La escuela ya no reduce las desigualdades de partida
La igualdad tiene cada vez menos oportunidades en el sistema educativo, que segrega y ampl¨ªa las diferencias en funci¨®n del origen social
Mientras que la educaci¨®n deber¨ªa ser sin¨®nimo de emancipaci¨®n para todos los ni?os, estamos construyendo un mundo en el que, de manera creciente en un alto n¨²mero de pa¨ªses, es sin¨®nimo de segregaci¨®n social. Son muchos los sistemas educativos que no s¨®lo no compensan las desigualdades socioecon¨®micas que existen entre los alumnos, sino que las perpet¨²an e incluso las ampl¨ªan.
Gracias a figur...
Mientras que la educaci¨®n deber¨ªa ser sin¨®nimo de emancipaci¨®n para todos los ni?os, estamos construyendo un mundo en el que, de manera creciente en un alto n¨²mero de pa¨ªses, es sin¨®nimo de segregaci¨®n social. Son muchos los sistemas educativos que no s¨®lo no compensan las desigualdades socioecon¨®micas que existen entre los alumnos, sino que las perpet¨²an e incluso las ampl¨ªan.
Gracias a figuras hist¨®ricas como el fil¨®sofo de la Ilustraci¨®n Nicolas de Condorcet, el intelectual comprometido Victor Hugo, el ministro de la educaci¨®n p¨²blica Jules Ferry o el pol¨ªtico socialista Jean Jaur¨¨s, Francia fue uno de los primeros pa¨ªses en asociar el ideal de emancipaci¨®n de los ciudadanos con la edificaci¨®n de la educaci¨®n p¨²blica. No obstante, hoy d¨ªa, su sistema educativo sufre una crisis profunda. Francia posee el t¨ªtulo de casi campeona del mundo del determinismo social. El azar de la situaci¨®n socioecon¨®mica de los entornos familiares condiciona el itinerario y el rendimiento acad¨¦micos de los ni?os antes de que empiecen a estudiar. Un alumno cuya madre es titulada de la universidad tiene tres veces m¨¢s oportunidades de acceder sin repetir al ¨²ltimo a?o del bachillerato que uno cuya madre no es licenciada. El 20% de los ni?os de 15 a?os nacidos en situaciones desfavorecidas que logran buenos resultados en las pruebas ?PISA no planean hacer estudios superiores. En otras palabras, la escuela francesa se atasca como motor de ascensor social.
El sistema educativo franc¨¦s sigue teniendo cualidades incuestionables, entre las que sobresalen el profesionalismo y el compromiso de sus docentes. Pero su profesorado cobra poco, sufre una p¨¦rdida del 25% de su poder adquisitivo en 20 a?os y apenas tiene acceso a la formaci¨®n continua. Adem¨¢s, los neoconservadores saturan el debate p¨²blico con cr¨ªticas sin base a las escuelas p¨²blicas y su rechazo total del principio de la diversidad social. La desvalorizaci¨®n financiera de los profesores va de la mano de su desvalorizaci¨®n social. En promedio en la Uni¨®n Europea, s¨®lo uno de cada cinco profesores siente que su profesi¨®n es valorada en la sociedad, lo que ya es muy poco. En Francia, la cifra es de siete profesores de cada cien. Por eso la educaci¨®n francesa est¨¢ perdiendo la batalla de la igualdad de oportunidades. Est¨¢ frente a un debilitamiento sin precedente que adem¨¢s se traduce en una ca¨ªda significativa del nivel general de los j¨®venes.
El caso franc¨¦s no es aislado. Alemania padece una situaci¨®n similar. Supo mejorar los resultados escolares medios de los alumnos de 15 a?os en los 20 primeros a?os del siglo XXI. Pero el pa¨ªs apenas progres¨® en la lucha contra las disparidades; la conexi¨®n entre el estatus socioecon¨®mico de las familias y los resultados escolares de los ni?os sigue siendo muy fuerte en las pruebas PISA. Por consiguiente, s¨®lo el 25% de las personas escolarizadas en Alemania tiene un nivel de estudios superior al nivel de sus padres.
