Familias que no llegan a fin de mes y pagan clases particulares: ¡°Lo m¨¢s importante es la educaci¨®n de mi hija¡±
El miedo a que los alumnos fracasen o el deseo de darles ventaja llevan a un n¨²mero creciente de progenitores a contratar extraescolares educativas, aunque ello les suponga renuncias
Roc¨ªo Valerio, de 43 a?os, est¨¢ desempleada. Pero cuando a finales de diciembre su hijo volvi¨® a casa, en el barrio de Vallecas, en Madrid, con las notas del primer trimestre que inclu¨ªan un cinco pelado en Ingl¨¦s, no lo dud¨®: pregunt¨® en el chat de padres de su clase si alguien conoc¨ªa a un profesor que diera lecciones particulares. Desde hace un par de semanas, se ha sumado al creciente n¨²mero de progenitores que financian clases privadas para que sus hijos no se queden atr¨¢s o para proporcionarles ventaja frente a sus compa?eros. ¡°Estamos pagando 15 euros por hora, que es la tarifa est¨¢ndar en clases de idiomas. La profesora viene dos veces a la semana una hora. Es una pasta, pero no hay alternativas¡±, afirma Valerio, que lamenta que la administraci¨®n no facilite clases de repaso de Ingl¨¦s, especialmente en un instituto p¨²blico que, como el suyo, es biling¨¹e.
Las clases particulares viven un bum en Espa?a. Un auge que se enmarca en un fen¨®meno global, alimentado por el ambiente de competitividad escolar y por las aspiraciones de las familias, que tratan de asegurarse de que sus hijos podr¨¢n matricularse en estudios superiores con buenas salidas laborales o, al menos, no fracasar¨¢n educativamente, lo que en la mente de los progenitores se asocia cada vez m¨¢s con un futuro laboral precario y muy incierto, seg¨²n el an¨¢lisis de Juan Manuel Moreno, catedr¨¢tico de Did¨¢ctica y Organizaci¨®n escolar en la UNED y coautor del mayor estudio elaborado sobre el tema en Espa?a y publicado por el laboratorio de ideas EsadeEcPol. Las conclusiones revelan tambi¨¦n una desigualdad, que los ricos las utilizan para diferenciar a sus hijos y los m¨¢s empobrecidos como refuerzo para evitar el fracaso.
Las extraescolares educativas fueron durante d¨¦cadas un recurso utilizado sobre todo por las clases media y alta. El informe realizado por Moreno y el economista ?ngel Mart¨ªnez con datos del INE refleja, sin embargo, que con el paso del tiempo han ido generaliz¨¢ndose. Un 47% del alumnado recibe alg¨²n tipo de clases particulares. Y en las familias que pertenecen al quintil con menor capacidad de gasto, el porcentaje alcanza el 30% ¨Den los dos quintiles m¨¢s ricos, supera el 60%¨D.
Ainhoa, de 9 a?os, empez¨® a ir a clases de refuerzo al inicio de este curso. ¡°Porque suspend¨ª catal¨¢n¡±, resume al salir de la Academia Ancor, en Terrassa (Barcelona), donde recibe la sesi¨®n de repaso. ¡°Pero estoy mejorando¡±, se apresura a apostillar. A este centro asisti¨® a?os atr¨¢s su hermana cuando necesit¨® ayuda con el Ingl¨¦s. Los padres decidieron repetir la experiencia con la menor. ¡°En casa no hablamos catal¨¢n y con la escuela, aunque casi todo sea en catal¨¢n, no es suficiente. Si lo fuera, no vendr¨ªa¡±, tercia David, el padre. Y es que la familia ¨D¨¦l es mec¨¢nico y ella encargada de supermercado¨D hace el esfuerzo para asumir los 80 euros mensuales que pagan por las clases. ¡°Renunciamos a alg¨²n capricho¡± ¨Dadmite el padre¨D, ¡°pero es una mejora para su futuro¡±.
Miguel Dengra, que es profesor de secundaria en Granada y preside la asociaci¨®n de directores andaluces de institutos p¨²blicos, cree que asistir a extraescolares educativas tiene un efecto en el rendimiento acad¨¦mico. ¡°S¨ª se nota. Hay much¨ªsima gente que tiene clases de Ingl¨¦s por la tarde, o de recuperaci¨®n de Matem¨¢ticas y de F¨ªsica. Y ha habido un incremento claro del n¨²mero de alumnos que realizan estas actividades¡±. El docente tambi¨¦n cree que las lecciones particulares est¨¢n agravando unas desigualdades que, por otro lado, siempre han existido, entre los chavales cuyas familias tienen m¨¢s cultura y recursos econ¨®micos y los que no.
