Humboldt ¡ªLa invenci¨®n de la naturaleza (2016)¡ª, investigando desde la peque?a ciudad alemana de Jena (comparable en poblaci¨®n a Ja¨¦n), en sus paseos empez¨® a encontrarse con decenas de carteles conmemorando que en tal o cual edificio vivi¨® un fil¨®sofo, un artista, un poeta. Ahora publica Magn¨ªficos rebeldes. Los primeros rom¨¢nticos y la invenci¨®n del yo (Taurus), donde detalla el pensamiento y la vida de un grupo de j¨®venes visionarios de finales del siglo XVIII: los fil¨®sofos Fichte, Schelling y Hegel, los poetas Goethe o Schiller, o la ¡°fant¨¢stica¡± intelectual rupturista Caroline Michaelis B?hmer Schlegel Schelling (se cas¨® tres veces, tradujo a Shakespeare, fue la gu¨ªa de varios intelectuales, tuvo un hijo tras un escarceo de una noche...). Wulf, profesora del Royal College of Art londinense, atiende en el restaurante del hotel de Berl¨ªn en el que se aloja en una ma?ana fr¨ªa pero luminosa y radiantemente oto?al. Cuenta que el C¨ªrculo de Jena dio un vuelco al pensamiento europeo y a la comprensi¨®n del ¡®yo¡¯ y de nuestra libertad.
PREGUNTA.?La ciudad de Jena no ocupa el lugar que merece en el pensamiento.
RESPUESTA.?A sus intelectuales en Alemania se los conoce como exponentes del rom¨¢ntico temprano. Se ha escrito sobre ellos, pero sin ubicarlos en grupo. No se hab¨ªa contado qu¨¦ pensaban, sobre qu¨¦ hablaban, c¨®mo se divert¨ªan, c¨®mo amaban. Tras el pensamiento hay seres humanos.
P.?Usted afirma que son el grupo de intelectuales m¨¢s importante. ?Sobre qu¨¦ asuntos profundizaron que sigan vivos hoy en d¨ªa?
R.?Un experto en literatura dir¨ªa que lanzaron el romanticismo internacionalmente. Eso es relevante, pero hay mucho m¨¢s: pusieron el ¨¦nfasis en el ¡°yo¡± como el centro de su pensamiento, as¨ª como en la uni¨®n entre el ¡®yo¡¯ y la naturaleza. Uno de los fil¨®sofos de Jena, Friedrich Schelling, afirm¨® que todo est¨¢ interconectado y somos parte de un organismo vivo, la naturaleza. Por eso, dijo, al pasear por un bosque o una monta?a hacemos tambi¨¦n un autodescubrimiento. Creo que dio una respuesta convincente a algo que todos entendemos: la naturaleza puede curar. Le habla a algo dentro de nosotros que no es la mente ni la raz¨®n, le habla a nuestra alma. Es algo emocional, irracional, inexplicable y nos recuerda que somos parte de esta descomunal red que es la vida. Y esto, hoy, est¨¢ muy relacionado con el clima.
P.?El tel¨®n de fondo del C¨ªrculo de Jena es la Europa absolutista.
R.?Es un mundo en el que los monarcas pueden decidir sobre tantos aspectos de las vidas de sus s¨²bditos¡ Pueden venderlos como mercenarios, decidir sobre su matrimonio. Es la ¨¦poca del despotismo y el control. Cuando Johann Gottlieb Fichte afirma que el ¡®yo¡¯ crea su propia existencia, es una idea muy radical. Hasta ese momento se cre¨ªa que el mundo era dirigido por una mano divina, se dec¨ªa: ¡®¡±Puede que entendamos c¨®mo funciona el mundo, pero nunca podremos cambiarlo¡±. Cuando Fichte se?ala que la ¨²nica certidumbre que tenemos es que el mundo se experimenta a trav¨¦s del ¡®yo¡¯, es muy empoderador. Hoy en d¨ªa seguimos ocupando el centro de todo. Pero oscilamos entre el libre albedr¨ªo y el narcisismo.
P.?Parece predominar este ¨²ltimo.
R.?S¨ª, todos giramos alrededor de nosotros mismos. El C¨ªrculo de Jena liber¨® al yo con la intenci¨®n de crear una sociedad mejor. Fichte afirm¨® que la libertad viene acompa?ada de obligaciones morales que nos elevan por encima de nuestros instintos. Y esa es la parte que parece haberse olvidado.
¡°Nuestra libertad peligra, pero estamos demasiado centrados en nosotros mismos para verlo¡±
P.??Qu¨¦ preguntas se hicieron respecto del yo? ?C¨®mo empez¨® todo?
