Nadal, entusiasmado de ser parte de eso
Es curioso c¨®mo se han fusionado el lenguaje capitalista y el deportivo, esa nueva forma de nihilismo e individualismo tan de moda, que hasta gana elecciones
Dec¨ªa Montaigne, ya en el siglo XVI, que ¡°nadie est¨¢ exento de decir necedades, el mal est¨¢ en decirlas con pompa¡±. Qu¨¦ duda cabe de que es una de las lacras de nuestro tiempo. Continuaba diciendo: ¡°Esto no va conmigo, que digo mis tonter¨ªas tan neciamente como las pienso¡±, palabras que suscribo, y siento que siempre lo paguen ustedes. Vivimos inmersos en una niebla de ret¨®rica de la peor especie. El ¨²ltimo ejemplo, lo de Nadal. Al margen de consideraciones que ya se han hecho, me interesa c¨®mo lo dijo, el lenguaje: ¡°Mires por donde mires, en Arabia Saud¨ª puedes ver crecimiento y progreso, y estoy entusiasmado de ser parte de eso¡±. Hemos hecho normales este tipo de sandeces, esta forma de expresarse. Su origen es claro: la publicidad y el mundo de la empresa, que omiten la verdad en aras del inter¨¦s particular y del m¨¢ximo beneficio, y la envuelven en conceptos positivos. Ha invadido todo, y ese rollo motivacional, del esfuerzo, de las metas, de aprender de los errores, de convertir los problemas en oportunidades. Qu¨¦ pereza todo, qu¨¦ gente tan inhumana. Es curioso c¨®mo se han fusionado el lenguaje capitalista y el deportivo, esa nueva forma de nihilismo e individualismo tan de moda, que hasta gana elecciones: la ambici¨®n, la visi¨®n, el sacrificio, la excelencia, los objetivos, la importancia de los resultados y, sobre todo, esa pesadez estadounidense de cumplir los sue?os, que a los pobres ni?os les meten en cualquier dibujo animado desde que tienen uso de raz¨®n. La palabra ¡°sue?o¡± ya es puramente comercial, nada que ver con lo que ten¨ªa Luther King. Pero ya es la forma general de hablar, y de relacionarse. Miren las redes sociales, el vecino del quinto dice cosas as¨ª: ¡°Despu¨¦s de estudiar varias opciones, mi mujer y yo hemos decidido hacer una hipoteca, estamos muy ilusionados con esta nueva etapa¡±.
Si me ofrecieran a m¨ª lo de Nadal no digo que no fuera corriendo, pero yo tengo excusa: no estoy forrado. ?Qu¨¦ excusa pones si ya lo est¨¢s, que te falta el ferrari color pistacho? Pues ah¨ª tienes todo el repertorio de tonter¨ªas positivas, pues no debe haber trabas a la libertad, a los retos, a vivir la experiencia, a derribar los l¨ªmites. Cuando o¨ªmos a Nadal decir esas cosas sobre su entusiasmo, traducimos mentalmente: ¡°Le pagan un past¨®n¡±. Porque imaginen que hubiera dicho que est¨¢ tan entusiasmado de ser parte de eso que lo va a hacer gratis, sin cobrar. Pensar¨ªamos: este hombre se ha vuelto loco. Porque solo un zumbado o un fan¨¢tico puede compartir esos valores, por no hablar de compartir ese clima. Es decir, sabemos que no se lo cree ni ¨¦l ¡ª?aunque no digo que una fortuna no ayude a creerse lo que sea¡ª, pero no le perdonar¨ªamos que fuera verdad. S¨ª le perdonamos el cinismo, y eso es lo da?ino, su contribuci¨®n al cinismo general. Necesitar¨ªamos creer de vez en cuando en los actos desinteresados, en los altos ideales, en la defensa de los m¨¢s d¨¦biles, en la lucha contra la injusticia, pero la verdad es que cada vez lo ponen m¨¢s dif¨ªcil. Porque eso hoy equivale a ser tonto, te llaman progre, el mundo no funciona as¨ª. Si eres superhombre o supermillonario o superfamoso tienes raz¨®n en todo, da igual lo que digas, personificas el ¨¦xito, la ¨²nica medida, la mejor versi¨®n. Los grandes deportistas son lo m¨¢s parecido que tenemos a los h¨¦roes cl¨¢sicos, pero qu¨¦ dif¨ªcil es que mantengan el personaje. En realidad, Nadal creer¨¢ que lo est¨¢ manteniendo, que no tiene otras obligaciones m¨¢s que ganarlo todo, por eso habla as¨ª, como siempre ha hablado. Seguro que est¨¢ alucinando de que la gente se enfade.
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