En muchos casos, las familias pagan de su bolsillo un tipo de atenci¨®n que, sobre el papel, deber¨ªan cubrir las administraciones, pero que en la pr¨¢ctica no hacen. Loles, viuda desde hace 11 a?os, con dos hijos a su cargo y sueldo de cuidadora, ha tenido que asumir un alto coste desde que a su hija Anna, de 16 a?os, le diagnosticaron dislexia, hace seis a?os, y un trastorno de d¨¦ficit de atenci¨®n (TDAH). Desde entonces, asiste a clases privadas de reeducaci¨®n, donde la ayudan a organizarse los apuntes y los deberes y a tener unos h¨¢bitos para estudiar. Unas sesiones con la psicologopeda que tuvo que combinar con el refuerzo escolar. ¡°Como le detectaron el trastorno tarde, llevaba mucho retraso en las materias como Ingl¨¦s, Matem¨¢ticas y las lenguas¡±, explica la madre. Hasta el curso pasado, Anna asist¨ªa hasta tres d¨ªas por semana. Este a?o ha empezado el ciclo medio de Enfermer¨ªa y solo mantiene las clases de reeducaci¨®n.
¡°Ha habido meses que he pagado 300 euros¡±
El coste econ¨®mico para la madre ha sido elevado. ¡°Ha habido meses que he pagado hasta 300 euros, pero si me hubiera costado 500 los habr¨ªa pagado con gusto. Mi hija hizo un cambio muy grande desde el primer a?o. Es el dinero mejor invertido. Si no hay para pantalones, pues bueno, pero lo m¨¢s importante es la educaci¨®n de mi hija¡±, afirma la madre, orgullosa al ver que su hija ha logrado acabar la secundaria con ¨¦xito y empezar los estudios elegidos. ¡°Hace seis a?os mi hija lloraba con las tablas de multiplicar y no entend¨ªa lo que le¨ªa¡±, recuerda la madre. Anna tambi¨¦n est¨¢ contenta con sus logros. ¡°Me empec¨¦ a organizar y estaba m¨¢s centrada y tranquila¡±, afirma. Y se confiesa amante de la lectura. ¡°Me gustan los libros rom¨¢nticos¡±, admite t¨ªmidamente.
El estudio publicado por EsadeEcPol refleja que la recepci¨®n de clases particulares experimenta un aumento en secundaria. En primaria es cuando m¨¢s peso alcanzan lo que los autores del informe definen como ¡°estudios no reglados de ense?anzas art¨ªsticas¡± (como las clases de danza, pl¨¢stica, m¨²sica o teatro en centros no oficiales), pero ya en esta primera etapa obligatoria (con alumnos de 6 a 12 a?os) las lecciones de idiomas y de repaso de materias curriculares b¨¢sicas empiezan a tener una importante demanda. Vicent Ma?es, presidente de la federaci¨®n de directores de colegios p¨²blicos Fedeip, cree que en la mayor¨ªa de los casos no est¨¢ justificado. ¡°Muchas veces les decimos a las familias que sus hijos no necesitan ir a clases de repaso, y la respuesta suele ser: ¡®Ya, pero cuanto m¨¢s az¨²car, m¨¢s dulce¡¯. En alg¨²n caso puede ser conveniente, pero la escuela deber¨ªa hacer que ning¨²n ni?o o ni?a necesite esas clases de refuerzo para conseguir ¨¦xitos educativos. Otra cosa es que la familia sienta el deseo de hacerlo, como pasa a la hora de comprar ropa de marca o funcional o un tipo de material escolar u otro¡±.
El hijo de Pen¨¦lope Ferreras asiste a clase de Matem¨¢ticas en una academia Kumon de Madrid. Empez¨® a recibir las lecciones particulares a los cinco a?os, ahora tiene 13 y, seg¨²n su madre, un nivel muy por encima del que le corresponder¨ªa por su curso. ¡°Mi hijo est¨¢ en segundo de la ESO y en la academia ya ha dado todas las Matem¨¢ticas que se explican en Bachillerato¡±, dice Ferreras, que asegura que para pagar esas clases particulares, las de Ingl¨¦s y el centro de educaci¨®n especial al que va su otro hijo, su familia se ve obligada a ¡°renunciar a otras cosas¡±. Aunque ambos trabajan en su casa, representa un gasto imprevisto en la econom¨ªa del hogar.
La directora de la academia Ancor de Terrassa, Andy Hern¨¢ndez, afirma que en su centro conviven alumnos que permanecen a?os con otros ¡°que suspenden una materia y corren a recibir clases intensivas para aprobar los ex¨¢menes finales¡±. Hern¨¢ndez, en cuyo centro se trabaja tanto el repaso escolar como el apoyo psicopedag¨®gico, afirma que, a ra¨ªz de la pandemia, ha aumentado la demanda de refuerzo en los h¨¢bitos de estudio y de apoyo emocional. ¡°B¨¢sicamente nos piden ayuda con las t¨¦cnicas de estudio, estos h¨¢bitos se perdieron. Pero especialmente nos llegan problemas emocionales, por falta de autoestima y de inseguridad¡±.
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