Elizabeth Duval, la portavoz trans contra la melancol¨ªa de la izquierda
Cara visible de los feminismos en Sumar, esta pensadora destaca por su juventud y?ambici¨®n literaria
?Est¨¢ triste la izquierda? Elizabeth Duval piensa que s¨ª, que tiene melancol¨ªa (el t¨ªtulo de su ¨²ltimo ensayo, Melancol¨ªa, editorial Temas de Hoy), porque la realidad palpable siempre est¨¢ muy lejos de la utop¨ªa so?ada. Ella propone superar la pesadumbre, esa continua sensaci¨®n de derrota y de nostalgia de victorias que no fueron, con cierto optimismo, con una actitud feliz (s¨ª, la felicidad) y una reivindicaci¨®n de los afectos. Contra esa melancol¨ªa de izquierdas, reivindica la ilusi¨®n. Las derrotas no se deben romantizar: son derrotas.
Duval naci¨® de una derrota de la izquierda: una familia de clase obrera, muy precaria. Cuando solo ten¨ªa 14 a?os comenz¨® su transici¨®n, con el apoyo familiar. En cambio, en su colegio, concertado y cat¨®lico, no lo vieron tan claro, as¨ª que la ¡°invitaron¡± a marcharse. Y se march¨® a un instituto p¨²blico, el San Isidro, en el coraz¨®n del viejo Madrid. All¨ª un profesor le inocul¨® el amor por la filosof¨ªa. Y hete aqu¨ª que se acab¨® graduando en Filosof¨ªa y Letras Modernas por la Sorbona.
Parte de ese conocimiento se volc¨® en su otro ensayo, Despu¨¦s de lo trans (La Caja Books, 2021), donde analiza muy hondamente la cuesti¨®n trans a la luz de diferentes disciplinas y reflexiona sobre el debate entre la llamada izquierda material y la llamada izquierda identitaria, tambi¨¦n denominada posmoderna: trata de superarlo proponiendo una huida de los discursos simplistas. Uno de sus puntos m¨¢s prolijos es el an¨¢lisis de la relaci¨®n de lo trans con la ¡°reacci¨®n transexcluyente¡±, con la que le ha tocado lidiar desde el inicio de su vida p¨²blica, y a ra¨ªz de que el pasado julio, en plena campa?a electoral, con 22 a?os, fue nombrada portavoz de feminismos y LGTBI de Sumar. Que una mujer trans diera la cara por el feminismo en la plataforma-a-la-izquierda-del-PSOE fue visto como una provocaci¨®n por el feminismo transexcluyente, que cubri¨® a Duval de cr¨ªticas y desprecio tuitero.
¡°No se puede partir de que quien yo sea signifique una provocaci¨®n. No creo que mi portavoc¨ªa haya restado, a pesar de ese odio del micromundo de Twitter [ahora X]¡±, opina. En general, ha aprendido a capear los temporales digitales, aunque le preocupa que eso haga da?o a las personas de su entorno. Sus seres queridos se preocuparon, por ejemplo, cuando la organizaci¨®n Frente Obrero colg¨® en Barcelona una lona con su rostro y el de Irene Montero tachados. Seg¨²n Duval, lo trans recibe ahora m¨¢s hostilidad como reac?ci¨®n a los avances progresistas: los consensos culturales a los que cre¨ªamos haber llegado no eran tales.
La condici¨®n de persona trans no es su ¨²nica singularidad, tambi¨¦n su juventud: naci¨® en 2000, cuando hipot¨¦ticamente llegaba el futuro. Su edad es motivo de pregunta recurrente, y de frecuente paternalismo. ¡°La verdad es que resulta un poco cansino¡±, admite, ¡°adem¨¢s, veo que me queda una juventud muy larga por delante: se galardona a escritores ¡®j¨®venes¡¯ de 40 a?os¡±.
Duval se codea con las ¨¦lites medi¨¢ticas como tertuliana en programas mainstream como Al rojo vivo o en otros m¨¢s centrados en la juventud, como fue Gen Playz, adem¨¢s de ejercer el an¨¢lisis de actualidad por escrito. Y tambi¨¦n se codea con las ¨¦lites pol¨ªticas, donde presume de tener buenas relaciones con buena parte de los dirigentes del espectro de izquierdas: ??igo Errej¨®n, Lilith Verstrynge, Ada Colau. Especialmente Yolanda D¨ªaz, l¨ªder de Sumar, que la eligi¨® para el cargo: ¡°Pensamos en ella para la portavoc¨ªa por ser brillante, original, de car¨¢cter arrollador, por demostrar cada d¨ªa su talante dialogante y tender la mano a quien piensa diferente desde unos principios firmes¡±, dice D¨ªaz, tambi¨¦n ministra de Trabajo en funciones. El feminismo y lo LGTBI, piensa D¨ªaz, tienen que ir de la mano, por aquello de que los derechos no compiten, sino que se refuerzan.
Pero m¨¢s all¨¢ de estos dos rasgos definitorios, ya casi estereotipos, Duval es una escritora prol¨ªfica, como demuestran los citados ensayos, sus novelas Madrid ser¨¢ la tumba (Lengua de Trapo) y Reina (Caballo de Troya), o su poemario Excepci¨®n (Letraversal). ¡°Aunque haya demanda, estoy deseando retirarme de las cuestiones pol¨ªticas y dedicarme a otros asuntos¡±, se?ala. Su deseo es hacer carrera acad¨¦mica en la Universidad, aunque el panorama no sea demasiado halag¨¹e?o. Y seguir siendo escritora, la palabra que, seg¨²n cree, mejor la define.
¡°Hay algo en Duval que late desde que la empec¨¦ a leer cuando tan solo ten¨ªa 16 o 17 a?os y ella publicaba poemas largu¨ªsimos en un blog: es el latido de la ambici¨®n. Solemos tener problemas con esa palabra, como algo malo, perverso o ego¨ªsta. Pero Duval es ambiciosa para con sus ideas, su estilo, su escritura¡±, dice la escritora Luna Miguel, que ejerci¨® de algo as¨ª como madrina de Duval cuando le pidi¨® un texto para la colecci¨®n que dirig¨ªa en Caballo de Troya. ¡°Me es imposible no mezclar su faceta pol¨ªtica con la po¨¦tica: el compromiso con la palabra po¨¦tica nunca se borra de su voz¡±, a?ade.
A Duval se le ha preguntado mil veces si iba a entrar en pol¨ªtica, si se iba a vincular definitivamente a ese Sumar con el que ya se iba rozando. Y mil veces lo neg¨®. Pero finalmente fue nombrada portavoz, y la cosa levant¨® ampollas. Ella tiene una explicaci¨®n: ¡°Lo que dije fue que no entrar¨ªa en listas y que mi sueldo no depender¨ªa de un partido. Y as¨ª ha sido. Pero entiendo el mosqueo¡±, afirma.
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