Incluso el modelo surcoreano presenta fallas. Los adolescentes surcoreanos encabezan la lista de los resultados PISA, pero la cultura del esfuerzo sin l¨ªmite y m¨¢s all¨¢ de lo razonable provoca ansiedad, angustia y malestar. El ¨¦xito o el fracaso acad¨¦mico deciden de manera excesiva en las vidas de los adultos. No es por casualidad que Corea del Sur es el pa¨ªs creador de la serie El juego del calamar. Esta serie escenifica una competici¨®n con 456 participantes que tienen grandes deudas sobre sus espaldas. Ponen en juego sus propias vidas para ganar el ¨²nico premio (45.600 millones de wones).
La igualdad de oportunidades va a menos en el mundo al que nos encaminamos. Los sistemas educativos ya no parecen capaces de promoverla porque las familias temen la mezcla social. Guetos escolares se constituyen por todos lados. La igualdad, la cohesi¨®n social y la convivencia democr¨¢tica todav¨ªa son ideales colectivos. Aunque en el ¨¢mbito pol¨ªtico, son muy pocos los l¨ªderes capaces de tomar medidas a largo plazo para mejorar los sistemas educativos y poner en riesgo las elecciones. Individualmente, la prioridad de la mayor¨ªa de la gente es garantizar el mejor porvenir a su descendencia, incluso a costa del aumento global de las injusticias. Es por eso por lo que Espa?a conoce un bum de las clases particulares, que ilustra a la vez el compromiso de las familias con la educaci¨®n de sus hijos y una concepci¨®n de la educaci¨®n como competici¨®n social. Cuando la movilidad social ascendente es escasa o nula, se refuerza el miedo a la movilidad social descendente en forma de estrategias para garantizar a sus hijos un acceso a carreras de ¨¦lite.
La prioridad de la mayor¨ªa es garantizar el porvenir a sus hijos, incluso a costa del aumento de la injusticia
?La consecuencia de este panorama? Estamos construyendo sociedades en las que la gente no tiene un porvenir, sino un destino. Un destino entendido como en las tragedias antiguas, es decir, una situaci¨®n en la que el engranaje del determinismo social es m¨¢s fuerte que las voluntades y los esfuerzos individuales. Las tragedias griegas tienen versiones contempor¨¢neas en la cultura popular. Es la serie brit¨¢nica Top Boy, en la que los residentes del barrio de Summerhourse intentan desafiar el aciago destino que les ha asignado el sistema y que no deja de alcanzarlos. Tambi¨¦n es la pel¨ªcula dram¨¢tica Los miserables, que represent¨® a Francia en la entrega de los Premios Oscar de 2020, calificado por el novelista ?ric Vuillard de ¡°pel¨ªcula universal sobre una sociedad de la segregaci¨®n¡±, estructurada por las desigualdades.
Obviamente no hay que pasar por alto los ¨¦xitos logrados en la expansi¨®n de la educaci¨®n en todo el planeta desde el final de la Segunda Guerra Mundial: mejor acceso a la educaci¨®n para todos los ni?os, especialmente las ni?as, aumento del nivel general de formaci¨®n, desarrollo de sociedades del conocimiento y de la innovaci¨®n, etc¨¦tera. Pero la educaci¨®n cumple para pocas personas su promesa de igualdad de oportunidades, su promesa de emancipaci¨®n. La mayor¨ªa de los responsables pol¨ªticos parecen despreocuparse de una pregunta tan simple como fundamental: ?Qu¨¦ significa concretamente hoy en d¨ªa dar a todos la oportunidad real de tener ¨¦xito en la vida? Necesitamos simult¨¢neamente m¨¢s educaci¨®n y sistemas educativos que vuelvan a actuar como palancas hacia la igualdad.
Ante la Academia Sueca, la francesa Annie Ernaux, premio Nobel de Literatura 2022, cit¨® en la lectura de su discurso una frase que hab¨ªa escrito cuando ten¨ªa 22 a?os y era estudiante de Literatura Francesa en una facultad de provincias: ¡°Escribir¨¦ para vengar a mi raza. Era un eco del grito de Rimbaud: ¡®Soy de raza inferior por toda la eternidad¡±. Para que los ciudadanos vuelvan a confiar en los sistemas educativos, necesitamos reedificar un mundo en el que la igualdad de oportunidades prevalece de nuevo sobre la transmisi¨®n de los privilegios y las aristocracias del nacimiento.
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