R. ?Qui¨¦n soy yo como individuo? Y ?qu¨¦ papel juego en la sociedad? Preguntas que a¨²n subyacen. Durante la pandemia millones de nosotros seguimos las normas, lo hac¨ªamos por el bien colectivo. Por otro lado estaban quienes sosten¨ªan que su libertad personal estaba por encima de las restricciones. Vivimos en una sociedad en la que podemos tener opiniones y determinar nuestras vidas, pero no nos percatamos de que nuestra libertad est¨¢ debilitada. La interferencia de Rusia en varios procesos democr¨¢ticos, las fake news, la decisi¨®n del Tribunal Supremo de EE UU de prohibir a las mujeres tomar decisiones sobre su propio cuerpo¡ Pasa hasta en las democracias occidentales. Nuestra libertad peligra, pero estamos demasiado centrados en nosotros mismos para verlo.
P.?Antes mencionaba la fusi¨®n del yo y la naturaleza. Se publican constantemente ensayos sobre este tema.
R.?En Occidente, desde la revoluci¨®n cient¨ªfica, hemos separado a la humanidad de la naturaleza. La hemos considerado como objeto de observaci¨®n, como si estuviera a nuestro servicio. Incluso la Biblia nos dice que Dios cre¨® el mundo para nosotros. Si un cient¨ªfico nos habla de emociones, lo ridiculizaremos y lo acusaremos de no ser objetivo. Humboldt situ¨® la imaginaci¨®n en el centro del pensamiento. No le dio la espalda al razonamiento o a la ciencia, era cient¨ªfico, pero a?adi¨® la imaginaci¨®n a la ecuaci¨®n. Y eso, ahora mismo, no lo veo por ning¨²n lado. En los debates sobre el cambio clim¨¢tico, los pol¨ªticos se niegan a hablar en estos t¨¦rminos. Miremos ahora c¨®mo tratan el asunto los artistas. En 2018 el escultor dan¨¦s Olafur Eliasson llev¨® varios bloques de icebergs obtenidos en Groenlandia a las puertas de la Tate Modern de Londres. El p¨²blico vio c¨®mo se iban derritiendo. Esa propuesta llega mucho m¨¢s que proyecciones o cifras. No protegeremos lo que no amemos. Necesitamos que todo el mundo se implique. Esto deber¨ªa estar en la cima de la agenda pol¨ªtica
P.??Hay alg¨²n pol¨ªtico u organizaci¨®n que usted crea que est¨¢ haciendo una buena labor?
R.?Los activistas del clima al menos muestran una compasi¨®n por la pr¨®xima generaci¨®n que nadie m¨¢s parece compartir. Y esa es la compasi¨®n definitiva: la que mostramos hacia personas con las que no tenemos una vinculaci¨®n personal ni conoceremos jam¨¢s. Ellos s¨ª parecen haber encontrado el equilibrio, ellos s¨ª se dan cuenta de que el sur es relevante, reconocen una obligaci¨®n moral, buscan un bien mayor. Todos vamos a tener que cambiar nuestras vidas de manera masiva para que el problema del clima mejore.
P.?Hay pensadores que afirman que la manera de afrontar la realidad clim¨¢tica es desde la esperanza, que no desde el optimismo.
R.?S¨ª, el problema es que no veo la forma de conseguirlo. Daremos pasos en la direcci¨®n adecuada cuando estemos realmente acojonados. Por eso me gusta la historia, porque aporta consuelo. Podemos ir atr¨¢s en el tiempo, a veces ayuda. Y ofrece tambi¨¦n una ventana al presente. La historia es m¨¢s que una pila de ideas polvorientas y ya superadas; puede iluminar el presente.
P.??Qu¨¦ opini¨®n tiene de la situaci¨®n pol¨ªtica del Reino Unido, donde vive desde hace dos d¨¦cadas?
R.?Es un desastre. Los dos ¨²ltimos primeros ministros no han sido votados, su mandato es incompleto. Y me aterra lo poco que se hace para frenar el cambio clim¨¢tico. Se est¨¢ planteando permitir de nuevo el fracking [la t¨¦cnica de extracci¨®n de hidrocarburos a partir de la fracturaci¨®n hidr¨¢ulica en la roca madre]. Viajar en tren deber¨ªa ser mucho m¨¢s barato y en avi¨®n mucho m¨¢s caro. Deber¨ªamos comer menos carne, se deber¨ªa reducir el extendid¨ªsimo uso de pl¨¢sticos. Es un aut¨¦ntico desastre. Para que veamos cambios debemos regular desde arriba hacia abajo.
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